The Fiendships.- Cap II

* La historia de 2 amigos, más que amigos"

A Albany: tú le das vida a Diego. No la persona que originalmente era. Con todo mi amor!

Hola a todos espero puedan disculpar que publique tan tarde la continuación de mi historia: Me disculpó porque mi tiempo es relativamente corto y he tenido problemas personales que me han quitado las ganas de seguir. Pero acá estoy pubicando algo más para ustedes.

Los noto callados. Opinen, comenten, compartan mi relato. Por favor si todas las personas que leyerán este relato me dieran un puntaje en su valoración, seria tan genial.

***Osea solo es un minuto los que les toma valorar mi relato, si leen 14 o 15 minutos, no veo el problema de 1 minuto más para valorar; o sí? Los invito a escribirme a mi mail [email protected]

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Espero sus mensajes, sería genial que me llenarán mi bandeja de entrada con sus palabras.**

THE FRIENDSHIPS: CAP 2

Desperté con una sonrisa en mi rostro sonriendo, recordando todo lo acontecido la noche anterior. Las chicas estuvieron geniales, aunque se molestaron un poco cuando se dieron cuenta lo que estaba tramando, una cita doble de improvisto no es bien recibido, mucho menos cuando ambas suponían que seriamos solamente los 3 en una cama. Jajaja

Me estire y salte de la cama, caminé haciak2 la puerta y mire el bello amanecer sobre el campus. El sol brillaba y molestaba mis recién abiertos ojos, al entrar de nuevo al cuarto mi mente fue inmediatamente a Alex y me pregunte si quería ir al parque a hacer ejercicios o algo por el estilo. Suspiro, hoy es domingo. Los domingos siempre se hallan reservados para la familia. Alex siempre va a casa los domingos a pasar tiempo con su familia. Almorzar con sus padres, su abuela Nanna y su hermano Jack. Obvio siempre soy bienvenido en la casa de los Wilson, pero por alguna razón que sigo sin entender no me gusta imponerme e ir con mucha frecuencia. Bueno ni modo, regrese a mi cama y abrace a mi almohada, me aburría como una ostra así que haré lo único que en estos momentos creo que me quitara el aburrimiento. Llamar a Alex.

-      ¿Qué pasa Di?- respondió sin aliento, súper cansado. Extraño.

-      Nada, acabo de despertar.

-      Me imagino, eso dek despertar a las 11 am, común.

-      ¿Qué estás haciendo?- pregunte curioso .

-      Jugando un poco de fut con Jack.

-      Oh genial.- no puedo contener la sonrisa en mi rostro, cuando la imagen de su hermano entro a mi mente .- Envíales saludos de mi parte. Dile que me llame para que salgamos un rato por Madrid.

-      Está bien.- hubo un momento de silencio .- Dice Jack que igual para ti, que pronto sabrás de él. Y que deberías venir a casa.

-      Dile que la próxima vez.- murmure, aunque una gran parte de mí quería ir.

-      Diego dice que vendrá la próxima semana.- Puse los ojos en blancos, no sé porque tenía que gritar cuando tenía el cel en su boca. Por alguna razón sospecho que Jack estaba cerca.

-      ¿Qué haras esta noche?.- decidí cambiar de tema.

-      Voy a ver diarios de Vampiros.

-      Vampiros, típico. ¿Qué es?

-      Una serie.

-      Entiendo, los Salvatorre son tan aburridos.

-      Diego, obvio no.- escuche su grito de desaprobación, detesta que hable mal de los protagonistas de sus series favoritas.

-      Alex, ¿quieres salir esta noche o no?

-      No, te dije que tengo que ver esa serie.

Puse los ojos en blanco .- ¿no es que ves esa serie por Netflix?

-      Si, así es.

-      Entonces si puedes salir.

-      No quiero salir.

-      Vamos.- Fruncí el ceño enojado. Si fuese otra persona ya hubiera olvidado esta conversación. No soy del tipo de personas que se toma la molestia con las negativas de las personas, si dicen no pues ellos se lo pierden. Afortunadamente para Alex es mi mejor amigo.

