The Simpson Dark Stories 13
La segunda parte y final de la historia de Maggie del futuro, quien quiere arruinar la relación de Bart y Lisa. ¿Lo logrará? Descubre el resultado aquí mismo.
“Maggie, Chupones del Futuro Pasado, Vol 2”
—Bien, no fue taaan difícil. Más bien, fue increíblemente placentero. Ahora debo continuar con la siguiente parte de mi plan. Sé que es muy cruel, pero...
—Oye, disculpa que me entrometa, pero, ¿Con quién hablas, muchachita? —le preguntó el hombre del gran bigote castaño, sentado en una banca de la plaza mientras Maggie del Futuro caminaba en dirección a la Taberna de Moe.
—Oh, genial, el estúpido Flanders —se dijo la muchacha en voz baja para luego subir la voz en un tono inocentón —Hablo con Dios, señor, ¿usted nunca lo ha hecho?
—¡Qué bien! Hablo todo el tiempo con él, es bueno que una chica de tu edad lo haga, últimamente nadie... lo hace... aunque no creo que le guste mucho tu forma de vestir —le dijo Ned, mirándola de arriba a abajo. La minifalda cortísima, el ajustado top, la figura delicada y llena de curvas sensuales, no eran precisamente la vestimenta indicada para una muchacha que decía hablar con Dios.
—Es una mejor forma, señor. Dígame —se acercó juguetonamente hacia Ned, y se sentó en sus rodillas, abrazándole el cuello— ¿quiere que conversemos con Dios juntitos? No quiero hacerlo solita...
—¡Oh Dios mío!
En unos instantes, Ned Flanders había sido llevado a los matorrales por la muchacha, quien lo desvistió, se montó sobre él, y lograron llamar a Dios. O lo intentaron, al menos...
—¡Dios Mío, qué polla! —gritaba bastante Maggie.
Después de dejar a un inconsciente Ned en el pasto, con un rostro iluminado por la satisfacción, Maggie se vistió y entró a la taberna, mucho más relajada. Le hacía tan bien el sexo...
—¿Hola? Con permiso —dijo la muchacha al ingresar. Todos quedaron con los ojos como platos, no solo por la poca cantidad de mujeres que llegaban a ese lugar tan sombrío, sino por la hermosura y sensualidad de esa chica, poco común en Springfield.
—Sí, preciosa dama, por favor, ¿Qué desea? Tengo un nuevo licor de banana y coco que te podría encantar —trató de seducirla, sin mucho éxito, el tabernero Moe.
—Solo busco a una persona, señor, pero gracias por la oferta, ¡Ah, ahí está!
Homero estaba babeando contra el mesón, totalmente ebrio. Ella se sentó junto a su padre, cruzando una pierna sobre la otra, eran piernas largas, delicadas y fuertes a la vez, sensuales desde donde terminaba la minifalda negra, hasta los zapatos de tacón rojo que sacó de la tienda donde había follado con Marge y Bart.
—¿Señor Homero Simpson? —preguntó con inocencia, acomodándose la cola de caballo por sobre su hombro.
—Sí... lo conozco, es ese imbécil que... espera, yosiaftqiwjke...
—¿Disculpe?
—¡Soy Batman! —exclamó en voz grave antes de eruptar.
—Vaya, no recordaba lo divertido que era papá borracho. Es una lástima que haya muerto con la primera máquina que construyó mi sobrino, lo podría haber disfrutado más —pensó Maggie con algo de tristeza, pero de su boca salieron palabras animadas —Señor Batman, sé que su identidad secreta es la de Homero Simpson, pero no se lo contaré a nadie si me responde alguna pregunta.
—Estúpida Harley Sexy Quinn, se lo contarás todo al Joker...
—Mi nombre es Martha McFly, señor Batman, no se confunda, jijijiji. Vengo a entrevistarlo sobre una de las más jóvenes promesas de esta ciudad, y que queremos en nuestra Universidad. La señorita Lisa Marie Simpson.
