Tía
¡Cómo me excita!.
Los que buscan solo sexo se desepcionarán con esta historia, aquí no hubo penetración, pero sí mucha exitación.
Ella fué siempre la más sensual de las meseras. Era delgada, morena, chaparrita, labios gruesos, pero lo más importante, sensual. No era muy bonita, pero era sensual. A mis primos y a mi nos encantaba ir a comer a aquél restaurante para que nos atendiera. Éramos unos niños entonces, y aquello no pasaba de imaginar y eyacular en el baño.
Pero el tiempo pasa, uno crece y... ella se volvió la pareja de uno de mis tíos. Mi tía. Dejó de ser delgada, no engordó, pero ya no era tan delgada como antes. Y se fueron a vivir a mi casa...
Me excitaba mucho verla salir de bañarse, yo era muy chico todavía, en la edad en la que una mujer no se siente acosada por tu mirada, aunque yo no me animaba a quedarme mirándola demasiado tiempo. Me masturbaba imaginándomela, a veces me metía al baño mientras ella se bañaba y lo hacía ahí, viéndola a través de la puerta que distorcionaba su figura, y desde adentro ella no podía distinguir lo que hacía. De vez en cuando me platicaba cosas, y yo le contestaba con trabajos, procurando que no se diera cuenta de lo que hacía, me exitaba aún más quererla ver bien, sin la distorsión de la puerta, y no poder. Las siguientes anécdotas no están en orden cronológico, esto ha pasado por años y no recuerdo muy bien, pues son bastante espaciados, pero ahí van.
Ellos dormían en el mismo cuarto que yo en la misma litera, yo en la de abajo, en una ocasión mientras ellos dormían, yo desperté temprano, y me senté al pié de su cama (que de hecho era la mía), empecé a tocarle las piernas y las pompas por encima de la cobija, ella se empezó a mover un poco entre sueños, sintiendo mi contacto. Después de un rato mi tío se despertó y me puso el susto de mi vida, pero no pasó nada, lo bueno es que se fué, se metió a bañar. Yo, ya sin tener que sortearlo metí mi mano debajo de la cobija y empecé a tocarle las piernas, cada vez subiendo más, y cuando llegué a sus nalgas, casi me desmayo al darme cuenta de que no traía calzón (al menos eso creí, talvez lo tenía metido, jeje). El caso es que ya armado de valor quise abrirle las piernas, primero tomándola por el muslo, luego por la pantorrilla. En ese momento no lo entendí, pero después comprendí que estaba despierta ya, por que no me permitió abrirle las piernas. Entonces ella se levantó de repente mientras yo levantaba la cobija para verla. Estaba genuinamente molesta, pero no me gritó. Tartamudeó un poco y luego me dijo: "Por qué haces eso de tocarme?" Yo quise zafarme pero me dijo que no me hiciera wey. "Yo entiendo que eres joven, estás creciendo y te gustan las mujeres, pero yo soy tu tía", "Perdón" contesté, y ella me dijo "No quiero que vuelva a pasar esto", yo asentí, ella comprendía por qué lo había hecho, aunque no le hizo mucha gracia que lo hiciera con ella, me pidió que le diera un beso ( en la mejilla claro), y la cosa quedó ahí... según ella...
El tiempo pasó y ellos se fueron a vivir a dos cuadras de mi casa. A dos departamentos de ellos vivían la muchacha que nos ayudaba en casa con su esposo e hijo, con quien yo me llevaba muy bien, así que lo iba a visitar seguido, y cada vez que iba, pasaba a ver a mi tía, me quedaba en su casa un rato, simplemente para estar con ella, disfrutando la sensación de nervios que me invadía al estar cerca de ella. No es que me hubiera enamorado, me excitaba increíblemente, pero nunca pasó nada. Yo me le quedaba viendo y yo estoy seguro que ella se daba cuenta. Muy poco a poco las cosas fuern tomando otro camino. Yo siempre anunciaba "Holaaa!" cuando tocaba a su puerta para que supiera que era yo, y como mi tío casi nunca estaba, pues no me preocupaba, llegó un momento en que ya los dos nos echábamos miradas, una vez estaba vestida como de niña chiquita, con una falda muy corta, tenía visitas, así que solo pude chulearle las piernas mientras le pasaba el dorzo de mi mano por ellas decirle cuando me despedí.
La puerta de su casa tenía un vidrio roto y yo podía asomarme cuando llegaba, les recuerdo que siempre decía hola, así que un día llegué como siempre y ella salió en calzones a abrirme. Se hizo la sorprendida, se fué a poner algo y yo me hice el que no vió nada. Tal vez los desepcione, amigos lectores, pero en ese momento decidí cambiar la jugada. Ya sabía que ella me estaba tirando la onda cañón, así que decidí ver cuanto tardaba en hacer que las cosas pasaran. Entonces cuando me dijo "Chin! Y yo que salí en calzones!", yo le contesté "Uy! Cómo no te ví!". Decepcionada me dijo "No me viste?". Yo me sentía súper porque la estaba haciendo sufrir. Otra ocasión que tuvo visitas, me senté junto a ella en la cama y la persona que estaba con ella, se salió de la recámara en un descarado gesto de dejarnos solos. Como plática le comenté que no estaba durmiendo bien. "Qué te pasa? Te preocupa algo?.....Te emociona algo?", yo entendí por qué era el comentario, pero le dije que no, ella se quedó sentada y yo me acosté y le empecé a acariciar la espalda, pero su compañera decidió que era muy aburrido esperar en la sala mientras su amiga se cogía a su sobrino, así que ya no hicimos nada.
