THE LIST OF FUCKS (10) N.17 Samuel técnico Bosch

Efectivamente a los pocos minutos se le pasó el calor por el esfuerzo del montaje y dejó de sudar, pero le entró otro calor muy diferente, más efusivo, y bastante más fascinante y rico.

THE LIST OF FUCKS (10)

(Núm. 17. Samuel el técnico de Bosch)

En el local tenemos una lavadora, ya sabéis, para lavar la ropa y los tejidos que se manchan de saliva, pre-cum, semen, etc. La cuestión es que se rompió, se descolgó el tambor y no tenía arreglo, así que tuvimos que comprar una nueva. Un viernes por la tarde, bastante tarde, vinieron dos tíos para traer la nueva una Bosch preciosa y supermoderna. Uno era mucho mayor de unos cincuenta y pico cerca de los sesenta, pero el otro era muy joven, guapo, y estaba bastante bueno. Ese día estábamos haciéndole un reportaje de fotos a Paula, nada erótico ni porno, solo fotos para su book personal de trabajo que necesitaba y le habían pedido en el gimnasio donde trabaja.

Cuando dejaron la lavadora en el local, el hombre mayor me dijo que lo perdonara, que hoy solo la dejarían allí porque era ya muy tarde y habían tenido muchos repartos, pero que el muchacho, Samuel que así se llamaba, vendría mañana sábado para instalarla y explicarme el funcionamiento. Le dije que sin problemas, que no la iba a usar hasta mañana y que no pasaba nada. Mientras hablaba con el hombre, Eloy continuaba haciéndole fotos a Paula con la ropa de fitness, y me fijé sutilmente que el chaval un poco más alejado de nosotros dos, no le quitaba ojo a las posturitas Paula, a las fotos que le hacía mi amigo, y al local en general.

Como me prometió el hombre, sobre las doce del mediodía del sábado me llamó el muchacho para preguntarme a qué hora me venía bien para pasarse e instalar la lavadora, que él le daba igual la hora porque estaba libre todo el día y no tenía nada que hacer. Esto era porque todos los electrodomésticos que tenemos tanto Eloy como yo los compramos en la misma tienda, y como buenos clientes que somos querían conservarnos, y además conocemos a Sandra la dueña, y seguramente ella le había dicho al chico que se adaptara a la hora que le dijéramos. A mí me encantó el niño, me pareció muy guapo y varonil, y con solo pensar lo que le haría me puso todo calentito el cabrón, imaginándomelo a cuatro patas y tragando polla por todos sus boquetes.

Le pregunté si podía llegarse sobre las siete de la tarde, que antes no podía, mentira cochina, y Samuel me dijo que no tenía problema. Hablé con Eloy y le conté que quería follarme al chaval, y él encantado, porque le había gustado mucho también y mientras hacía fotos se fijó en que tenía un buen paquete y un buen culito marcado en los vaqueros que llevaba puestos. Pues nada, manos a la obra dijimos los dos. Cuando llegó el chico instaló la lavadora, me explicó como funcionaba cada programa y a la media hora ya estaba todo listo.

Samuel: Pues ya está todo, no tiene más historia, y como veís es bastante facíl.

Marcell: Ok... Estás sudando chaval, si no tienes prisa sientate un poco en el sofá y descansa, y tómate una birra con nosotros... ¿Te apetece una fresquita?

Samuel: Muchas gracias, pues si, no te la voy a despreciar tío, y hace calor aqui... ¿Eh?

Eloy: ¿Si?... Espera que ponga el aire acondicionado, ya verás como se enfria rápido y dentro de unos minutos se te ha pasado el calor.

Efectivamente a los pocos minutos se le pasó el calor por el esfuerzo del montaje y dejó de sudar, pero le entró otro calor muy diferente, más efusivo, y bastante más fascinante y rico.

La victima:

Samuel era un muchacho de 21 años, con un cuerpazo increíble de bueno, de complexión fuerte con unos abdominales y unos bíceps que quitaban el hipo. Bastante alto, moreno de piel, con el pelo castaño oscuro y corte militar, unos ojos verdes y guapísimo de cara. El chaval era muy varonil, con andares y movimientos de machote. Un culo duro y apretado bien marcado en cualquier pantalón, de esos que te apetece pellizcar y agarrarle las nalgas con las manos, y un voluminoso y desmesurado paquetón que era la delicia de su entrepierna. La polla era cosa aparte, una puta maravilla, era un señor pollón gigantesco, no muy largo tengo que decir, pero gordísimo, y con el capullo pomposo.

Marcell: ¿Samuel, te apetece fumarte con nosotros un porrito mientras nos tomamos otra cerveza?... Te lo digo por que me lo voy a hacer.