—¿Lisa? Ah, sí, tengo una hija que se llama así, es muy... ¡BERP! Inteligente... y rubia, como usted.
—Vaya, vaya, se fijó en mi cabello primero —pensó la muchacha— y dígame, señor Homero, ¿le parece bonita su hija?
—¿Mi hija? ¡Por supuesto! Es de mi sangre, es preciosa, nerd ykldffihlhsfkn-... ¿qué decía? Moe, ¡dame otra! Y es bonita, Lisa, es hermosa.
—Señorita, ¿no quisiera beber algo conmigo en vez de hablar con ese ebrio? —le preguntó Moe, acercándosele.
—Nop. Hasta para mí eres horrendo.
—Quizás, pero mi polla es tan o más útil que cualquiera.
—No aguantarías estar en mi coño más de un minuto, pero... si vas a buscarme a Lisa Simpson a su casa, quizás lo pensaría mejor —igual lo asqueaba. Aún con la cultura bonobo tan influyente, tenía sus “estándares”.
—¡Voy como un rayo! —Y Moe salió corriendo de la taberna. Como supuso, los otros clientes de la taberna corrieron detrás de él, para no perder la oportunidad. No quedaba muy lejos de casa, así que Maggie tenía poco tiempo.
—¿Le apetecería follársela, señor? —le preguntó sin rodeos después de que el hombretón bebió otro sorbo.
—¿A quién? ¿A Batgirl?
—No, a Lisa.
—¿Mi hija? ¿Eso no está como prohibido? —en ese momento, Homero se tambaleó, y casi se cae de su silla, pero su hija del futuro logró atraparlo. Su rostro se encontró pegado a las enormes tetas de la muchacha, y empezó de inmediato a babear.
—Creo que le gustan mis niñas, jiji —la saliva, así como cualquier otro fluido, la excitaba mucho. Tener a su padre en esa situación era muy intenso para su entrepierna.
—Son bonitas. También las de Lisa, están creciendo bastante.
—Tal vez no lo recuerde, pero usted ya se la folló una vez (DARK STORIES 08), aunque estaba ebrio, como ahora. Una muchachita tan linda estaría deseosa de una polla gorda, dura y firme como la suya. Porque supongo que es así, no me decepcione.
—No hay duda, tengo la mejor verga de Sprinfield.
—Así me gusta. Y Lisa no tiene novio para...
—¿No tiene? Ah, no, claro que no, aunque últimamente ha pasado mucho tiempo con el niño rata, quizás él se moleste.
—¿Quién?
—¡El niño ra...! Espere... se llamaba... Bort...
—¿Bart?
—¡Ese justamente!
—¿Cree que prefiere a su hermano? Es un niño, usted un hombre. Imagino que no querrá que cualquier idiota se la meta todos los días, muchachos inexpertos e irresponsables que podrían tratarla pésimo.
—¡Claro que no! Nadie toca a mi princesita —movió el puño amenazante en el aire hacia nadie en particular.
—¿Quién mejor que su padre para que le enseñe todo lo que hay que saber de la vida?
—Es cierto, yo soy la mejor opción para Lisa, no dejaré que ningún imbécil le haga daño.
—Además, ya va formando cuerpo de mujer —conversando estas cosas con su padre, la vagina de Maggie se estaba llenando de jugos, la humedad la tenía cachondísima, pero debía esperar... debía esperar un poco más...
Casa de los Simpson.
—Mamá no está en casa, salió con Bart a probarse ropa. Estoy sola con Maggie, así que no puedo ir a buscar a papá a la taberna —le dijo Lisa al horrible hombre en su puerta, que venía acompañado de una multitud de hombres muy ansiosos.
—Mira niña, no le pasará nada a tu hermanita, pero debes acompañarnos.
—¿Por qué tanto apuro, Moe? ¿Le pasó algo a papá?
—Ehm... sí, está ebrio.
—¿Y?
