The Simpson Dark Stories 12

Primera parte de la historia que narra la visita de una muchacha de tiempos lejanos, quien viene a arruinar la relación de Bart y Lisa por un futuro mejor. Mucho sexo en esta historia de 2 partes, imperdible.

THE SIMPSON DARK STORIES 12

“Maggie, Chupones del Futuro Pasado, Vol 1”

Las luces del alambrado público cerca de la tienda de Apu parpaderaron cuando ella cayó del cielo. Venía totalmente desnuda, con una figura sensual con curvas pronunciadas. Tenía largo cabello rubio amarrado y ojos azules en su mirada penetrante, enfocadas en su misión.

Entró al minisuper donde Kearney, Dolph y Jimbo intentaban comprar revistas porno.

—¡Ya les dije que no puedos venderles por sus edad!

—Oh, cállate negro —Dolph tomó una revista de lésbicos.

—Sí, además yo ya soy bastante adulto, así que danos las revistas o te... —Kearney se acercó amenazante al hindú, que de todas formas ya estaba acostumbrado a esas cosas.

—¡Esperen! —Interrumpió Jimbo, mirando a la diosa que entraba a la tienda —Las revistas no serán necesarias, compadres.

Se acercaron a la mujer y la rodearon mientras ella caminaba contonéandose pero sin hacer caso de los tres chicos que la llenaban de piropos y propuestas indecentes.

—Vamos preciosa, ven con nosotros.

—Te divertirás. Mira como me tienes de empalmado...

—Desearía comerte toda.

—Quiero bañarte en mi semen por todos lados...

Solo tenía ojos para Apu, quien estaba en éxtasis, al menos, hasta que Jimbo le tocó una de sus enormes tetas.

Fue como un gatillante. Recién en ese instante pareció notar la presencia de los muchachos y sus gruesas y duras pollas fuera del pantalón. Se puso de rodillas en el suelo, agarró los falos de Kearney y Dolph con ambas manos, y se metió rápidamente la de Jimbo a la boca para chuparla a una velocidad frenética.

—Oh, chicos, miren como me la chupa, debe ser una puta de las más ninfómanas.

—Sí, a mí me está haciendo la mejor paja de mi vida.

—Chicos... ¿No sienten demasiado placer? Yo al menos...

—Es cierto, oooooye chica, por favor, detente, ¿Qué estás...?

—Siento que voy a estallar, es demasiado.

—Ahora entiendos. Les está chupandos todo su interior... es una expertas —murmuró Apu, masturbándose ante la escena, pero sin atreverse a participar.

Los tres matones se corrieron al mismo tiempo. Su leche cayó a litros sobre el cuerpo de la muchacha desnuda, quien se levantó dejándolos en el suelo, inconscientes. No pareció importarle estar bañada en el semen de los chicos, y se acercó a Apu otra vez.

—Tú.

—Sí, dígame qué desea, pero no me haga nadas.

—Ropa, ahora.

—Claro, ropa para la bella muchacha, tengo de todos los tipos y colores, algunas prendas muy sensuales y ajustadas que usted querría...

—Ahora.

—Bien, tengo a cincuenta dólares la...

—No.

Después de unos minutos, Apu estaba inconsciente detrás del mostrados, su leche derramándose de su polla. La rubia llevaba un pequeño top blanco que dejaba al descubierto su ombligo, con una chaqueta azul encima, unas muñequeras, lentes oscuros y una minifalda negra muy ajustada. Por supuesto, todo eso salió “gratis”.

A la mañana siguiente...

—¡Dame más duro, Bart!

—¿Así? ¿Así te gusta, Lis?

—Sí, mi amor, así, dame más, eso, eso, eso, ya, ¡Ahhhhhhhhh!

—Te encantan las nalgadas, ¿Cierto?

—Jijiji, sí... solo sigue haciéndolo, Bart, ¡Ouch! ¡Ah!

—Eres una chica muy mala, Lisa.

—Lo soy, Bart.

El mayor de los Simpson se corrió en el interior del coñito de su hermana después de una nalgada que hizo que se viniese ella también. Él cayó rendido sobre la espalda de Lisa.

—Dioses, Bart, me tienes muy mal acostumbrada. Lo hacemos a cada rato...

—Tú me dijiste que cada vez que tuviera ganas, te trajera aquí al desván, subiera tu falda, y te follara. Y soy muy ganoso.

