THE LIST OF FUCKS (13) Núm.51. Amadi el negrito.

Más de una vez se me había pasado por la mente, cogerlo allí mismo en la cocina y empotrarle el culito con mi polla contra la encimera, mientras Valerio seguía dormido, pero me contenía y pensaba en otra cosa, aún que por ganas no era colega.

THE LIST OF FUCKS (13)

(Núm. 51. Amadi el negrito.)

Marcell: Calla tío, calla, que al final estuve follando con su amigo Amadi, el compañero de piso, y menuda follada cabrón... ¡Wau!

Eloy: No jodas cabrón... ¿Amadi el negrito? Jajaja. Pues nada Marcell cuenta, que ahora te toca a ti, y ya sabes colega, como yo te he contado mi follada, con detalles.

Como os dije anteriormente yo estoy tonteando con Valerio, un muchacho de 20 años muy guapetón y bastante buenorro, vamos un yogurin. Valerio está estudiando en la universidad Odontología, y comparte piso con Mónica y Amadi que son dos compañeros de su clase. Mónica es muy simpática y graciosa, tiene novio y tengo que decir que el tío, mayor que yo incluso, está bastante potable y para hacerle un favor en las zonas bajas. Luego está Amadi, ¡Uffff, Amadi, cómo está de bueno!, un chico de 20 años también como Valerio, y con un cuerpazo negro dorado para comérselo desde los pies hasta la cabeza.

Amadi es muy atractivo y guapo de cara, tiene unos ojos grandes y marrones, los labios gorditos, la boca grande para que le metan dos pollas juntas, y un pelo negro y rizado. El muchacho es delgado y no muy musculoso, pero bien formado, con buen pecho, brazos fornidos y piernas fuertes. Adami es negro de piel, sus padres son de Angola, pero llegaron a España huyendo de allí cuando él era todavía un bebé, así que prácticamente es español y se ha criado aquí. Tiene un culito respingón, prieto, de voluminosos glúteos, y acentuado típico de los negros, muy delicioso, y un cipote, el cual pude ver y catar después, grande, no excesivamente gordo, pero si muy largo con un capullazo tipo trompetero, de esas pollas que empiezan más delgadas desde la base y se van agrandando hasta llegar a un glande súper regordete y rosado.

Contándole a Eloy.

Ya sabes que a mí personalmente el chaval siempre me ha puesto súper cachondo, y la verdad es que tenía muchas ganas de tirármelo. Te he contado ya varias veces, que cuando me quedo con Valerio en su dormitorio para follar y después me quedo a dormir con él allí en la casa, cuando salgo de la habitación por la mañana para hacerme un café, más de una vez por no decirte casi siempre, me he encontrado a Amadi haciendo cosas y paseándose en calzoncillos por toda la casa. Yo que me levanto siempre con la empalmada de polla matutina, ya te puedes imaginar como me pone de cachondo verle ese culazo pasearse delante de mí, con la mitad de la tela metida entre la raja de sus nalgas y dejando una al descubierto, mientras yo no atino a poner la cafetera por el calentón.

Más de una vez se me había pasado por la mente, cogerlo allí mismo en la cocina y empotrarle el culito con mi polla contra la encimera, mientras Valerio seguía dormido, pero me contenía y pensaba en otra cosa, aún que por ganas no era colega. La cuestión es que el niñato disimuladamente no paraba de mirarme el paquete y me lo comía con la mirada, creyendo que yo no me daba cuenta, pero si, tú sabes que yo para eso soy bastante avispado y me quedo con la película súper rápido. De todas maneras me había propuesto joderle ese culazo fuera como fuera, y creo que Amadi también le tenía ganas a mi polla y bastante, de hecho me lo demostró el Sábado en su casa metido en su habitación. El sábado estuvimos en el pub FreeMen hasta tarde tomando copas con Mónica y su novio, Amadi, Carla otra amiga de Mónica, y Valerio y yo. La verdad es que nos lo pasamos muy bien por que aúnque es un pub de ambiente gay los amigos de Valerio se adaptan muy bien y son muy abiertos para esa cuestión ya que saben que Valetio, Amadi y yo lo somos.