—El problema es la compañía que tiene en la taberna, princesa. Una muchacha muy sexy está allí, y follará conmigo si te llevo con ella y tu papá, ¡Así que vendrás con nosotros!
—No pueden obligarme —Lisa empezó a sentir el temor, pero su cerebro funcionaba a mayor rapidez que el promedio. Obviamente su hermana del futuro estaba involucrada en todo esto, así como en que su madre y hermano tardaran tanto en la tienda de ropa.
—¿Ah no? ¡Muchachos, tómenla! Esta putita se cree muy lista, jeje.
Entre varios hombres la agarraron de las extremidades, la levantaron e inciaron el camino de regreso a la taberna. Lisa estaba asqueada, todos olían a vómito, alcohol y sudor, y lo peor es que estaba dejando a su hermanita sola. Pero alguien apareció al rescate... no un héroe, eso sí.
—¿Lisa? ¡Qué le hacen a Lisa, malditos! —gritó Millhouse, quien paseaba a su perrita GooGoo. Corrió hacia ellos, pero la muchacha lo detuvo. Jamás podría contra ellos.
—¡Millhouse, mi héroe! Necesito que cuides a Maggie mientras no estoy, me están llevando a... un paseo religioso, pero intentaré soportarlo. Necesito que cuides a mi hermanita, ¿de acuerdo? Si nada le pasa... te lo recompensaré —y ahí estaba otra vez. Desde que empezó a follarse a Bart, lo puta se le salía por los poros.
—¡Sí, señora! —Millhouse entró a la casa marchando con su mascota.
Taberna de Moe.
—¿Así que se imagina cómo será Lisa de mayor si la toma para usted ahora? Esbelta, con pronunciadas curvas que ya están formando, labios carnosos, un trasero firme, unas tetias deliciosas y solo para usted, además de la inteligencia para llevarlo donde sea, en un cargo importante, o en nuevas posiciones en la cama.
—Sí, sí... sería genial... —gemía Homero, masturbándose en la silla, babeando totalmente ebrio y con la mirada perdida, mientras Maggie miraba encantada.
—Tiene una verga espectacular, señor Simpson —no mentía— Me muero de ganas por comérmela, pero sería mejor que su hijita preciosa lo hiciera, ¿no? Esa boquita pequeña, esa lengua húmeda y larga, deseosa cada mañana, tarde y noche por beber nada más que su semen.
—Sí, sí, quiero a esa niña aquí...
—¿Y si aparece? ¿Qué le haría?
—Le rompería la ropa, la montaría en mis piernas como a una buena niña, y... oh...
—Aunque a estas tabernas no puede entrar alguien de esa edad, ¿le importaría? Probablemente Moe se la llevaría a otro lado para follársela solo.
—Mataría a Moe si fuese necesario para evitarlo, ¡BERP!
Justo en ese momento, Moe entró con los clientes y la chica. Al verlos, Homero gruñó furioso, agarró la mesa de pool y la arrojó con fuerza sobre el tabernero.
—¿Homie? Oye, tranquilo, hombre, soy yo, el buen amigo Moe.
—...
—¡Me recuerdas amiguito?
—...Vas a morir, Moe...
Moe y todos sus clientes salieron corriendo despavoridos con bolas de pool golpéandoles el cuerpo, y astillas de madera enterradas en su piel. Lisa fue salvada de todo por su hermana, quien la había tomado en brazos.
—Maggie, ¿sigues aquí? ¿No has vuelto a tu tiempo? —le susurró enfadada mientras Homero se bebía litros de cerveza detrás del mostrador.
—Hermana, qué enojada te ves. Ya te lo dije, tengo una misión que cumplir.
—No podrás convencernos. Bart y yo estaremos juntos para siempre, y no permitiremos que tu futuro se haga realidad.
—También te dije que no me arriesgaría. Además, él ya cambió de parecer —sacó el biberón que funcionaba como cámara de entre sus cabellos, y poniéndolo contra un muro se proyectaron las fotografías que deseaba mostrar.
Bart follando con su madre en un probador de una tienda.