—Lo noté, hermanote. Esto del incesto es tan excitante... el otro día, tuviste sexo con mamá mientras yo me montaba a papá (SIMPSON DARK STORIES 08). Solo fue una vez, pero apuesto a que te gustaría repetirlo.

—No lo dudo, Lis. Una orgía familiar, suena divertido, pero por ahora prefiero hacerlo solo contigo.

—Eres encantador. Solo faltaría Maggie, cuando crezca... quizás hasta yo le haría...

Un fuerte ruido detuvo su conversación. Alguien tocaba la puerta muy bruscamente, sin detenerse. Era muy temprano, y era domingo, ¿Quién podía tener tanta prisa?

—Dioses, había olvidado que en esta época se usaban los timbres, los golpes en la puerta eran de la década anterior. ¿Cómo pude cometer un error así? —se dijo la muchacha, ajustándose los oscuros lentes que no dejaban que se vieran sus ojos.

—¿Sí? ¿Qué se te ofrece, niña? ¿No crees que es un poco ruda tu forma de tocar?—Marge abrió la puerta bastante molesta.

—Sí, lo siento ma... señora, a veces soy extremadamente imprudente, ruego que me perdone —la chica agachó la cabeza con humildad, cosa que llamó la atención de Marge. Siempre tan acostumbrada a las palabrotas y malas costumbres, se había olvidado de los gestos elegantes.

—Oh, no se preocupe, señorita. Eres muy cortés, no se ve mucho eso en Springfield.

—Jijiji, me alegra el que no esté enfadada.

—No hay problema. Además, en unos minutos tenemos que ir a la Iglesia, y de seguro despertaste a mi marido quien es muy difícil de sacar de la cama. Pero estoy divagando, ¿Qué se te ofrece? —preguntó. Maggie se asomó por la puerta y se quedó mirando fijamente a la extraña.

—Soy... soy de la Universidad de Springfield, me llamo Martha McFly. Me enviaron a entrevistar a distintos jóvenes prometedores en esta gran ciudad, y hoy me toca ver a Bart... Bartholomew Jojo y Lisa Marie Simpson.

—¡Oh, de la universidad! Lisa se pondrá... Espera, ¿También Bart? —una mueca de sospecha se asomó en el rostro de Marge.

—¡Oh! Bueno, tenemos informes de que Lisa es una estudiante destacada en todos los aspectos, alguien brillante, una entre un millón. En cuanto a Bartholomew, tengo entendido que ha tenido el mejor avance de notas de la última década. Alguien que pasó de solo ceros a múltiples seis en solo un mes es muy interesante para nosotros.

—Ya veo, sí, Bart ha mejorado mucho últimamente. Debe ser gracias a la... “influencia” de su hermana —Marge se relajó mucho y tomó en brazos a la impávida Maggie— De acuerdo, los llamaré, ¡¡¡BAAAAAAART, LIIIIIIIISA, BAJEN AHORA!!!

—¿Esa es su pequeña? Es muy dulce... —murmuró la extraña viendo a la menor.

—Sí, ella es Margaret Simpson. Espero que algún día vengan a verla también, que sea una estudiante destacada.

—Bueno, de que destacará, no hay duda de ello —susurró la muchacha.

Bart y Lisa aparecieron en la puerta. La muchacha pidió hablar a solas con los chicos, así que Marge regresó con Maggie para prepararse para ir a la iglesia. Se fueron a la casita del árbol.

—¿De verdad eres de la universidad? —preguntó Lisa, escéptica siempre.

—No es por nada, pero alguien de allí no vendría vestida así —Bart también dudaba, aunque no dejaba de admirar el cuerpazo de la chica al frente de él.

—Hm..., no iré con rodeos, se los diré. Mi nombre es —se quitó los lentes— Margaret Marjorie Simpson.

Es muy posible que Bart y Lisa jamás hayan tenido ni tengan la boca tan abierta como en ese momento de sorpresa.

—Es increíble, esta tipa tiene el mismo nombre que Maggie...

—¡No, Bart! ¿Qué no entiendes? Esta mujer nos está diciendo que ella ES MAGGIE. Cosa que es imposible, por supuesto.

