Tienes dos opciones, es así de sencillo.

Dedicado a Sylvana, mi autora preferida. Muchas gracias.

  • ERES UN HIJO DE PUTA, gritó.

  • Lo soy querida, lo soy, pero sólo tienes dos opciones, contesté riendo.

Me llamo Alex, tengo 57 años muy bien llevados, mido alrededor de metro noventa, soy brasileño aunque desde hace más de treinta años vivo en España. Empecé desde cero y ahora soy un importante empresario, teniendo más de cuatrocientos trabajadores a mis órdenes. Tengo dos vicios: los buenos licores y las mujeres.

Estaba sentado en el butacón del amplio salón de mi casa, cubierto con mi batín preferido atado a la cintura saboreando un coñac de buena añada. De pie, enfrente y desafiante una empleada del departamento financiero Silvia, 39 años, metro setenta de estatura, castaña de ojos marrones, media melena recogida en una graciosa coleta, talla noventa y cinco de pecho, discreto maquillaje, con un vestido azul sin mangas de una sola pieza-

  • ERES UN JIJO DE PUTA, REPITIÓ.

  • Silvia, Silvia, Silvia …., he seguido tu carrera en la empresa desde hace muchos años. Tienes una bonita casa con una cara hipoteca, un feliz marido y un hijito de seis años al que lleváis a un carísimo colegio de pago, dos coches de buena gama, casita en el campo y apartamento en la playa. Vuestro nivel de vida es alto gracias a vuestros sueldos, pero todo podría irse a la mierda, contesté.

  • BASTARDO, gritó enfurecida.

Me incorporé pausadamente, abrí el cajón de mi escritorio y extraje un papel del portafolios.

  • Este documento es tu carta de despido, voy a firmarlo y mañana serás despedida. Tu vida de caprichos y lujos se irá a la puta mierda, dije saboreando cada una de mis palabras.

Silvia palideció, mientras, volví a tomar asiento.

  • Tienes dos opciones, -continué-, salir de mi casa y te prometo que mañana estarás en la puta calle o entregarte a mí.

Su rostro se acaloró consecuencia de su ira contenida.

  • ERES UN MAL NACIDO -gritó Silvia- voy a contárselo a mi marido, es abogado, voy a denunciarte e iras a la cárcel.

  • Ahhhhhh, tu marido, Pablo, que despistado soy, se me ha olvidado comentarte que la semana pasada adquirí el bufete donde trabaja. Déjate de ostias Silvia -dije en tono enfurecido- voy a follarte, te voy a marcar como los perros marcan a sus perras y si sales por esa puerta te juro que ni tú, ni el medio hombre de tu esposo, vais a volver a trabajar en este jodido país.

Silvia comenzó a llorar.

  • LEVANTATE LA FALDA, ZORRA, ordené autoritariamente.

Silvia estaba petrificada. LEVANTATE LA FALDA PUTA O LO HARE YO MISMO. Hice ademán de coger mi pluma para firmar su carta de despido.

  • NOOOO, dijo Silvia.

  • Eso está mejor repliqué, así me gusta que colabores. Quiero que te subas la falda YA, muy lentamente.

Las manos de Silvia se deslizaron hasta el pliegue de la falda de su vestido y muy lentamente comenzó a subirlo, sus muslos eran perfectos. A mí vista quedó un tanga de color lila, instintivamente Silvia cerró sus piernas intentando ocultar su “tesoro”.

  • DATE LA VUELTA QUIERO VER TUS NALGAS, lenta muy lentamente, ordené. Silvia se giró, el hilo dental oculto entre su raja apenas era visible.

  • QUE CULAZO DE PUTA TIENES, QUE AFORTUNADO ES EL ESTUPIDO DE PABLO, grité excitado.

  • MALDITO HIJO DE PUTA chilló Silvia, NO INSULTES A MI MARIDO.

Me acerqué a ella y agarrando su coleta dí un fuerte tirón.

  • Ayyyy, gritó, me haces daño.

  • Basta de insultos zorra -exclamé-, nadie me insulta en mi propia casa y menos tú. Volví a tirar de su pelo. A partir de ahora vas a dirigirte con el debido respeto a quien va a tratarte como a una verdadera hembra, para ti soy Don Alex, tu nuevo hombre, ¿HAS ENTENDIDO? PERRA.

