Tiempo de libertad 10
La situación entre Miguel y Helena se enreda un poco Se producen algunos pequeños incidentes en la oficina
TIEMPO DE LIBERTAD – 10
Camine despacio hacia mi habitación con mi preciosa carga en los brazos, sin dejar de besarla en ningún momento. Al llegar la deposite sobre el lecho con toda delicadeza mientras acudía con mi boca a besar y lamerle los pechos, deteniéndome con especial interés en sus pezones. Mientras mi mano se dirigía a su sexo, encontrándolo muy mojado e iniciando las caricias sobre su raja, todo a lo largo, para terminar sobre el orificio de su culito, arrancándola un gracioso gemido.
Me tumbe junto a ella sin dejar de besarla y acariciar su cuerpo mientras me pedía que me la follara de una vez, que no aguantaba, que por favor me situara sobre ella y se la metiera hasta el fondo. No le hice caso y fui bajando lentamente hacia su sexo, besando su estomago y ombligo, lamiéndoselo despacio mientras mi mano derecha seguía jugando con su sexo, provocándola cada vez un mayor número de jadeos y gemidos de placer.
Cuando por fin llegue con mis labios sobre su sexo vi que estaba casi a punto de caramelo para alcanzar su primer orgasmo. Introduje mi lengua en el interior de su coñito, moviéndola de forma rápida, lamiéndoselo con deleite. Fui poco a poco usando mi lengua para hacerla subir hacia el éxtasis mientras me sujetaba la cabeza sin que pareciese tener muy claro si quería que me quitase para follàrmela o que siguiese con lo que estaba haciendo. Cuando me di cuenta de que estaba al borde del orgasmo pose mis labios sobre su clítoris, jugando con la punta de la lengua sobre él, cuando empezó a tensarse le aplique una suave succión que le disparo un orgasmo de una intensidad increíble... dejándola medio derrotada tras correrse.
Me situé junto a ella, empezando a besarla la mejilla, los ojos, la frente, la nariz, los labios... para finalmente introducir mi lengua entre sus labios en busca de la suya, que salió de forma violenta al encuentro de la mia, entablándose una lucha de poder entre ambas. Cada vez nos besábamos con mas fiereza... sus uñas arañaron mi pecho y su pierna al pasar por mi cintura hizo que quedara tendido sobre mi espalda, aprovechando ella para subirse encima, meter su mano bajo ella en busca de mi polla, sujetármela, colocarla justo en la entrada de su sexo y lentamente clavarse en ella hasta tenerla dentro por completo en medio de un largo jadeo.
Empezó a moverse despacio, acomodándose a tener mi polla en su interior, pero poco a poco fue incrementando la velocidad de sus movimientos de sus caderas al cabalgarme cada vez más rápido. Arañaba mi pecho con sus uñas a medida que su cabalgada se hacía mas y mas descontrolada, sus caderas rotaban en un sentido circular sobre mí, estrujándome la polla con sus músculos vaginales, llevándome al borde del orgasmo. A penas unos minutos después ambos nos corrimos prácticamente a la vez, cayendo ella sobre mi pecho, permaneciendo los dos abrazados mientras nos recuperábamos del orgasmo.
Cuando nos recuperamos volvimos a empezar con las caricias y los besos, poniéndose de nuevo mi miembro en pie de guerra. Esta vez hice bascular a Helena, que quedo tendida debajo de mi, con cuidado y sin dejar de besarla situé mi glande de nuevo en la entrada de su sexo, volviéndome a introducir en su interior de forma lenta. Una vez dentro del todo empecé a moverme de nuevo, embistiéndola sin parar, con fuerza, todo lo profundo que podía, todo lo rápido que me era posible, intentando no bajar el ritmo aunque debo de reconocer que mis músculos empezaban a acusar el esfuerzo que estaba haciendo y todo el trote que llevaban últimamente.