Estuvimos charlando, riéndonos, y bebiendo como cosacos y a eso de la una de la madrugada se fueron Mónica y su novio y Carla con ellos, y nos quedamos los tres para seguir bebiendo y charlando un poco más. Hubo un momento que fui a mear al váter, y cuando regresé y conforme me acercaba a la mesa donde estábamos sentados vi que Valerio y Amadi estaban como discutiendo por algo, el qué, no lo supe en ese momento porque se callaron cuando llegué a la mesa para sentarme y cambiaron de tema, pero sí que me enteré después cuando me lo contó Amadi. La cuestión es que Valerio estaba un poco mosqueado con su compañero de piso, y no paraba de discutir por todo y de beber un cubata detrás de otro, hasta tal punto que cuando llagamos a su casa estaba tan borracho que lo tumbé en la cama inconsciente, totalmente cao, y se quedó dormido al instante.

Salí del dormitorio de Valerio dejándolo solo para que durmiera la mona, con el pensamiento de irme a mi casa porque tal y como estaba el niñato esa noche no follaba ni de coña, y entonces vi a Amadi sacando un par de cervezas de la nevera.

Amadi: ¿Te apetece Marcell?... He cogido una para cada uno.

Marcell: Oki, estupendo, total no tengo nada mejor que hacer hoy, porque visto lo visto, tu compañero está listo de papeles y con una cogorza que te cagas.

Amadi: Bueno tú ya lo conoces, cuando se harta de priva se queda fuera de juego y ya no puedes contar con él para nada.

Marcell: Oye, ahora que estamos aquí los dos en confianza... ¿A qué venía la discusión que teníais en el pub? Porque cuando llegué a la mesa os callasteis y cambiasteis de tema.

Amadi: Nada tío, era una tontería sin importancia, vamos, una paranoia y una tontería de las de tu novio.

Marcell: Bueno, primero no es mi novio, es mi amiguito con derecho a roce, jajaja, tú ya me entiendes, pero cuéntamela chaval aún que sea una tontería.

Amadi: Pues Valerio cree que yo quiero acostarme contigo y te digo las palabras textuales que me dijo, "Tú lo que buscas con mi novio es que te folle bien el culo, y te encantaría chuparle la polla y metértela en tu puta boca, mamonazo, que ya nos conocemos".

Marcell: ¡Wau!... ¡Joder con Valerio!... ¿Y eso es lo que buscas tú de verdad, Amadi?... Te lo pregunto porque yo si, yo si quiero follarte el culo y que me chupes la polla. Así que si es verdad eso que dice Valerio, aquí me tienes chaval, si tú quieres.

El chaval no me contestó, solamente me cogió de la mano levantándome del sillón y me llevó hasta su habitación. Allí dentro cerró la puerta con el pestillo, me tumbó en la cama y se subió encima de mí comenzando a comerme la boca como si no hubiera un mañana. Me chupaba la boca, y digo chupar por aquello no era besar, literalmente era succionar sin parar, metiéndome el lengüetón gordo que tenía hasta la campanilla al mismo tiempo que la meneaba dentro, restregándomelo por las paredes bucales, las encías, los dientes, como si estuviera rebañando, y todo esto mientras absorbía aspirando fuerte mi saliva para que le entrara en su boca y el mamón pudiera saborearla.

El niñato me tenía ganas, se le notaba muchísimo, y lo más gracioso es que si Amadi me tenía ganas más deseaba yo poseerlo y hacerlo mío. Se restregaba sobre mí mientras frotaba su cipote contra el mío, totalmente duro y empalmado, en todo su esplendor, y manteniendo un súper magreo entre ellos que parecía una lucha de garrotes, a ver quién de los dos presionaba más fuerte, a la vez que yo le metía la mano por debajo de la ropa tocándole las nalgas con las manos, apretándoselas fuerte, y pasando suavemente por la raja de su culo mientras palpaba con la yema de los dedos su delicioso ojete.

Sin darnos apenas cuenta ya estábamos los dos en calzoncillos nada más, con los pollones bien marcados y abultados en la tela y locos por ser liberados, por lo menos el mio. Así que no esperé más y apretando su cabellera rizada con una mano, impulsé hacia abajo la cabeza del chaval indicándole que quería que se agachara hasta mi entrepierna y comenzara a comerme la polla. Amadi no se resistió para nada, lo hizo con gusto el mamón, aparte porque eso es lo que él iba buscando desde hacía tiempo, así que tiró hacia abajo de la goma de los calzoncillos y a su encuentro salió colgando y rebotando una larga y gorda polla, que enseguida se metió en la boca. Tenía tantas ganas y tanta hambre el mamón, que no contó con que el roce de sus labios me la pondría aún más gorda y dura, así que tiró hasta el fondo con su hocico y se llevó unas cuantas arcadas.