Eloy: Si, hazte un peta tío que me apetece y yo voy a la nevera a por las ceveza de mientras.

Samuel: Vale, mola tíos... Tú eras Marcell y tú colega....

Marcell: Eloy, colega se llama Eloy.

Samuel: Ok... Encantado tíos, jajaja, yo soy Samuel.

Eloy: (Desde la nevera a un metro y alzando la voz) ¿Oye Samuel, te apetece otra cosa para beber que aquí tengo de todo?

Samuel: Si tienes Red Bull, prefiero un whisky con Red Bull tío.

Eloy: Si tengo, te preparo uno y te lo llevo... Y para nosotros dos Ron cola como siempre.

Estuvimos charlando un buen rato hablando de todo, de su trabajo en la tienda, de lo que hacíamos nosotros, de gente que conocíamos en común, y todo al mismo tiempo que nos tomábamos un par de copas y rulaban un par de porros trompeteros mientras nos lo fumábamos los tres muy agusto. El muchacho era bastante educado, chulesco al hablar como los chavales de hoy en día, pero cortés y muy simpático, y se reía mucho, seguramente por los efectos de la marihuana, y tenía una sonrisa preciosa con unos dientes perfectos.

Samuel: Entonces, los dos sois fotógrafos, ¿No?... Y hacéis fotos y eso a la gente.

Marcell: Si, más o menos.

Samuel: Yo conozco a la piba esa de ayer, a la que le estabas haciendo tú Eloy las fotos, creo que se llama Paula, ¿No? Ella es la monitora de zumba del gimnasio donde va mi exnovia, y son muy amigas las dos, y creo que ayer cuando me vio también me reconoció.

Eloy: Si, me lo comentó ella después... Que eras el novio de su amiga Raquel, y que eras buen chico y buena gente.

Samuel: Exnovia Raquel, ya no estamos saliendo.

Marcell: ¿Y eso?... Vamos, si se puede saber.

Samuel: Puffff... Es que no sé tíos, si tenemos tanta confianza para contaros esas cosas.

Marcell: A ver tío, como tú veas, si quieres contarlo cuéntalo, pero si te da vergüenza por algo en concreto no nos lo cuentes, pero estamos aquí de guay, bebiendo, fumando y súper agusto, y te digo desde ya Samuel, que nosotros no nos asustamos por nada. Créeme chaval.

Samuel: Vale, pásame el porro tío que se te van a quemar los dedos, jajaja, y os lo cuento. Veréis, lo que pasa es que cuando tenemos relaciones sexuales, ¿Sabes? A mí me gusta..., darle por el culo, me da más gusto tíos, porque el boquete es más apretado y estrecho y disfruto mucho más... Pero a mi exnovia le duele muchísimo por detrás, y cuando empiezo a metérsela poco a poco ella empieza a retraerse y a protestar, y a mí me corta todo el rollo tío. Aparte, me gusta muchísimo y disfruto mogollón, cuando me viene el gustillo para correrme, ¿Sabes? Y que me chupe la pija rápido y fuerte, y vaciarme dentro de su boca mientras le suelto el lafazo... ¡Uffff, colegas eso lo que más!

Eloy: Pero contar eso no te tiene que dar vergüenza, es muy normal colega, a casi todos los tíos nos gusta dar por el culo, y corrernos en las bocas de otros, y es verdad que da mucho más placer... A mí me encanta, jajaja.

Marcell: Y a mí, jajaja, y a mí... ¿Entonces te dejó por eso tío?... ¿Qué mierda, no?

Samuel: Bueno, es que yo era bastante insistente y pesado en ese tema, y ella para follar era más convencional, como más puritana, y a mí me gustan las tías más guarrillas y que sean muy putas en la cama... Ya me entendéis.

Eloy: Te entendemos perfectamente... ¿Otro whisky con Red Bull, tío?

Samuel: Oki, y otro peta por fa, jejeje.

Eloy: ¿Sabes chaval?... Nosotros hacemos reportajes de fotos de ropa interior masculina para varias revistas, y me he fijado que tienes buen cuerpo para ello, y lucir uno buenos gayumbos tío. Tienes potencial, tienes un buen culo para rellenarlos y una buena delantera... Si te apetece Samuel, te hago algunas con varios eslips que tenemos ahí de la nueva colección, y si después no te gustan o no quieres que las llevemos a la revista, te las quedas y te las regalamos.

Samuel: ¿Si tío, tú crees que sirvo para eso?

Marcell: Totalmente chaval, tienes un cuerpazo... ¿Te animas?

Samuel: Vale, mola colegas, jajaja.