—Siempre tan escéptica, Lisa. Les explicaré: vengo del futuro, 50 años más allá para ser exactos. Estoy aquí para evitar un destino desastroso. En el mundo de donde vengo, todo está mal, está en ruinas, hay muerte, miedo, pena, ira y calamidad. Necesito cambiar eso.

—Claro, claro..., yo vi Terminator, “Maggie” —Bart hizo un gesto con los dedos.

—Sí, vamos, comprueba que eres Maggie y que vienes a arreglar el futuro hablando, inentendiblemente, con tus hermanos mayores en el pasado.

—De acuerdo —Maggie aceptó inmediatamente el desafío. Se asomó por la entrada de la casita, y miró hacia el cielo, luego observó su reloj, un aparato que llevaba en su dedo como anillo— en cinco minutos, ustedes comenzarán a tener sexo. Lo sé, porque les van a tomar una foto que saldrá en los periódicos.

—¿Qué dices? ¡¡¡Somos hermanos!!! —Lisa estaba apostando por el desconocimiento de la supuesta hermana. Suponía que podía tener a alguien dispuesta a tomar una foto, pero no entendía por qué ella y Bart tendrían sexo en ese momento.

—Jeje, sí, claro... Ustedes han tenido sexo desde hace días. En algunos años, me integrarán a mí también a sus juegos. Bart siempre está excitado, no es problema. Supongo que crees que no hay forma de que tú te excites, que tus calzoncitos se empapen, que desees la polla enorme, gruesa y dura de tu hermano mayor, el cual siempre está dispuesto a subir tu faldita, bajarte las bragas mojadas y meterte el rabo en tu coñito...

—¿Qué cosas dices? ¿Estás tratando de hacer que me encienda? ¿No crees que si conozco tu plan es imposible que caiga?... ¡Además es mi hermano, sería incesto!

—Lis... —murmuró Bart, se tapó el short con las manos.

—Querida Lisa, ¿Qué acaso no lo entiendes? No trato de convencerte, tú sola te acercarás a la polla ya dura de Bart, y te la meterás en la boca. Y eso es porque te has convertido en una joven putita. Lo sabes. Te calienta Bart, te excita que nunca lo hayas hecho en la casita del árbol, te enciende la idea de que alguien te tome una foto y que yo te esté mirando. Porque aunque es difícil de creer, soy igual a quien se llevó nuestra madre, tengo los mismos ojos celestes, el mismo cabello rubio y... esto —sacó un chupón de entre los pliegues de su cabello. El mismo biberón rojo que Maggie llevó siempre en la boca. Se lo llevó a la suya, y comenzó a chuparlo con pasión.

—Lisa, por favor... —suplicó Bart.

—¿Y bien? —preguntó después de sacarse el chupón de la boca, ahora lleno de saliva.

—...Maldición.

Lisa se acercó a Bart, le bajó rápidamente los pantalones, y se metió la polla dura de su hermano a la boca. Sin perder tiempo, empezó a chuparlo como si se tratara del chupón que Maggie acariciaba con la lengua.

—Oh, Lisa, qué rico...

—Bart, esta chica es nuestra hermana...

—No importa, Lis, solo sigue chupándome...

—El hecho es que les estoy dando la última oportunidad —susurró la Maggie Simpson del futuro.

—Lisa... ¡Lisa, voy a correrme!

—No lo pienses, hermanote —se sacó las braguitas y se las lanzó a Maggie, quien las agarró en el aire, y las olió. Lisa se montó encima de su hermano, se acomodó la polla y dejó que la penetrara velozmente.

—Tus braguitas Lisa... siempre tienen un olor tan estimulante, maldita sea —maldijo Maggie, lamiendo los jugos de su hermana mayor, con una expresión de tristeza.

Lisa se agarró las tetitas, cerró los ojos, y aumentó la velocidad de sus saltitos sobre Bart, quien llevó uno de sus dedos a la entrada trasera de su hermana para estimularla.

—Eso Bart, qué rico...

—Lisa, no sé cuánto más podré agauntar.

—Qué cosa más sexy la que estoy viendo, no sé cómo me estoy aguantando —murmuró Maggie del futuro sin dejar de lamer los calzones de su hermana del pasado.

—Está bien, hermano, yo estoy lista... ¡Ah, ah, ahhhhhhhhhhhhh!

—¡Aaaaaaaaaaaaay Carambaaaaaaaaaaaaaaaaa!