-      ¿No tienes una pequeña agenda de citas? Llama a una de esas chicas.

-      No quiero salir a una cita. Quiero relajarme.

-      Llama a Erick entonces.

-      Erick salió.- comenzaba a enojarme con el hecho de que no quisiese salir .- Y de cualquier modo salimos anoche.

-      ¿Te estas molestando conmigo?.- Se rió .- Oh Di, tú crees que todo el mundo debería posponer todos sus planes sólo para poder salir contigo ¿verdad?.

-      No.

-      Si quieres salir puedes venir aquí y ver la serie conmigo o nos vemos en el campus.

-      La loca de tu prima no estará ahí ¿o sí?

-      ¿Quién?

-      Lisa.

-      Ah no. Ella estará en su cuarto, nosotros veremos la serie en mi habitación.

-      No, no quiero una repetición de la última vez, así que mejor te llevo al campus.- gemí al recordar como la loca de su prima trato de acorralarme en el baño para poder besarme.

-      ¿Cuándo te volviste tan exigente? Pensé que estarías feliz de que Lisa tratara de besarte.

-      Estas loca, tenía bigote en esa ocasión.

-      ¿y?

-      Tiene un problema en su ojo, es bizca.

-      Va a operarse.

-      ¿Del cerebro? Porque no creo que sea muy inteligente.

-      Diego es mi prima, eres terrible.

-      Por eso me amas.- Me reí .- Estaré ahí a las 6 y 30, ¿está bien?

-      Está bien.

-      ¿Qué quieres que lleve? Bueno, en realidad no me digas, déjame adivinar. Salsa de tomate, papitas fritas, galletas de chocolate, una botella de vino y gomitas con forma de ositos.

-      Me conoces demasiado bien.- se rió y podía imaginar perfectamente su sonrisa y eso me hizo reír a mí también.

-      Vas a engordar ¿sabías eso?

-      No me digas. ¿no podré ser más tu amigo si engordo?

-      Desearías poder dejarme así de fácil. No voy a ir a ningún lado.

-      Bueno nunca sabes, quizá yo si.

-      ¿Qué quieres decir con eso?.- Fruncí el ceño y me senté completamente en la cama.

-      Nada, tengo que irme. Te veo a las 6 y 30.

-      Está bien.

-      Oh, ¿Diego?

-      ¿Sí?

-      Trae una camisa aparte si piensas quedarte a dormir, la última vez me estiraste mi camisa de Súper Man.

-      Bueno, si insistes en comprar tallas S, eso es lo que pasara. Sabes que como mínimo y gracias a mis músculos soy talla M.

-      No necesitas preocuparte demasiado. Serás capaz de caber en una talla para gordos pronto.

-      Alex eres un tonto.- Me reí y salte de la cama sintiendo una exuberante emoción. - ¡Comenzare a entrenar ahora mismo si quieres!

-      No quiero.- hizo una mueca o ruido que me hizo pensar en sexo.

-      No hagas ese ruido.- gemí.

-      ¿Qué ruido?

-      Ese sonido, similar a un gemido.

-      ¿Estás loco? ¿Qué sonido de gemido?.- gimió otra vez.

-      Acabas de hacerlo de nuevo.- fruncí el ceño, no queriendo pensar en él de esa forma. Empezando que era imposible que me vinieran pensamientos de ese tipo. No quería tener pensamientos de ese tipo con Alex.

-      Diego, tú tienes sexo en el cerebro. Estoy sorprendido que quieras pasar conmigo esta noche.

-      Me cancelaron.- dije a la ligera y espere que no haya escuchado.

-      WOW, ¡Me siento tan especial! Soy el amigo de respaldo número 3, y ya porque en fin.

-      Número 6.- Me reí .- Intente con 3 chicas más y 2 amigos, pero todos estaban ocupados.

-      Diego, realmente tienes que decirme eso?

-      No, pero valoro la honestidad.- Me reí con facilidad incluso aunque era una gran mentira. No le pedí a nadie después de Erick, salir o hacer algo hoy.