Helena se empezaba a mostrar de lo mas fogosa, sus uñas empezaron a clavarse en mi espalda a la vez que sus gemidos, quejidos y jadeos empezaban a ser escandalosos, debía de estar escuchándola medio edificio. No por ello baje la intensidad o fuerza de mis movimientos, continúe machacándola, golpeando mis caderas contra ella como un martillo a un yunque. Unos minutos después nos corrimos los dos de forma escandalosa, no tuve otra que dejarme rodar a su lado para evitar poner todo mi peso sobre ella tras correrme... estuve unos cuantos minutos recuperando el resuello, recuperando mi respiración normal tras haber hecho tan gran, y agradable esfuerzo. Helena cuando se recupero se giro para quedar casi sobre mí, abrazándome y apoyando su cabeza sobre mi pecho mientras una de mis manos le acariciaba la espalda y le daba algún que otro besito que me era devuelto por ella. Todo esto me dejo claro que quien estaba en mi cama esa noche era Helena y no la Leona.
Si tengo que deciros la verdad, lo cierto es que me apetecía seguir follando con ella toda la noche, y mi intención era volver a continuar por donde lo dejamos pero reconozco que me quede dormido y dado que por la mañana desperté estando ambos prácticamente en la misma posición... Helena también se debió de quedar dormida enseguida abrazada a mí. Mirándola tal y como estaba, dormida, con su respiración pausada, con su cara mostrando una expresión dulce que reconozco me encandilo... no pude por menos que empezar a evaluarla y analizarla.
Mas o menos llegue a la conclusión que ya sabía sobre ella casi desde el primer momento, y reconozco que no me gusto en lo mas mínimo el resultado final de este análisis. Helena ciertamente me gustaba como mujer en muchísimos aspectos, en el trabajo era dura, fría, despiadada, una autentica hiena dispuesta a saltar a la yugular de quien fuese si así podía conseguir sus fines, completamente centrada en su carrera, anteponiéndola a todo lo demás de su vida, y cuando decía a todo era a todo, incluyendo su vida privada. Por otro lado para satisfacer sus necesidades se transformaba en la Leona, un apodo que le habían puesto por su forma de cazar sus presas cuando entraba en un local, indistintamente de si eran hombres o mujeres... Helena o más bien la Leona, ella quería sexo, únicamente eso, sexo, follar o ser follada, conseguir que le diesen todo el placer posible, que la reventasen y después cada uno a su vida de nuevo, si te he visto no me acuerdo, todo perfecto, sin complicaciones, sin historias raras, sin nadie que pudiese perjudicarla en su vida profesional.
No pude evitarlo, pensé que sin duda Helena seria mi compañera ideal en el caso de regresar al seno de mi familia, alguien con quien poder trabajar en ese entorno codo con codo, también una compañera para mi vida privada, una mujer que sabía lo que quería y tan caliente como yo o más, una mujer a la que le gustaba disfrutar de sexo tanto como a mí. El único problema es que era Española y aunque pensase que ella no debería de tener problemas en ir a cualquier sitio donde pudiese avanzar en su carrera, lo cierto es que el intentar arrastrarla a mi vida podría suponer para ella tener que dejarlo todo, todo el poco arraigo o seguridad que tuviese para seguirme a EEUU... no por algo que ella hubiese conseguido, sino por venirse conmigo. Fue aquí cuando me detuve, cuando pare en seco mis elucubraciones, molesto conmigo mismo al darme cuenta de hacia dónde me estaban conduciendo, no tenía intención de regresar y muchísimo menos de liarme con alguien como Helena, que por mucho que de verdad me gustase sabia que eso sería casi tanto como volver a entrar en aquella dinámica otra vez. Me quede mirándola, mirando su sereno rostro, sintiendo su acompasada respiración, sus labios... sentí un impulso, el impulso de besarla, me sentí atraído por sus rojos labios entreabiertos, estaba a punto de besarla cuando me detuve... con muchísimo cuidado me levante procurando no despertarla.