El muchacho se cambió varias veces de calzoncillos mientras Eloy le hacía las fotos indicándole las posturas que tenía que poner, de pie, sentado, sacando culo, como colocarse el paquete, etc. Y mientras tanto yo lo miraba con deseo y me derretía por dentro pensando en comerle a lametazos todo su cuerpo. Por último, se puso un tanga blanco muy fino, casi transparente, que apenas la tela le tapaba y le recogía la polla, y con todo el hermoso culo al aire con una tira recorriendo la raja que había entre sus nalgas. Ahí me puso el niñato al límite y todo palote. Para entonces Samuel, ya se había bebido cuatro copas, fumado con nosotros como siete petas, y ya Eloy le había dado cuatro leñazos de farlopa metiéndoselo por la nariz, o sea, quiero decir con esto, que el niñato ya iba bien servido.

Con este tanga finito, que tanto morbo me daba, se quedó cuando terminó la sesión de fotos y se sentó para descansar en el sofá al lado de Eloy, mientras mi amigo sentado pegadito a Samuel se las enseñaba para que él las viera de una en una, acercándole la pantalla de la cámara digital. Se reía al verse en las fotos, las poses, la actitud y los gestos que había hecho él, y lo bien que había salido, felicitando a Eloy por excelente trabajo. Mientras le decía a mi colega que era un experto profesional, no paraba de darle tragos bebiendo del vaso de whisky, (cargado como ya sabéis), el hielo se había casi derretido y formaba en el cristal una agüilla que resbalaba cayendo justamente encima de su bragueta, la cual mojaba de líquido dejando a la vista, como se transparentaba aún más su polla morcillona y sus huevos gorditos. ¡Uffff, yo ya estaba enfermo de deseo!

Para colmo, el niñato inconscientemente o adrede, no sé ya que deciros, no paraba de rascarse y frotarse disimuladamente el paquete con la mano que tenía libre. Eloy y yo llevábamos ya un calentón encima de cojones, mi amigo no paraba de mirarme de reojo con cara de fogosidad, e insinuándome que empezáramos ya y le entrara como fuera al chaval. Así que me aventuré sin más.

Marcell: Oye Samuel, se me ha quedado en la mente eso que has dicho antes, cuando hablabas de tu exnovia de que a ella no le gustaba tragarse tu lefa cuando te la chupaba, la polla digo, y nos haz dicho que a ti te encanta correrte en una boca... ¿Aparte de tu exnovia en cuantas bocas te has corrido, y se han tragado tu semen?

Samuel: Jajaja... Que cabrón eres... ¿La verdad? Con mi exnovia solo una, solamente me dejó hacerselo una vez, y tampoco te creas que se tragó todo el semen, que más de la mitad lo escupió en el suelo la muy puta.

Eloy: ¿Y con alguién más?... ¿Otra tía?... ¿Un tío?

Samuel: Ninguna tía más... ¿Y, un tío?... No, que yo recuerde, no, nunca he estado con un tío, y nunca me chupado la polla ningún tío.

Marcell: Veo que cuando saco el tema de correrte en una boca se te va alegrando la cosita ahí abajo, jejeje. ¿Te gusta eh?... Te lo digo por que se te acaba de empalmar la polla chico, y se te ha salido el capullo por fuera del elástico, vamos, que tienes la mitad del cipote al aire, jajaja

Samuel: Jajaja... ¡Joder, es verdad colega!... Ni me he dado cuenta... ¿No tenéis calor vosotros, porque yo estoy que ardo tíos?

Marcell: Vamos a jugar a algo que te va a gustar bastante Samuel. Eloy te va a poner un pañuelo tapándote los ojos, y tú, sin ver nada me vas a regalar tu cipote y yo te lo voy a chupar... No digas nada y escucha... Tú mientras, imagínate si quieres, a quién te dé la gana y desees, y te apetezca que te estuviera comiendo la polla ahora mismo.

El chaval no dijo nada, y el que calla otorga, y se dejó hacer. Primero Eloy le puso la venda en los ojos, después le quitó el tanga liberando su pollón bien empalmado y en todo su esplendor, y para finalizar le abrió las piernas para dejarme el camino bien despejado. Samuel se agarró con la mano el cipote todo tieso, duro, y gordo, con el capullo supermojado por la excitación y comenzó a manosearlo suavemente, como invitándome a su buffet libre, mientras yo no paraba de mirar aquel monumento con el rostro pegado a él. Antes de nada la observé detenidamente, la fina piel, la vena grande que atravesaba su tronco, el capullo rechoncho e hinchado con la rajita que lo coronaba, y olfateé el olor que desprendía toda su polla a pre-cum mezclado con sudor y gotas de orina. Ya no pude contenerme más, así que abrí todo lo que pude la boca y apresé con los labios aquella vasta polla.

