Tibias hojas de eucalipto. Final.
Cuando se podía esperar más, la entrega total es la coronación de todo este placer.
Sentía las gotas resbalando por mi espalda, llegando a colarse entre mis nalgas, el “Rey del pantano” se pasaba la mano sobre su velludo pecho escurriendo el excedente de sudor, era grande, formado y varonil, un maduro con todas las letras, su abundante bigote contrastaba perfectamente con la enmarañada jungla que rodeaba su verga y testículos, su piel bronceada no tenía limites, es decir que si tomo sol lo hizo desnudo ya que no había señales de alguna trusa que hay evitado que el sol lo abrace.
¿Qué te ha parecido?, me volvió a preguntar, sorprendiéndome y obligándome a quitar la mirada de su fabulosa polla circuncidada y húmeda, que retozaba sobre su pierna extendida en la banca, para mirarlo a los ojos, una mirada intensa y llena de fuego de las que no puedes mantener contacto visual por mucho tiempo…
Delicioso, respondí, no conocía este lugar, ¿Es nuevo? Acote nerviosamente...
Depende quien venga, me respondió…
Solté una risilla tímida sin entender muy bien qué quiso decir, mientras me hablaba tocaba de cuando en vez su verga, acariciándola como si se tratase de una mascota, no podía dejar de mirarla, soy un bisexual activo si es que hablamos de etiquetas pero prefiero penetrar a ser penetrado, me gusta tener el control y me excita más dar placer que recibirlo, pero esta ha sido una experiencia extraordinaria, no quería que terminase y estaba dispuesto a probar de todo ese día, no sería evidente pero no me negaría a nada si surgiese la oportunidad.
En el intento de no quedar como estúpido trate de continuar la conversación…
La recámara del fondo es tremenda, la he pasado muy bien y ese par de enanos me han hecho ver el cielo…
En lugares como estos, respondió, - Te das cuenta que las puertas del cielo son las mismas que las del infierno y veo que estas para continuar, jaja…
Caí en cuenta que la verga la tenía dura otra vez, la situación era caliente, conversando desnudos, sudando, con una polla maravillosa que con cada movimiento de su cuerpo hacia que se acomodará de lo enorme que era, estaba muy tentado a dejar todas mis normas personales y entregarme a la tensión sexual que este hombre me generaba…
-A mi me encanta venir aquí, me excita, siento deseo desde que cruzo la puerta y me voy relajado casa, no puedo pedir más…
-Voy a venir más seguido entonces, espero encontrarte, me atreví a decir…
El “rey del pantano” se levanto y elevo los brazos como estirándose, le estimaba una edad de 50 a 55 años en buena forma, un vientre propio de su edad pero en aspecto fuerte y activo como esculpido, en cada estirada sus bolas rebotaban contra el interior de sus velludas piernas y la polla iba y venia de un lado a otro, me encantaba el tamaño y aún no estaba erecta al 100% como la había visto salir del jacuzzi, era de aplaudir.
Yo sentado frente a el estaba ya borracho de deseo, se posiciono frente a mi con las manos en la cintura exponiendo frente a mi rostro ese pene perfecto que latía hinchándose mientras la sangre lo iba llenando.
-¿Te gustaría estar en un lugar más privado?, me pregunto…
Sin esperar respuesta presiono un botón interruptor en la pared y una persiana cubrió la puerta de madera y vidrio dejándonos encerrados , presiono el boton de al lado y apago la luz encendiendo un par de lámparas rojas, ahora la sala seca era roja completamente como el cuarto de revelado de un fotógrafo.
Estaba excitadísimo, sudoroso, deseoso, quería coger, como se de, lo que quiera hacer lo dejaría, tuve que usar mis dos manos para cogerle el miembro, lo levante hacia su ombligo mientras empecé a recorrer con la lengua el largo y grueso tallo, mordisqueaba y jalaba con los dientes el frondoso vello púbico, era difícil coger ambos huevos con una sola mano pero la bolsa que los contenía era grande y podía tomarla apretando la piel e intentar metérmelos en la boca…
Se recostó y me tumbé sobre él, quería devorarlo completamente, quería que sea más grande aún, succionaba sin parar la cereza madura que era su glande y sentía como la sangre que lo llenaba ampliaba mi boca, era una delicia.
-¿Puedo jugar con tu ano? Me pregunto…
Puedes hacer lo que quieras, le dije…
Nos recostamos sobre la madera tibia del suelo y empezamos un “69” lateral, el me la chupaba con mucha efusividad, sentía que me drenaba la sangre, mi erección era enorme también, me encantaba un movimiento que hacía con la lengua entre el prepucio y el glande sin remangármela y sacarlo al exterior, yo ya había a empezado a besar sus velludos glúteos y acariciar con pequeños círculos su muy negro ano, el hacía lo mismo conmigo pero su dedos se aventuraban en mi interior, calentándome, satisfaciéndome y seguro preparándome.