—No..., no puede ser, es una trampa tuya.
—Sabes que mi biberón es una cámara. Lo acaban de hacer, y yo misma les tomé estas fotos. Lisa, son hermanos, pero no podrá ser un buen amante si se mete con cualquiera, incluso con mamá.
—Pero Bart... él... —sollozó la muchacha, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos azules.
—No ha cambiado, Lisa. Jamás cambiará, siempre será igual, y su gen del mal es el que llevará a mi sobrino a hacer lo que hizo —le acarició la cara con delicadeza, mientras caían gotas de lujuria de su entrepierna bajo la minifalda.
—Maggie... ¿por qué hiciste esto?
—Porque los amo, hermana. Bart puede amarte, pero también ama a otras mujeres, y no quiero que te haga daño. Papá, por otro lado...
Hizo un gesto en dirección a Homero. El calvo tenía los pantalones abajo y se acercaba borracho, jadeando, hacia las chicas.
—¿Qué pasó aquí?
—Papá te protegerá toda la vida, cariño. Y si no lo hace él, lo hará Nelson, quien jamás te hará daño, ya que sabes que tiene un corazón tierno. O Millhouse, un idiota que siempre te será fiel... aunque claro, no tendrá más opciones.
—¿Quieres que me meta con papá por despecho? —Lisa no dejaba de llorar, aunque no evitaba las caricias que su padre, en silencio, le entregaba a su hija mayor en el cuello y rostro.
—No, porque él te ama. Míralo, te ve como mujer, y jamás te será infiel más que con mamá, y ella misma está con Bart en estos momentos. ¿Te imaginas cuando se entere?
—Se le romperá el corazón a mi papi —Lisa soltó un suspiro cuando Maggie, a su espalda, le agarró las tetitas, y Homero le besó el cuello.
—Junto a papi, denle una lección a mamá y nuestro hermano. Y si no es suficiente con las pollas que mencioné... siempre tendrás a tu hermana —giró el cuello de Lisa, y con delicadeza, ternura, y pasión, pegó sus labios a los de ella.
—Hey... ¡Hm, no!............ Hm........... Ah................... —Lisa abrió la boca y dejó entrar la lengua experta, deliciosa y húmeda de su hermanita.
—¿Te gusta mi lengua, Lis?
—Me encanta, Maggie.
—Muchas veces pensé en volverme lesbiana solo por ti, hermanita —le dijo, mientras las lenguas de ambas chocaban fuera de sus cuevas húmedas, luchando por golpear el interior de la otra. La saliva corría desde la comisura de sus labios.
—Mira, es la polla de papi.
—Es grande... es dura... —dijo Lisa, agarrándola con su manita. Maggie, a su espalda, le daba lametones en el cuello.
—Y nunca te defraudará, siempre será para ti. No como la de nuestro hermano...
—Jamás cambiará, ¿Cierto? Es un mujeriego y siempre lo será.
—Así es, preciosa —metiendo la mano bajo la falda, al interior de su calzoncito, Maggie palpó los líquidos que inundaban la concha de Lisa.
—Ah... Maggie...
—Martha, Lis, recuérdalo, Martha McFly —pellizó suavemente el clítoris, a la vez que ayudaba con la otra mano a pajear a su padre.
—Qué nombre tan poco creativo —murmuró Lisa antes de engullir el enorme falo del gran Homero. A penas podía meterlo todo en la boca, pero el placer la hacía intentar comérselo toda, estaba loca por follar.
—Estás tan caliente, Lis, mira como están mis dedos —Maggie sacó la mano de la entrepierna de su hermana, cubierta de líquido pegajoso, casi transparente, y lo lamió con sensualidad, degustándolo lascivamente —¿Te apetece?
—Sí, por favor —mientras Lisa, de rodillas, chupaba los dedos de Maggie, ésta se encargaba de chupársela a Homero, quien estaba demasiado ebrio para decir algo coherente.
—...Max Power... a todfakhshaa potenciashkhkjhf...