Segundos antes de tragársela era una polla enorme, pero asequible para él, ahora se había convertido en un pedazo de trabuco ingobernable, descomunal, y gigantesco, y toda brillante con sus babas encima. Al chaval le daba igual lo desmesurado de mi cipote, él solo quería comer, chupar, y tragar sin parar, dándose un buen festín a mi costa y de camino proporcionándome un placer enorme con su lengua. Me incorporé sentándome en la cama y apoyando la espalda en el cabecero, y con una mano me agarré el pollón por la base y con la otra sujeté los pelos de ese negrito mamonazo, ordenando de esta manera la chupada y comida a mi antojo. Le podía ver en la cara que estaba gozando de lo lindo, que se sentía en el paraíso y encantado con estar entre las piernas de un tío como yo, con un pollón así de grande y tan riquísimo.

El negrito buenorro disfrutó lengüeteando mi cipote, acoplando sus labios mojados al capullo húmedo y calado de pre-cum, metiéndosela dentro de la boca y sintiendo cómo le follaba la garganta, mientras me pajeaba reposadamente con la mano la parte del tronco que se le escapaba de su boca. Después soltó mi pollón del boquino y ladeó la cabeza empezando a comerme los huevos estirándome el escroto hacia afuera con fuerza, al mismo tiempo que yo le daba una paliza en la mejilla con mi durísima verga. Sin lugar a dudas, Amadi podía escucharme jadear de placer y de gusto a pocos centímetros de él, y como yo no podía quitarle el ojo de encima a su pollón joven, viril, largo y negro, y las ganas que tenía de chupárselo. El chaval no tardó mucho en venir hacía a mí, se puso de pie en la cama con la polla apuntando hacía mi boca y se la regaló a mi boca gustosamente. Desde arriba observaba como su cipote entraba despacio en mi boquino y se perdía por completo en lo más profundo de mi cavidad bucal. Amadi inclinaba las piernas mientras se agarraba al cabecero de la cama con sus manos y me follaba la boca lentamente, metiéndome el cipote trompetero entero hasta que sus cojones chocaban con mi barbilla y me provocaba una buena arcada, para luego sacármelo totalmente mojado de saliva del hocico y al momento volvermela a envergar dentro.

Así estuvo un par de minutos, follándome la boca suavemente, sin dejar de provocarme y calentarme con la mirada en todo momento, hasta que poco a poco fue acelerando las embestidas, y entonces aquello dejó de ser delicado y suave, convirtiéndose en una brutal y acelerada violación de boca, que es como a mí me gusta que me follen los morros. Me tenía todo mojado el niñato cabronazo de mierda, sentía como el pre-cum se me escapaba sin parar y sin control por la raja del capullo, y cómo se me mojaba de pringue la mano que tenía agarrándome el pollón. Amadi no paraba de follarme el boquino a un ritmo bárbaro y súper bestial, como si quisiera correrse y llenarme toda la boca de lefa. Noté enseguida que le llegaba el gustillo recorriéndole por la vena del tronco y que estaba a punto de correrse ya, así que me tragué su cipote hasta el fondo atrapándolo entero en mi boca, succionando con fuerza, con vigor, y con mucha energía, y en ese mismo momento sentí como el chaval me regaba la boca de leche caliente que me llegó hasta la garganta.

Mi deseado niñato negro, mi Amadi se estaba corriendo de gustazo en mi boca, mientras oía su respiración acelerada, sus jadeos, y sus gritos de placer ahogados y silenciosos, al mismo tiempo que yo le apretaba fuerte con una mano la baja espalda contra mi cara, y con la otra le metía dos dedos por el ojete para que no se escapara hasta que terminara de escupir semen por ese pollón chocolate, y yo pudiera beberme hasta la última gota que tan amablemente me regalaba.

Amadi: ¡Ahhhh!... ¡Siiiii!... Me corro Marcell... ¡Que gustazoooo!... ¡Que boca tienes tío!... ¡Que gozooo!

Marcell: ¡Glup, glup, glup!... ¡Mmmmm!... ¡Que rica y que buena chaval!

Amadi: Lo siento Marcell, pero no he podido avisarte tío, lo siento y perdoname. Es que ha sido tan enorme el gustazo y el placer que me has dado con tú boca en la verga, que no he podido contenerme y me he corrido sin control.

Marcell: Tranquilo chaval, a mi me encanta que se corran en mi boca y bebérmelo después, y más si el regalo de lefa viene de tú parte, jajaja. Además, si no me gustara, te huviéra sacado la polla de la boca y ya está. No te cortes ni te preocupes, que a mi me gusta follar con vicio y si hay guarreo de por medio, mejor que mejor.