A Samuel, se le escapó de la boca un gemido de placer cuando sintió mis labios, bajando por todo el tronco del cipote recorriéndolo hasta llegar a los huevos, para luego volver a subir hasta su capullo, donde me entretenía largo tiempo en lamerlo con mi lengua haciéndole circulitos y rebañando el pre-cum que lo impregnaba. Mientras se lo trabajaba a base de bien y disfrutaba bajando de nuevo hasta los cojones, él separaba aún más las piernas para dejarme trabajar a gusto, permitiéndome succionar un huevo tras otro dentro de mi boca, y estrujárselos contra mi paladar. Yo subía y bajaba una y otra vez sin parar mi boca por su pollón, acompañada de un suave y agradable pajote con mi mano, al tiempo que el chaval jadeaba de gusto y asentía con la cabeza, como si estuviera aprobando el buen trabajo que yo le hacía con la boca, en su enorme y delicioso cipote.

Eloy se pone muy burro y caliente mirar cómo le chupo la polla a los niñatos, como se descontrolan y me agarran la cabeza fuertemente con sus manos, y me joden la boca metiéndome toda su potencia de rabazo hacía adentro, hasta el fondo de mi puta garganta, al mismo tiempo que elevan el culo empujando cada vez más adentro.

Yo sé perfectamente comerme bien una buena polla, y hacer que un niñato como Samuel disfrute como un puto cerdo, y que se retuerza de placer como estaba haciendo en ese momento en el sofá, jadeando como un perro con la cabeza hacía atrás y resoplando del gozo y la dicha, mientras le retorcía los dos huevos juntos dentro de mi boquita de mamona, y llenándomela de grandes pelotas. Seguí chupando aquél pollón, bajando y subiendo la cabeza todo lo rápido que podía, metiéndome su polla en la boca llegando a la campanilla, con el capullo incrustado y embutido hasta la garganta. Al muchacho se le escapaban gemidos de gusto y jadeos de placer, cada vez que le sacaba su rabazo de la boca para lamerle entero el capullo, metiéndole toda la puntita en la raja y recogiendo las gotas de pre-cum que me regalaba el niñato en el paladar.

Samuel: ¡Joder, que gustazo!... Como sigas chupando así mamón, me voy a correr en seguida... ¡Ohhhh!

Eloy: ¿Quieres que se corra ya en tu boca mamonazo?

Sin sacarme su polla de la boca, yo hice un gruñido asintiendo y confirmando que si, claro que quería que se corriera ya el buenorro del niñato, y que me soltara un buen lechazo caliente y espeso en todo el boquino. Estaba loco por sentir su leche en mi boca, saborear el gustillo agrio y salado mientras lo escuchaba resollar de gustazo. De vez en cuando mientras mamaba, le miraba esa guapa cara de chulillo, con la boca abierta babeando saliva que se le escapaba por las comisuras de los labios del gusto, mientras yo chupaba y chupaba sin parar. Me encantaba verle disfrutar como un puto vicioso, se revolvía sentado en el sillón gimiendo cada vez más rápido y más fuerte, al mismo tiempo que aupaba su trasero punteándome el hocico con su cipote. Yo succionaba con energía, más fuerte cada vez y más veloz si cabe, apretando los labios con fuerza para darle más gusto y placer... Le iba a dar el regalo más preciado que él quería.

Samuel: Me voy mamón, me voy entero tío... ¡Ahhhh!... ¡Siiiii!... Me corrooooo... ¡Joder!... Que gusto de bocaaaa... No te quites, no la saques maricón que te la echo dentro ... ¡Ahhhh!

Pero, cómo me iba a quitar, si eso es lo que quería tanto el niñato como yo, y no pensaba hacerlo ni por un segundo. Comenzó a gritar de auténtico gusto cuando los primeros trallazos de lefa salieron escupidos de la raja del capullo regando y llenando mi hocico. Mamé, bebí, y tragué, todo lo que pude como un puto guarro hambriento, notando su sabrosa leche caliente y espesa en mi boca. La boca se me saturó de rico semen, y yo apretaba fuerte los labios, sin dejar de mamar. No quería que se me escapara ni una sola gota de su lefa, quería comérmela toda, como a Samuel le hacía ilusión. Continúe chupando hasta que dejó de escupir semen por ese pollón, hasta que me lo hube bebido todo por completo, y aún así seguí chupando al menos cinco minutos más para asegurarme bien de no perder ni una sola gota de lefa.

Eloy: (Quitándole el pañuelo de los ojos). ¿Que te ha parecido la mamada chaval, te ha gustado como te ha chupado la polla mi colega y se ha tragado toda tu leche?