Ambas rieron. Maggie cerró la taberna con llave y seguro, se quitó la chaqueta, la minifalda y la camiseta, ni siquiera necesitaba los lentes con su padre incapaz de distinguir cosas, y solo con los zapatos de tacón, se sentó en el mesón.
Lisa se sacó el vestido, lo arrojó lejos, y metió la cabeza entre las piernas de su hermana. Le encantaban las pollas, pero por esta vez, estaba hambrienta de coño, como cada vez que estaba con Laura Powells. Lo saboreó con gusto, era como lamer un río o besar un grifo abierto.
—Sí, sí, Lisa, más, dame más lengua, cariño... ¡Oh, sí, dale!
—Mi coño, tu polla —indicó Homero. Lisa le entendió de todas formas, y levantó el trasero, bajándose el calzoncito hasta las rodillas.
—Adelante, papi.
Necesitaba eso. Aunque tal vez por error, tal vez no, él apuntó a otro lado, metiendo la gran verga llena de saliva de sus hijas al culito estrecho de Lisa, ella de todas formas lo disfrutó, como si le hubieran quitado un pedazo de cuerpo, y ahora de lo insertaran otra vez.
—¿Qué se siente la verga caliente de tu papi, Lis?
—¡Asombroso, ahhhh, ahhhhhhh! Pero es enorme, mi culo no lo aguantará —dijo Lisa metiendo y sacando los dedos del coño de Maggie, acompañándolo de lengüetazos en el clítoris que la hacían brincar de placer.
—Claro que lo aguantarás. Eres una puta como yo, tu ano se acostumbrará rápidamente a algo tan grande —Maggie se lamía un dedo de su mano, mientras con la otra acariciaba el cabello de su hermana, presionándola contra su coño hambriento.
—Tienes razón, mi culo está resistiendo, ¡Es fantástico, por los dioses y Buda!
—No dejes de lamerme, por favor, ya estoy a punto, ¡Me corro, sí, tu lengua!
—Yo también. Papi, sigue bombeando dentro de mí, más duro, más fuerte... ¡Más!
Homero aumentó la velocidad, le dio algunas nalgadas a su hija antes de hacerla estallar, cubriendo de jugos su enorme polla. Lisa se puso de rodillas para lamer los testículos hinchados de su padre, mientras Maggie se ponía en su ubicación esta vez. Recostándose en la madera, recibió la gran polla de Homero en su culo experto, arrancándole de inmediato gritos de placer.
—¡¡¡Sí, eso es, Sr Simpson!!!
—¿Te habías acostado con él antes? ¿O tendría que decir “después”? —le preguntó Lisa en un susurro acompañado de un lametón en el lóbulo de la oreja izquierda.
—Entiendo lo que quisiste decir, y sí, lo hicimos un par de veces. Su polla es única, ¡Uh!
—¿Qué pasa? ¿No te gustan las nalgadas? —Lisa le daba palmadas en la nalga izquierda, mientras Homero se ocupaba de la derecha.
—Me fascina que me traten así, como a una puta, como si solo fuera un coño que follar, un culo que taladrar, y una lengua mojada... ¡Uh! ¡Ah! ¡Ouch! ¡Sí! —gritaba con cada golpe.
—¿Entonces vas a correrte? —Lisa se sentó en el suelo, acomodó la cabeza en la entrepierna de su hermana, y empezó a lamerle, tal como lo había hecho antes.
—Creo que sí, preciosa, y tu lengua va a enloquecerme...
—¡¡¡Nanananananana Batmaaaaaaaaan!!! —cantaba Homero.
—¿Quieres correrte, papi? —le preguntó Lisa, subiéndose a la mesa y cruzando los brazos alrededor del cuello de su padre para repartirle besitos en el rostro.
—Hodor.
—Hazlo entonces, Gran Homero —Lisa, presa de la lujuria y la calentura, besó a su padre en los labios. Su aliento olía a alcohol, y un poco a vómito, pero a ella no le importó. Por supuesto, el tabú había quedado de lado.
