The Simpson Dark Stories 15

La segunda parte de la competencia organizada por Edna, quien se llevó el primer premio en el "baile del caño", quedan 5 pruebas, ¿Será Marge, Luann, Annette, Manjula o Helen la ganadora? ¿O quizás la organizadora Krabappel en su aniversario?

THE SIMPSON DARK STORIES 15

“Un Orgasmo Dominical, Vol.2”

Edna ganó la primera competencia gracias a su conocimiento sobre el Alcalde Quimby, quien se fue de inmediato para evitar problemas con señoras enfurecidas. Quedaban cinco pruebas más, una opción para que Marge Simpson, Luann Van Houten, Manjula Nahasapeemapetillon, Annette Taylor y la provocadora de todo, Helen Lovejoy, pudieran hacer algo para ganar.

La profesora de Bart, que celebraba a todo ritmo su aniversario, comentó que pensó en seis pruebas en caso de que hubiera un empate, pero todos sabían que era para la gran posibilidad de que una de las seis quedara sin ningún punto.

Ned quitó los caños donde las mujeres habían bailado, y Edna se adelantó cuando ya todas estaban nuevamente vestidas.

—¡Comenzaremos la segunda prueba, ja!

—¡Tramposa! —interrumpió Helen— Tienes un arreglín con el alcalde, apuesto que eres una más de sus putas, y por eso te dio la victoria ese cerdo corrupto.

—¡No es cierto! —gritó Ned.

—Calma, calma, gané porque le parecía la más sexy, es todo. De todas formas, él no se va a atrever a volver, así que no hay nada que recriminarme, —Edna acercó su rostro muy cerca al de Helena, con una sonrisa lasciva— ¿o sí, mi querida incestuosa?

—¡Ya di qué viene ahora, Edna! —gruñó Marge, molesta por sus acciones tan sensuales con el alcalde, se sentía sumamente culpable, y además, inútil por no ganar a pesar de usar su mayor esfuerzo.

—Muy bien. Que los hombres se sienten en los banquillos entonces, porque les haremos una rica paja, y aquella que haga venirse a su hombre primero, ¡Ja!, ganará.

En un breve segundo, Kirk van Houten, Apu Nahasapeemapetillon, Timothy Lovejoy, y Homero Simpson estaban sentados en la banca. Ned llegó tímidamente después.

—Un momento, ¿qué hay de mí? —preguntó Annette, la chica de los squishees—, ¿tal vez tendré que ir a buscar al gordo y fofo brazo de la ley?

—Será difícil despertar a los Wiggum, pero puedes usar a otro chico, podría llamar a los hijos de Ned, o puedes usar a Millhouse, o...

Edna le dirigió la mirada pícaramente a Bart, Annette hizo lo mismo, y él tragó saliva.

—¡No! Ella compartirás conmigos el pene de mi esposos, vamos a ver quién es la mejor de una vez —desafió Manjula, arrodillándose entre las piernas de Apu.

—Mmmm, también es tentador, muy bien —la rubia se dirigió a su hermana menor—, espero que no te moleste mucho ver todo esto, Allison.

—Para nada... —respondió ruborizada la chica más inteligente de segundo año después de Lisa—, será... educativo.

Todas se pusieron en sus lugares.

—Hm... paaaaaja —babeó Homero, ebrio, a la expectativa, Marge tocó la punta de su gorda polla, algo nerviosa de hacerlo en frente de otras personas, y algo deseosa por la excitación de la situación. No solo eran sus vecinos, sino que también sus hijos los que la observarían, ya con Bart había tenido relaciones unas veces, y Lisa...

No. No debía pensar en eso, ya era demasiado.

—Muy bien, Helen, haz lo que sabes hacer, sé una buena mujer —Timothy Lovejoy puso las manos atrás de la cabeza con relajo.

—Como ordene, señor reverendo —respondió ella con una sonrisa pícara, oliendo el pene de su marido con placer mientras Jessica, cerca de ellos, observaba con entusiasmo.

—Luann, ¿de verdad vas a...?

—Cállate, Kirk.