Amadi: Es que ha sido de pronto, de repente tío, y cuando he querido darme cuenta ya estaba soltando lefazos y vaciándome en tú boca. Por eso me he cortado un poco. ¿Quieres que te la chupe y te corres tú ahora en mi boca Marcell?

Marcell: No te rayes Amadi tío, que ya te he dicho que no pasa nada y además, el sexo es para disfrutarlo a tope... Oye ¿Tienes aquí en tu cuarto algo para meternos y ponernos agusto?

Amadi: Ahí en la mesita tengo un par de porritos, si te apetece nos lo fumamos, paro algo más fuerte no tengo. Se que Valerio tiene en su dormitorio éxtasis y algo más, pero si entramos en su cuarto lo vamos a despertar y no va a pillar... Y ya lo que hace falta, que me pille contigo aquí en la cama y follando... ¡Wau!

Marcell: No te preocupes yo tengo en mi chaqueta algo más fuerte. Voy a salir a cogerlo y de camino cogeré también un par de cervezas de la nevera, y ya le echo un vistazo a Valerio para asegurarme que sigue dormido... Esperame aquí y no salgas.

Salí de la habitación y miré primero con mucho cuidado que Valerio seguía durmiendo, y efectivamente estaba tronco y roncando a pierna suelta. Después de coger las dos latas de cervezas, las abrí y le eché un poco de líquido de los que usamos para las folladas con los niñatos, y volví a entrar en el dormitorío de Amadi. Cuando entré y volví a cerrar la puerta con el pestillo, el chaval ya se había hecho el peta y se lo estaba fumando sujetándolo con la mano izquierda, y mientras con la derecha se tocaba el cipote que ya estaba otra vez empalmado y duro como una piedra.

Marcell: He cogido unas pastillas de éxtasis, un poco de farlopa de la buena y traigo un par de cerveza para cada uno bien fresquitas... Ah, y Valerio sigue dormido como un bebé, no hay que preocuparse por nada.

Amadi: De todas maneras no se te ocurra decirle nunca que hemos follado, que entonces el cabrón me mata, esto se queda entre nosotros dos y jamás se puede enterar. ¿Eh Marcell?

Marcell: No te preocupes chaval, que por mi no se va a enterar, ahora ya te digo, jejeje, que este secreto tiene un precio, y te va a costar más de un polvazo cuando a mi apetezca, jajaja... Tóma, tragate un éxtasis con la cerveza, bebe y refrescate el gaznate, y vamos a meternos por la nariz dos buenos leñazos.

Amadi: Dáme, trae para acá que me entone más de lo que ya estoy... ¡Uffff!... ¡Que bueno estás Marcell!... ¡Wau!... Estaba loco por follar contigo, ya hacía mucho tiempo que lo estaba deseando, y por respeto Valerio, nunca me he atrevido a decirte nada... ¡Que feliz estoy tío!

Marcell: Y yo chaval, yo también... ¿Y nunca has follado con Valerio? ¿Un polvete?

Amadi: Que va, jamás tío, y por falta de ganas no ha sido, porque Valerio está para mojar pan de bueno, y tiene buen culito para empotrarlo y un pollón que te cagas, que yo se lo he visto varias veces, pero ya te digo, nunca se ha dado la situación... Lo del culo y el pollón lo sabes tú mejor que yo, jajaja.

Marcell: Si ya, y muy bien que los he probado, Jajaja.

Mi mente enfermiza, ya estaba cavilando y pensando cosas muy cerdas y viciosas. Me imaginaba como sería una buena follada con los dos niñatos juntos, pero más aún, mi cerebro iba más allá, y fantaseaba proyectando en mi cabeza viendo al negrito tirándose el culo de Valerio, pero así como estaba en la cama, dormido y sin enterarse de que su compañero de piso le estaba violando el ojete... ¡Wauuu! Amadi ya se encontraba en pleno apogeo del colocón, se palpaba el ciego tan caliente que llevaba encima, y lo súper excitado que estaba por lo que se había tomado. Yo le miraba la cara todo cachondo, como se le había trnsformado en cuestión de segundos y podía leer en ella las tremendas ansias que tenía de follar conmigo, y tenerme otra vez entre sus brazos.

