THE LIST OF FUCKS (8) N.24 Nadir y su tío Said

Yo sabía que Nadir no quería contar que su tío abusaba de él, que se le follaba el culo y la boca cada vez que al cabrón le salía de la polla, y que encima al niñato le gusta, y mucho.

THE LIST OF FUCKS (8)

(Núm. 24. Nadir y su tío Said)

(Antes de empezar este relato quisiera decirle a los lectores que me siguen y les gustan mis relatos, que si quieren que hable de algo en especial que les dé mucho morbo y vicio en alguna de las historias que cuento que no duden en decírmelo enviándome un comentario... ¡Muchas gracias a todos!)

Eloy: Buenísima la follada tío, me ha encantado... Te toca Nadir, venga chaval, cuéntanos una follada tuya.

Fernán: Eso Nadir cuenta, que ahora estás muy calladito cabrón, pero antes cuando te estaba follando el culo Marcell bien que jadeabas y gritabas de gusto... Habla bro, que seguro que tienes muchas que contar.

Abel: Ya te digo... Seguro.

Nadir: Si, seguro que tengo, pero no se tíos, no se si....

Fernán: Venga bro no seas mierdas, y dejate llevar, no ves que estamos de super colocón... ¡Uffff!... Super agustísimo cabrones.

Abel: Mira nosotros colega, hemos contado cosas que janás le hemos docho a nadie, ni a nosotros mismos, y mira que somos amigos y tenemos confianza... ¡Joder, como estoy de caliente!... Tira tío, cuenta.

Yo sabía que Nadir no quería contar que su tío abusaba de él, que se le follaba el culo y la boca cada vez que al cabrón le salía de la polla, y que encima al niñato le gusta, y mucho. Al contar aquello no sabía como se lo iban a tomar los amigos de él, cómo iban a responder, si lo iban a juzgar después mirándolo con lástima, con pena, con vergüenza, y lo más importante de todo..., ¿Cómo sería el trato que le tendrían una vez que lo supieran?... ¿Seguirían siendo sus colegas y amigos?

Marcell: No pasa nada Nadir, tú cuéntalo, y sacalo fuera, que salga de ti, ya verás que después te sentirás liberado... Confía en mi chaval.

Cuenta Nadir.

Mi follada, o mi secreto que nunca os he contado a los dos, es que mi tío Saíd el hermano de mi madre, abusa de mí, y aún lo sigue haciendo. Al principio eran solo tocamientos, luego fueron mamadas que él me obligaba a darle en la polla, y al final cuando cumplí los 18, terminó por follarme el culo, ese fue mi regalo y mi obsequio de cumpleaños por parte de mi tío. A partir de ahí me follaba cada vez quería (y que quiere), y hasta hoy, no puedo decir nada por qué mi madre y yo vivimos con él, y me intimida y amenaza cada vez que termina conmigo con dejarnos en la puta calle si digo algo.

Saíd, mi tío, es un ejemplar digno de ver de 27 años. Está muy bueno el cabrón. Tiene un cuerpazo espectacular, fibroso y corpulento, con unos abdominales muy marcados, y unos brazos muy fuertes, al igual que sus piernas. Mide 1´80, tiene el pelo castaño, y unos ojos grandes de un verde profundo. Su verga circuncidada le puede medir sin exagerar cerca de 25 centímetros, y os lo puedo asegurar de primera mano, con el tronco grueso y venoso, y un capullo rosado muy regordete. Y un trasero muy bien puesto, de nalgas duras, apretadas, y apetecible de agarrar aferrándote con las manos, cuando lo tienes encima en plena faena.

Mi madre trabaja cuidando a una mujer mayor en su casa, tres o cuatro noches a la semana, según, se tiene que quedar a dormir con ella, y son esas noches que mi madre no está, cuando mi tío Saíd aprovecha para entrar en mi habitación bastante bebido y obtener lo que viene a buscar, que no es ni más ni menos que darme bien por delante y por detrás.

La verdad es que al principio fue bastante duro y doloro, el cabronazo es muy sádico cuando me empotra el culo, y un puto cerdo follándome la boca. Pero ya me he acostumbrado a que me viole, e incluso ahora que os estoy diciendo la verdad, y de que vosotros hayáis hablado tan sinceramente de vuestras folladas con otro tío, pues si, de verdad colegas, hasta me gusta que me follen. Así que hoy tíos, os voy a contar la follada de mi 18 cumpleaños, como fue su regalito y la primera vez que me violó el culo partiéndome el virgo... Y cabrones, voy a hablar sin cortarme un pelo, como a mí me gusta, diciendo las guarradas y perversiones que me apetezca, sin vergüenza ninguna y como las siento... Así que al loro.