—¡Y empezaaaaaaaaaaaaaaaaaaaamos! —gritó Edna, quien comenzó a bajar y subir la mano alrededor de la piel en la larguísima verga de Ned, con delicadeza pero aumentando la velocidad, como le había enseñado a Lisa hace tiempo (DARK STORIES 03). Habían acordado no chuparla, pero Edna sacaba la lengua como una experta y la ponía a milímetros de la polla.

—¡Oh, Edna!, esto... no está bien...

—Vamos, cariño, no te pongas mojigato hoy, ¿quieres?

Manjula acariciaba la punta y la parte superior del pene de su esposo, mientras Annette se ocupaba de la parte inferior y de las bolas. Aunque ambas le decían cosas lujuriosas al hindú, solo tenían ojos una para la otra, prácticamente lanzándose rayos de fuego e ira.

—¿Ves como te lo hagos, esposos? Nadie es mejor que yo en estos, ¿verdad? —Manjula comenzó a acariciarse la entrepierna bajo la falda para causar más excitación.

—¿Recuerdas cuánto te chupaba los huevos, Apu, ahí frente a las cámaras? —Annette no se sentía con ganas de perder, le dio un pequeño piquito a cada testículo—, son los mejores que he comido en mi vida.

—¡Oye, estás haciendos trampas, brujas rubia!

—Dijeron que no chupáramos la polla, pero no mencionaron nada sobre besar las bolas, ¿o sí, ex profesora?

—En cierta forma, tiene razón, Manjula —asintió Edna, su mano ya parecía un huracán, apenas se veía.

Lo mismo ocurría con Marge y Homero, él pateaba el suelo con un pie como un perro que se rasca, mientras ella empezaba a jugar con la punta llena de líquido preseminal.

—Tienes un pene hermoso, amor mío.

—Ah, Marge, ahora veo que nuestros hijos están aquí, ¿estará bien hacer esto? —indagó con la mirada medio perdida.

—Sí, no creo que les moleste —respondió la peliazul mirando las caras cachondas de Bart y Lisa, que estaban sujetos de la mano, aguantándose las ganas— ¿Pero cómo rayos es que estás ebrio si aquí no había alcohol?

—¡Se embriagó con el agua bendita! —gritó Bart.

—Ah, ya veo...

—¡¡Helen, creo que estás a punto de recibir la gracia de Dios!!

—Pues hazlo, Tim, y demostrémosles a estas imbéciles cuál es la mejor familia —ella apuró la velocidad, dispuesta a hacer explotar a su esposo, hasta que todas fueron interrumpidas por un carraspeo.

—Ejem, ¿cuánto más van a tardar? Ya me estoy aburriendo.

Luann Van Houten seguía lamiendo los restos de semen que tenía entre los dedos y en la palma de la mano derecha, mientras Kirk estaba recostado, exhausto.

—¡Un momento! ¿Hace cuánto...?

—Uf, mucho rato, ¿o no, chicos? —le preguntó Luann a los chicos, que funcionaban como testigos.

Bart, Lisa, Allison, y las gemelas asintieron con pesar, como si no hubieran querido decir cuándo ocurrió. Millhouse aplaudía sin parar.

—Pero... —titubeó Edna. Marge continuó la paja con una expresión de tristeza, aunque las demás se habían detenido.

—Es lo bueno de tener un esposo inútil, ¿o por qué creen que me busqué otros hombres? —preguntó descaradamente—, ¡Oh, no pongan esas caras, Kirk apenas escucha lo que digo después de que se viene así!

Y era verdad. Él no se dio por entendido.

Annette y Manjula prefirieron pelear un poco más entre sí que hacer correr a Apu.

Las mujeres se limpiaron después de terminar, Homero le pidió con calma a su mujer que no importara, que no se esforzara más de la cuenta. Un pequeño momento de ternura antes de que se quedara dormido nuevamente por la borrachera.

—Perdóname, Homero... —musitó ella con tristeza.

—Muy bien, Luann y yo hemos ganado las competencias, quedan cuatro, por más injusto que sea tener un esposo que se viene en tres minutos —añadió entredientes—, así que sigamos, esta vez mostraremos nuestras dotes con las otras.

—¿Cómo es eso de “con las otras”?

—Ya mostramos nuestras habilidades con la paja a hombres, ahora evaluaremos quién es capaz de hacer correr a una chica primero.