Mientras el chaval me miraba lascivamente, se puso a cuatro patas encima de la cama y se abrió las nalgas con las manos separándolas con energía, y enseñándome el boquete del culo bien abierto que tan riquísimo tenía el cabrón. No tuve más remedio que agacharme y pegarle un buen repaso con mi lengua. Lo lamí con deseo y desesperación, por fin tenía ese ojete tan maravilloso apresado por mi lengua, y era solo para mi, para tocarlo, chuparlo, y lamerlo entero mientras escarvaba en lo más profundo con mi lengúetón. Se estremecía de gusto el negrito culón, mientras se retorcía y movía el trasero a un ritmo feroz, presionando fuerte contra mi boca para que le metiera más adentro y más profunda, y todo esto sin dejar de gemir y jadear de gozo.

Amadi: Follame Marcell, follame el culo y atraviésame con tu polla... ¡Mmmm!... Hazme gozar como le haces gozar a Valerio... ¡Ohhhh!... ¡Follame tío!

Aquello me puso al límite y súper cachondo, me sentí en ese instante deseado y codiciado por dos niñatos que vivían juntos en el mismo piso y que deseaban desesperadamente mi polla dentro de sus deliciosos culitos. Aún que eso si, cada uno por separado, uno en secreto como Amadi y el otro en exclusividad y abiertamente como Valerio. Al acelerar mis lametones en su ojete por la calentura que me dio escuchar lo que el negrito me dijo, notaba cada vez más que Amadi se estaba excitando muchísimo, mientras le devoraba el culito y le agarraba la polla con la mano, sintiendo en la palma de mi mano como le latía el tronco y lo duro que se le había puesto al cabrón. Yo seguía con mi boca entre sus nalgas y mi nariz olfateando su delicioso olor a ojete joven y limpio, al mismo tiempo que le metía la lengua entera por el boquete, follándoselo a lametones cada vez más fuertes e intensos.

Ya percibí que estaba preparado y dilatado a tope ese culito para recibir mi pollón, así que se lo regalé por completo, y mientras se lo metía entero por detrás me susurró muy bajito y entre jadeos. "Esto es lo que estaba esperando de ti Marcell". Comencé a follarle el ano como un puto bestia. Estaba tan caliente y lleno de lujuria por follarme al negrito, que mis manos lo tocaban por todas partes como si fuera un pulpo. Le apretaba fuerte los pezones y tiraba de ellos poniéndoselos duros y tieso como puntas de lanzas. Después deslizaba las manos por su cintura hasta agarrarlas fuerte atrayéndolas y forzándolas hacía a mí, mientras le taladraba sin cesar el ojete, y le clavaba hasta el fondo todo mi pollón. Amadi disfrutaba mucho el cabrón, mientras lo sometía y le obligaba a tragar sin descanso mi enorme y grueso cipote. Las embestidas que yo le pegaba eran criminales y los movimientos muy salvajes, pero en ese momento me importaba una mierda lo que sintiera el chaval, yo lo que quería era disfrutar violándome al niñato por el culo, y colega, estaba en la gloria, y gozando como un guarro en una charca mientras me lo tiraba.

Así, en esa postura me lo estuve follando largo rato, hasta que le di la vuelta y lo tumbé boca arriba en el filo de la cama. Me incliné colocando sus piernas encima de mis hombros, y le levanté el culo en volandas para verle bien el boquetón súper abierto y enrojecido que le había dejado mi enorme pollón. Después de un buen vistazo y varios lametones más con mi lengua, volví a envergarle el ojete de un puntazo comenzando nuevamente a bombear con mi verga como un poseso desesperado. Ahora no te puedo decir con exactitud quién de los dos jadeaba o gemía de placer más fuerte, pero lo que sí te puedo decir, es que las envergada eran cada vez más salvajes y feroces, y a un ritmo bestial por mi parte, mientras le levantaba aún más el trasero cogido por las nalgas y podía ver perfectamente como se tragaba por completo toda mi polla por ese boquete.

Amadi: ¡Mmmm!... ¡Asiiii, Marcell, que gustazo!... ¡Que pollón más grande tienes tío!... ¡Ohhhh!... Dame fuerte y duro en el culito... ¿Te gusta follarme el culito?

Marcell: ¡Uffff!... Me encanta este culito que tienes cabrón... ¡Como tragas chaval!... ¡Que gustazoooo!... ¡Siiii!

Yo sabía, que con esas cosas que me decía el puto negrito que me ponían al límite, y al ritmo que yo le sacudía por detrás en el ano, intuía que no iba a aguantar la lefa hirviendo dentro de mis huevos por mucho más tiempo, y aparte súmale también, el gustazo que me estaba metiendo el niñato mientras me estrangulaba el rabazo dentro del ojete.