—¡Se le está hinchando! Puedo sentirlo... es raro que alguien dure tanto en mi culo, pero... ¡Aquí se viene!
—¡¡¡Jumaaaaaaaaaanjiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! —exclamó el gordo jefe de familia, y descargó su leche en las entrañas de la muchacha, quien pegó un grito de placer al sentir su interior rebosante.
—Me está llenando, ¡Me está llenando! ¡¡Ahhh!!
Homero cayó de espaldas, agotado. Lisa se recostó sobre el tablón empapado de cerveza, tampoco le importó, más pegajosa no podía estar, y Maggie se inclinó sobre ella.
—Eres preciosa Lisa. Cuando tu hermana crezca, jamás te defraudará. Estoy segura que lo hará contigo cada noche.
—No lo dudo, Maggie.
Se besaron apasionadamente, sus pezones rozándose, duros, entregaban un placer indescriptible, y sus lenguas luchaban por humedecer sus gargantas completamente. Lisa agarró las firmes nalgas de su hermana, acarició su sudor, y palpó el líquido pegajoso que se deslizaba desde su entrada trasera. Lo acarició con el dedo, y se llevó una buena cantidad a la boca, para bebérselo con gusto.
Maggie se dio vuelta y puso la cabeza sobre la entrepierna de su hermana mayor -del pasado-. Unos pequeños pelitos rubios se asomaban en su vulva, y las piernitas cerradas temblando indicaban la excitación creciente que ésta sentía. Lisa sacó la lengua para recibir el semen caliente de su padre desde el culo de “Martha”, y luego volvió a degustarse con los sabores y olores enviciantes de su concha.
Se lamieron mutuamente en un perfecto 69, sacándose una a la otra, gritos y gemidos de placer interminables, por lo que no notaron al muchacho que entró por la puerta trasera de la taberna. El sudor y los jugos vaginales se mezclaban con el brandi, el wisky y la cerveza que se derramaban sobre el mostrador, incluso los pedazos de vidrio eran simples detalles sin importancia para ambas hermanas.
—Tu lengua es maravillosa, Lis.
—La tuya también, Mag, estoy a punto de correrme, creo que se vendrá fuerte...
—Entonces vámonos juntas, —le dio un largo lametón desde el coño hasta la entrada del estrecho culito— quiero tus juguitos en mi rostro.
—Ohhhh, qué bien, pero, ¿podrías...?
—¿Hacer esto? —Maggie metió un dedo en el culito de Lisa al tiempo que su lengua se entretuvo con su conchita empapada. Lisa hizo lo mismo, sacando y metiendo el dedo corazón.
—¡¡¡Sí, eso mismo!!! ¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!!!
—¡Me... corro! ¡Hmmmmmmm!
—Lindo espectáculo, hermanitas —murmuró el muchacho. Dirigió su polla a la cara sorprendida de Maggie, y derramó un líquido amarillento cuyo olor se mezcló con el del ambiento tóxico. Al principio ella se mostró confusa, pero luego se bebió ese líquido dorado, la orina de su hermano mayor parecía deliciosa. Lisa tuvo una nueva idea para jugar más adelante. Maggie se bebió todo, sin dejar gota afuera.
Rato después.
—Así que... ¿tenían esto planeado? —preguntó Maggie, sentada en el mesón con las piernas abiertas, mientras Bart le acariciaba la entrepierna, y Lisa se degustaba con sus pezones.
—Sip. Sabíamos que intentarías convencernos de meternos con mamá y... el gordo ese que está tirado allí —explicó divertido Bart, metiendo un dedito en su hermana. Con la otra mano se la cascaba frenéticamente.
—O con cualquier otro, no importaba, la cosa era seguirte la corriente, Mag —dijo Lisa, dándole un pellizcón al pezón erecto de la muchacha.
—Pero... si lo sabían, ¿Por qué no lo dijeron? No cambiaba las cosas.