-      Si no nos hubiéramos conocido desde niños no habría forma de que fuéramos amigos ahora.- La voz de Alex sonó un poco enojada.

-      No puedo evitar ser guapo y popular.

-      Lo sé. Sólo parece que no puedes evitar ser rico, o inteligente, o arrogante o un gilipollas.

-      Oye, oye detente- fruncí el ceño.- ¿Estás bien?

-      Estoy bien .- Suspiro .-  No quiero tener que estar hablando contigo cuando empiece mi serie.

-      No queremos que esos vampiros se sientan ignorados ¿Verdad?.- bromee y gimió exasperado .

-      Tengo que irme Jack está esperando que lance el balón.-


Resoplo y luego colgó. Arrojé mi teléfono a la cama y luego revise mi apariencia en el espejo antes de dejar mi habitación. Mire mi apuesto rostro y fruncí el ceño. A veces me preguntaba cómo sería la vida sino fuera tan apuesto. ¿Las chicas reaccionarían diferentes si mis ojos no fueran tan azules y brillantes? ¿Aún querrían despeinar mi sedoso cabello si fuera pegajoso y grueso? ¿Todavía me mirarían con añoranza si luciera como un chico normal? Tome una profunda respiración y salí de mi habitación y me pregunte cuanto tomaba por garantizado en mi vida. Mi abuela siempre me decía que era afortunado de tener esos hermosos ojos azules de bebé. Aprendí desde una corta edad que todo lo que necesitaba para salir de los problemas era dar una sonrisa amplia y una rápida mirada de dolor. Hasta que por supuesto todo cambio.

Había sido diferente con Alex y mi padre. Alex parecía ser inmune a mis miradas. Nunca cuando descubrió su homosexualidad intento coquetear conmigo y eso que era conocido que varios gays lo intentaran, nunca expreso algún tipo de interés. Habíamos sido amigos desde que éramos pequeños y seguimos siendo amigos toda la secundaria y la universidad. En algunas ocasiones éramos asignados como compañeros en distintos laboratorios y nunca intento coquetear conmigo, puedo jurar que pasaba más tiempo viendo las ranas disecadas y a los tubos del laboratorio que a mí. Era desconcertante. Asumí que no tenía por qué gustarle a todos los gays del mundo y que no era tan guapo y atractivo para todas las creaturas vivientes, a como creía. Hubo un tiempo casi al finalizar la secundaria que creí que era Asexual, que no le gustaba ningún chico ni ninguna chica, pero luego comenzó a balbucear sobre un chico llamado Alfonso y me di cuenta que de verdad era gay y que si le interesaban los hombres. El seria mi mejor amigo real, que solo estaba interesado en ser amigos. No en rollos amorosos, como esos que deambulan por ahí de que un gay no puede ser amigo de un heterosexual, porque se terminara enamorando uno del otro. Es la única constante que he tenido en mi vida, alguien sincero de verdad que se preocupa por mí y que esta ahí siempre que lo necesito. No demanda emociones ni promesas que no pueda cumplir.

-      Muévete.- Empuje a Alex en la cama.- Tragón

-      Siéntate en la silla.- me saco la lengua.

-      Tu silla no es cómoda. Quiero sentarme en la cama.

-      Eres tan fastidioso.- Negó con la cabeza y su cabello se movía con el movimiento de su cabeza .-Ven entonces.- Palmeó el colchón a su lado.

Rápidamente y sin pensarlo me deje caer en la cama a su lado y levante mis pies.

-      Diego, quítate los zapatos.- Me golpeo en el brazo y me puse a reír.

-      Está bien, está bien.- Me agache, desate mis cordones, dejé caer los zapatos en el piso y me acosté .- ¿así que está por comenzar la historia de los Maravillosos Salvatorre?

-      Se llama Diarios de Vampiros, y sí ya están por comenzar .- Me miró.- Será mejor que no te duermas.

-      No te prometo nada.- Me reí y empuje mi cabeza a su almohada. - Tu cama es tan comoda.