Marcell: Me viene ya tío... ¡Uffff!... Si no la saco ya, me voy a correr chaval.

Amadi: Córrete Marcell, no me la saques del culo, córrete y lléname con tu semen todo el boquete del culo tío... Dale, sigue, así, así más fuerte... ¡Mmmm!

Todo esto me lo decía muy bajito, respirando aceleradamente y muy excitado al oído, mientras me tenía cogido por el cuello y me lo rodeaba con sus brazos. Al escuchar aquello que me dijo el niñato, un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies, y no pude contenerme más, tan solo me dio tiempo a decirle un "YA", al mismo tiempo que derramaba todo mi esperma dentro de su culo, dejándoselo completamente inundado y lleno de leche calentita. Cuando terminé de empapar y anegar por completo aquél ojete, cogí al chaval de su delgado cuerpo y lo puse en el suelo agachado, en cuclillas, y me coloqué delante de él poniendo la palma de mi mano debajo de su ano.

Marcell: Aprieta fuerte para afuera tío, como si fueras a cagar, y saca todo mi semen de tu culo y echalo en mi mano, que te vas a berber enterito putón.

Amadi apretó con fuerza, y expulsó de su ano con un caño largo, sonoro, y abundante, la leche que yo le había regalado tan generosamente. Después, cuando huvo terminado, llevé mi mano empapada y llena de lefa hasta su boca, y rapidamente el mamón bebió sin rechistar de mi mano como un puto perro, tragándosela toda y lamiendo con su lengua los restos.

Marcell: ¡Joder!... Me encantan estas cerdadas cabrón... ¡Mmmm!... ¿Te ha gustado a ti chaval?

Amadi: ¡Wauuu!... Claro tío... ¡Uffff!... Estoy flipando contigo cabrón, no podía imaginarme jamás en la vida que yo pudiéra hacer esto, comerme el semen de un tío sacado de mi propio culo... ¡Joder, que cachondo estoy!... ¿Y esto es lo que le haces a Valerio cuando te lo follas en su dormitorío?... ¿O estas cosas no le gustan a él?

Marcell: ¿A Valerio?... Jajaja, a Valerio esto le encanta y goza como un perra, y cosas más fuertes que esta... Menudo cerdo está hecho tú compañero de piso, y que pervertido más grande es el colega follando. Si yo te contara Amadi, por eso me extraña que nunca hallaís follado los dos con lo calienta pollas y maricona que es.

Amadi: ¡Joder, me encantaría follármelo tío!... ¡Uffff!... Con el calentón que tengo ahora mismo, entraba en su cuarto y me lo violaba por el culo a saco... ¡Wauuuu!

Marcell: ¿Quieres de verdad follártelo tío, dime?

Amadi: ¡Uffff!... Claro joder... ¿Pero cómo?

Marcell: Se me ha ocurrido algo muy sádico y vicioso, confía en mí, y si quieres tirártelo ahora mismo, sigueme el juego y haz lo que yo te diga... ¿De acuerdo?

Amadi: Vale tío... ¡Uffff, que morbazo!

Fui al salón y cogí un frasquito de burundanga que tenía en el bolsillo de mi chaqueta, eché una cantidad en un pañuelo y entré en la habitación de Valerio. Seguía dormido y roncando, así que me acerqué con el pañuelo empapado y se lo puse en la nariz para que aspirara a tope. De este modo es mucho más rápido y su efecto es súper rápido, y en tan solo tres segundos reduce la voluntad y borra la memoria de las personas durante el tiempo que duran sus efectos, en este caso la de Valerio. Después fui a por Amadi y lo llevé hasta el cuarto de su compañero de piso, el cuál estaba tendido boca arriba en la cama y solo con los calzoncillos puestos, totalmente cao y fuera de juego.

Marcell: No te preocupes tío, que no se va a despertar con lo que le he dado, y no se va a enterar de nada, solo del placer que le vamos a dar.