—¡Bien, foto! —Maggie agarró el chupón y con él tomó una foto de la pareja en medio de su orgasmo.

—Espera... ¿tu chupón es una cámara fotográfica? —preguntó Bart, jadeando.

—Es muchas cosas. En el futuro tratamos de llevar la menor cantidad de cosas posibles encima. Yo, por ejemplo, llevaba esto, también mi anillo, y mi cabello está atado con la máquina del tiempo.

—Creo que es hora... de que nos expliques... todo —murmuró Lisa, recostada sobre su hermano, cubierta de sudor, dejando que la leche corriera por sus piernas.

—Se los diré de una vez. En el futuro ustedes tendrán un hijo, un muchacho tremendamente inteligente, pero a la vez, lleno de maldad. Construirá artilugios malignos que le darán intreligencia a las máquinas, lo cual llevará a una rebelión contra los humanos, eso a guerras mundiales eternas, y al fin de nuestra civilziación como la conocemos. Eso.

—Oh... eh...

—Ah... uh...

—Me imagino que es difícil de creer. Les seré sincera, existe la posibilidad de que eso no suceda tampoco, y que su hijo sea un muchacho habilidoso para el bien. Pero, al menos, en mi futuro, eso no ocurrirá.

—¿Cómo es eso de “tu futuro”?

—¿Y cómo es eso de que Lisa y yo tendremos un hijo?

—Hay tantos futuros como posibilidades. Hemos estudiado eso por años, gracias a la ayuda del premio Nobel en Matemática física cuántica universal cósmica, el Profesor Frink. No te rías Bart, es un genio. Hay un futuro donde eres un vagabundo viviendo de Lisa, quien es la Presidenta de Norteamérica. En otro, ambos tienen familias separadas. En otro, papá arruina la boda de Lisa con un inglés, y así...

—Espera un momento. ¿Cómo es que Lisa y yo tendremos un hijo? —insistió Bart.

—Hm... verás, la abejita deja su polen en...

—Ya sé CÓMO. Quiero saber... es que... ¿no saldrá con problemas mentales o algo?

—Nop. La máquina para ver futuros alternos tenía como residuo la máquina manipuladora de genes. Ustedes la usaron para que su hijo no saliera deforme.

—No puedo creerlo totalmente aún. Si vienes aquí y haces que, como puedo suponer, Bart y yo no tengamos familia, cambiarás el futuro, haciendo que en éste Maggie no vuelva al pasado, lo que haría que Bart y yo sigamos teniendo sexo y...

—Tranquila, hermana. Mira esto —se sacó el lazo que ataba su cabello, el cual cayó largo y liso sobre su espalda. Era un lazo negro, pero tenía varios pequeños botones, y una luz roja parpadeaba en uno de ellos.

—¿Esa es tu máquina del tiempo? Esperaba un Delorean o...

—Mientras esa luz roja esté encendida, todas las paradojas son evitadas. ¿Crees que el profesor inventaría algo sin tener en cuenta esa posibilidad con todas las películas que se han hecho? —preguntó Maggie, como si fuera lo más obvio.

—Ok, ¡Basta! Yo amo a Bart, y si es posible que nuestro hijo sea un buen chico, no dejaré de acostarme con él.

—Lo sé, por eso vine a evitarlo. Soy una de las pocas sobrevivientes, haré todo para que un futuro tan desastroso ocurra.

—¿Cómo qué? —desafió Lisa.

—Ya verán, Lis... ya verán...

Bart y Lisa no vieron a Maggie del futuro por el resto del día. Le dijeron a su madre que la entrevista había salido bien, y que en el futuro quizás les harían más visitas. Cada vez que los hermanos veían a la Maggie del presente en los brazos de su madre, les causaba una extraña sensación. ¿Quién diría que esa pequeñita les daría tantos problemas en cincuenta años?

—Un momento, ¿Cincuenta años? ¿Cómo puede tener esa chica cincuenta si tiene un cuerpazo de poco más de 20? —se preguntó Bart, mientras esperaba a su madre, quien se probaba ropa en el centro comercial. Se vio forzado a acompañarla después de apostar que le ganaría en componer una canción de rap. Jamás pensó que podría perder ante ella.

—¡Bart! ¿Estás todavía allí, cierto, cielo? —preguntó Marge desde atrás de la cortina.

—Sí, mamá —respondió de mala gana.