-      Entonces ¿Por qué no tuviste una cita hoy?.- Me miró con expresión curiosa en su rostro. No quería que supiera que no insistí en invitar a alguien a salir.

-      Supongo que están ocupados por los exámenes finales.

-      Los finales, querido, son hasta la otra semana.- Hizo una mueca .- No creo que las chicas con las que sales estudien tan pronto. Jajaja es más creo que nunca estudian.

-      Tu has estado estudiando.

-      No, empezando que tu no sales con gays..- se rió, me estire y le di un golpe.

-       Algunas chicas con las que salgo son inteligentes.- Mi mano descanso en su brazo por unos segundos de más.- quizás no tan inteligentes como tú, pero son inteligentes.

-      Umjum.- Rodó los ojos.- Tú no lo haces con chicas inteligentes.

-      Lo hago con todas las chicas.- Sonreí y gimió exasperado .- ¿Qué?- me reí.- Es la verdad.

-      Necesitas enamorarte.

-      Ighhh, no me menciones el amor.- Me estremecí .

-      Vamos Diego.

-      No estoy interesado.- Suspire y pensé en lo abusivo que eran los noviazgos .- No estoy hecho para el amor. Estoy hecho para hacer el amor.

-      Realmente piensas que eres una especie de prostituto ¿Verdad?

-      No soy un prostituto.- mis dedos acariciaron sus mejillas .- Recuerdo cuando te bese  y no te opusiste, y eso que en el juego dejamos claros que nos podíamos oponer al reto.

-      Exacto, estábamos jugando.- rodo los ojos .- además teníamos 13.

-      No tenías por qué ser tan intenso.- Sonreí y me lamí los labios y gimió exasperado alejándose de mí.

-      Miremos la serie en paz.- Le dio play a la computadora y subió el volumen del equipo de sonido al cual estaba conectada .- Ahora cállate.

-      Eres tan mal humorado.

-      Shhhhh.- puso su dedo sobre sus labios y se rió para seguir viendo la pantalla. La pantalla mostraba a los hermanos Salvatore reunidos en su casa junto con Helena y sus amigos discutiendo acerca de los planes del maléfico vampira hibrido Klaus. Me encontraba ocupado mirando lo senos de una vampira apunto de acostarse con Damon cuando Alex grito y salto en la cama, haciendo que casi me cayera.

-      Amigo ¿Qué te paso?.- lo mire con preocupación y me miró.

-      Shhhh.- puso su dedo en su labio y volvió a ver a la pantalla .- Tienen la daga.

-      ¿ Que daga? ¿Quién la tiene?.- susurre al ver la pantalla.

-      SHHHHHHHH.- Gruño y me dio un codazo en el estómago.

-      Auch, eso dolió.- Vi su cara mientras veía intensamente la pantalla. Sus ojos se encontraban alertas y pude ver que realmente estaba concentrado. Sonreí al pensar en hacerle cosquillas y distraerlo. Estaría enojado si lo hiciera. Debatía en poner en riesgo su ira cuando el episodio había terminado.

-      Diego, ni siquiera estás viendo la serie.- Se giró para mirarme con los labios fruncidos.

-      Es aburrido.- Me encogí de hombros.- Vayamos afuera y hagamos algo.

-      Ya te dije que no quería salir esta noche.- Negó con la cabeza.

-      Está bien,. Me recosté y bostecé .- Aburrido.

-      No sé por qué viniste si querías salir.

-      ¡Quería pasar el tiempo contigo!.- Me giré hacia su lado para poder hablar con él .- Ni siquiera me has preguntado cómo estuvo mi cita anoche.

-      Por qué no quiero saber.- sacudió la cabeza mientras sonreía.

-      ¿A qué te refieres con que no quieres saber?.- Levante una ceja. - Tu siempre quieres saber.

-      Diego, no quiero animarte en tus turbios hábitos para salir.- Sacudió la cabeza.

-      Entonces ¿no quieres saber el drama que se armó?.- Incline mi cabeza y giré para enfrentarme. Me di cuenta como sus ojos se abrían de la emoción. Alex se involucraba en el drama y en los chismes como cualquier otra chica. Ni siquiera podía asegurar porque actuaba como si no le importara.