Silvia no contestó. ¿HAS ENTENDIDO? grité tirando de su coleta.

  • SÍ contestó.

  • Sí que?.

  • Si Don Alex replicó.

  • SACATE EL VESTIDO DE UNA PUTA VEZ ZORRA, DESNUDATE QUIERO VER LO QUE OCULTAS PARA MI.

Silvia por segunda vez cogió el pliegue de la falda de su vestido y tiró hacia arriba hasta sacárselo por su cabeza. A pesar de sus treinta y nueve años y haber tenido un hijo su cuerpo era de escándalo, sus tetas ocultas por un sujetador de color lila -a juego con su tanga de encaje- dejaban a la vista parte de sus areolas.

Me desabroché el batín y cayó a nuestros pies, mis veinte centímetros de dura carne chorreante de líquido precoital y mis duros cojones quedaron expuestos. Silvia miró mi verga asustada.

  • Es ….., es tremenda tartamudeó avergonzada.

  • ¿Nunca habías visto una polla de este tamaño?, seguro que es más grande y gorda que la de tu maridito -me vanaglorié-.

-Yo … yo, balbuceaba Silvia.

Aprovechando su estado la abracé intentando besarla, mi verga chorreante manchó su muslo derecho. Silvia cerró la boca, nuevamente tiré de su pelo con mucha fuerza.

  • BESAME PUTA, ABRE TU BOCA Y BESAME, ordené.

Silvia abrió su boca, la besé obscenamente tomando posesión de ella, mi lengua entró en su cavidad entrelazándose con la suya. Nuestras salivas se mezclaron mientras mi mano descendía hasta llegar a sus nalgas, las magreé y sobé a mi total antojo dándole un tremendo cachete en su culo.

  • AYYYYYY grito Silvia enfurecida por el dolor.

Me puse detrás de ella punteando su formidable culo con mi verga, desabroché su sujetador y lo tiré al suelo, mis manos se deslizaron por debajo de sus axilas hasta atrapar sus tetas, sus areolas eran muy grandes y sus pezones de color rosa estaban duros como las piedras. Los apreté con mis dedos con mucha fuerza, jugueteando con ellos, exhalando Silvia un leve gemido.

Noté su respiración agitada, la besé de nuevo, Silvia abrió su boca para recibirme sin mostrar ninguna oposición. Notaba que el placer y por qué no el morbo empezaba a embargarla, cogí su mano y la llevé a mi dura verga, intentó retirarla al contacto pero la forcé a agarrarla, subiendo y bajando el trozo de carne.

Mi mano izquierda seguía amasando las tetas de Silvia mientras mi mano derecha se deslizó por su vientre hasta alcanzar el elástico de su tanga, mis dedos jugaron con el elástico de su prenda más íntima. Silvia intentó retirar mi mano lo que acrecentó aun más mi morbo, mis manos se deslizaron dentro de su tanga introduciendo dos dedos en su encharcado coño.

-HUMMMMMM …… gimió Silvia.

-PUTITA ESTAS MUY MOJADA dije, QUE PENSARIA TU MARIDO SI VIESE QUE OTRO HOMBRE ESTA MASTURBANDO A SU BELLA ESPOSA.

Silvia flexionó ligeramente sus piernas, entreabriéndolas levemente. Mis dedos tomaron posesión de su clítoris, lo acariciaron y toquetearon con la experiencia de la edad. Llevé mi mano a su boca e introduje mis dedos manchados con su propio flujo, Silvia los chupó con glotonería y devoción. Sus gemidos aumentaron en intensidad cuando volví a estimular su clítoris, la hembra se estaba entregando a su macho.

  • Puedes tener todas las mujeres que desees, mucho más jóvenes, ¿porqué yo?, jadeó Silvia.

  • No me interesan las chicas jóvenes, las mujeres maduras, casadas, me causáis un morbo increíble, -contesté mientras continuaba masturbándola. Las MILF, amantes esposas y abnegadas madres de familia habéis caído en la rutina de la vida diaria, vuestros maridos apenas os satisfacen, el sexo es esporádico y malo, deseáis que otros hombres, jóvenes o viejos, se den la vuelta en la calle para que os admiren. Las MILF como tú habéis olvidado que aparte de madres y esposas sois hembras y estáis obligadas a satisfacer a un verdadero macho. ¡TENGO RAZÓN¡ VERDAD, CONTESTA ZORRA.