Antes de salir de la habitación le deje algo de ropa mia doblada a los pies de la cama para que se pudiese vestir, un pantalón de chándal con cintura elástica y un cordón para poder abrocharse, una camiseta larga, un par de calcetines nuevos y unas zapatillas de felpa muy calentitas para que pudiese ponerse cómoda. Me fui directo a la ducha, cuando termine pase a la cocina... estaba preparando unas tortitas cuando Helena entro en ella vestida con la ropa que le había dejado en la habitación, vi como ante mi mirada recorriendo todo su cuerpo se puso un poco colorada... sonriéndola le dije que se diese una ducha mientras yo terminaba de preparar el desayuno.
Mientras estábamos desayunando la vi disfrutar con todo esto, supuse que era algo que no habría hecho muchas veces, o quizá incluso puede que ninguna, la Leona follaba y se largaba, fue cuando recordé que la persona que tenia ante mí, y la que llego por la noche a mi casa fue Helena y no la Leona... reconozco que me intranquilizo un poco esa conclusión, mas cuando me di cuenta de que sus ojos estaban brillantes, creedme que me preocupo... en esa mujer que estaba frente a mi quedaba muy poco rastro de mi jefa o de la Leona... Afortunadamente eso solo duro hasta casi el termino del desayuno, mientras lo hacíamos poco a poco fue regresando mi jefa, Helena o la Leona, ciertamente había veces en las que no sabía muy bien donde terminaba una y empezaba la otra. Según empezamos a hablar me puse en guardia...
- Helena : Espero no haberte estropeado nada con tus vecinas... quizá no fuese buena idea el haber venido
- Miguel: No, para nada... además, me alegre de tu visita de anoche, de hecho me encanto que vinieses
- Helena : Gracias por la parte que me toca...
- Miguel: De nada, pero es la verdad, me ha gustado poder pasar la noche contigo...
- Helena : (Me miro fijamente) No te estarás enamorando de mi, ¿no?
- Miguel: Pues creo que no, la cuestión es si no lo estarás haciendo tú, al fin y al cabo eres quien ha venido a mi casa anoche, ¿no?
- Helena : Jajajajajajaja... podría ser, podría ser, pero lo cierto es que quería echar un buen polvo y no me apetecía andar haciendo pruebas, de modo que recordé dónde estabas... (Se encogió de hombros) Al fin y al cabo fuiste tú mismo quien dijiste que querías en ti cama a la Leona, ¿o no?
- Miguel: Si, ciertamente lo dije, pero anoche vino Helena, no la Leona... no dudo de que tuvieses ganas de follar, pero no hasta los extremos de la “Leona”, dudo que vinieses solo por eso... es raro, ¿no te parece?
- Helena : ¿Como supiste lo de esa cuenta?, he estado revisándolo todo y es imposible que pudieses saberlo con los datos a los que tenias acceso...
- Miguel: Entonces estaba equivocado con ella, ¿no?
- Helena : Sabes de sobra que no, sabias perfectamente lo que pasaba con ella, lo que no se es como... no me gustan estas incógnitas en el trabajo, no digamos ya si es con mi hombre de confianza... para serte totalmente sincera todavía me gustan aun menos con el hombre con el que me estoy acostando… y que pueden influir en mi carrera profesional, que ya te he dicho que para mí es lo primero de todo.
Esta sí que era Helena, mi jefa. Había dado un cambio de ciento ochenta grados, aunque no tuve excesivamente claro si era porque la conversación que llevábamos estaba tomando un cariz que no le estaba gustando para nada. No tenía claro si este giro tan brusco y repentino era simplemente una forma de cambiar de tema para desviar por completo mi interés, o porque realmente hubiese venido para averiguar eso. Sinceramente creo que la correcta era la primera opción, aunque no digo que no viniese también para obtener respuestas, sinceramente creía que su modo tan brusco de presentármelas fue debido a sus prisas por cambiar de tema. Pero de todos modos y fuese por lo que fuese, estaba más que claro que quería alguna respuestas al respecto... también tenía claro que debía de ser muy, muy cuidadoso con lo que le dijera.
