Tía y sobrino

Un niño se va a vivir con sus tíos y termina teniendo una relación con su tía, con tintes de masoquismo y fetichismo.

Como ya es habitual, recibo un correo de uno de mis lectores, en mi correo electrónico: ( tpreciados1975@gmail.com ) contandome su experiencia, que en este caso es muy distinta a todas las recibidas hasta ahora, para que haga un relato con ella y lo publique.

Y eso es lo que estoy haciendo, respetando el fondo y modificando tan solo levemente las formas.

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Te escribo por un doble motivo, para decirte que me gustan mucho tus relatos, tu forma de escribir explícita y clara, y para contarte mi historia para que la publiques con tu maestría habitual.

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Nos situamos en un pueblo manchego a principios de los años 70, aun había hambre y miseria, al menos en aquella zona, nosotros eramos tan pobres como la mayoría, asi que mis padres decidieron que me fuera a ayudar a mis tíos a la tienda de ultramarinos que tenían.

La tienda estaba en el pueblo y nosotros viviamos en el campo a unos 4 kilometros.

Sería una boca  menos que alimentar y seguro que allí estaría bien, según mi madre, iria a la escuela, ayudaria a mis tios y estaria mucho mejor que en casa.

Pero mi madre no contaba con mi tía, una harpía que no tenía nada que ver con la bondad de mi tío, el hermano de mi madre.

Ya la primera noche que pasé con ellos le echó en cara a mi tío que yo era una boca más que alimentar, y que tendría que ganarmelo.

-Pero si está haciendo los deberes mujer.

-Ni deberes ni leches, aquí se viene a trabajar!!!!!

En aquella casa y por tanto en aquella tienda se hacia todo, absolutamente todo lo que decía mi tía,  mi tió se dedicaba a trabajar y a obedecer, y aunque nunca lo ví, se de buena tinta que mi tía le pegaba, porque lo oí en varias ocasiones.

Y es que mi tía es una de esas personas a las que les gusta mandar y sobre todo pegar, disfrutaba azotando, y como no tenian hijos, porque ella era esteril, los que recibiamos sus golpes eramos mi tío y yo, sobre todo yo.

De aquella época me viene el gusto por las azotainas y por las zapatillas, mi tía siempre iba en zapatillas en la tienda, eso sí mejores que las de las mujeres que venían a comprarnos, y al más minimo fallo, me llevaba a la trastienda, se descalzaba, y me daba una buena somanta, hoy lo pienso y todavía me excito, pero las primeras palizas, maldita la gracia que me hacía.

Cuando ya me convertí en un adolescente empezaron a atraerme las azotainas de mi tía, y pasaba mucho tiempo mirandoles sus pies y sus zapatillas sin que ella se diera cuenta, me obsesioné con aquello, y cada vez que tenía oportunidad olía sus zapatillas, e incluso me autoazotaba con ellas, aprovechando alguna salida de ella.

Me hice miles de pajas pensando en que me pegaba y despues me la follaba.

Mi tía tenia un par de tetas imponentes, media altura, ojos oscuros y pelo largo rizado, aunque era un bicho malo, la verdad es que estaba muy buena.

Un día que yo ya estaba bastante crecidito tuve un error que le costó cinco duros de pérdida, y cuando cerramos la tienda me dijo, vete al trastero que ahora iré yo, a mi se me puso el corazon a mil, porque ya intuía que me iba a dar un palizón de los suyos.

El trastero era como llamaba a un cuarto donde teniamos algunos alimentos, y productos que no nos cabían en la tienda, entonces nada más llegar cerró la puerta con pestillo ( esto nunca lo hacía), y se descalzó su zapatilla como solía levantando la pierna, se fue hacia mí y empezó a pegarme como solía , es decir apretando los dientes y abroncandome muy enfadada por la perdida de dinero.

En un momento dado, cesó la zurra, y para mi sorpresa, me desabrochó los pantalones y me los bajó, junto con los calzoncillos, entonces se apoyó sobre un saco de patatas,  me abrazó contra ella y empezó a sacudirme en mi culo desnudo.

A mi, entre los azotes, y el frotameniento contra sus tetas se me puso una verga que parecía la de un burro, ella la estuvo sintiendo un poco tiempo contra su entrepierna, y al ratito se hizo la ofendida, y empezó a decirme que que significaba eso, que si era un golfo y PLASSSSSSS PLASSSSS PLASSSSSSSSS, me daba aun con más ahinco.

Pero, yo con la excitacion que tenia, en uno de los pocos respiros que me daba, me abracé a ella y empecé a comerle aquellas tremendas tetas por encima de la blusa que llevaba, las tenía durísimas.

Inmediatamente oí como caía la zapatilla al suelo, y me agarró la cabeza para guiarme, de las tetas pasé a su boca, y de ahí a su coño, ella me fue llevando con mano firme y maestra.

Se subió la falda, se arrancó las bragas, y en menos de tres minutos lo que le arranqué yo a ella fue un orgasmo brutal, y eso que no tenía ni idea de comer coños.

Aun jadeando y arreglandose las ropas y calzandose su zapatilla me dijo, si le dices  de esto a alguien en toda tu vida, te mato, pero si sabes guardar el secreto tendremos más y mejor.

Para mi, aquello fue algo realmente increible, aunque naturalmente tuve que terminar haciendome una paja para desahogar mi excitacion.

Pero, aquello marcó un antes y un después en mi relacion con aquella mujer, que de pronto se habia convertido en una hembra en celo y para mi la mujer mas deseable del mundo (Era la única que tenía a mano).

