Tiene tres orgasmos sin que le tocara nadie
Una chica regresa a su casa y sin esperarlo... disfruta en tres ocasiones.
Eran las tres de la madrugada, había pasado las últimas horas de marcha con sus amistades en la discoteca, bailando como una desesperada, esa noche no hubo suerte, en los lavabos de la disco no pudo encontrar el modo de satisfacer su frenesí sexual, ni tuvo pene al que masturbar ni cosa dura que la pudiera penetrar, ni vagina con la que disfrutar mutuamente...
En el trayecto a casa, el taxista tampoco le daba pie para “jugar un rato” como había sucedido en otras tantas ocasiones, no le gustaba, ni su edad ni su aspecto físico, por lo que, en la parte trasera del vehículo, como pudo, disimulando, se abrió el pantalón, tal vez fue porque llevaba pantalón por lo que no encontró modo de satisfacer su ansia sexual, se abrió el pantalón, se acercó sus dedos y comprobó como le chorreaban sus sensuales labios vaginales, mientras el vehículo iba en dirección a su casa se fue acariciando el clítoris...
Su respiración acelerada no dejaba inmune al taxista, que en un par de ocasiones giró por otras calles para hacer el trayecto más largo, aunque ella se dio cuenta de la jugada y le corrigió el camino, entre caricia y caricia... y suspiros y suspiros...
Yolanda: Eeeh... tu... ni lo pienses... no creas que estoy solamente en lo que estoy... sigue por esa calle... no me vas a engañar...
Y le ordenaba seguir por donde ella sabía que era más cercano el trayecto, mientras, era tanto el placer que estaba consiguiendo que no dudó un momento en abrir y cerrar las piernas de manera disimulada, tratando de que no se diera cuenta el taxista, aunque no podía parar de mover su cabeza, el placer era constante.
El taxista ya llevaba su miembro endurecido, tanto que se movía frecuentemente para acomodarse en el asiento.
Yolanda: Que... ¿te he puesto caliente? Mmm... no sabes lo bien que lo estoy pasando yo...
Seguía acariciándose su clítoris, el orgasmo estaba cercano, sus dedos se paseaban por la perlita que tanto le gustaba acariciarse, algunas veces lentamente, otras a velocidad endiablada, a esos movimientos se le añadían los desniveles del asfalto, eso la hacía enloquecer absolutamente, por lo que de vez en cuando emitía un gemido un poco más alto de lo normal.
El taxista no aguantó más, hizo un giro brusco y se metió para un descampado donde intentó satisfacer su calentura improvisada, en el momento en que detuvo el vehículo, con la tensión del momento y viendo lo que se le avecinaba, y ya próximo el orgasmo, a Yolanda le llegó como nunca el placer, y cerrando las piernas...
Yolanda: ¡¡¡Aaahhh!!!... Qué locura... joderrr... como me gustaría repetir con un cerdo como este que intenta violarme... como me gustaría repetir.
Mientras se decía esto para sus adentros, el taxista no dudó en ponerse frente a la puerta de salida de la joven, se bajó los pantalones y le enseñó su erecta polla, que ya empezaba a dar señales de babear sus previos líquidos seminales...
Taxista: De aquí no te vas sin que me comas la polla y me corra en tu garganta...
Yolanda se asustó un poco, pero supo como actuar, se recolocó bien el pantalón, se secó los dedos chorreantes de sus fluidos en el pantalón del cerdo que la quería forzar y le invitó a colocarse en el asiento del copiloto donde le iba a hacer, según ella, la comida de polla de su vida...
Yolanda: Túmbate, abre tus piernas y deja que yo haga lo demás...
Lentamente le bajó los pantalones hasta la pantorrilla, le enseñó las tetas con mucha sutileza, subiéndose la camiseta que llevaba de su grupo musical favorito, y mientras tanto, el taxista se tumbó en el asiento, ella se agachó para posicionarse, lentamente, observando que el taxista miraba para el techo del vehículo esperando a que la boca tragase su pedazo de carne en erección, a gatas comenzó a caminar hacia el otro extremo del taxi, en cuanto pudo, se incorporó, el taxista empezaba a desesperarse, y no tardó treinta segundos en darse cuenta que lo dejó absolutamente tirado.