—¿Un lésbico? —preguntó Allison, interesada.

—¡¡Sí, mi mamá es una experta en ello!! —exclamó Jessica, sacándose rápidamente los calzoncitos empapados de jugos vaginales.

—¡Ja! Así que Jessica, Allison y Lisa, siéntense en los banquillos.

Lisa estaba con la boca de diez metros, se miró avergonzadamente con su madre. Había tenido sexo con Bart, con su padre, con Maggie del futuro, incluso con Huesos, pero jamás había pensado en hacerlo con su madre, eso le parecía totalmente diferente...

...Por eso no entendía porque sus braguitas se ponían más húmedas con cada segundo que pasaba mientras caminaba hacia el banco.

—Un momento, ¿Qué hay de Manjula, tú y yo? —preguntó Luann.

—Conmigo no hay problemas... —la mujer de Apu cerró los ojos y se concentró. Un extraño y misterioso brillo dorado salió de cada uno de sus poros, uno más de sus raros actos místicos hinduístas.

—¿Qué haces, Manjula?

—Llamos a una de mis hijas —contestó ella. Poonam, la mayor y la que ejercía de líder entre las cuatro chicas, se acercó midiendo mucho más, con más años encima, y muchísimo más transparente de lo acostumbrado.

Lisa recordó. Era lo mismo que habían hecho cuando los octillizos hicieron una orgía con ellos (DARK STORIES 09), una especie de proyección astral a través del tiempo.

—Hola, mamá —saludó ella, apareciendo entre los arbustos dando vueltas como una bailarina exótica. Estaba totalmente desnuda, y era sumamente sexy, una versión perfectamente sensual de Manjula, con tetas grandes y curvas pronunciadas.

—Hola, hijas, ¿podrías sentartes allí, por favor, para que te haga cosquillitas?

—Claro —y la chica, semitransparente, se sentó junto a Allison, que la miraba embobada igual que todos los presentes.

—Ok... esto fue extraño —concluyó Edna, y luego llamó a las gemelas—, Sherri, Terri, vengan aquí. Elige una, Luann, yo me quedo con la otra.

—¿Para eso nos trajo, maestra? —preguntaron ambas a la vez, deslizando sus shorts con dificultad hacia sus pies por culpa de sus cada vez más grandes traseros, y se sentaron también.

—No... claro que no, por supuesto que no —mintió Edna guiándoles un ojo— Bueno, ¿empezamos entonces? El que haga correr a la chica primero con la lengua, gana.

Y la tercera prueba comenzó.

—Oh... eso es, mami, sí, lo haces como una profesional, ohhhh... —gimió Jessica apenas Helen comenzó a darle tiernos y expertos lametones en su rajita.

—Esto lo hago para limpiar todas tus impurezas, perra del demonio —susurró ella, intentando sin éxito que los demás oyeran.

—Sí, límpiame mami, como siempre lo haces, oh, ese es el lugar, hazlo mami, más, más, más por favor...

—¿Te gusta, Terri? —preguntó Edna con voz lujuriosa, metiendo un dedo en la entradita de la gemela de cabello atado.

—Soy Sherri... y sí... me gusta mucho, parece que ya lo hubiera hecho antes, maestra —contestó con suspiros la pelimorada mirando con deseo a Bart, con quien se moría por follar. Este no solo la miraba a ella, sino a todas, pocas cosas lo ponían más que el sexo lésbico.

—¿Por qué crees que me hice profesora, solo por los chicos?

—Entonces tú eres Terri —dijo Luann, dándole besos de forma torpe a la entrepierna de la gemela de cabello suelto— Disculpa que no sea tan buena en esto como lo soy con las pollas...

—Se nota que tiene poca experiencia, pero no está mal... —dijo Terri, apoyándose en la banca, sus pezones se notaban erectos a través de la camiseta negra.

—¿Cómo sabes de eso? —inquirió metiendo un segundo dedo, por instinto.

—Tengo una gemela, y dormimos juntas, es cosa de sumar 2+2, señora Van Houten.

—Eso es mami, ese es el punto, acarícialo... uff... —suspiró Poonam, hasta su lengua afuera estaba traslucida.