  • SIIIIIIII gritó Silvia, mientras  su cuerpo convulsionaba llegando a un largo y profundo orgasmo.

Mi nueva hembra cerró sus piernas con muchísima fuerza, mi mano quedó atrapadas dentro de su tanga hasta hacerme daño. Con mi otra mano tuve que sujetarla para que no se cayese

-CORRETE ZORRA, CORRETE, LO NECESITABAS, ¿DESDE CUANDO NO TE FOLLA TU MARIDO?, pregunté.

  • Casi hace un mes -acertó a decir Silvia- entre gemidos.

  • MEDIO HOMBRE, UNA HEMBRA COMO TU NECESITA VERGA TODOS LOS DÍAS, grité.

Cargué con la MILF en brazos llevándola hasta mi dormitorio, sin ningún miramiento la lance sobre mi cama.

  • VOY A DARTE LO QUE EL MEDIO HOMBRE DE TU ESPOSO NO PUEDE, grité.

Mis manos sobaron sus piernas, al llegar a sus muslos Silvia en un gesto de dignidad intentó cerrarlas, la abrí y le saqué su tanga. Me lo lleve a la nariz, olía a calentura y sudor, a flujo de hembra en celo tiré mi preciado trofeo de guerra a un lado de la cama. Mi boca besó su arreglado coño, abrí sus labios vaginales, Silvia levantó las caderas mientras mis manos se apoderaban de sus formidables nalgas. Mi lengua volvió a profanar su coño estimulando nuevamente su clítoris. Su sexo seguía chorreando líquido, chupé y succioné su coño.

  • HUMMMMM ….. CONTINUA, SIGUE NO PARES, HUMMMMMM…. jadeó Silvia.

  • EL IMBECIL DE TU MARIDO NUNCA TE HA COMIDO EL COÑO COMO ES DEBIDO, pregunté a la casada.

Silvia estalló en un nuevo orgasmo, de su coño emanaba muchísimo flujo que tragué con esmero. La hembra quedó extenuada sobre la cama, me incorporé y a cuatro patas me puse encima de la cara de Silvia, su rostro relejaba una morbosa imagen de vicio y placer.

-¡ABRE LA BOCA ZORRA¡, VAS A TRAGARTE MI VERGA HASTA LOS COJONES Y MAS VALE QUE LO HAGAS BIEN SINO NO DEJARE QUE VUELVAS A CORRERTE.

Mi dura verga entró hasta lo más profundo de su garganta, me follé su boca provocándola alguna arcada, por sus mejillas corrían gruesos lagrimones mientras sus manos acariciaban mis duros testículos. Los dos sudábamos copiosamente mientras mi dormitorio se impregnaba de un fuerte olor a sexo.

Restregué mi pollón contra la cara, frente, pelo y mejillas de la fiel casada, para acto seguido volver a penetrar su boca mientras Silvia besaba y chupaba mi verga como si le fuese la vida en ello.

  • MALDITA PUTA COMEDORA DE RABOS Y LEFA, ERES UNA ZORRA DE LUJO, QUE AFORTUNADO ES EL HIJO PUTA DE PABLO, grité fuera de mis casillas.

Notaba que estaba cercano mi orgasmo, me incorporé, la puta de Silvia mientras me comía la verga se estaba haciendo un dedo, retiré su mano la giré obligándola a ponerse a cuatro patas. Su ano y su caliente coño quedaron a mi vista, introduje tres dedos en su húmedo sexo, Silvia gimió escandalosamente, abrí sus nalgas y perforé su ano con dos de mis dedos impregnados por su propio flujo.

-ME DUELEEEEE ….. GRITO SILVIA.

-PUTA ERES VIRGEN DEL CULO, TU MARIDO ES UN PICHA FLOJA QUE NO SABE DARTE LO QUE NECESITAS, grité fuera de mis cabales.