Samuel: ¡Wauuu!... Ha sido alucinante colegas... ¡Uffff!... Bestial tío, único... Es que no os podeís imaginar tíos, como disfruto corriéndo en una boca mientras me la chupan, es mi delirio, mi ilusión, mi puto éxtasis cabrones... Y ya que me la dejen limpita y reluciente, como me has dejado el cipote tío, ya es que alucino.

Marcell: ¿Tío, te puedo preguntar en quién estabas pensado mientras te hacía la mamada y te corrias en mi boca?

Samuel: Si te digo la verdad tío, al principio me estaba imaginando que tu boca era la de una tía que me gusta bastante, una chica que trabaja allí en la tienda que está muy buena, y me gustaría mucho tirármela y follarle el coñito, que lo tiene que tener bien rico... ¡Uffff!... Pero después dejé de pensar en ella y me centré en ti, y no me importó un huevo que fuera un hombre el que me estaba chupando el cipote... ¡Joder!... ¡Y que mamada cabrón, que bueno eres!... Mirame la polla que no se me baja la empalmada, además, quiero más, más follar, mucho más placer y seguir disfrutando tíos.

Eloy: Si, si vamos a seguir dándote gusto cabroncete, jejeje, por eso no te preocupes niño, que hoy te vas de aquí bien agusto y bien corrido, con los huevos vacíos de leche.

Marcell: ¿No te excitaba y te ponía todo caliente meterla por detrás?... ¿No querías follarte un culito prieto y estrecho para darte placer en la polla tío?

Samuel: ¡Uffff!... Claro que quiero tío, lo que más joder... ¿Que vamos a jugar otra vez?... Jajaja.

Marcell: Si chaval, vamos a jugar otra vez, pero esta vez no hay venda en los ojos ni polladas de esas, ahora te ofrezco el mejor culo que da más placer en el mundo, el culazo traga pollas de mi amigo Eloy... ¡Uffff!... Te va a encartar niño, ya verás, vas a flipar a lo bestia y te vas a correr gozando como un puto salvaje... Ven, sigueme y dejate llevar.

Lo cogí de la mano y me lo llevé hasta la cama que teníamos en el local, escondida detrás de unos biombos y lo coloqué frente a ella. Eloy se desplazó poniéndose a su lado, levantó la pierna izquierda del coleguita apoyando su pie encima del colchón, y elevando así el ojete a la altura de su cara. Lo tenía blanquito y redondito como a él le gustaban. Eloy aproximó sus morros a la raja del culo de Samuel y soltó un gemidito de gusto antes de lengüetearle el agujero, después le cogió la polla entre las piernas y la atrajo hacia él con su mano comenzando a masturbarle a la vez, para que ya enloqueciéra de gozo. Sacó la lengua a pasear y se puso a comerle el boquete del culo como un puto egoista, llenándole el ojete de saliva con cada lametazo, y aspirándola después haciendo ventosa, mientras iba metiéndole la lengua calentita en lo más profundo del apretadito ojal del chaval. Veía a mi compañero comerle el boquete como un puto vicioso, lamiendo sin parar y a conciencia, y como buen mamón que es Eloy, lo único que quería era que el muchacho buenorro gozara, y darle gusto en el ojete a ese macho tan morboso, y que se retorcíera de placer.

Samuel: ¡Ohhhh!... ¡Que bocas teneís los dos!... Me cago en la puta, joder... ¡Que gustazoooo!

Cuando Samuel ya estaba al límite de su calentura, superexcitado, muy estimulado, y agitado como un toro de miura, puso a mi colega Eloy a cuatro patas encima de la cama, dándole la espalda, y con las rodillas separadas para que el culote se le abriera bien. El niñato cabrón le dio unas palmaditas en la espalda para que la agachara, buscando la mejor postura para meter su gordísima tranca dentro de un agujero que se aventuraba demasiado estrecho, eso pensaba él, pero lo que no sabía Samuel, era que el ano de Eloy siempre está superdilatado y dispuesto a tragarse lo más grande del mundo. Enfiló el cipote hacía adentro, al principio solo al principio, le costó un poco meterla de lo gorda y robusta que la tenía, pero al final entró y pudo zumbárselo a saco. Mi colega Eloy estaba gozándolo como nunca, con ese tiarrón tan guapo dentro de él, taladrándole el ojete con cariño, pero con un toque de rabia que le ponía cachondo y lujurioso, mientras se dejaba que el puto niñato le agarrara de los pelos al cabalgarlo.