—Qué bien, cielo, recuerda evitar que algún mirón me espíe, eres mi guardaespaldas —en ese momento, el vestido verde de Marge quedó colgado en la puerta por encima, igual que el vestido rojo que quería probarse. En ese momento, su madre estaba totalmente desnuda.

—Oh, ay caramba... —murmuró Bart, y su polla engordó rápidamente. Solo había tenido encuentros sexuales con su madre dos veces (DARK STORIES 02 y 08). Necesitaba que fueran más, aunque Lisa se enfadara. El cuerpo de Marge era espectacular, tanto como el de... ella. Allí estaba, mirándolo fijamente. Maggie del Futuro.

—Hola, hermano.

—¿Qué haces aquí? No me importa que seas Maggie, Lis ya te dijo que no detendríamos nuestra relación.

—No lo tomes a mal. No es que quiera hacerlo, pero es necesario, de verdad lo lamento. Yo misma participaré de sus juegos en unos años...

—¡Y hablando de años! Dijiste que venías de cincuenta años en el futuro. ¿Cómo podría ser así si tienes ese... cuerpo? —Bart miró embobado a su hermana, vestida con la misma ropa tan sensual del día anterior.

—Me halagas, Bart, y entiendo tus dudas, mis tetas no están caídas, y mi cintura es delgada y esbelta, y mi culito está redondo y firme —mientras decía eso, Maggie se pasó las manos delicadamente por las líneas de su cuerpo, mirando lujuriosamente al chico.

—No hagas eso, Maggie. Mamá está allí adentro.

—En el futuro, envejecemos mucho más lentamente gracias a la medicina. Por eso parece que tuviera unos veinte años. Los “50” de hoy llegan recién a los “90” de mi época —Maggie se acercó a su hermano sensualmente.

—¿Qué haces?

—Dime, Bart. ¿No te gustaría estar en una relación con otra chica en lugar de Lisa? Digo, ¿Qué tal Jessica? Una chica que parece puritana, pero es realidad una puta sin remedio, lujuriosa y lasciva que hace todo por una polla —le susurró todo esto a poca distancia, para que nadie en el local la oyera.

—Eh... es muy sexy y todo eso, me encanta lo puta que es, pero en cualquier momento me sería infiel con medio mundo, no quiero eso —respondió Bart firmemente aunque había dudado al principio.

—Bien, pasemos a otra, entonces. Sherri. Siempre le has gustado, y desde que lo que pasó en la Isla (DARK STORIES 07) siempre piensa en ti. Se masturba todas las noches.

—No quiero terminar enamorándome de su hermana, o cometiendo un error con ella. Le rompería el corazón. Además, prefiero a Lisa.

—Qué difícil eres... ¿Qué tal Greta Wolfcastle?

—¿La hija de McBain? ¿Estás loca? Ese tipo podría matarme con un tenedor...

—Ok, fue una mala elección —meditó Maggie —¿Qué tal Laura?

—Ya tenemos sexo a menudo, no cambiaría mucho.

—¿Mary Spuckler?

—Suena bien, no lo niego, pero siempre terminamos peleando.

—¿Nikki, Gina, Darcy?

—Claro que no —Bart hizo un gesto con el dedo cerca de su sien, indicando el “estado mental” de las chicas.

—¿Y qué tal... mamá? —preguntó Maggie, sonriendo triunfantemente después de ver el bulto en los pantalones de su hermano, acercándose al vestidor, y abriendo ligeramente la puerta. Bart tragó saliva dificultosamente, viendo a su madre solo con un calzoncito negro, mirándose en el espejo, eligiendo entre los varios vestidos que tenía a disposición. Cuando se agachó, pudo ver su enorme culo de su madre, redondo y apetecible, cerca de ambos hijos.

—Pero es... mi mamá...

—Nuestra madre es sexy, ¿Cierto? Me encantaría haber estado consciente cuando me daba a beber de su pezón —Maggie se tocó nuevamente una de sus manos a las tetas, y se chupó un dedo de la otra con lascivia.

—¿Eres una ninfomana o qué? —preguntó Bart en un susurro, aunque sin dejar de mirar el cuerpo sensual de su madre.

