Tibias hojas de eucalipto. 3ra parte.
Intensos orgasmos se presentan en esta inolvidable experiencia...
Con una feminidad encantadora el pequeño se despojó de la zunga que traía, su impecable y lustrosa piel brillaba bajo la tenue luz, su cuerpo carente de vellosidad estaba húmedo y las gotas recorrían su formado pechito y sus duros pezones invitaban a ser mordidos al igual que su polla, hermosa, dura, perfecta proporcionalmente adecuada para este pequeño…
-Date la vuelta, dijo el gran oso…
Sus glúteos firmes, redondos y mojados eran hermosos, con pasión los apretaba y abría elevándolos para ofrecer un agujerito que era una joya, que se dilataba y contraía invitándonos a entrar en él, parecía hablarnos, sus testículos asomaban por la parte baja, algo que me deleita, ver un ano y una polla a la vez me calienta mucho más…
El gran oso me tomo de la verga masturbándome suavemente para comprobar lo dura y dispuesta que estaba, me acerco a ese culito hermoso que estaba esperando ser explorado.
Hizo que mi glande tocara el esfínter del pequeño, este se estremeció de placer, estaba ansioso de ser penetrado, con la mano en mi polla como si se tratase de un mortero empezó a hacer pequeños círculos alrededor del anillo de la entrada, mi glande iba expandiendo el ano de mi pequeño duende erotico, hasta que logro deslizarse en su interior, solo la cabeza de mi polla hinchada al máximo de excitación…
No lo penetres todavía, dijo el Gran oso que levanto su humanidad para colocarse en frente de mi, introduciendo su enorme verga en la boca del pigmeo…
Mírame a los ojos mientras te lo coges, yo haré lo mismo desde este lado, me dijo.
Empecé a deslizarme en su interior suavemente, quería que sintiera toda la envergadura, fui entrando lentamente hasta que mis bolas chocaron con el perineo y empecé mi ritmo, quería poseerlo, quería darle todo, fui aumentando la velocidad en medida de mi calentura, cada vez más furioso, hacia adelante y atrás repetidamente mientras hundía mis uñas en las robusta carne de las nalgas del muchacho, trataba de expandir más su ano, al ser pequeño era estrecho y me daba la sensación de presión interior que me volvía loco, con el gran oso no dejábamos de mirarnos, por momentos sincronizábamos nuestros movimientos y el pellizcaba mis pezones para excitarme más, yo hacía lo mío jalándole el vello de sus abultados pectorales…
Sentí el salpicar cálido del semen del pigmeo, se estaba corriendo, estaba teniendo un orgasmo grandioso que hacía que apretase la cola y de la sensación de succionar desde el ano, eso me acerco al climax, quería venirme adentro, ahorgarlo desde el interior con mis fluidos, estaba a punto de correrme…
De forma violenta el gran oso se apartó al enano y me empujo sobre el sofá abalanzándose sobre mi polla a punto de explotar, la engullo y succiono como si su vida dependiese de ello, yo la tenía tan hinchada que apenas le cabía en la boca pero estaba iniciando mi orgasmo, cogí su cabeza y la apreté hacia mi, expulsando con furia todo mi líquido vital, veía llenársele la boca, escurrir por la comisura de los labios y succionar más y más como para drenarme totalmente, el pequeño a su vez se posiciono detrás de él y empezó a darle placer lamiendo entre sus peludos glúteos y masturbándolo con ambas manos, como ordeñándolo.
El Gran oso estaba llegando al orgasmo mientras se mantenía frente a mi arrodillado y masturbándome furiosamente intentando que tenga un 2do aire y extrañamente mantenía mi erección lamiendo los contornos del tallo de mi verga y jugueteando con mis testículos.
El rasurado del tatuaje de Pink Floyd y un par de tipos más se acercaron a nosotros, todos masturbándose frenéticamente hasta correrse sobre el gran oso bañándolo de semen y dejándolo en un éxtasis lleno de convulsiones.
La recámara se silenció, todos estaban placenteramente agradecidos y de a pocos se iban retirando, el gran oso me miro y sonrió mientras se dejaba caer pesadamente en una silla, el pequeño me tomo de la mano y me guio hacia afuera, atravesamos la cámara previa, llegamos a la primera y me acompaño hasta las duchas, su compañero me esperaba con un vaso de fresca agua mineral y los dos me asistieron durante el baño, bajo la lluvia de la ducha recorrían con sus pequeñas manos todo mi cuerpo y detalladamente limpiaban cada parte, desde el cuello, pecho, hasta un ferviente trabajo en mis genitales, haciéndome tener la verga dura una vez más, ambos empezaron a lamerla peleando con las lenguas para darme más placer y buscando una vez más que el semen brote de mi miembro, me corrí de nuevo sobre el rostro de los dos, con una sonrisa se retiraron entregándome una toalla nueva.
Que delicia de lugar, estaba más que feliz de haber encontrado ese sitio, me dispuse a prepararme para irme cuando me topé con “el rey del pantano’ que ingresaba a la cámara seca, estaba desnudo y su enorme vigor afloraba de la piel, a estas alturas, que más podría pasar, mientras ingresaba me miro sonriente como invitándome a entrar con el…
Me dije a mi mismo, ¿Por qué no? Y lo seguí, en el interior, el ambiente era distinto al vapor de las otras salas, el olor a eucalipto era ahora seco, la madera caliente era acogedora, ahora sobre los cuerpos no había humedad, si no, sudor, lo cual hacia excitante la situación, él se recostó sobre la banca despojándose de su húmeda toalla su colosal polla yacía como dormida pesadamente sobre su pierna y sus bolas llegaban a posarse sobre la madera, yo estaba en un mood sexual total y esperaba que continuase así, me quite la toalla y me senté frente a él…
-¿Te ha gustado tu visita?, pregunto…
Continuará…