Empecé a hablarle en el oído a Valerio suavemente, pegando mi boca a su oreja, y lamiéndola de vez en cuando con mi lengua. Amadi notó rápidamente como se le empalmaba la polla velozmente debajo de los calzoncillos, mientras el cabrón le miraba el paquetón bien marcado con los ojos llenos de deseo, voraz apetito, y viciosa lujuria. Destapándole el cipote a su compañero con mi mano por un lateral de los calzoncillos, y mostrándoselo en todo su explendor y dureza, le indiqué con un movimiento de ojos, que se agachara y comenzara a chuparle el rabo, que se diéra una buena comilona. El negrito todo cachondo, acercó la cara hasta su polla y pegando la nariz al tronco y a los huevos empezó a oler el aroma que desprendía Valerio por su entrepierna. El niñato se ponía a cien por hora acariciando y lamiendo suavemente con su lengua todo el cipote, desde el capullo inflado y rosado hasta los huevazos gordos.

Después de un buen rato viéndolo lametear delicadamente, se decidió por fin el mamón a tragar, y agarrando aquél pollón por el duro tronco abrió la boca al máximo todo lo que pudo, y se la metió entera en la boca desde el capullo hasta llegar al pubis tocando el escroto con los labios. Era una gozada verlo chupar aquél cipote, como un poseso sin parar engullía subiendo y bajando a una velocidad terminal el negrito zampón, adsorbiendo a chupetones el líquido preseminal que le salía a Valerio por la raja del capullo, y poniéndosela toda guarreada de saliva. Ya era un no parar de chupar, de tragar, y de devorar entero el pollón y sin límites, y Amadi se percató de que por mucho que le hiciéra a Valerio, él seguía con los ojos cerrados como si durmiéra todavía, como si todo aquello fuera un sueño, y encima el cabronazo disfrutaba revolviéndose y agitándose de gusto encima de la cama. Todo tenía su explicación porque mientras Amadi mamaba sin descanso, yo le hablaba a Valerio al oído y le estaba diciendo... - Estás en el "fucked lions", el antro gay que tanto te gusta mi niño, dentro, en la zona secreta donde disfrutamos los dos a tope de folladas duras, viciosas, y perversas. Estás cómo el último día que fuimos, acuérdate bien cabrón, en la cama de cuero rojo que hay en el centro, desnudo, amarrado de pies y manos, apresado en contra de tu voluntad como a ti te gusta, y con el cipote bien duro, y con ganas de recibir placer sin saber quién te lo va a dar, porque tienes los ojos vendados. Revive ese momento chaval, estás ahí ahora sometido por muchos hombres, tíos machos de los que a ti te gustan, muy buenos de cuerpo y con enormes pollones que quieren follarte y violarte la puta boca, y joderte el culito tan sabroso que tienes... ¡Mmmm!... ¡Siiii!... Mira, piensa putita, ahora te está comiendo el cipote un tío negrata macizorro, tan bueno cómo tu compañero de piso, Amadi... ¡Uffff!... ¡Que bien la chupa el mamón!... Con una boca extraordinaria que te hace gozar como una perra, como una puta y una ramera, como la puta chupa pollas que eres... ¡Asiiii!... ¡Mmmm!... Y todos los machos cabrones, están a tu alrededor mirándote la cara, el cuerpo tan bueno que tienes, y el culito tan sabroso, y peleándose entre ellos para ver quién de todos va a ser el primero que te lo va a follar... ¡Wauuu, nene!... Etc, etc, etc.

El cabronazo de Valerio seguía cao, en su mundo de vicio e imaginándose lo que yo le hablaba a la oreja. Aún que estaba inconsciente, su pollón gordo y duro estaba más que activo, enérgico, y súper guerrillero. Cuando ya le había confeccionado un traje con su saliva, y se lo había empalmado a más no poder, el compañero vicioso negrito se subió encima de él, y se sentó muy despacito insertándose su polla poco a poco hasta llenarse completamente el boquete de su culo. Una vez dentro Amadi iba moviendo lentamente sus nalgas, con sacudidas suaves, pausadas, apacibles, y recreándose gratamente en el placer de saborear con su ojete cada pulgada de ese rabazo gordo y duro que tanto tiempo había codiciado. Le pegó una cabalgada de escándalo el negro maricón, desde donde yo estaba veía perfectamente cómo más de la mitad del pollón de Valerio, entraba y salía del culo de Amadi al ritmo que marcaba el compañero vicioso, y todo esto con la calentura metida en el cuerpo sudoroso y la respiración entre cortada por la excitación.

Marcell: Fóllatelo tú ahora puto negrata, sácate el cipote del culo del niñato y levántale las piernas y abrele bien el ojete... ¡Mmmm!... Ahora te va a violar el culito el puto macho negro, y te lo va a destrozar cómo la otra vez mi niño... Fóllatelo tío... Fóllatelo yaaaa.