-      ¿Qué paso?.- jadeo finalmente.

-      Pensé que necesitabas concentrarte en tu serie.

-      Estos son los momentos en los que puedes pausar la pc.- Me sonrío y apunto con el mouse el botón de inicio/pausa de Netflix .- - Escúpelo todo.

-      ¿Estás seguro que quieres saber? — Levanté una ceja y casi reí con la expresión de ansiedad en su cara.

-      Sí, sí. — Asintió y se me acercó —. Cuéntame todos los detalles. ¿Te gritaron? ¿Te dieron una cachetada? — Su voz se elevó ansiosamente —. Oh por Dios, ¿pelearon?

-      Alex — Moví mi cabeza mientras reía —. Estás viendo demasiado ese programa de televisión.

-      Dime — lloriqueó y tomó mis manos —. Necesito saber. — Intenté ignorar el calor de sus dedos en mi piel. Sus dedos se sentían suaves y sólo me presionaban ligeramente. Me moví en la cama debido al leve zumbido de electricidad que sentí por tocarla.

-      Digamos que a una de las chicas no le importó en absoluto. — Volví a levantar una ceja —. Al menos, no creo que a sus senos les haya importado ya que se frotaron de arriba a abajo en mi pecho.

-      ¿Qué? — La boca de Alex se abrió y sus ojos se estrecharon al mirarme. Vi un reflejo de decepción en sus ojos, pero se desvaneció rápidamente, ¿Qué extraño?— . ¿Aun así durmieron contigo?

-      No. — Me defendí, aunque no podía asegurar porque quería que supiera que no me acosté con ellas —. No tuvimos sexo. Bailó sobre mis piernas — dije, encogiéndome de hombros.

-      Bueno, llevé a Erick conmigo para que estuviera con una de las chicas.

-      Qué lindo de tu parte. — Rodó los ojos.

-      ¿Crees que soy un cerdo? — Sonreí.

-      Sólo digamos que no saldría contigo. — Se recostó y sus ojos marrones me vieron con disgusto —. Ni siquiera te importa, ¿verdad?

-      Me importas tú. — Me acerqué y le pellizqué la mejilla —. Pero sólo porque eres un niño algo malcriado y te he conocido durante años.

-      Me refiero a las chicas con las que sales.

-      Me importan. — Me encogí de hombros —. Les pido que salgamos, yo pago, les doy lo que ellas quieren.

-      No, a ti no te importa. —Se alejó de mí y frunció el ceño.

-      Sí me importan.

-      Nunca le has dado a alguna chica lo que realmente quiere. — Movió la cabeza con desaprobación .- A nadie. Ninguna de ellas ha sido tu novia.

-      Ugh, no digas esa palabra.- Temblé

-      No entiendo porque no consigues una novia .- Suspiró .- No todas tienen gérmenes, o son tontas o enamoradizas.

-      Creme lo sé.- Lamí mis labios sugestivamente y emitió un quejido de desaprobación.

-       Todo lo que te importa es el sexo.

-      Al menos no miento y no les digo que quiero una relación. — Suspiré, no queriendo entrar en una conversación sobre mi temor para formalizar una relación —. No estoy interesado en tener una relación.

-      Sí, sí, lo sé. — Tomó el mando a distancia de la pc —. Ahora shh.

-      Espera, ¿qué? — Tomé su mano —. ¿Ya vas a darle play?

-      Sí. — Me sonrió y me guiñó el ojo —. Sabes lo mucho que necesito mi drama, aventura y toda la adrenalina de los licántropos. Y parece que está noche son mucho más interesantes las aventuras de Helena y sus amigos que tu lamentable vida amorosa.

-      Lo que sea. — Lo miré —. Debería irme si vas a ser malo conmigo.

-      Ajá. — Me dedicó una mirada desafiante —. Ambos sabemos que eso no va a pasar.

-      Abusador. — Hice una mueca y sonrió.

-      Eres un desastre, Di.