Yo me agaché poniendo mi cara delante de su culazo, que no paraba ni un segundo de moverse hacía adelante y hacía atrás embistiendo a mi colega, y comencé a lamerle el ojete muy despacito, poco a poco, con delicadeza y mucho agrado, hasta que fui avanzando por su recto y terminé enterrando toda mi lengua dentro de su boquete... ¡Joder, cómo quería follarme ese culo! Eloy estiró sus manos hacia a atrás y le sobó los cachetes y los muslos, al mismo tiempo que lo miraba con la cabeza torcida, y se le expandió aún más el ojete al verle los abdominales marcaditos y en tensión. En ese momento me encendí tanto y me puse tan verraco, que pasé de lamer con la lengua a meterle un par de dedos por el culo y menearlos bien dentro, y hurgar con ellos hábilmente hasta dar con su punto "G", lo cual hizo que se estremeciera de gusto y acelerara las polladas que le daba a Eloy en el esfínter.

Samuel: ¡Ahhh!… ¡Siiiii!... ¡Que gusto cabrón!… ¡Mmmm!

Marcell: ¿Te da gusto verdad cabrón?... He dado con tu punto G... ¡Mmmm!... ¿Lo notas, notas el gustazo cuando te muevo los dedos en este puntito?... ¡Uffff!

Samuel: ¡Siiii, tío Sigueee!... Asiiiii... ¡Ohhhhh!

Eloy: ¡Si, si, siiii!... Yo también lo noto cabrón en los golpes que me mete con el cipote... ¡Asiiii!... ¡Sigueeee!... ¡Dame más cabronazo!

Marcel: Te voy a follar tío, este culito te lo voy a follar y a reventar a pollazos... ¿Eh?... ¿Dime?... ¿Quieres que te folle este boquetito chaval?... ¡Mmmmm!

Samuel: ¡Siiii!... Pero despacio tío... Muy suave, por fa.

Se hacía querer el puto y buenísimo chavalote. Tenía su carita tan cerca, escuchándole gemir bajito y gozando de lo lindo, superado por las emociones de lo que estaba pasando allí, algo tan grande y tan lleno de vicio que ni él mismo le daba crédito. Le comí la oreja en señal de agradecimiento, susurrándole al oído que no se preocupara por nada, que estaba en muy buenas manos, que se dejara llevar por la situación y que solo tenía que disfrutar. Fue él mismo quién cruzó un brazo en busca de mi rabo, me lo cogió con su mano y se la puso a la entrada del boquete de su culo.

Llegó el momento de abrirle las piernas y agacharle un poco el trasero, hasta ponerlo a la altura que yo quería. Me llenó todo el puto cuerpo y la cara de alegría cuando le atravesé el ojete con mi gigantesca polla, por fin tenía lo que quería, todo mi rabaco penetrando dentro de su cuerpo, dentro de su maravilloso y estrecho culito. Como le dije a Samuel se la metí muy despacio, suavemente, poco a poco y con tranquilidad, hasta que su ano se fue amoldando y acomodando a su nuevo intruso, mi cipote. De vez en cuando se la sacaba y le escupía a mi polla dos buenos lapos de saliva para lubricarla y rápidamente volvía a metérsela por el ojete, lo que provocaba un gemido en alto de placer por parte del niñato que a mí me volvía aún más loco. Joder, cómo tragaba el colega y esa sonrisita de malote que ponía el cabrón cuando mi pollón llegaba al tope, y se llevaba entre las piernas una buena tunda de golpes de huevera.

Marcell: ¡Asiiii!... ¿A que no te duele?... ¿A que te gusta chaval?... ¡Ohhhh!

Samuel: ¡Uffff!... No tío, sigue así, despacito colega... ¡Ohhh!... ¡Que gustazoooo!... Estoy flipando tíos, follándome un culazo y que me follén a mi el mio... ¡Joder, increíble!

Eloy: ¡Sigue cabrón!… ¡Asiiiii!… Follame y sigue metiéndomela hasta el fondo… ¡follameeee!… Follame puto niñato, así, como un machote, que hoy soy tu puta cabronazo... ¡Uffff, que gustazo!... Mirame Marcell, estoy como una perra caliente.

Marcell: Tú no te cortes chaval, ni te abochornes por lo que escuches de la puta boca de mi colega que cuando se calienta y se descontrola teniendo una polla dentro del culo folla que te folla, es otra persona y se convierte en un vicioso pervertido, depravado, y un puto degenerado... Tú sigue follándotelo, y dale bien fuerte que eso es lo que le gusta a Eloy.