—En el futuro adoptamos la vida sexual de los bonobos. Si hay riñas, lo arreglamos follando. Si queremos ser amigos, follamos. Si una amiga habla mal de mí, hacemos las paces follando. Si queremos un mejor puesto, follamos, incluso para saludarnos a veces follamos y así... es todo perfecto. Lo era hasta que tu hijo encendió las máquinas y como esas no tienen sexo, todo se fue al diablo.

—¡Pero es mamá!

—Veamos cuánto tiempo tienes eso en mente —Maggie le dio un empujón, y Bart quedó enfrente de su madre, quien hubiese gritado del susto si la misma chica futurista no le hubiera tapado la boca.

—¡Mamá! Yo...

—¿Qué haces aquí adentro? Deberías vigilar afuera, además estoy desnuda y... ¿Qué haces tú aquí, Martha? —preguntó Marge cuando le destaparon la boca, se cubrió las tetas con un vestido y miró sospechosamente a Maggie, quien se había vuelto a colocar los lentes oscuros.

—Me encontré con este chico en este local, fue una grata coincidencia —Maggie hablaba mientras se miraba en el espejo y posaba como si no hubiese nadie más.

—¡¿Pero qué hacen aquí, pervertida?! —Marge trataba en todo caso de no subir la voz. Incluso sus braguitas comenzaban a mojarse ante la situación.

—Le seré sincera, Sra. Simpson.  No solo queremos a Bart en nuestra Universidad por su impresionante avance intelectual en tiempo récord, yo al menos, me siento tremendamente atraída hacia él. Aún más, me excita. Supongo que lo entiende, tener un hijo tan sensual no debe pasar desapercibido ni siquiera a usted.

—¿Qué? —preguntaron al unísono Bart y Marge sin entender.

—Así que cuando lo vi aquí, decidí follármelo metiéndolo en este vestidor. No sabía que estaba usted aquí, pero quisiera aprovecharlo. Se nota que Bart está bastante estimulado por el cuerpo de su madre... —Maggie se acercó a Marge y le arrebató el vestido dejando sus tetas al aire. Cuando la mujer iba a gritar, ella la calló con un jugoso y repentino beso en los labios.

—Oh... —-murmuró Bart, visiblemente excitado.

—Qué ricos labios, Sra. Simpson. ¿Pero podría poner algo de su parte, por favor? —le dijo Maggie mientras Bart se cascaba la polla frenéticamente.

—Bart, te estás masturbando... ¡Siempre me pone tan cachonda eso! ¡¡¡Ven aquí, puta!!! —Marge jaló del brazo a Maggie y la volvió a besar. Con sus ojos cerrados, chocaron sus labios e hicieron a sus lenguas juguetear cerca de sus gargantas.

La saliva comenzaba a caer por sus cuellos, derramándose desde la comisura de sus labios mientras sus lenguas competían en el interior de sus jugosas bocas, y Bart se acercó por detrás a Marge para bajarle rápidamente el calzoncito, y empezar a devorarle el chochito.

—¡¡¡Ah, Bart, mi pequeñín especial!!! Deseaba tanto esto otra vez...

—¿Será que le gusta su hijo, Sra S?

—Si no fuera mi hijo lo querría solo para mí. Haríamos el amor todos los días...

—¿Qué tal tú, Bart? Si no fuera tu madre, ¿la querrías de pareja a ella para follar todos los días? ¿O quizás incluso siendo madre e hijo lo harías? —Maggie se quitó la chaqueta y se subió la camiseta para dejar visibles sus redondos y enormes senos.

—¡Qué tetas! —exclamó Bart en baja voz, mientras daba mordiscos en las nalgas de su madre, sin dejar de masturbarse.

—No podríamos... es que Li... él ya tiene una novia. De hecho, le está siendo infiel, Bart hay que parar esto... —Marge se alejó de su hijo y caminó hacia la puerta, sin importarle la desnudez, preocupada por su hija Lisa, pero su otra hija (aunque ellano sabía que lo era) se lo impidió apoyándose en la madera sensualmente, desatándose el cabello, y bajándose la falda para mostrar su depilada vagina.

—No irá a ningún lado. Estoy segura que a la tal... “Li”... no le molestará. ¿Es asiática? —fingió Maggie, mientras se dirigió a las tetas de su madre y empezó a darle mordisquitos en los pezones y lametones alrededor.