Yolanda, en una carrera rápida callejeó por dos manzanas... mientras corría tenía una sensación especialmente placentera, seguía sintiendo como se le mojaba su pubis, su clítoris medio erecto rozaba con sus bragas aún mojadas y eso le excitaba todavía más, no podía detenerse, no quería detenerse, esa situación la volvía cada vez más loca, el placer volvía a acercarse.
Yolanda: Ufff... no puedo aguantarme... mmm... esto está a punto de llegarme... ooohhh... que gustazo...
No sabía si estarse quieta o seguir corriendo, lo segundo era lo mejor porque iba a obtener un nuevo orgasmo, cuanto más corría más se excitaba, ya fuera de peligro y cercana al portal de su casa tuvo que frenar de golpe, se agarró a una farola y casi sin fuerzas y con el pulso acelerado, el corazón a doscientas pulsaciones, sus pezones tiesos y su vagina chorreante y pulsante, se volvió a correr de la excitación del momento.
Yolanda: Oooohhh... que borrachera... me tiemblan las piernas... joderrr... que gustazo... no sé si podré satisfacerme como siempre en casa... esta segunda vez me ha dejado totalmente reventada...
Tras descansar unos segundos nuevamente tras la corrida, apoyada en la farola, se adecentó y subió a su casa.
Una vez en el hogar familiar, tras comprobar que sus padres dormían, observó que la puerta de la habitación paterna estaba cerrada y no se molestarían, la habitación de su hermano también tenía la puerta entornada, por lo que tampoco se percataría de su presencia, así que decidió encender la televisión, encontró el canal porno, que emitían una secuencia de dos transexuales follándose mutuamente, eso volvió a encender también su pasión nocturna y se acomodó en el sofá, se deshizo del pantalón, y comenzó de nuevo a acariciarse, sus dedos recorrían sus labios... después frotaban su clítoris lentamente...
Yolanda: Esooo, esooo, daros bien por el culo... mmm... que bien follan estos seres... son fabulosos... ooohhh, que ricooo...
Mientras decía esto, sus dedos se incrustaban dentro de su vagina, entraban y salían, su mojado sexo era una fuente... se acariciaba sus pezones, su clítoris estaba de nuevo erecto y su vagina mojada a tope...
Yolanda: Mmmm... que rico...
Estando así volvió a mover sus piernas, con la mala suerte que tropezó en una silla, que hizo un pequeño ruido... eso la preocupó un poco por unos segundos y siguió a continuación introduciendo sus dedos dentro de si misma...
El placer volvía a ser inminente, ahora se miraba a si misma, como su estómago subía y bajaba al ritmo de su frenética respiración, levantó las piernas, las rodillas casi tocaban sus hombros, dejando al descubierto todo su sexo y el agujero anal a disposición de cualquier de los transexuales que tanto placer se estaban dando.
En un momento dado escuchó un crujir de puerta, se detuvo, pero fue un segundo, tras comprobar que todo estaba en su lugar, siguió con su frenesí, sus dedos se perdían en su totalidad dentro de su vagina, el clítoris estaba enrojecido de tanto como se lo había frotado en tan poco espacio de tiempo, el tercer orgasmo se preveía cercano, ya no podía más, estaba a punto de reventar cuando...
Yolanda: Siiii, siii, siii,... venga ya... correrse... correrse en mi culo los dos...
Le salieron las palabras de forma automática de su boca y al mismo tiempo, se presentó de golpe su hermano, que había sentido como llegaba desde el primer momento y que instantes después había empezado a hacerse una paja... se puso delante de ella, que observó el pollón de su hermano que se aproximaba... se posicionó en su culo, y cuando estaba a punto de empitonarla y derretirse dentro de ella, Yolanda se corrió de nuevo, cerró sus piernas que estaban en el aire todavía y se puso de lado rápidamente para que no la porculizara su hermano, que tenía esa intención...
El hermano se tuvo que aguantar pero no fue mucho tiempo, segundos después de la corrida de su hermana el se derritió en lo alto de sus muslos, dejando regueros de semen caliente recién expulsados de su polla...
Después de esto, hicieron un pacto de hermano, nadie diría nada a nadie, esa noche descansaron como nunca, separados en sus respectivas camas... las siguientes noches... ya se vería...