Ese día, mi madre se fue sobre las ocho a trabajar después de celebrar mi cumple y comérnos la tarta. Yo me metí en mi cuarto a jugar un rato a la play, mientras mi tío se quedaba en el salón viendo la tele, seguramente porno, y bebiendo latas de cerveza sin parar. A las diez más o menos entró en mi cuarto, yo ya sabía a lo que venía, a tocarme y sobarme y a que le chupara la polla, pero lo que no me imaginaba y sospechaba, es que ese día él tenía otro plan en su perversa mente. Me acuerdo perfectamente que esa noche hacía un calor tremendo y sofocante. Yo ya estaba tendido en la cama, en calzoncillos y mirando el móvil. Mi tío entró en mi cuarto, ya venía en calzoncillos él también, se sentó a mi lado en la cama y empezó a tocarme el paquete con la mano, mientras que con la otra se magreaba la bragueta.

Para cuando mi tío Saíd me puso de rodillas con la cabeza a la altura de su paquetón, el cabrón ya tenía el cipote a punto de reventar y abrirle las costuras a los calzoncillos que llevaba puestos. Como os he dicho antes, Saíd es de los hombres que rellenan cada centímetro de unos gayumbos de principio a fin. Antes de sacársela del slip, a él le encanta frotarme la cara contra su paquetón, ponerme la mejilla a un lado mientras me gira la cabeza con su manaza, arrastrando con ella el dibujo de la larga y sugerente polla que tiraba de la tela hacia abajo. La sentía tan dura, y la tenía tan dura el cabrón, que cuando le puse la otra mejilla, el cipotón volvía a su posición rebotando con fuerza.

Saíd: Asiiii... Tira de la goma y sácala sobrino, y chúpame la polla como tu sabes.

Bajarle los calzoncillos es para mi todo un placer, porque mi tío siempre tiene la polla a punto, dura y gorda esperando una buena mamada de mi boca. Salió disparada hacía arriba toda tiesa y dándome un buen hostión en toda la jeta. Allí esta delante de mi cara como una diosa morena y bronceada. Me mola cantidad verle el pollón así, para poder agachar la cabeza y metérmela en la boca por la puntita, y sentir el sabor saladito de la meada que evidentemente se acababa de pegar en el baño, y el calor el calor de un rabo gordo penetrándome las papilas gustativas. En menos de dos segundos aquella monstruosidad cruzó mi boca de una estocada que me pegó el cabronazo, y ese pedazo de carne, esa bestia, ya no paraba de empujar cada vez más adentro, y ya no había cojones quien se la tragara por completo.

Y ahí estaba mi tío, arreando nalgazos a ese cerdo cabrón de su sobrino, osea yo, dándome mi dieta preferida, haciendo que me atragantase cada vez que me metía un buen pollazo directo a la garganta, aunque no me entrase por la boca por completo su gigantesco rabazo. Yo no tiraba la cabeza hacia atrás, al revés, quería conseguir tragármela entera de una puta vez, tenía ganas de zampar y comer cuanto más mejor, así que Saíd siguió dándome pollazos con fuerza hasta que me salió la saliva por la boca como a un perro rabioso. El cabrón era muy consciente de que su enorme polla despertaba mi pasión y mi delirio por ella, y disfrutaba mirándome como se la comía con tantas ganas.

Se tumbó en mi cama y seguí mamándosela con la cabeza entre sus piernas, rebotando como una pelota cuando mi tío empujaba el culete desde abajo hacia arriba y me encajaba el cipote hasta el fondo. Lo mio era ya puta gula. Tenía hambre de buen pollón, así que me la metí hasta el fondo de la garganta, hasta que mis labios y mi barbilla desplazaron sus huevazos hacia atrás. Subía y bajaba la boca por su cipote con frenesí, acompañada de una enérgica y firme masturbación con la mano mientras le agarraba el tronco. El cabronazo resoplaba de gusto y asentía con la cabeza, aprobando el buen trabajo como siempre que le hacía con la boca, en su enorme y delicioso rabazo. Cuando lo tenía entero dentro del hocico, aprovechaba para mover la lengua y pasarla por el capullo, al mismo tiempo que dejaba que la saliba se me escurriera por las comisuras de los labios, y le mojara todo el pollón de babas.

Casi siempre, al llegar a ese punto mi tío Saíd sacaba la polla de mi boca y se pajeaba junto a mi cara hasta que se corría pringándomela de copiosa lefa, pero esta vez fue diferente, como ya os dije tenía otro plan en su mente enferma y viciosa.

Saíd: Hoy vamos a probar otra cosita sobrino... Quítate los calzoncillos y arrodíllate en el colchón, allí a los pies de la cama, y enséñame el ojete del culo bien en pompa... ¡Mmmm!... ¡Asiiii!... Ábrete las nalgas con las manos, así nene, que te vea bien el boquete... ¡Ufffff!... Y muévete... Báilale a tu tío preferido.