—Te enseñaré algos para que juegues con tus hermanas, ¿buenos?

—¿Qué cosa? ¡¡¡Ah!!! —exclamó la chica cuando Manjula le empezó a dar lametones circulares al clítoris de su hija, al mismo tiempo que introducía un dedo ya lleno de jugos más transparentes que el resto del cuerpo.

—¿Mamá? —titubeó tímidamente Lisa Marie Simpson, con la falda arriba mostrando su conchita apenas algo peludita.

—Lisa... no haré nada si tú no lo deseas, no puedo obligarte a hacer esto conmigo —Marge hizo el ademán de levantarse, pero su hija la detuvo— ¿Qué pasa?

—Hazlo mamá, de verdad no importa, no voy a negar que... —dudó si decirlo, era uno de sus más oscuros secretos, se ruborizó y habló a tropezadas—, he soñado muchas veces con... que me hagas esto.

—¡Lisa, soy tu madre! ¿Eres lesbiana? —recordó entonces a la niñera Laura y a Tabitha Vixx, con ambas Lisa había tenido relaciones, y se corrigió— No, yo sabía que eras bisexual pero... soy tu madre...

—Mamá, hazlo por favor —“ya soy una puta sin remedio” pensó, miró a Bart con deseo, haría tantas cosas con él cuando estuvieran a solas—, de verdad no aguanto más.

—...Como digas, amor —y Marge enterró la cabeza entre las suaves piernas de su hijita, comenzó con algunas caricias a los lados, sopló cerca de la vagina de la niña lo que la hizo suspirar de un placer desconocido, y después de unos segundos metió la lengua en la entrada, saboreando el delicioso sabor de su hija mayor.

—¡Oh, mamá, es...! ¡Ah, no pares, por favor, querida mamá!

—Hija, sabes riquísimo, nunca pensé que tú y yo haríamos algo así —comenzó a darle besitos en el clítoris que hicieron a Lisa gritar de pasión— también hueles delicioso, ya empiezan a salir tus juguitos.

—Allison, hermanita, ¿te gusta esto? —preguntó Annette besando las piernas de su pelirroja hermana con un rostro sumamente sexy.

—Sí, sabes que sí, pero no tardes más, ¡lámeme allí adentro! —gritó fuera de sí la niña genio, desesperada porque le tocaran sus partes más íntimas.

—De acuerdo, lo haré cuando me cuentes qué estás pensando, qué fantasía loca se está pasando por tu cabecita, cariño —desafió Annette, deslizando la lengua por los muslos hasta llegar finalmente a la meta.

Ya todas estaban cerca del clímax.

—¡¡¡Ah, esto es increíble, affuux din taaan!!! (nos vamos a correr) —gritaron a la vez Sherri y Terri en su idioma secreto de gemelas. Luann había mejorado bastante en ese rato, y Edna llevaba mucho tiempo sin hacerlo con chicas, se estaba tardando más de lo esperado.

—¡Mami, los demonios van a salir, atrápalos con tu lengua celestial! Hazme correr como una loca, envíame al cielo con tu lengüita deliciosa, ¡así mami, así! —rogó Jessica, fuera de sí, mientras Helen le agarraba las nalgas con pasión.

—¡Creo que estoy a punto de desaparecer, madre! —Poonam mostró sus indicios de clímax cuando su concentración en el plano astral se debilitó.

—Mamá, te amo, siempre has sido buena conmigo, creo que me harás... mmmm... —gozó Lisa al borde de su primer orgasmo dominical.

—Me las imagino a todas haciéndome lo que tú haces, hermana, me imagino que me... ¡Ah, ah, me dicen que soy la mejor y...! ¡¡¡Ahhhhhhh!!! —gritó Allison, corriéndose sobre el rostro de su hermana antes que las demás, fue la primera en empapar de jugos a la rubia que se degustaba con los chorros transparentes que salían de la entrepierna de su inteligente hermanita.

—Eso es Ali, sabía que por ser lesbiana te correrías primero, y yo misma soy experta en esto —Annette miró a Apu y Manjula, cuya hija desapareció poco después—, debí haber mencionado que hasta en eso soy mejor.