Asi es que, al dia siguiente, cuando me mandó para el almacen, los dos ya sabíamos a lo que íbamos, aunque yo no lo tenía muy claro, pero ella lo tenía clarisimo.

Para empezar vi que habia bajado un jergon que tenia en el desván y para seguir, estaba si  bragas, como pude comprobar enseguida.

Igual que el dia anterior, echó el pestillo y como vio que yo no sabia muy bien que hacer, me bajó los pantalones junto con los calzoncillos y de rodillas sobre el jergon agarró mi verga que ya estaba tiesa como un palo, la metio en su boca y empezó a chupartela con verdadera ansia.

Para mi aquello era demasiado y en pocos minutos comencé a correrme en la boca de mi tía, que tragaba todo lo que yo iba lanzando en su garganta.

Cuando terminé de correrme, se tiró sobre el jergon con sus piernas exageradamente abiertas, mostrandome su coño peludo, y diciendome con su voz autoritaria de siempre:

  • Vamos, no te quedes ahi pasmao, ahora te toca a ti chupar.

Yo como ya lo habia hecho el dia anterior, sabia muy bien lo que tenía que hacer, asi es que metí mi cabeza entre sus piernas y comence a comerla el coño, como si me fuera el ello la vida.

Mi tia bufaba como una yegua, agarró con sus dos manos mi cabeza y la empujaba contra su coño, como si quisiera metersela entera dentro de el.

Yo chupaba y lamia con mi lengua todo lo que tenía a mi alcance, con bastante dificultad para respirar.

Duró solo unos minutos, hasta que lanzando un grito contenido, comenzo a correrse, llenando mi boca y mi cara de los fluidos producto de el orgasmo que estaba teniendo.

Yo por mi parte, en cuanto aflojó sus manos de mi cabeza, salí de entre sus piernas y mientras ella seguia con los estertores de su orgasmo, enfile mi verga a la entrada de su palpitante coño y de un solo empujón, se la metí hasta dentro.

Ella al verse atravesada por mi verga, sin su permiso, supongo que recuperó su mala leche y comenzó a azotarme con fuerza en mi culo, lo cual en vez de disuadirme, me excitaba aun más, con lo que en vez de acobardarme y salirme de ella, produjo en mi el efecto contrario y comencé a follarmela con todas mis fuerzas.

Como me habia corrido hacia tan solo unos minutos, no tenia urgencia, con lo que la follada se prolongó mas de lo que hubiera sido normal en otras circunstancias.

Era como si estuviera montando una potra salvaje, se removia, bufaba y me golpeaba con fuerza en mis gluteos, y no creo que fuera porque no la estuviera gustando, sino porque por primera vez en su vida un hombre estaba dentro de ella sin su permiso, vamos, que no era ella la que llevaba la voz cantante.

Pero poco a poco su libido la fue llevando a su condicion de hembra en celo y su cabeza se rindió a la evidencia, que su cuerpo ya habia aceptado con anterioridad.

Estaba siendo montada por un macho mas poderoso que ella, se rindió y comenzó a disfrutar del placer que le estaban produciendo mis profundas penetraciones.

Dejó de golpearme, me abrazó con fuerza, en un innecesario intento de que no me saliera de ella y comenzó a gemir de placer.

Mi cuerpo al dejar de recibir golpes, se relajó y comence a sentir la inminencia de mi orgasmo.

Meti mi verga hasta el fondo, me lancé a por su boca, metiendola mi lengua hasta dentro, a la vez que comenzaba a inyectarle millones de espermatozoides en su infertil utero.

Ella al sentir el calor de mi corrida dentro de sus entrañas, tuvo un nuevo orgasmo, que al tener su boca tapada por la mia, no pudo disfrutar con lo que hubiera sido un grito imposible de controlar.

Se retorció de placer, mientras las fuertes contracciones de las paredes de su vagina, ordeñaban hasta la ultima gota de semen de mis testiculos.

Cuando finalmente nuestros cuerpos se relajaron me puse en pie y para demostrarla quien iba a llevar la batuta en el terreno sexual, de ahora en adelante, cuando se puso de rodillas para levantarse, la agarre del pelo, ella abrió su boca para protestar y yo la metí mi chorreante polla en la boca.

Sorprendente, su reaccion fue de sumision y comenzó a chuparmela, hasta dejarmela totalmente limpia y brillante.

Sin decir palabra, me vestí y salí del almacen a la tienda.

Ella salio a los pocos minutos y le dijo a mi tio que se hiciera cargo de la tienda que ella iba un momento a casa.

Y se marchó, supongo que a limpiarse y ponerse unas bragas limpias.

A partir de ese dia todo cambio., se volvió una persona amable, tanto con mi tio (Que estaba encantado) como conmigo...

Bueno, especialmente conmigo, porque volvimos a follar todos los dias y a todas horas, cada vez que teniamos oportunidad.

Pero no por ello dejó de darme azotainas con la zapatilla, a ella le gustaba darlas y a mi recibirlas,

¿Porque ivamos a renunciar a aquello?

P.D. Si escribes el relato me encantaría que describieras las zapatillas, son las típicas zapatillas de casa de toda la vida, de felpa, y suela de goma amarilla, las de mi tía solían ser azul marino o granates, y se descalzaba de muchas formas, subiendo l a pierna y agarrando la zapatilla con la mano, restregando un pie con otro hasta descalzarse... ah y siempre daba duro, muy duro.