—Para tener sexo contigo, por supuesto —explicó Lisa, besándole el cuello. Bart se puso detrás de ella para metérsela delicadamente en la entrepierna, sin dejar de follar con los dedos a la chica futurista.
—Queremos follar contigo cuando crezcas, los tres hermanos, este era un precalentamiento... literalmente... ¡Oh, sí, qué mojada estás, Lis! —rió Bart, agarrando con su mano libre una teta de Lisa.
—Ay, Bart, te extrañaba adentro, jijiji... recuerda que un día de estos me harás lo que le hiciste a esta puta.
—Gracias por el halago —murmuró Maggie, agarrando del mentón a su hermana, e introduciendo su lengua en la garganta. De repente, la soltó —Pero, ¿Eso quiere decir que no van a terminar? ¿Dejarán que el mundo se vaya al diablo cuando nazca su hijo?
—Dijiste que el lazo de tu cabello tenía un botón para evitar paradojas. Por lo tanto, al decirnos todo eso, será fácil para nosotros controlar a nuestro hijo sin cambiar el futuro... si es que tenemos uno. Bart, cariño, fóllate a Maggie ahora, quiero verlos —Lisa dejó paso a Maggie, quien se abrió más de piernas, y dejó que Bart se le montara encima, su hiperactiva verga entrando y saliendo ahora en su coñito.
—Ah, sí... más... ¿y eso qué? Mi futuro seguirá igual... oh... uh, sí bebé, dame polla... ¿podré vivir con eso?
—Claro que sí. En este momento no hay paradojas, pero a penas Bart derrame su leche sobre nosotras, apaga el botón anti paradojas —Lisa se sentó sobre el grifo de cerveza, sintió un frío sumamente excitante en su interior, la manija le rozaba el clítoris, se movió de adelante hacia atrás con la sensualidad de una vaquerita, y se recostó para comerse las tetas de su hermanita.
—Eso hará que el futuro cambie como nosotros queramos, en esta línea de tiempo, al mismo tiempo que sabemos sobre lo que pasará, y podremos evitarlo... ¿era algo así, cierto Lis? —preguntó Bart, saliendo del coño de Maggie, para levantarla un poco, dejar que ella se abriera las nalgas, y penetrarle el usado culito oscuro y húmedo.
—Oh, Bart, ah..., parece que te aprendiste de memoria mi explicación, estás mejorando —suspiró Lisa, inclinó a su hermano a la altura de los labios de su hermana, y los tres sacaron las lenguas. Compartieron lametones húmedos en trío, que aumentaron el placer, y trajeron el orgasmo múltiple.
—Siempre fuiste la lista, hermana. Ni siqueira al profesor se le habría ocurrido... ¡Mi conejito explotará, chicos, estoy lista!
—Espero que cuando vuelvas al futuro, sigamos haciendo esto, Maggie —sonrió Bart. Se salió del culo de la menor, se masturbó unos momentos, y derramó su semen, caliente, pegajoso, lechoso, blanquecino, sobre los rostros sonrientes de sus hermanas, quienes sacaron las lenguas para probar la delicia exprimida del General Bart.
Después.
Maggie se despidió de sus hermanos con lágrimas en los ojos. Con el botón de su lazo apagado, totalmente desnuda, se metió en la casita del árbol para que mamá y papá no supieran nada. Desenrolló una tira negra, y después de una luz azul que cayó desde el cielo, la chica desapareció. Bart y Lisa se amaban, se lo dijeron una y otra vez.
Ni el pasado, ni el presente, ni el futuro cambiarían eso..., tal vez solo la pequeña que dormía plácidamente en casa podría modificarlo un poco, para placer de ambos.
En el próximo, THE SIMPSONS DARK STORIES 14, una competencia de familias en el parque de Sprinfield hará pelear a nuestros protagonistas. Los Simpson, los Lovejoy, los Van Houten, los Flanders, mostrarán sus habilidades, y quien de más gritos de placer ganará. ¿A quiénes le apostarás?