Las otras cinco chicas se corrieron casi al mismo tiempo unos cinco segundos después que Allison, así que Annette se llevó indudablemente la competencia lésbica.

Las chicas se limpiaron y vistieron nuevamente, aunque el hecho de no haber ganado tenía a cinco de ellos aún insatisfechas, mientras Allison se sentaba avergonzada en su lugar. Lisa no paraba de cruzar miradas culpables con su madre, aunque al mismo tiempo esas miradas decían “Quiero repetirlo”.

—Entonces es hora de la cuarta prueba, y ya que las mujeres lo han hecho con las chicas y los hombres, es hora de darles en el gusto a los nenes, ¿o no? —preguntó Edna, guiándole un ojo a Bart, cuya polla pedía a gritos estallar.

—Pero... pero solo están Bart y Millhouse aquí —comentó Marge.

—Y Ralph —corrigió Edna, indicando con el dedo al extraño jovencito cuya entrepierna mostraba ya signos de la calentura, aunque su rostro parecía reflejar otra cosa... algo más vacío—, ¿te apetece, Annette?

—Hm... si no hay de otra forma... —respondió la joven rubia.

—Como sea, no sé de dónde salió, pero faltan tres, aunque Manjula puede llamar a uno de sus octillizos, ¿o no?

—Sí, ya estoy llamando mentalmente a Annop —quien como Lisa recordaba, era el líder de los chicos, y definitivamente el más guapo, en su forma astral era un hombre robusto con músculos marcados y resistencia infinita en la cama, además de muy agresivo en el buen sentido.

—¿Y los otros dos? —preguntó Helen, aunque la mirada de Edna hacia Ned le hizo comprender de inmediato a su plan.

La mujer Flanders llamó a casa con su teléfono.

Seis chicos estaban de pie frente a las mujeres, que estaban sentadas, cada una con una jarra en la mano, que debía haber servido para preparar los famosos jugos de fruta de la señora Wiggum. La competencia esta vez no tenía que ver con el tiempo.

—Ganará quien más leche le saque al chico, es para probar nuestras habilidades de excitación sobre el sexo masculino —explicó Edna frente a Rod, quien temblaba con la verga afuera sin comprender nada, aunque Ned le pedía calma. Costó mucho convencer al bigotón de que todo era por la unión familiar.

—Esta vez se permite chupar, ¿o no? —preguntó Helen sosteniendo el tronco de Todd, el menor, que era además su ahijado de bautizo, tenía un tronco más grande que el de su hermano mayor, pero estaba casi igual de nervioso y confuso que él.

—Por supuesto, cualquier cosa para que salgan litros y litros de este manjar de los dioses.

—Uy, mamá, ya el verte me tiene como piedra —sonrió pícaramente Bart, mientras su madre le devolvía el gesto bajándose el vestido para mostrar sus redondas tetas.

—Mi pequeñín especial, desde ese día con la chica universitaria que no lo hacíamos (DARK STORIES 12), no fue mucho tiempo pero ya estaba deseosa.

—¿Qué dirá Homero?

—No creo que tu padre se preocupe mucho, ji ji —ambos vieron como un borracho Homero, casi dormido, se dedicaba a acariciar las tetas en desarrollo de Lisa, quien solo se dejaba con una risita nerviosa.

—Papi, ya... ja ja ja... ¡Papi!

—Ay, qué buenos melones, muchos melones... —balbuceó el hombre de la familia.

—¿Lo de siempres, cariños? —preguntó Manjula, sujetando la vigorosa polla de Anoop, quien con sus cabellos negros, cuerpo lleno de músculos transparentes, y rostro duro pero atractivo, tenía a todas las mujeres pendientes de él.

—Sí, aunque un “especial cinco” no estaría de más.

—Sales un “especial cincos” entonces.

—¿Listo, mi querido Millie? —preguntó Luann, contemplando la ya erecta polla del chico de lentes por primera vez, él estaba nervioso como nunca.

—Mamá, no sé si esto sea...

—¡Comiencen!

—Espera, mamáaaaaaaaaaaaaa —gritó Millhouse cuando Luann se la empezó a chupar, sin perder tiempo, dispuesta a obtener la victoria a cualquier costo. Ya habiendo ganado la segunda prueba, una más le daría casi con seguridad el triunfo final.