- Miguel: Bueno, quizá mi conocimiento sobre esa cuenta venga determinado por el hecho de que fui yo quien hizo la gestión desde EEUU cuando se abrió...
Ciertamente no era mentira, quizá si un poco rebuscada la respuesta, pero no mentira, ya que fue abierta por orden de Susan a petición expresa mia, petición donde especifique claramente todas las condiciones de apertura. La cara con que Helena se me quedo mirando fue digna de verse... se quedo con un trozo de tortita a medio camino de su boca al oír lo que acababa de decirle...
- Helena : Con eso quieres decir que... (Le interrumpí...)
- Miguel: Quiero decir que cuando estuvimos en Nueva York estuvo usted en el edificio (Pase a tratarla como mi jefa y ponerme muy serio), en las oficinas donde yo estuve trabajando antes de venirme a España.
Eso desde luego era algo totalmente cierto, ya que era uno de los directivos de la empresa de la familia, pero eso era algo que no quería que ella supiese. No me convenía que me descubriese para nada, si realmente descubría quien era en realidad debería de dejar mi trabajo y posiblemente mi tranquila vida terminaría en el acto... pero por otro lado este juego me estaba gustando, quizá solo por el mero hecho de ser ella con quien estaba jugando, algo que me empezó a preocupar... me di cuenta de que quizá Helena me estuviese empezando a gustar, y mucho más de lo que me convenía o de lo que yo quería que así fuese. Me fije también que Helena noto enseguida que la trate de usted al contestarla, y ciertamente no vi que la hiciese la menor gracia mi cambio… sus ojos chispearon de forma peligrosa al mirarme. Respiro hondo…
- Helena : Creo que puedes dejar el usted tranquilo, estamos en tu casa después de haber follado… no creo que tenga mucho sentido, salvo que lo que pretendas sea distraerme y que cambie de tema
- Miguel: No lo pretendo, por favor continua… (Y lo hizo, no comento nada, simplemente siguió donde lo había dejado)
- Helena : ¿Sabias exactamente lo que era esa cuenta desde el primer momento en que le pusiste la vista encima?
- Miguel: Si, lo cierto es que si, en cuanto la vi supe que cuenta era... (Le cambio la cara)
Helena se levanto como un resorte, me miro con total frialdad y se marcho a la habitación con rapidez, supuse que a vestirse... o a medio vestirse con la ropa que trajo por la noche. La vi con un cabreo monumental por mi respuesta, fui tras ella a la habitación donde la vi como empezaba a desvestirse cogiendo la ropa interior y el abrigo que trajo para ponérselo e irse... me acerque quitándola su ropa de las manos y obligándola a darse la vuelta para quedar frente a mí.
- Miguel: No te pienso pedir perdón por no habértelo dicho antes, soy tu secretario, solo eso, no es mi misión saber qué es lo que tú sabes o dejas de saber... puedes cabrearte conmigo todo lo que quieras Helena, pero deberás de reconocer que es como te he dicho...
- Helena : ¿Entonces porque me lo dijiste, porque me pusiste aquel documento entre los papeles para la reunión y después de dijiste de quien era la cuenta, porque la volviste a poner de nuevo en mis manos?, no era tu trabajo como secretario mío...
- Miguel: Porque eres muy buena en tu trabajo, porque ese imbécil a quien se la habían dado me cae como una patada en el culo... (Aquí pare pareciendo dubitativo, y pico el anzuelo, salto sobre mí al ver mi duda)
- Helena : Termina, ¿y por que mas? (su voz era muy dura)
- Miguel: Por mis propios motivos Helena, puse de nuevo esa cuenta en tus manos por mis propios motivos...