Me puse como él me dijo, totalmente desnudo, con el trasero hacía arriba y bien abierto de par en par. No paraba de insinuarme con mi provocativo bailecito, meneando mi precioso culazo, con los huevos y la minga colgando entre las piernas. Me sentía en ese momento como la putita del barrio, como la putita de mi tío el machote, el cual me prestaba toda su atención con toda su polla hinchada y a punto de reventarle por la excitación. Cuando se hartó de contemplar, ojear y mirarme el culete, se fue directamente a degustar mi riquísimo ano, ese boquetito tan estrecho y apretado que lo estaba volviendo loco, y sacaba de él todo lo perverso y depravado que era el cabrón. Gozaba muchísimo metiéndome todo el lengutón hasta el fondo y moverlo con fuerza por mis paredes anales, follándome las entrañas con la lengua, para después sacarla y meterla varias veces, al mismo tiempo que me lo lubricaba, lo dilataba, y lo preparaba para recibir acto seguido su pedazo de polla.

Saíd: ¡Joder, sobrinito!... Me podía pasar horas y horas comiéndote este culito y no cansarme nunca... ¡Wauuuu!... Pero quiero follártelo y meterte dentro de ese ojete todo mi rabazo... ¡Mmmmm!... ¿Tú quieres Nadir, quieres que te de por detrás?

Nadir: ¡Ooohhhh!... ¡Siiiiii!... ¡Fóllame ya tito!... Métemela de una puta vez.

Saíd: Te voy a partir en dos chaval... Ven para acá.

Se volvió a tumbar de espaldas en la cama bien espatarrado, y yo me subí encima de él dispuesto a sentarme y empalarme su cipote hasta el fondo, pero antes lo agarré por el tronco con la mano y me restregué el capullo lleno de pre-cum por toda la raja de mi culo. superpreparado estaba ya para embestirme a tope, su pollón, el de mi tito preferido, mi tito violador, y sin previo aviso me atrapó de las caderas y tiró fuerte hacía abajo, embuchándome de golpe tres cuartos de carne gorda y durísima. Pegué un grito de dolor y tan desgarrador, que tembló el dormitorio entero, que angustia joder, pero cuando se fue adaptando mi ano y dilaté un poco más, se fue disipando el dolor y poco a poco llegó el placer.

Con el ojete relleno de carne y super excitado ya me encargué yo de empalarse el pollón entero hasta los huevos, pegando un certero meneo de culo y dejando caer todo mi peso sobre lo que restaba por meterme. Con el boquetón de la hucha completamente lleno, empecé a pegar saltos como un loco y a cabalgarle la polla sin dejar un sólo centímetro por recorrer. Tenía al cabrón de mi tío completamente brutalizado, follándome el culo sin parar, disfrutando como un loco mientras jadeaba de placer y totalmente fuera de si. Metía y sacaba de mi ano algunos centímetros de polla con rapidez, mientras me agarraba el cipote y me lo masturbaba a un ritmo bestial.

Saíd: ¡Asiii! … Toma sobrino, toma mi polla gorda y buena… ¿Estás disfrutando chaval?… Dime que te gusta la polla de tu tito... ¡Ohhhh!

Nadir: ¡Siiiiii, tito!... Sigue follándome el culo... ¡Ahhhh!... Dame más fuerte tito… Fóllame cabrón y rompeme el culo con tu pollón… Asiiii... Más fuerte.

Ya se volvió loco del todo el cabronazo, y empezó a follarme ferozmente como un toro bravo, dejándome bien claro quién mandaba en esa habitación, y quién era el macho rompe culos que le metía al chaval, yo, más de veinticinco centímetros, y le destrozaba con su pollón el ano como nadie. Con todo su pollón dentro desgarrándome el ano, me echó encima de su cuerpo caliente, mi espada sobre su pecho, y acercando su cara a la mia comenzó a besarme el cuello, la cara, y la boca con ardor y frenesí. Nunca hasta ese momento me había besado en la boca de esa manera, vamos, ni de esa manera ni nunca, mi tío jamás me besó, y ahora me metía la lengua hasta la garganta.

Acto seguido me volvió colocar a cuatro patas encima de la cama como una puta perra, y con mi riquísimo culo bien abierto mirando hacía tío otra vez. Quería verme ahora el boquete del culo después de follármelo, lo amplio, lo ancho, lo dilatado, y lo enrojecido que había quedado, mientras yo separaba mis nalgas con las manos mostrándoselo en todo su esplendor.

Nadir: ¿Te gusta lo que ves, tito?

Saíd: ¡Uffff!... Ya lo creo sobrino.

Agarró firmemente mis caderas con sus manazas, situándome detrás de mi, clavándome el pollón de una sola estocada, reventándome de nuevo el ojete, y atravesándome a saco todo el culo. Lo tenía tan abierto y dilatado, que se podía permitir el lujo de hacerme lo que quisiera, dándome pollazos con fuerza sin parar, metiéndome los dedos al mismo tiempo que su cipote, mientras yo, su sobrino putita, no paraba de gritar de placer, arremetiendo como un bestia contra su verga para que me la clavara más adentro, y con la polla rebotándome de lado a lado por los movimientos. Le excitaba mogollón mirar como su gran polla entraba entera en mi culito, mirando la maravillosa cabalgada que me estaba pegando, contemplando su enorme y gordo rabo acoplándose perfecto a mi ojete, y entrando justo y perfecto.

Yo, mientras tanto, me metía una fantástica y frenética paja en el cipote gordo. Mis repiraciones eran cada vez más rápidas, mis gemidos cada vez mas fuertes, y adivinó el muy cabrón que me correría enseguida, y aceleró con más violencia las envergadas en mi pobre y dolorido culito. Me provocó una corrida de escándalo, como un cerdo soltó varios chicates de leche por la rajita del capullo que fueron a parar a las sábanas, manchándolas de goterones blancos y espesos. Como un cabrón me corrí de gusto, chillándo y gritándo como una puta perra.

Y ahora era su turno. Como yo sabía perfectamente como le gustaba correrse, no tardé ni un sagundo en colocarme para recibir su abundante y rica lefa. Saíd se tumbó en la cama de espaldas con las piernas abiertas, regalándome su enorme cipotón, el cual agarré rápidamente con la boca al mismo tiempo que me subía encima de él, y esta vez para darle más gustazo, le puse boquete de mi culo en toda su boca.

Aquello le encantó al cabrón, iba a disfrutar como un loco soltando la descarga de semen, recibiendo una magnifica mamada por mi parte, mientras me follaba denuevo el ojete y me lo devoraba a lametazos. No tardó demasiado en vaciar la leche que tenía almacenada en los gordos cojones, entre gritos de gusto, gemidos de placer, y jadeos de vicio derramó todo su rico esperma en mi boquita. Recibí en mi boquita varios chorros de abundante semen, los cuales tragaba como un campeón mientras me acoplaba el capullo pegado al paladar, y apretaba con intensidad los labios al rededor de su capullo, succionando, absorviendo, bebiendo y tragándome todo su lefazo.

Nadir: Y este fue mi regalazo de cumpleaños, de parte de mi tío... ¿Que os ha parecido colegas?

Fernán: ¡Wauuu!... Brother, me he quedado sin palabras... Pero mira tío, que no te miento... ¡Me he corrido escuchándote cabrón!... Mirame la polla toda manchada.

Marcell: Ha sido alucinante tío... Pero ahora os pregunto a vosotros dos... ¿Cambia en algo vuestra amistad con Nadir, al saber esto que os ha contado?... Sinceramente.

Fernán: Por mi, para nada tío, tú serás siempre mi amigo, mi colega, y mi hermano... Además tío, analiza la situación, si es que no me la creo ni yo todavia... Cinco tíos desnudos en una cama, hasta el culo de todo, con las pollas empalmadas y escuchando las historias de cada uno, de como nos hemos follado a otro tío... ¡Pfffff!... Y sin dejarnos atrás, que ántes nos hemos follado a Paula que tiene polla y ella nos ha follado el culo y la boca a cada uno de nosotros... ¡Joder!... Me va a estallar la cabeza de pensarlo... ¿Esto es verdad colegas?... Yo soy hetero, y me gustan las tías con sus ricos coños, lo de hoy todavía no me lo explico, puede ser colegas que sea bisexual y hoy lo he descubierto... No sé, me da igual todo... Pero contigo Nadir, te vuelvo a decir que no cambia nada... Bueno, lo que si cambia un poco es que cuando esté caliente y con el cipote empalmado, ya sé a quién llamar, jajaja.

Abel: Yo pienso igual que tú tío, lo de hoy ni me lo creo todavía... Ahora, me lo he pasado y me lo estoy pasando de vicio, como nunca en mi puta vida, y me da igual decirlo tíos, lo repetiría mil veces más... Nadir, hermano ven aquí cabrón y dame un abrazo tío... Si tu eres feliz, yo también, hoy todos maricones, y te digo lo mismo que Fernán... Te llamaré cabrón para bajar la calentura, jajaja

Eloy: No lo llameís colegas, está aqui ahora y loco por comeros el cipote a los dos... ¿O es que no lo veís?... ¿O no Nadir?

Nadir: Aqui estoy colegas, cuando queraís empiezo.

Marcell: Pues empezar, que Eloy yo queremos esta vez miraros y grabaros un poco.