Los cuerpos húmedos de transpiración, las vergas ahogadas en saliva y esa luz roja que me tenía en trance me llevaban al borde de la resistencia, quería sentirlo, quería que este dentro mío y que me posea…
Se acomodó paralelamente a mi y levanto mi pierna con su brazo, haciendo que la enorme cabeza de su polla este pegado justo a mi ano, apretándome los pezones besuqueaba mi cuello y hacia movimiento circulares con la cadera para que su glande empiece a encajar en mi esfínter, poco a poco lo expandía e iba entrando, estaba caliente, muy caliente, sentía como se deslizaba suavemente cada vez más adentro y más adentro, mi verga estaba al máximo y con su otra mano me masturbaba mientras me lamia el cuello..
Empujo un poco más y sentí una penetración poderosa, dura, “venosa” muy lubricada, inicio un ritmo continuo hacia adelante y atrás, adelante y atrás, la saliva se me derramaba de la boca, estaba en un éxtasis total, lleve mi mano hacia abajo para tratar de tocar sus bolas, es deliciosa la sensación del tallo incrustado en tu orificio y sentir que aún no ha entrado del todo.
-Lo quiero todo, le dije…
Y empujo, empujo más hasta que sentí sus peludos huevos chocar con los míos, quería correrme, estaba goteando desde que empecé a mamársela pero pensaba no tener más semen que dar…
Su respiración se aceleró al igual que sus embestidas, yo vivía un orgasmo infinito, el hacía coincidir su penetración con los movimientos al masturbarme, cada vez más rápido, y más rápido…
Violentamente y de un tirón me puso boca abajo arrodillándome, el de rodillas atrás mío inicio un frenético mete y saca, mis uñas se clavaban en la madera, era la primera vez que sentía esa intensidad, el ambiente rojo lo volvía mi demonio personal, me estaba cogiendo el diablo y lo hacía fuerte, me quemaba su piel al chocar con mis glúteos, me encantaba y parecía no detenerse jamás…
-¿Ya lo quieres? Me pregunto…
Si, respondí..
-¿De verdad, lo quieres?
-Si por favor.
Saco la enorme verga de dentro de mi y me pidió mirarlo, el estaba encendido, sus ojos estaban incendiados y su verga ardía, me estire sobre el suelo y el parado frente a mi evacuo lo que podría decir la eyaculación más sorprendente que he visto, parecía orinar potentemente sin detenerse, me lleno de su viril fluido, no podía dejar de pensar que parecía que me estuviesen derramando cera caliente directo del envase…
Presiono los interruptores de la pared mientras la verga aún le goteaba y la persiana se abrió, los dos enanos estaba ya en la puerta, entraron inmediatamente y empezaron a lamer el semen sobre mi cuerpo, abesarme en la boca y con lengua de forma muy pasional, yo seguía teniendo convulsiones orgásmicas de lo que acababa de pasar y estos pequeños solo aumentaban mi placer, luego empezaron al unísono a lamer la polla colgante del “rey” dejándola sin rastro de su explosión.
Nos cogieron de las manos y nos guiaron a unas salas de reposo, yo lo necesitaba, había sido el día más loco que había tenido, nos ofrecieron bebidas y se retiraron de la habitación para que descansemos, como comprenderán me quede dormido, totalmente satisfecho y exhausto.
Al despertar me encontraba sólo, el “rey del pantano” y su enorme cetro ya no estaban, sobre mi pecho habían pegadas unas tibias hojas de eucalipto, me acerque una a la nariz para olfatearla, desde ese día no puedo dejar de tener una erección cada vez que el aroma del eucalipto llega a mi, este por la calle, en casa o haciendo cualquier cosa ese aroma despierta mi libido y morbo y me obliga a buscar placer de inmediato, como un reflejo implantado.
Aquí entre nos he comprado algunas velas con esencia de eucalipto que enciendo cada vez que voy a coger, ya sea con mi novia o con quien quiera compartir conmigo un momento de placer.
He recorrido las calles que mi memoria asegura ubicaban ese sauna, he salido de casa específicamente a encontrarlo una vez más y extrañamente no he dado con el, en internet tampoco me dio información, espero volver a sentir lo que sentí, mientas tanto lo recuerdo en sueños y me imagino explorar sus recovecos disfrutando de la lujuria que alberga, mi vida sexual ha crecido desmesuradamente teniendo encuentros y experimentando con personas maravillosas, trato de emular los placeres que he sentido y de compartirlos con eventuales invitados, es como haber subido de nivel si se pudiese explicar de alguna manera y espero alguna vez poder brindarte ese placer que sentí a ti también, quizá alguna vez llegue a ti el aroma del eucalipto si vas por la calle y si tenemos suerte es probable que este cerca con una la poya muy dura deseosa de más.
Ignacio Exoleto.