- Helena : Pero porque moti... (Le puse un dedo en los labios)
- Miguel: He dicho que por mis motivos Helena, soy tu secretario, te he demostrado que te soy fiel, también que si puedo te ayudare... pero mis motivos son personales, y por tanto no estoy dispuesto a hablarlos con nadie, incluida tú... y no creo que pese a ello puedas tener quejas de mi (Después de esto le di un suave beso en los labios saliendo de la habitación)
Cuando vi su cara supe que con esa maniobra le había dejado desconcertada por completo. Lo cierto es que todo fue más o menos como pretendía, con excepción de ese último beso... Ni me gusto que saliera de mi el dárselo sin poder contenerme, ni la sonrisita que puso ella durante un par de segundos al notarlo hasta que la borro de su cara y recupero su aspecto normal. Empecé a pensar que quizá mi relación con Helena estuviese empezando a escapárseme de las manos, sobre todo cuando después de no arrancar su coche y llevárselo la grúa, acepto que la llevase en mi coche hasta su domicilio... cuando me ofrecí pensé que me diría que no, que se iba en taxi como la vez anterior, pero para mi sorpresa acepto sin vacilar mi ofrecimiento.
Íbamos de camino a la dirección que me dio, donde según me dijo estaba su vivienda cuando...
- Helena : ¿Sorprendido?
- Miguel: ¿Por qué?
- Helena : ¿Por haber aceptado que me lleves a mi casa con el coche?
- Miguel: ¿La verdad?, si, lo cierto es que si me has sorprendido con esto, aunque quizá en realidad más que sorprendido lo que estoy es desconcertado, y dime, ¿por qué has aceptado?
- Helena : Porque como tu muy bien has dicho, anoche la que fue a tu casa no era la Leona como vosotros decís, sino yo, Helena, de modo que no veo el menor problema en que me lleves...
- Miguel: No temes que sepa dónde vives, que pueda presentarme alguna noche en tu casa con ganas de follarte...
- Helena : La Leona lo temería, Helena no, si quisieses saber donde vivo no te costaría mucho conseguirlo en la empresa, y menos vista tu... ehhhh, digamos que colección de "apoyos" entre el personal femenino.
- Miguel: (Sonreí para mi antes de preguntarla) ¿Celosa?
- Helena : (Riéndose) Espero que no, eso sería francamente malo para mi...
- Miguel: (La mire un poco sorprendido) ¿Y eso?
- Helena : Si estuviese celosa es que estaría enamorada de ti, y lo primero para mi es mi carrera, no tengo tiempo para hombres... A estas alturas creo que ya sabes que ese es el motivo de ser también “la Leona...” ¿o a estas alturas y tras nuestra charla me vas a decir que no lo sabías aun?
- Miguel: Si, lo cierto es que si, eso es lo que suponía. Lo que ahora no tengo claro es donde nos deja esto...
- Helena : Pues en algo muy simple Miguel, pese a lo que me dijiste no debí de aceptar acostarme contigo, pero una vez cometido el error no veo por qué no poder seguir... De modo que creo que nos hemos convertido en amantes, pero recuerda que esto es solo sexo Miguel, no cometas el error de enamorarte o pretender mas porque lo pasaras mal si lo haces...
No volvimos a hablar más hasta que la deje en la puerta de su casa. Mirándome de un modo muy malicioso me beso en los labios para despedirse mientras una de sus manos me acariciaba la polla, riéndose abrió la puerta del coche y salió de él camino de su portal. Me quede mirándola fijamente mientras entraba en el, arrancando después camino de mi casa sonriendo para mi, pensando que esto de Helena estaba empezando a ser divertido, divertido y muy peligroso. Quizá lo más sensato fuese parar ahora que solo era un juego porque estaba viendo un clarísimo riesgo de quedarme pillado con ella o de que ella se quedara pillada conmigo, ese peligro todavía lo hacía todo mucho más excitante. Esta situación, este claro peligro de enamorarme era algo que nunca me había pasado antes con nadie, y lo estaba disfrutando muchísimo, no quería, no podía dejarlo ahora.