Las seis mujeres se metieron sus respectivos rabos a la boca, comenzando a chupar y lamer con sus respectivas “técnicas”.

Edna era una experta, lo había hecho con tantos hombres diferentes que su estilo era una mezcla de artes chupadoras, pero que tenía un gran desafío en poner dura la polla de un chico como Rod, sumamente confundido, se tapaba la cara, ruborizado.

—Quería llegar virgen a mi noche de bodas... —sollozaba, aunque al mismo tiempo se sentía muy curioso.

—Calladito, Rod, y disfruta lo que segunda mami hace por ti —volvió a meterse la polla a la boca logrando poco a poco ponerla a tope.

—¿Cómo está la polla de ese angelito, mami? —preguntó Jessica, masturbándose sin tapujos en el pasto, la manito al interior de su conejito bajo la falda, mirando a su madre y Todd. Su padre le acariciaba suavemente las tetas, sin perder detalle tampoco.

—No está mal, la de Tim sabe mejor, pero no está mal —se interrumpió Helen para luego continuar con sus intentos para que se pusiera erecto, aunque le resultaba más fácil que a Edna, ya que Todd estaba más “dispuesto”.

—Oh, nunca hablaron en la iglesia de esto, madrina...

—Cuando quieras pásate por nuestra casa, y le pediré a Jessica que te enseñe —dijo la esposa del reverendo pasando la lengua por las bolas ya hinchadas del chico.

—Hm... sí, ¿por qué no? —confirmó Jessica, relamiéndose los labios.

—Ok, pero sin Flanders —repuso el reverendo Lovejoy en voz baja.

—¿Te gustas, hijos mío? —preguntó Manjula, su lengua daba vueltas en círculos sobre la cabeza del pene del macizo muchacho, a la vez que le hacía la paja con ambas manos.

—Oh... sí..., es increíble mamá, creo que me voy a correr mucho hoy.

—Eso esperos, ganaremos sin faltas.

—¡¡Ay Carambaaa!! Cómo extrañaba esto, má, ahhhh —gimió Bart mientras Marge le hacía lo que más le gustaba. Una cubana.

—Sí, mi chiquitín especial, y cuando te vengas, lo lanzas todo en la jarra, ¿ok? Quiero que manches todo y lances todo lo que tienes guardado en tus huevos grandes, ¿te queda claro, Bart?

—¡A la orden, jefa!

—¡¡Wow, qué polla tan grande tiene este muchacho!! —se sorprendió Annette al ver el gran pene que se guardaba Ralph, a la vez que le daba lametones rápidos y precisos a lo largo y ancho del tronco, masturbándose con la otra mano, metida en su ropa interior.

—¡Soy un pingüino! —exclamó él, con la mirada perdida, sacándose los mocos, como si no estuviera en el mismo canal que su mitad inferior del cuerpo— Miau... Miaaaau...

—No le prestes mucha atención, hermana —recomendó Allison, a quien ya comenzaban a acariciar las piernas ambas gemelas, una por cada lado, sin perder detalles.

—¿Te gusta mi... mi...? —titubeó Millhouse.

—¿Tu verga? —Luann escupió sobre la polla de su hijo y continuó con la paja— Claro que sí, es mucho mejor que la de Kirk.

—¿Crees que a Lisa le gustará?

—No creo que permita que la uses en otra que no sea en mí, cariño...

Los seis muchachos ya estaban a punto de llegar al clímax, y era el momento para que las mujeres iniciaran sus “incentivos” para que la lechada fuera abundante.

—¡Vamos, córrete, cariño! Hazlo por mami, amor, te dejaré quedarte despierto cinco minutos más en la noche si me lanzas una buena corrida —pidió Luann, babeando descontrolada sobre la verga de su hijito.

—¿Quieres correrte, verdad? No te pongas tan nervioso, como tu nueva madre me corresponde enseñarte estas cosas, así que ven y mánchame, hazme tuya, Rod —suplicó Edna, lamiendo el tronco del mayor de Ned, aunque sin haber solucionado el problema de los nervios.