Amadi, hizo lo que le ordené levantándole las piernas hasta ponérselas encima de sus hombros, escupió un buen lapo en su mano y se lo restregó por el boquete del culo, volviendo a repetir la acción pero esta vez impregnando su pollón chocolate de saliva, y se lo envergó de una clava todo entero dentro del ojete. ¡Wauuu, que gustazo colega! Se la metió de golpe y comenzó a darle duro y sin parar. Su pollón entraba indiscriminadamente en el ano de su amigo, abriéndole y desgarándole las paredes del recto. Valerio seguía con los ojos cerrados, la cara perturbada de placer por lo que tendría en su sucia mente, la boca babeando sin parar, y el cuerpo vibrando entero en la cama, chilló de puro gozo el niñato, pero al hijoputa de Amadi no le importó ni lo más minimo el grito desgarrador que soltó el compañero de piso por su boca, él estaba disfrutando como loco de su culo y no iba a detenerse. Era tanto el gustazo que sentía el sádico negrata que ni se inmutó, todo lo contrario, contra más chillaba Valerio de placer al notar en su culo el enorme cipote, más canalla, vil, ruín, y perversas eran las envestidas que le daba.

Que cara más guapa ponía Amadi de disfrute, que rostro más pérfido, bonito y perfecto poseía el cabronazo. Yo lo miraba extasiado, embelesado, fascinado por su hermosura, también era el colocón y el morbazo que tenía yo encima, pero veía perfectamente reflejado en su cara que lo estaba disfrutando. Comencé a pajearme la polla encima de su cara, restregando de vez en cuando mi capullo por los labios de Valerio y dejándole pegado mi baboso pre-cum impregnado en ellos. No pude aguantar más la lefa en mis huevos de la excitación y el morbo que me proporcionaba la escena que veía, y me corrí colega, soltándole unos buenos y abundantes trayazos de leche en su puta boca de mamona. Le puse la cara y la boca chorreando, pintada de semen como si fuera un cuadro de Pcasso joder, y cuando terminé de escupir lefa por el capullo se la metí en la boca para que chupara el mamón, y me limpiara el cipote.

Amadi al verme corriéndome en el careto de su compañero, se puso tan cachondo que aceleró las envergadas es en ojete del niñato al mismo tiempo que acercaba su boca a la de Valerio, y atrapaba también mi cipote manchado de esperma y compartía con él, conjuntamente la limpieza y la chupada. El chaval de ébano no pude aguantar más, y con el pollón borracho de ese delicioso culito, se vació entero a chorros sin remedio, notando como le llenaba de leche caliente todo el orificio anal. No pudo contener los gritos de gozo, de placer, de disfrute, e incluso se le escapó en un fogoso susurro,"te quiero Valerio", en el frenesí de la corrida, lo cual me puso más morboso y caliente todavía... ¡Wauuu, con Adami!

Adami: ¡Me corroooooo!… ¡Ahhhh!... No aguanto más, colega,… ¡Que culazo mas bueno joder!… ¡Asiiiiii!… ¡Toma compañeroooo!... ¡Traga putaaaa!

Cuando el niñato terminó de correrse, le sacó la polla aún durísima, empalmada, y mojada de lefa del ojete a su compañero, y me fui directo para ella metiéndomela en la boca y lavándosela como una puta lavadora, mientras lamía a fondo y le quitaba haste el más pequeño grumo de semen que había sobre su manubrio trompetero. Deapués de dejársela reluciente y brillante de daliva, le agarré de los pelos y le metí la cabeza entre las nalgas de Valerio, pegándole su boca al boquete del culo para que se tragara y bebiéra su propio esperma que todavía lo llenaba por dentro. Era una puta aspiradora el negrito mamón, absorbiéndo, chupando, y tragando sin descanso, hasta que se lo zampó todo enterito.

Antes de salir del dormitorio de Valerio, lo limpié un poco, le volví a poner los calzoncillos y lo arropé con la sabana, y volvimos a la habitación de Amadi. Nos tumbamos en la cama fumándonos un peta y él no paraba de hablar de la follada, comentando lo buena que había sido, lo excitante, placentera, viciosa, y lo que había gozado como nunca tirándose el culito de su compañero de piso.

Amadi: Oye tío, eso que le estabas diciendo a Valerio en la oreja de un sitio llamado "fucked lions"... ¿Eso que es? ¿Era verdad lo que le estabas contando? Porque, wau, era súper caliente colega.

Marcell: Jajaja... Pués verás....

Continurá...