Silvia estalló en un tercer orgasmo, -ERES MULTIORGASMICA me reí,- se arqueó, convulsionó y se corrió como una verdadera cerda cayendo extenuada sobre mi cama. No pude aguantar más, dí la vuelta a mi hembra, abrí sus piernas y de un solo golpe la penetré con muchísima fuerza, mis huevos chocaron contra su pelvis empalándola, llegando mi verga donde seguramente nunca antes había llegado su esposo. Su coño era muy estrecho, su marido es un puto pichafloja pensé mientras las tetas de Silvia se bamboleaban consecuencia de mis embestidas.

-MAS, MAS …… DAME FUERTE CABRON, FOLLATE A LA MUJER DE PABLO.

-TU MARIDO ES UNA MIERDA DE HOMBRE QUE NO SABE DAR A SU MUJERCITA LO QUE NECESITA, responde perra.

-SIIIIII, ES UN PICHA FLOJA INUTIL, NUNCA ME HA FOLLADO COMO TU.

-¿SU VERGA ES COMO LA MIA?, contesta zorra.

-NOOOOOOOOO …… grito Silvia, QUIERO TU VERGA, QUIERO QUE ME FOLLES TODOS LOS DÍAS ……… HUMMMMMM …….. SIGUE, FOLLAME CABRON HAZME TUYA.

-TU MARIDO ES UN PUTO CORNUDO, DILO, QUIERO OIRTELO DECIR.

PABLO ERES UN CORNUDO …….. NO ERES NI LA MITAD DE HOMBRE QUE ALEX, SOY SU HEMBRA ………… SU PERRA ……. MÁS DAME MAS …. MAS QUIERO MAS.

Estaba a punto de llegar al orgasmo, Silvia entrelazo sus piernas sobre mi espalda.

-VOY A CORRERME, exclamé.

-NO TE CORRAS DENTRO, NO TOMO PRECAUCIONES, SON MIS DIAS MAS FERTILES, gritó Silvia.

-DONDE QUIERES QUE ME CORRA PERRA, pregunté

EN MI CARA, EN MIS TETAS, DONDE QUIERAS …. PERO NO EN MI COÑO TE LO SUPLICO, jadeó Silvia.

Saqué mi verga del coño de la hembra y de un solo golpe la empalé hasta lo más profundo de su útero, cinco, seis trallazos de leche inundaron las entrañas de la mujer de Pablo. Me vacié completamente dentro de la hembra.

MALDITO HUJO DE PUTA VAS A DEJARME EMBARAZADA, gritó Silvia.

Me reí con grandes carcajadas.

-Voy a ducharme dijo Silvia.

-Ni en sueños -contesté-, te vuelves a tu casa oliendo a hembra en celo, a sexo y sin ropa interior.

-ERES UN HIJO DE PUTA gritó Silvia.

-Y TU UNA PUTA MILF INFIEL, VOLVERAS MALDITA ZORRA PARA QUE TU MACHO TE DE LO QUE EL MEDIOHOMBRE DE TU MARIDO NO SABE DARTE

Silvia se vistió y se marchó dando un tremendo portazo. Desnudo como estaba me serví una copa de mi mejor coñac y me senté en mi butacón a saborearlo.

-Ya puedes venir, grité.

Un alfeñique en calcetines y con el slip sucio de semen apareció.

-Espero que lo hayas grabado todo mi querido Pablito, por cierto, veo que has disfrutado observando como otro hombre se follaba a tu esposa.

-Si Señor Alex, contestó humildemente, me he hecho cuatro pajas, gracias por cumplir mi fantasía.

-Nunca entenderé a los cornudos, sólo os excitáis viendo como otros machos dan placer a vuestras mujeres.

-Es algo difícil de entender y explicar Señor Alex, contestó.

-Desde que te conocí en las negociaciones para la compra del bufete advertí que eras un puto sumiso, como mirabas mi verga en las duchas del pádel comparándola con la mierda de pollita que tienes tú. Pero al ver la foto de tu familia sobre la mesita de tu despacho, darme cuenta que Silvia era empleada mía, y como te excitabas cuando me oías alabar la belleza tu esposa fue cuando me dí cuenta que me follaría a tu linda mujercita.

-Alguna otra fantasía a cumplir mi querido Pablito, ten en cuenta que quizás ya haya preñado a tu esposa.

-Quiero que Ud. y un moro se follen a Silvia y le partan su culo virgen.

-Así será, cornudo de mierda,