Samuel: Para nada tío... ¡Wauuu!... De cortarme ni un pelo, al contrario me encanta colega que me diga esas guarradas el maricón de tu amigo... ¡Ufffff!... Si eso es lo que más me pone tío, y con ninguna tía que me he follado nunca me ha hablado así como ahora, y con lo que me gusta a mí eso tío... ¡Mmmm!... Que me hablen en plan chabacano y vulgar, que me grite mientras le follo el culo del gustazo que le doy, que me diga que le encanta mi pollón, mi cuerpo, mi cara, y como goza cuando me lo estoy tirando... ¡Ohhhh!

Eloy: Hablar, hablo por los codos cuando estoy calentón chaval, y guarradas, me encanta decirlas por un tubo... ¡Cómo follas cabronazo, y que pollón tienes tío!... ¡Ohhhh!... La siento como una barra de acero, dura y fuerte, presionándome y taladrándome todo el ojete por dentro... ¡Siiii!... ¡Asiiii, sigue niñato buenorro!

Fuimos moviéndonos los tres en el furor del calentón y la excitación hasta que mi colega Eloy se tumbó bocabajo en la cama, y Samuel siguió follándoselo desde arriba en posición de flexiones, y a todo esto sin sacarse mi cipote de su culo. No era solo que el niñato estuviera bien rico, fuera guapo y tuviera buen cuerpo, es que además el cabrón era un follador nato, de los que aparte de empotrarte bien con la enorme polla, te soltaba guarradas con su voz masculina y profunda de machote que no hacían sino calentar más el ambiente.

Samuel: Toma traga… ¡Puta maricona!... Siente mi pollón, mientras te parto en dos el culo que tienes… ¡Cabrón vicioso!… Esto es lo que te da gusto, y te hace revolcarte de placer marica, que te meta una buena por detrás... ¿No querías mi polla?… Pues aquí la tienes colega... ¡Uffff!

A Samuel se le escuchaba y se le veía encantado de ser su primer agujerito varón donde desfogarse, y darse gusto en su enorme cipote, y a la vez muy contento de recibir su primera experiencia al comerse una polla como la mía por el boquete virgen de su culo, el cual le partí muy gustosamente. El muchacho también tenía sus armas, eso se adivinaba nada más verlo, y era todo un guaperas capaz de desarmar a cualquier tío, o tía, que se follase, y llevarle al punto de locura de no retorno y con Eloy lo consiguió, hasta el punto de conseguir que mi amigo se corriera sin tan siquiera tocarse la polla. Entre las embestidas de Samuel en su ano y el frotamiento restregándose el cipote contra el colchón, no hizo falta nada más, y una abundante y cremosa cascada de semen manchó la sabana que estaba debajo de su miembro.

Eloy: ¡Ahhhh!... ¡No puedo aguantar más cabrón!... ¡Me corroooooo!... ¡Ohhhh!... Como me ha puesto tu polla niñato, que gustazo, y que buena follada... ¡Siiiiii!... Toma lechazoooo.

Samuel le sacó deprisa la polla del culo a Eloy dejándolo tirado y descansando encima de la cama, y en la postura en que se quedó al correrse. El niñato me cogió del brazo sin decir palabra y me sentó en el borde de la cama. Quería cabalgarme de nuevo la polla y que yo siguiera follándole ese culazo tan rico... Le había gustado al muy cabrón... Los dos teníamos los cipotes durísimos, rezumantes de pre-cum y bien mojadas de baboso líquido. Cuando ya me tenía situado donde él quería se colocó de frente hacía a mí, subido en lo alto mía, y me agarró el pollón con la mano situándolo a la entrada de su ano. El cabronazo se la insertó dentro poco a poco, con tranquilidad, recorriendo despacio todo mi tranca hasta donde pudo entrarle, mientras intentaba hacer la sentadilla empalándose mi rabaco por el culo.

Rápidamente mis ojos se clavaron en su duro pollón, en la tremenda erección que tenía, en lo gordísima que estaba, así que no tuve más remedio que cogerlo y hacerle una buena paja para aliviarle esa inflamación. Samuel no tuvo cojones de llegar a sentarse del todo y hundirse mi polla por el agujero, así que le ayudé culeándole desde abajo dándole caña de la buena, mientras yo observaba y le miraba detenidamente la cara que ponía el guaperas al mismo tiempo de dolor y placer. A la velocidad que le jodía el culo y con la brutalidad que lo hacía, provocaba que sus dos cojones se elevaran y rebotaran a cada lado de su gorda polla, mientras el cabrón daba grititos de placer, de gozo, de disfrutar a tope de mi cipote, y se estrujaba al mismo tiempo con los dedos los pezones apretándolos fuertemente.