El lunes por la mañana mi jefa me recibió con la frialdad acostumbrada de siempre, no dio la menor señal de que hubiese pasado algo entre los dos ese fin de semana, vamos, todo aparentemente normal. Apenas un par de horas después me di cuenta de que Helena guardaba las distancias conmigo mucho más que antes y evitaba todo contacto físico por leve que fuese, me sonreí al darme cuenta del detalle. El lunes y el martes Helena me hizo trabajar estrechamente con ella, manteniendo las mismas distancias conmigo ambos días. El miércoles seguíamos con la misma tónica, pero Helena parecía que cada vez se relajaba mas y empezaba a comportarse conmigo otra vez como antes.
Ese día Helena tuvo varias reuniones en la empresa de las que salió bastante fortalecida y contraataco contra sus contrarios, haciendo que recibiesen parte de su medicina, ya que perdieron varias cuentas que regresaron a sus dueños anteriores. Como ya he dicho, Helena era de cuidado, seguro que algunos de los afectados, serpiente fue lo más suave que la llamaron. El lunes y el martes me hizo estar con ella ayudándola a entender quien era quien en la empresa de mi familia ya que según me dijo, como yo habría trabajado allí, lo más probable es que aun sin ser consciente supiese bastantes cosas sobre los jefes que le podrían resultar muy útiles e interesante a la hora de tratar con ellos. No sabéis lo irónicos que me resultaron esos dos días con Helena, fue preguntándome uno por uno sobre mis padres, tíos, hermanos, primos e incluso por mí. No os digo ya cuando me pregunto por Michael que es como toda la familia me llamaba, casi me parto de la risa en su cara... me hacía gracia estar hablándola sobre mí de ese modo, mas cuando según ella me consideraba el más peligroso con diferencia de todos ellos a la hora de tener que negociar algo con “nosotros”… encima en su voz se escapaba un cierto deje de admiración por quien estaba hablando, es decir, por mí.
Tras la reunión, Helena llego a su despacho muy ufana, regresaba encantada de la vida, por lo que deduje habían intentado hacerle la cama con mi cuenta, en lugar de ello, solo habían logrado afianzarla en su puesto y con su cartera, pero como dije antes, lo cierto es que ella fue la que les sacudió de lo lindo. También provocaron sin quererlo que la dirección pusiese sus ojos sobre Helena a raíz de eso. Se encerró en su despacho para trabajar, aunque en mi opinión lo hizo para que nadie notase su total y completa alegría, ya que eso podría causar malestar en algunos de sus compañeros con los que se llevaba bien, o por lo menos no mal, y Helena era demasiado inteligente como para buscarse más enemigos de forma gratuita.
Aproveche el enclaustramiento de Helena para subir por la tarde al sexto piso a dejar unos informes. Pensé en darle una sorpresa a Estela cuando subiese pero el sorprendido fui yo. Deje los documentos encima de las mesas correspondientes y me fui directo al servicio de señoras para esperar a que Estela pasase por delante, luego tenía pensado meterla dentro conmigo y follàrmela... me cole. Según abrí la puerta me encontré de frente a Estela que me cogió por la pechera atrayéndome contra ella y besándome con ganas mientras me miraba con ojos turbios... me dijo...
- Estela : Pero que ganas que te tengo cabronazo.... ven aquí.... ven aquí...
- Miguel: (Puse mis manos en su culo y la apreté contra mi) Mira como me tienes cabrona... me muero de ganas de follarte...
- Estela : Y a qué coño esperas.... venga fòllame...
Mientras hablábamos no habíamos parado de quitarnos ropa, ella había abierto por completo mi camisa mientras pasaba sus manos por mi pecho, entonces me dijo que me diese prisa en follàrmela porque tenía que regresar corriendo a su puesto... no me hice de rogar. La alce en vilo colocándola sobre el mueble de los lavabos, una vez allí le abrí las piernas quitándole la braguita mientras sacaba mi polla. Una vez que ambos estuvimos preparados se la metí hasta el fondo... sin esperar nada mas empecé a moverme dentro de Estela.
La embestía con todas mis ganas, sentía como ella intentaba estrangularme la polla con su coñito. Mis embestidas cada vez eran más fuertes, a Estela cada vez le costaba más ahogar sus gemidos y jadeos. Estábamos apunto de corrernos cuando sentí un fuerte mordisco por parte de estela justo en el momento en que nos empezó a alcanzar el orgasmo, ello hizo que aumentara la fuerza de mis embestidas, incrementado también de ese modo el placer que sentimos. Estela se bajo del mueble y empezó a componerse la ropa... pero se lo impedí, hice que se dícese al vuelta para ponerla de frente al espejo, apoyada sobre los lavabos con las manos.
Me situé detrás de Estela y sin mediar palabra se la clave hasta el fondo, me incline sobre ella empezando otra vez a embestirla sin parar mientras no perdía ningún gesto de su cara al follar. Pase mi mano por su cintura hasta alcanzar su coño por delante, concretamente para introducir dos dedos en él y poder jugar con mi pulgar sobre su clítoris. Apenas unos cuantos minutos después se corría abundantemente mientras yo no dejaba de embestirla hasta que poco después también me corrí dentro de ella... Después de esto nos arreglamos la ropa y nos vestimos.
Entramos los dos al ascensor, donde al estar solos nos dimos un buen repaso mutuo mientras este descendía. Al llegar a mi planta me despidió con un sonoro beso en la mejilla diciéndome por lo bajito que teníamos que repetirlo mas amenudeo, que le encantaba follar conmigo. Me despedí de ella diciéndola que siempre que pudiésemos no dudase que fallaríamos los dos. Cuando llegue a mi mesa tuve una llamada de mi jefa, indicándome que entrase en su despacho...
Me encontré con una Helena muy enfadada, mirándome a los ojos como si quisiese taladrarme con los suyos. Apretando las mandíbulas antes de empezar a hablar, me pregunto...
- Helena : ¿Dónde has estado?
- Miguel: En la sexta planta entregando los documentos de siempre...
- Helena : ¿Solo has estado haciendo eso?
- Miguel: ¿Debería de haber hecho algo más?
- Helena : La chica de recepción, Estela, también ha estado allí contigo, ¿no?
- Miguel: Pues sí, lo cierto es que casualmente también tenía que hacer algo por allí y hemos coincidido.
- Helena : Vas a tener entonces la desfachatez de decirme que entre vosotros dos no ha sucedido nada allí arriba...
- Miguel: Sabe que no, lo que no se es porque pregunta, cuando sabe de sobra que hemos estado follando los dos antes de bajarnos...
Vi como Helena apretaba los labios con fuerza mientras sus dientes rechinaban al oír mi contestación, como sus manos se engarfiaron sobre la mesa... al final logro recuperar gran parte de su autocontrol y decirme que esperaba que algo así no volviese a suceder.
Vi sonriente como ante mi respuesta de que no se preocupase, que no volvería a pasar, que la próxima vez me follarìa a Estela fuera de allí, su cara empeoraba muchísimo más que antes... arrastrando las palabras de pidió que regresase a mi puesto... no volvió a dejar que me acercase a su despacho en lo que quedo de día. A la hora de irnos salió de la oficina de estampida, con un cabreo de tres pares de narices mirándome con cara de muy poquitos amigos.
No os digo ya cuando coincidimos los dos saliendo del Parking y vio que en el coche, a mi lado, iba sentada Carol riéndose conmigo y en plan cariñoso... su cara fue para enmarcar.
CONTINUARA