—Tiene la inteligencia de una, de eso no hay duda —dijo Bart, inclinando a su madre para tener todo el culo de Marge a su disposición. Puso su lengua en la entrada trasera, totalmente limpia para follar con Homero (después de DARK STORIES 05), y empezó a besarla, lamerla y chuparla mientras metía un dedo en el coñito, comenzando una follada muy placentera.

Marge tenía a su hijo dándole sexo oral en el ano con un dedo en el coño, y su hija menor del futuro (una simple universitaria para ella) pellizcándole los pezones mientras le lamía el cuello. El placer era intenso y aumentaba, necesitaba más.

—Por favor, Bart, hijo, fóllame. Que me perdone “Li”, pero necesito tu polla adentro.

—Aquí voy, ma, tranquila y... ¡Adentro! —Bart se subió al sillín del probador para poder alcanzar el coño de su madre, y agarrando sus nalgas se la metió de un tirón. Sin esperar un segundo, comenzó a follarla como un perro a su perra, cosa que Marge disfrutaba a tope. Maggie no dejaba de lamer los senos redondos de su mamá.

—Mamá... qué tetas tan ricas tienes, deseaba tanto esto —murmuró Maggie.

—¿Mamá? —preguntó Marge, sudando como loca.

—Mamita, qué rico, dale papi a esta mujer más duro, después me das a mí, papito  —Maggie arregló la incómoda situación con una habilidad impresionante.

—Ya voy “Martha”. Deja hacer que mamá se corra, ¡Toma! —Bart le dio unas cuantas nalgadas a su madre hasta que ella empezó a retorcerse de placer y sus piernas temblaron.

—No grite, Sra Simpson —“Martha McFly” besó a Marge para que tuviera su orgasmo en silencio, el cual llegó rápidamente, derramando flujos vaginales en el suelo, mientras su rostro se ruborizaba y entrecerraba los ojos.

—Listo, ¿Quién sigue?

—Yo, papi. ¡Dame polla! —Maggie ordenó a Bart que se sentara en la silla, y ella misma se montó encima de él, dándole la espalda. Con las piernas cerradas y agarrando la camiseta con los dientes para dejar al aire sus tetas, empezó a dar deliciosos saltitos sobre el muchacho, quien sintió los efectos de la “Cultura bonobo”.

—¿Qué es esto? Este placer... es demasiado...

—Te dije que tenemos sexo a cada rato de donde yo vengo —al notar la mirada de Marge, quien se empezó a masturbar de pie, volvió a improvisar— en la universidad. Por eso es que soy capaz de sacar hasta la más pequeña pizca de placer de un hombre.

—Los jóvenes son tan promiscuos estos días —Marge dejó que Maggie le frotara la entrepierna, así que se dedicó a tocar los pechos de su hija y lamerle el cuello, tal como había hecho “Martha” poco antes.

—Sí, eso, sí... más, más... Bart, me gustaría que ma... que tú mamá me masturbara. ¿Podrías ocupar la otra entrada por favor?

—Claro —Bart levantó a su hermana, metió un dedo en su culito para lubricarlo pero notó que no era necesario. Estaba empapadísimo. Supuso que era alguna cosa futurista. Metió su rabo hasta el fondo de sus entrañas, y Maggie, sin sentir nada de dolor, empezó a montarlo mientras disfrutaba de la culeada.

—Tienes un coñito muy mojado, Martha.

—Ustedes me excitan mucho, es por eso. Usted es una mujer estupenda, daría todo porque fuera mi madre para frotar nuestros coñitos todas las noches, es espectacular. Bart, deberías aprovechar esta concha húmeda y deliciosa, olvídate de esa Li, esta mujer es fantástica —para que su madre no reprochara, Maggie la calló inclinándose aún más, sin dejar de saltar sobre la polla de Bart, para comerse el jugoso coño de Marge.

—Oh sí, qué lengua tan experta tienes, no solo para halagar a una mujer vieja...

—No eres vieja, mamá, de hecho... creo que está chica puede tener razón, eres impresionante —Maggie sonrió ante las palabras de Bart. Le daba mucha pena arruinar la relación de sus hermanos, pero el futuro era más importante, y ya estaba decidida.

—Entonces fóllala y córrete sobre su cuerpo, Bart. ¡Vamos! —esta vez Maggie se sentó en el sillín, ubicándolo justo frente al gran espejo. Sentó a Marge sobre ella, haciendo que sus pezones se rozaran, dándoles inmediatamente un intenso placer. Por supuesto, sus labios no tardaron en toparse, ni sus lenguas en empezar a juguetear.