—Vaya, muchacho, no me importa tu cerebro, pero no me molestaría tener esto todos los días, así que acostúmbrame a tus sabores... —susurró Annette, aunque no servía mucho.

—¡Hazlo, Bart! Córrete para mí, échalo todo en la jarrita, vamos mi pequeñín, hazlo por mamá, mi amor, así, así, así —con una mano agarró el envase y lo acercó a sus tetas, que botaban alrededor del “General Bart”

—¡¡¡Ya estás desapareciendos, lanza tu semen antes que se desvanezca también!!! —gritó Manjula recordando un inconveniente repentino.

—Eso es, sigue así, tendrás a Jessica y a mí para todo lo que quieras, te enseñaremos todo sobre las cosas ricas de la vida, sin descuidar tus estudios religiosos, así que, ¿por qué no demuestras que los santos están de tu lado y ensucias a esta putita para que luego puedas purificarla con tu exquisita polla? —se le entendió perfectamente a Helen a pesar de tener la boca llena del palo de Todd.

—¡¡¡Mamiiiiiiiiiii!!! —se corrió Millhouse, no mucho como se esperaba, apenas llenó la base de la jarra. Bart sabía que eso pasaría, dada las constantes pajas que se hacía el chico en su habitación cuando estaba solo, la mayor parte del tiempo.

—¡Ay, ay, ay, ahhhh! —gritó Rod, tal vez era su primera corrida, pero como nunca logró superar los nervios, llenó muy poco de la boca de Edna, quien a su vez lo derramó sobre el envase con dos expresiones en el rostro: decepción, y muchas ganas de entrenar a su hijastro.

—Canadá —dijo Ralpha, y una buena corrida salió de su pene gordo, algunas gotas cayeron sobre el cabello rubio de la sonriente Annette, y el resto llenó el primer tercio de la jarrita, lo cual la ponía satisfecha y más ganosa.

—¡Aaaaaaaay Caramba! —una muy buena lechada salió del General Bart, se derramó sobre la vasija con tanta abundancia como Lisa y Marge esperaban, al fin habían logrado una oportunidad de oro para ganar, llenó al menos la mitad.

—¡¡¡Ganesh!!! —vociferó Anoop, su semen salió disparado, parecía casi tan abundante como el de Bart al caer al interior del objeto transparente... pero no llegó todo. La mayor parte desapareció junto con el muchacho, quien volvió a su cuerpo de infante, mientras Manjula se golpeaba la frente por su torpeza.

—¡Oh Dios mío! —aclamó Todd. Él nunca se había corrido, y no estaba nervioso, y la mujer sensual que se la chupaba le prometía hacerlo junto con la putita Jessica que no dejaba de tocarse... No era de extrañar que lo que salió de sus bolas llenaran más de la mitad de la jarra.

El hijo de Ned cayó exhausto en el pasto, mientras Helen se relamía gustosa con los restos que no habían caído adentro, y aún así le daban la victoria indudable. Jessica corrió hacia su madre y la abrazó apasionadamente.

—Dame, mami —alargó la lengua la perra demoníaca.

—Aquí tienes, hijita, ja ja —rió Helen uniendo su lengua con la de su hija, mientras miraba con rostro triunfador a las otras mujeres, especialmente a su rival Marge, quien era la que había estado más cerca.

—Lo siento, ma —se excusó Bart con rostro apenado.

—No te preocupes, Bart, era de esperar de un chico nuevo como Todd, pero ya ganaré en las próximas dos rondas, no temas —trató de tomar fuerzas la peliazul, aunque por dentro se sentía sumamente inútil.

—Bueno, bueno, una victoria para mí, otra para la puta Lovejoy, otra para la furcia van Houten, otra para la perra Taylor, y nada para Manjula y Marge, ¡JA!

—Ya di qué viene ahora, Krabappel —dijo Bart, bastante enojado.

—Eso intento, mocoso —sonrió ella, y luego lanzó un fuerte silbido que hizo que todos se taparan los oídos— ¡Es la hora del sexo, al fin!

¿Cuáles serán las dos últimas pruebas? ¿Quién ganará al final? Descúbranlo en la parte final de esta historia, en THE SIMPSON DARK STORIES 16, muy pronto.