Lo más excitante empezó un día en que mi tío estaba en casa, al despedirme de ella, nos dimos el beso en la boca, "Hay, que rico beso, a ver, dame otro", le dije, ella me lo dió, y después otro. Como mi tío estaba en la sala, pues no podíamos ser tan descarados, tuve que esperar hasta la siguiente ocasión que fuí a su casa. Ese día estaba su hija, pero al despedirme en la puerta de su casa, decidí que ya era suficiente, así que le tomé la cabeza gentilmente con las manos y la besé. Ella poco a poco se fué soltando, aunque al tocarle un pecho me quitó la mano con la suya, seguimos y yo le empecé a meter un dedo debajo de las licras que llevaba, ella empezó a gemir, pero de repente se separó recordándome que estaba su hija, y prácticamente me corrió.
Por cosas de familia e imprevistos pasó muuuucho tiempo para que nos volviéramos a ver. Un día fué a mi casa, mientras ella ayudaba a lavar los platos le pregunté por qué me había besado, se puso nerviosa de que alguien nos escuchara pero poco a poco la metí en la conversación. "Por qué lo hiciste tú", me dijo, "Es que me gustaste desde que te conocí", "Y amí me gustaste desde que creciste" me contestó. Después de una pausa, le dije "Es que me pones muy nervioso", y ella me dijo "Pues qué crees? Que tú también". Para esas alturas todos sabían lo zorra que era, así que le prohibieron ir a mi casa.
Pero poco tiempo después mi abuelo falleció, ese día lo menos que quería era estar con ella, pero me jaló a un rincón y me dijo "Sabes que cuentas conmigo para todo y si quieres desahogarte, aquí estoy" y me dió un beso en la boca. Debo decirles que su actitud me asqueó en ese momento. Y en ese momento pasó a ser no más que una cerda zorra presta-pronto para mí. Ya no quise saber más de ella. Pero fué ella quien me puso las cartas sobre la mesa.
Tiempo después salimos en familia de viaje a casa de un tío. La casa era muy grande, con alberca y todo. Para ese entonces yo estaba saliendo con una mujer casada y de ella sí me estaba enamorando (bueno, eso creía yo, pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión). Mi tía ya estaba más gordita, pero igual se me antojaba, ya más por la urgencia que otra cosa, pero yo seguía sintiendo asco hacia ella. Estando todos en el área de la alberca, ella dentro nadando, yo llegué en traje de baño para meterme, la verdad es que no soy para nada el muchacho más guapo, soy muy delgado, con una creciente pancita, lo único de lo que estoy orgulloso y que me admiran y envidian todos, es mi pene. Acepto que es de muy buen tamaño, pero no como los de los que salen en las películas, además siempre me ha gustado usar trajes de baño tipo bikini. Todos me chiflaron y lanzaron exclamaciones de asombro, y ella se quedó como estúpida viéndome.
Unas horas después, estaba yo sentado cerca de la alberca leyendo. Ella estaba platicando con otra tía que también se me antoja (ella no te da esa imagen sucia y es extremadamente sensual, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión). Momentos después se sentó junto a mí. Me preguntó de qué trataba el libro para disimular, después me dijo, "Te he estado esperando, en la mañana a la hora del desayuno, cuando dije que me retiraba, te esperé, pensé que me habías entendido", "No, no te entendí", le dije, de lo que me dijo a continuación, no sé si reirme o asquearme más: "Es que te me antojas. Te me antojas mucho, quiero todo contigo, me quiero acostar contigo. Conmigo todo lo que te imagines, eso va a pasar. Pero tengo unas ganas de cojerte que ya no aguanto". Como les digo, en ese momento creí que estaba enamorado, la rechacé (hoy me arrepiento), le dije que ya andaba con una casada, y que ahorita, nada de nada. Su último intento fué darme un beso cuando entré al baño, ella me siguió, se metió al baño conmigo, me abrazó por el cuello y me besó. Yo no abrí la boca, ella entendió y se fué. Creo que está indignada, no tiene porqué, pues en primer lugar es ella quien engaña a su marido, mi tío.
Pero ahora, tiempo después, tengo unas ganas tremendas de ir a visitarla a su casa. Estoy seguro que, con lo aflojadora que es, me va a recibir con los brazos abiertos, o las piernas, jejeje. De solo recordar aquella vez... Estaba ella "cuidándonos a sus hijos y a mí en mi casa. Esa vez sí me pasé, estaba dormida, yo me puse frente a ella, me saqué el pene, y se lo puse en la boca. Le rocé mi pene en sus labios un ratito, incluso se los separé con mi mismo miembro y lo rocé en sus dientes. Fué increíble, y estaba bien nervioso porque sus hijos me podían ver. De solo imaginarmela haciéndomelo con la boca, me dan ganas de explotar. Y pensar que sus labios ya tocaron mi pene y ella ni sabe!
Pues bien. No digan que no les advertí, ya sé que me pasé de tarado por rechazar una oportunidad así, pero me sentí bien conmigo al saber que podía tener así a una mujer. Solo espero que si me animo a ir a verla no se desquite. Y pensar que su hija se parece cada día más a ella, y tiene solo 10 años. Pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión.