THE LIST OF FUCKS (14) Núm. 43. Valerio mi Niño

Me acerqué hasta Valerio y agachándome junto a él le comí toda la cara, lamiendo y limpiándole el esperma calentito que le había soltado el niño generosamente, mientras le metía tres dedazos de mi mano en su delicioso ojete bien ancho y dilatado por la excitación.

THE LIST OF FUCKS (14)

(Núm. 43. Valerio en el Fucked Lions.)

Amadi: Oye tío, eso que le estabas diciendo a Valerio en la oreja de un sitio llamado "fucked lions"... ¿Eso que es? ¿Era verdad lo que le estabas contando? Porque, wau, era súper caliente colega.

Marcell: Jajaja, si chaval, era todo verdad... ¿No te dije antes que a Valerio le encanta gozar como una perra, y que era un buen cerdo vicioso? Pues a eso me refería tío. A tu compañero le encanta el sexo fuerte y duro, tipo bukake, orgías con muchos tíos, sentirse sometido como un puto esclavo y cosas así, aún que cuando follamos aquí en su cuarto se reprime un poco y lo hacemos más tranquilos.

Amadi: Bueno, jajaja... Aún que se reprima como tú dices se os escucha a los dos un montón tras la puerta, es bestial como chilla el mamonazo, y tú también... ¡Uffff!... ¿Sabes Marcell? Más de una vez he pegado el oído a la puerta y del calentón que cogía al escucharos follar, me he hecho un pajote en la polla hasta correrme, pensando e imaginándome que estaba ahí dentro con vosotros jodiendo, jejeje... Pero sigue contándome lo del sitio ese.

Marcell: El Fucked Lions, es un antro de ambiente gay pero más exclusivo y diferente a los demás. Digo diferente porque es como los antros habituales, con barra para beber, pista de baile, un cuarto oscuro, pero además, tiene una pequeña sala con varios asientos donde siempre están proyectando películas porno, y puedes ligar tipo fetichismo... Y aparte de todo esto, hay una sala que se llama "la sala secreta", que es de lo que yo le hablaba a Valerio, que solo entran en ella gente con tarjeta vip, y yo tengo una de esas tarjetas. Una vez dentro te encuentras bastantes tíos que van a follar, pero a follar con vicio y del duro, todas las perversiones, inmoralidad, depravación, corrupción, desenfreno, y sadismo que te puedas imaginar lo tienes allí. Un día llevé a Valerio a la sala secreta y le encantó al cabronazo, y de vez en cuando vamos y él goza como una perra desatando sus más pecaminosos y oscuros deseos... Y eso es el Fucked Lions.

Amadi: ¡Joder, wauuu!... Y el cabrón va de mosquita muerta, y el grandísimo hijo de puta... ¡Uffff!... Tío, cuéntame ese día que le estabas relatando al oído, por favor, dímelo colega, y te prometo que no se lo diré nunca.

Marcell: Vale cabroncete, te lo voy a contar por qué estoy agustísimo y con un colocón súper guapo, pero ya sabes chaval, de esto que te cuente ni media palabra. ¿Entendido?

Amadi: Entendido... Cuenta.

Valerio y el Fucked Lions.

Antes de entrar en la sala, en la misma puerta te encuentras a un tío al cual le tienes que enseñar la tarjeta vip, con ella puedo entrar yo y mi acompañante nada más, ya te digo que es muy exclusivo y por ello pago una pasta al mes. Una vez dentro ves bastantes tíos dispersos por la sala, de todas las edades y para todos los gustos, algunos van totalmente desnudos, otros en calzoncillos, o braguitas de mujer, hay quién lleva mascara en la cara seguramente para que no le reconozcan, y algunos están entero vestido porque les da morbo que otro tío lo desnude. Cómo ya te digo hay de todo, pero sobre todo y más me gusta, es que hay mucho niñato y chavales jóvenes. Paco, el dueño del antro le encanta regalarle esas tarjetas vips a los muchachos buenorros y siempre hay carne fresca y de calidad. El sitio no es muy oscuro, de esta forma puedes mirar bien todo lo que pasa y lo que hacen los tíos unos con los otros. Las bebidas son todas gratis, hay una pequeña barra en una esquina y allí te sirve un muchacho que se llama Yoyo, siempre es el mismo y también está muy bueno, y si quieres le puedes chupar la polla, solamente te tienes que agachar y servirte tú mismo. En cuestión de drogas también son gratis y allí corren como el agua, y de todas las que te puedas imaginar.

Dentro hay un potro, varios sofás, sillones individuales, consoladores de todo tipo y de todas las medidas, y un par de colchonetas grandes redondas y rojas, que ahí en una de ellas, es donde Valerio se tumbó con los ojos vendados por mí y se lo follaron más de siete tíos por todos los agujeros de su cuerpo. Bien, ese día en concreto, pasamos a la sala y nos fuimos derecho a la barra para beber algo y ponernos a tono esnifando también. Echamos un vistazo mientras bebíamos a ver qué tal estaba el ganado, me refiero a los tíos, y cuál de ellos nos gustaba más para lanzarnos a follar. Valerio donde tú lo ves es muy vicioso para todo, para el alcohol, las drogas, y sobre todo para los hombres, y cuando se coloca ya no tiene límites y pierde la cabeza. A mí me encanta y me da mucho morbo verlo así, y por eso lo excito aún más diciéndole guarradas en el oído, mientras mira a los tíos mamando pollas y follando culos en la sala, y después cuando lo veo bien cachondo y súper calentón, lo dejo suelto que se pasee solo a su libre deseo. Ese día estuvo primero calentando motores, mientras le chupaba las pollas a un par de niñatos que estaban bastante bien dotados, dos buenos pollones, y sentados en uno de los sofás uno junto al otro. Yo lo observaba cachondo perdido desde la barra, cómo estaba arrodillado en el suelo el mamonazo comiéndose una polla tras otra, primero la de un niñato y después la del otro, y sin dejar de agarrarlas cada una con cada mano.

La felación que le hacía a los nenes, y digo nenes por los dos no tendrían más de 18 años, era de órdago, súper bestial, chupando sin demora alternando los cipotes con ansia, con egoísmo, pasando de uno a otro sin descanso, hasta tal punto era de salvaje que uno de ellos el de la derecha, le sacó la verga de la boca y le soltó todo el lefazo en el careto sin poder contenerse y dejándole el rostro empapado de semen cremoso. Me acerqué hasta Valerio y agachándome junto a él le comí toda la cara, lamiendo y limpiándole el esperma calentito que le había soltado el niño generosamente, mientras le metía tres dedazos de mi mano en su delicioso ojete bien ancho y dilatado por la excitación. Ya hacía tiempo que el mamón se había quitado los calzoncillos y los había perdodo como siempre, más de una vez hemos vuelto a la casa los dos y sin ropa interior, por que al terminar no la encontrábamos.

De ahí me lo llevé hasta una de las colchonetas, pero primero y antes de todo le puse en el cuello un collar de perro, y tirando de la correame lo trasladé hasta allí. Lo puse a cuatro patas con el culito bien en pompa y le tape los ojos con una de las vendas que había encima de la barra, que están allí para quién quiera usarlas, como todo lo que hay, y me posicioné detrás de él. Abrí bien sus glúteos con mis manos y agachándome delante de su ojete le lanzé un par de escupitajos, que fueron a dar justamente en el centro del boquete. Mi cipotón entró en el ano del cabrón sin problemas y sin poner resistencia alguna, de un puntazo se lo hice tragar entero rellenándole el boquete del culo, al mismo tiempo que Valerio gritaba de puro gustazo de tenerlo todo dentro. Empecé a cabalgarme ese culito que daba gusto, cómo un puto vaquero monta a su yegua mientras la doma como yo hacía, y dándole a enterder quién es el amo que domina y somete mientras tiraba con fuerza de las riendas, que en este caso era la cadena que estaba pegada a su collar de perro.

Sentía como me estrangulaba el cipote dentro de su ano, oprimiéndolo, estrujándolo, y apretándolo con el agujero fuertemente, y notaba a tope como mi tranca engordaba a más no poder y se alargaba al máximo, hasta golpearle con el capullo la próstata. Todo mi pollón entero resbalaba dentro y fuera super lubricado de pre-cum, desgarrándole el recto y ensanchándolo a más no poder, mientras escuchaba el sonido que hacía mi manubrio al entrar y salir de aquél boquetón al follármelo. Un niñato con pistas de chapero y muy bueno de cuerpo, se acercó hasta nosotros para mirar como me tiraba por detrás a Valerio, y alargando una de sus manos comenzó a magrearme el culo tocándome con los dedos el ojete muy suavemente. Con la otra mano me agarró del cuello y llevó mi cabeza junto a la suya, pegó sus labios a los míos, y me comió la boca metiéndome la lengua hasta la campanilla. Su boca sabía a esperma de alguna corrida, era un gusto áspero pero delicioso a polla que se pegaba a mi paladar, y saboreaba con gusto mezclado con su saliva. Aquella comida de boca con el niñato me dió un morbazo que te cagas, me puso súper cachondo al pensar e imaginarme todos los pollones que habrían pasado esa noche por esa joven boquita de mamón, y cómo le habría sacado chupando a lametones, toda la lefa de los huevos a los tíos, mientras se la tragaba gozando el hijoputa del chapero.

Yo no paraba de follárle el culo a Valerio al mismo tiempo que le comía la boca al niñato, y miraba como se iba llenando a nuestro alrededor de tíos con los pollones bien gordos, duros, y empalmados, los cuales se pajeaban con la mano mientras veían la follada bastantes excitados y cachondos. Me acerqué besando al chapero desde la boca hasta la oreja, pasando mi lengua llena de saliva por su piel, y cuando llegué a su oído le dije muy fogosamente.

Marcell: ¡Mmmm!... Besas de maravilla chaval. ¿Niño, cómo te llamas?

Chapero: Aquí me llaman "Pollón 25"... Mira hacía abajo tío y sabrás por que.

Marcell: ¡Mmmm!... Si, ya veo chaval... ¿Ves al niñato que me estoy follando por el culo, a este maricón vicioso traga pollas?

Chapero: Si... ¡Ufffff!... Lo veo colega, y está tremendo de bueno igual que tú.

Marcell: Lo que quiero que hagas ahora mismo, pollón 25, es que le metas tu cipote en la boca y se la folles como un puto animal, que eso es lo que le gusta a este pedazo de putón y está deseando tener una buena polla para chupar gozando... Vamos niño, ándale.

Chapero: Cómo tu mandes, puto amo.

El niñato pollón 25, se colocó delante de la boca de Valerio con su cipote pegado a sus labios, le ordenó pegándole con el tronco en la jeta y diciéndole al mismo tiempo... "Abre la boca ya, maricona, y chúpame la polla como tú sabes mamona y por la cuenta que te trae hazme gozar perra"... ¡Wauuu!... Que voz tan potente y varonil tenía el niñato al decirlo en voz alta, que morbazo me dió colega. A Valerio se le veía bastanta ocupado con el pollón del chapero haciéndole un pedazo de mamada, mientras éste lo sometía cogiéndolo por la cabeza, tirándole de los pelos con fuerza, envergandolo, y follándoselo sin piedad por la boca. El cabrón se agachaba para coger impulso y empotrarle el cipotón con más fuerza cada vez en la boca, y el pobre Valerio babeaba sin parar dejando escapar la saliva sin poder tragarse del todo aquel descomunal rabazo, y aguantando los insultos y los escupitajos del niñato que le jodía el boquino.

Chapero: ¡Pedazo de mierda, maricona chupa pollas!… ¡Asi, traga mamón come rabos!… Chupa como tu sabes cabrón, como el otro día que te ví chupando sin parar como una puta ramera... ¡Mmmm!… Tragatela toda, así, enterita, que te voy a regar esa puta boca con mi lefa... ¡Uffff!

El sonido que hacía su polla mientras le follaba la boca era ruidoso y atronador, y unido al ruido de que yo hacía también al follarle el ojete con mi pollón. Los ruidos no provenían solamente de nosotros tres, si no que por toda la sala se escuchaban gemidos de hombres gozando, disfrutando del sexo mientras follaban, dando rienda suelta a sus deseos más perversos, y dando y recibiendo placer de otros cabrones. Estaba flipando de como se comportaba el chapero buenorro con Valerio, como un chulo putas cabrón bastante vicioso y sádico, y eso me ponía a cien por hora. El chapero le sacaba el cipote de la boca y cogía un tarrito que llevaba guardado en la bota y vertía una cantidad de coca sobre el capullo llenándoselo y poniéndoselo todo blando, y se la volvía a meter dentro para que Valerio siguiera chupando. Me di cuenta enseguida que el chapero era un vicioso de mierda perverso de mucho cuidado, de los que a mi me gustan y me empalman la polla con solo mirarlos poniéndomela a mil.

Luego el chapero se tumbó encima de la colchoneta y me indicó con las manos que le diéra a Valerio, para follárselo él ahora como si fuera nuestro juguete sexual y empotrarle el cipote por el culo como yo estaba haciendo. Saqué mi polla de su culo y ayudé a Valerio a flexionar las piernas hacía abajo, agachándole las caderas con mis manos hasta sentarle el trasero encima del pollón del nuevo colega, y así encularlo a tope y agusto. El cipotón del cabrón entró entero por su ancho, abierto, y súper dilatado ojete sin problemas, y se la petó hasta el fondo del recto. El putón de Valerio suspiró y sollozó con un gritito por la salvajada de la clavada, berreaba de dolor por las embestidas de polla tan bestiales del chapero, pero solo duró un segundo, lo que tardó en acercarse otro tío de los que había alrededor nuestra, y meterle la polla por la boca a tope para que se callara la putita. Por lo visto era un coleguita de pollón 25, porque se miraban pícaramente y con complicidad, y los dos amigos se lo estaban follando al mismo ritmo, como si lo tuviéran ensayado y ya lo huvíeran hecho más veces. Era uno por la boca echándole los dientes abajo, y el otro por el culo taladrandole velozmente el boquete sin descanso, mientras lo violaban a saco como a una vulgar ramera y subiendo cada vez más y más la velocidad.

Y ahí estaba el chaval, mi Valerio, como un puto despojo, el botín y el trofeo de unos piratas salvajes, un esclavo drogado sin voluntad alguna, y una presa al servicio de los deseos más depravados de los dos cabrones. A los quince minutos de estar los dos a ese ritmo follándoselo, se corrieron los hijos de puta soltándole un reguero de abundante semen, el chapero por el culo y el amigo por la boca, mientras Valerio era regado e inundado por los dos agujeros placenteramente. Yo no quería perder la oportunidad de correrme en la puta boca del chapero y dejarle mi regalito en forma de lefa, así que me fuí para su hocico y le metí entera mi verga, y después de un par de envergadas le solté ana buena descarga de leche calentita y cremosa dentro del boquino.

Marcell: ¡Ahí vaaaaa!... ¡Ohhhh!... ¡Siiii!... Trágate mi lefa chulo de mierda, bebe, y déjamela bien limpita mamón... ¡Asiiiii!... ¡Mmmm!

No tengo ni que decirte que Valerio se tragó todo el esperma del amigo garganta abajo, disfrutando como una perra cada gota viscosa que el tío le dió, y dejándole después cipote súper reluciente. Acto seguido, Valerio se puso a cuatro patas con el ojete chorreando y goteándole grumos de lefa, y dijo en voz alta a todos los tíos que estaban allí a su alrededor.

Valerio: Quién quiera follarme, aquí tiene mi culito esperando ansioso, y muy hambriento de buenas pollas... ¿Cuál va a ser el primer pollón que va a probar mi rico boquete?

Para decir eso en voz alta y a todos, Valerio estaba al límite de su excitación, muy colocado de todo y más que caliente y cachondo. Tenía el rostro irreconocible, la boca le babeaba sin parar, la mandibula desencajada de vicio, y los ojos lujuriosos con la mirada puesta en todos y cada uno de esos cipotes duros y gordos que lo rodeaban. Dejó el culo bien abierto y en pompa a merced de los tíos que quisieran envergarle el cipote, y violarle el ojete a gusto. Empezaron a turnarse para follárselo uno detrás de otro, llenándole de buen pollón tanto el culito como la puta boca, mientras el puto vicioso disfrutaba como loco retorciéndose de placer y gustazo. Yo lo miraba de cerca, agachado al lado de él y con la boca pegada al oído, mientras le hablaba cosas lascivas, obscenas, y muy guarras, por que yo sé a ciencia cierta, que eso es lo que le gusta al cabrón y le da más placer en el mundo a Valerio.

Eran siete u ocho tíos los que se unieron a la jodienda, uno tras otro se ponían detrás del putón y le metían la polla entera por el culo, mientras se lo jodían y se lo tiraban a lo bestia. La violación era salvaje y depavada, lo mismo le follaban el ano que la boca, daba igual, lo que importaba realmente era que Valerio estaba disfrutando y gozando como loco al ser obligado a tragar la polla de cada uno de aquellos tíos. Sinceramente tengo que decir que los tíos estaban cachas, bastante buenos de cuerpo y con pollones enormes. Había para todos los gustos, pero sobre todo eran niñatos y chavales de no más de 20 años, y un par de treintañeros, pero estaban buenísimo los colegas, además Paco el dueño, es muy especial para eso y le encanta como a mi los jovencitos viriles tipo macarrillas.

Así pasaron horas, todos los tíos cabrones cataron y probaron el culito de Valerio a pollazos violándoselo sin piedad, agarrándole las nalgas con sus manazas, abriéndoselas y separándolas a tope para empotrarles todos el cipotón a lo bestia. Algunos de corrieron dentro ds su boca dejándole buenas cargas de lefa para que el compañero se las tragara, lo cuál hizo muy gustosamente, y otros se vaciaron en su pobre ano bastante maltratado y vejado saturándolo de cremoso semen.

Amadi: ¡Wauuu!... Menudo putón tengo por compañero, colega... ¡Uffff!... Y yo, gilipollas de mi, reprimiendo la calentura y aguantándome las ganas de meterle mano en el paquetón que tiene el mamonazo... ¡Joder tío!... Tú no sabes Marcell, el deseo y el apetito que me entra cada vez que lo veo meando en el váter, "wau", cogerlo después de que termine el cabrón, y arrodillarme como un perro para lamer y limpiarle toda la polla con mi boca dejándosela bien sequita... ¡Me encantaría joder!

Marcell: Te doy un consejo cabroncete, pillalo mejor cuando venga bien mamado de priva y hasta el culo de todo, y ponlo cachondo contándole alguna follada, aún que te la inventes y cuando veas que ya se ha puesto calentón, lanzate y cómele el cipote. Ya verás como no te dice nada y se deja que le hagas lo que sea.

De vuelta con Eloy.

Eloy: ¡Joder colega, que gustazo de follada!... ¿Y que pasó después?

Marcell: Pués, después de contarle lo de Valerio en el Fucked Lions el negrito se puso más vicioso que nunca colega, y volvimos a echar un polvazo y mucho más salvaje... ¡Uffff, el negrata joder, cómo folla el cabrón!... Y ahora estoy aquí contigo, jajaja.

Eloy: Eres increíble cabrón, jajaja... No veas como se me ha puesto el rabo escuchándote colega... ¡Wauuu!... Mira Marcell, que me va a reventar el paquete, joder.

Marcell: Yo estoy igual de cachondo tío, mírame el cipote Eloy, y aparte, que me he metido un par de leñazos por la nariz antes de que llegaras, y entre lo que tú me has contado con los guardias civiles, y lo que yo te dicho de Valerio y de mi follada con su compañero que aún la tengo en la mente... ¡Ufff!... No veas el morbazo que tengo en el cipote cabrón.