Maggie agarró las nalgas de su mamá y las abrió, invitando a Bart a que se la metiera de un golpe por el culo.

—Vamos, Bart, ¿Qué esperas? —desafió Maggie, chupando la lengua de mamá.

—Se ve tan delicioso —Bart apuntó, posando su herramienta en la entrada, tratando de estimularla y lubricarla lo más posible.

—No es tan necesario, Bart, ya estoy al borde del clímax. Solo dame por culo.

—Dime que lo quieres má.

—¡Dame ya por culo! —esta vez Marge terminó diciéndolo en voz alta, porque Bart se lo metió fuertemente. Ella y Bart se quedaron estupefactos un momento pensando en que podían haberlos descubierto, pero Maggie, con sus sensuales movimientos, hizo que la culeada se retomara. En medio del sandwich, Marge estaba a punto de correrse, y metía y sacaba con rapidez los dedos del coño de Maggie incluso en esa difícil posición.

—No pensé que follar con mamá fuera tan intenso, tan placentero, ni menos que volvería a tener la verga de Bart en mi interior una vez más. Siempre fue la mejor que tuve —pensó Maggie, disfrutando del placer.

—Qué intensa culeada, siento que mis entrañas se reventarán...

—¿No le gustaría, señora?

—Sí, ¡Quiero que me hagas pedazos, hijo!

—Además, se ve tan sexy la escena. Con el espejo allí puedo ver mis tetas saltando, rozando con las de una sensual mujer que se monta encima de mí, sus largas piernas sudando sobre las mías, su delicioso culo penetrado por un muchacho fornido y sexy...

—Me harás correr con solo palabras, muchacha, veo que eres una experta...

—Así es, cariño, tengo años de experiencia.

Marge hizo la cabeza a un lado y sacó la lengua, su cabello azul empapado por el calor del lugar había caído sobre su cuerpo. Maggie y Bart chuparon esa lengua con las suyas, y el triple bveso provocó un delicioso orgasmo múltiple para los tres.

—Ah, ah, sí, ¡Muy bien! ¡¡¡Riiiiiiiiiiiiiico!!! —exclamó Maggie en voz alta, sin importarle nada más que su futuro y el placer que obtenía.

—¡Me corro, muchachos, ahhhhhhhhhhh! —Marge trató de ser más precavida, pero no pudo evitar que los jugos corrieran como grifo por sus piernas, empapando a su hija.

—Yo también, chicas. ¡Sí! —Bart se salió del interior de su madre y descargó chorros de caliente semen sobre su espalda y las tetas de Maggie. Ambas compartieron eso como buenas madre e hija, a pesar de que la primera seguía sin saber sobre la verdadera identidad de la sensual chica cuya camiseta quedó totalmente empapada de leche.

Sin importarle eso, tapó sus grandes tetas y dejó que el semen manchara toda la camiseta. Marge tratód e quitarle los lentes, lo había intentado durante toda la “sesión”, pero “Martha” siempre se lo impedía con lesos o lengüetazos, y ahora le indicó que iba a salir del probador y deseaba mantener el anonimato. Se vistió rápidamente y salió de ahí. Su plan se había completado a la mitad, cosa que confirmó al dejar a madre e hijo besándose apasionadamente contra el espejo. Sentía que ellos se estaban enamorando, y algo tan inteso se repetiría una y otra vez.

Al salir, Bart y Marge se toparon con las miradas estupefactas de aquellos que había alrededor, y que habían quedado impresionados por el olor a sexo que se desprendió del vestidor, y los sensuales ruidos que provenían de allí. Por supuesto, ambos se disfrazaron cambiándose el peinado y tapándose los ojos con la ropa, corriendo velozmente hasta que llegaron al auto. No vieron a Martha McFly en todo el camino, y sabían que la policía no los perseguiría. El Jefe Wiggum estaba muy ocupado cascándosela con los videos de vigilancia de los probadores.

En el próximo capítulo, la continuación y final de la historia de Maggie del Futuro. Ya terminado con Bart, buscará convencer a Lisa de no seguir con la relación que podría destruir el futuro. ¿Logrará su plan? No se pierdan THE SIMPSON DARK STORIES 13 para saberlo.