Eloy volvió a reaccionar al escuchar al niñato jadear de gusto, y rápidamente se dió cuenta que aquello de apretarse los pezones al chaval lo ponía al límite y superexcitado, así que mi colega corrió hasta él, le apartó los dedos de las tetillas y empezó a devorárselos con salvajismo. Aquello sacó a Samuel de sus casillas comenzando a saltar sobre mi polla hacia arriba y hacia abajo frenéticamente como un puto animal, y clavándosela más y más con cada empotrada que le daba. Su ojete ya estaba bastate abierto, bien dilatado y hecho a la medida de mi cipote, y ahora si colegas, ahora si tuvo huevos el niñato de saltar sin miedo y yo de taladrarle el ano a saco bien follado en plan machote dándole duro.

Samuel: ¡Asiiii!... ¡Siiii!... ¡Ahhhh!... Fóllame tío, petame el culo y dame duro... ¡Joder!... Me vuelve loco que me coman y me muerdan los pezones... ¡Ufffff, como me pone!... Me los vas a arrancar hijoputa... ¡Mmmmm, no pares!

Marcell: ¡Cabrón que gustazo, que culo, que cara, que cuerpo, joder, que gustoooo!... Estaba deseando como un loco follar contigo Samuel, y hacerte mio niño... ¡Ufff!... Nada más que te vi ayer me pusiste cachondo y la polla dura, solo pensaba en este momento, en estar así como estamos ahora, follando tío y follándote el boquete del culo… ¡Asiiii!... ¡Sigue saltando maricón!... ¿Sabes marica? Ahora eres tú la tía esa, la Raquel que te gusta tanto, y tu coño, que este culito tuyo, es mio y solo mioooo... Dime que si, dímelo Samuel, dime que eres mi puta y que te estoy follando el coñoano... ¡Joder!

Samuel: ¡Siiiii, cabronazo!... Que pedazo de puerco eres hablando tío, pero me pones cachondísimo, me has provocado una erección de caballo joder, y tengo un dolor de huevos que te cagas... ¡Ahhhh!... ¡Que me gusta colega!

Marcell: ¡Uffff!... Como sabía yo, y se lo dije a Eloy colega, que no me equivocaba contigo y que ibas a tragar como una perra por ese culazo tuyo… ¡Mmmmm!… Ya me lo imaginaba cabrón.

Samuel: ¿Y qué te imaginabas pedazo de cabrón?... ¡Wauuu!... Cuéntamelo hijoputa... ¡Sigue, dime tío!

Marcell: Esto, niñato de mierda, esto tío bueno, mi pollón llenándote entero y desvirgándote todo el culo... ¡Ahhh!… ¡Siiii!… Asíiii, traga nene... Estás tremendo niño, lo buenísimo que estás desnudo, ese culazo que tienes para comértelo entero, y follártelo por los siglos de los siglos, y esa cara que tienes de vicioso, que me da morbazo que te cagas nada más mirartela… ¡Ohhhh!... Y tú lo sabes cabronazo.

Samuel: ¡Joder, joder, joder!... ¡Ahhhh!... Me corroooo... Cabrón.

El niñato se corrió de gusto soltando unos trallazos de lefa que me llegaron a la puta cara, dejándome los goterones de leche pegados por todo el rostro, manchándome la frente, las mejillas, la nariz, los labios, y la puta barbilla. El esperma del niñato salía con potencia y a chorrazos de su durísima polla. Eloy no perdió el tiempo y se fue directo para agarrar la polla manchada de rico semen cremoso de Samuel, y la atrapó con su boca de mamón aferrándose con los labios al capullo succionando fuerte, chupando como un poseído, absorbiendo mientras sacaba y se tragaba hasta la más mínima gota de esperma del muchacho. Mientras tanto y sin sacarle mi cipote del culo, empecé a empalarlo con energía y rapidez hasta que noté que me venía el gustillo de la corrida recorriéndome por la vena inflada de mi tranca. Fuertemente presioné mi polla dentro de su ojete, empujando y apretando con mis manos sus caderas todo lo que pude contra mí para que el mariconazo no se escapara.

Unos potentes lechazos salieron despedidos de mi polla dentro de su recto, impactando con tanta fuerza que hasta el niñato gritó de gusto al sentir los disparos de semen dentro del ano, y notando el ardor y la quemazón que le producía el líquido hirviendo. Samuel sonreía de gustazo y vicio notando el cosquilleo de mi esperma como lluvia y un chaparrón dentro de su trasero. Menudo inseminador estaba hecho mi cipote, lo preñé al hijoputa y como se merecía. La lefa goteaba por la raja de su culo y también fue mi colega Eloy quién se encargó de aspirar, beber, de tragar y limpiar su ano y mi pollón, dejándolos tanto a uno como al otro superlimpios y bien relucientes, y dejándole al mamonazo un buen sabor de boca.