-      Tú eres un desastre mayor, Alexander Wilson — Le sonreí, mostrándole mis dientes perfectos y mi hoyuelo.

-      No puedes utilizar tu encanto conmigo, Sr. Zapata. — Bateó sus pestañas hacia mí mientras inclinaba la cabeza.

-      Pero al menos puedo intentarlo. — Pretendí ponerme un sombrero y se rió.

-      Shh. —n Presionó iniciar en el control y las vampiros regresaron a la pantalla. Me acosté y traté de entender que era lo que veía en esa serie, pero mi mente empezó a divagar en algunos minutos. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y chequé mis mensajes de texto. Tenía un mensaje de Jackie preguntándome si me encontraba ocupado y si quería ver una película. Sabía exactamente lo que eso significaba. Quería hacer un baile sobre mis piernas a algo real. Borré el mensaje y puse de nuevo el teléfono en mi bolsillo. Tenía una regla, nunca dejaría que una chica interrumpiera mi tiempo con Alex, Creé la regla en la secundaria cuando casi destruí nuestra relación por dejarlo plantado la mayoría de los viernes por la noche cuando invitaba a chicas extrañas al cine en el último momento. Aún puedo recordar el enojo en los ojos de Alexander cuando me acusó de tomarlo como algo seguro, un plato de segunda mesa .

Años atrás:

-      No sé tú, Diego pero yo nunca pondría una cita por encima de mi mejor amigo. — Parecía como si estuviera echando humo por las orejas, mientras me lanzaba dardos con los ojos.

-      No fue a propósito — murmuré molesto porque se estuviera enojando.

-      Esta es la cuarta vez que me has abandonado en el último momento por ir a una cita. — Empezó a contar con sus dedos —. Y es la última vez. No volverás a hacérmelo. No soy uno de esas personas de segunda opción, sólo porque soy tu amigo, aunque sea eso tienes que respetarme.

-      Nunca dije que fueras mi segunda opción. — Rodé los ojos debido a lo dramático que era y ni siquiera era una chica. ¡Cielo Santo!

-      No tenías que decirlo. Esa es la manera en la que me has estado tratando. — Su dedo me pinchó en el pecho mientras echaba los hombros hacia atrás —. Ésta es la última vez. La próxima vez que me abandones en el último momento será la última vez que me llames mejor amigo. — Sus palabras habían sido melodramáticas y un poco exageradas, pero me asustaron. No podía imaginar una vida sin Alex estando ahí para mí. Rodé los ojos y pensé que sabía que exageraba, pero nunca lo he vuelto a abandonar en el último instante.

Actualidad:

-      Oh por Dios, eso fue loco. — Los chillidos de Alex me distrajeron de mis pensamientos —. No pensé que eso iba suceder. ¿Pensaste que podrían matar a Klaus?

-      Um, ¿lo supuse? — balbuceé y le sonreí .

-      No lo estabas viendo, ¿verdad?

-      ¿Verdad o mentira? — Le sonreí cuando saltó de la cama —. ¿A dónde vas?

-      Voy por un poco de agua. ¿Quieres?

-      Preferiría una cerveza.

-      —Está bien. Una Heineken por favor. — Lo miré salir de la habitación y miré con atención el cuarto. Era pequeño, pero era exactamente como Alex. Se encontraba decorado en azul y verde y había cerca de al menos quince fotografías enmarcadas en las paredes. Sonreí mientras veía una foto de nosotros en Disney del verano pasado. Salté de la cama y miré diferentes fotos que contaban nuestra amistad. Me hacían recordar tantos momentos. Caminé alrededor y miré todas las fotos pero después fruncí el ceño. Había una foto de Alex y yo en mi fiesta de cumpleaños número ocho. Era una foto de nosotros cortando el pastel mientras mis padres se hallaban de pie detrás de nosotros sonriendo. Miré la foto por unos segundos y después me di la vuelta. La farsa que había sido. Nos veíamos como una familia feliz. La sonrisa de mi padre escondía su aventura con su secretaria. Era demasiado cliché, ni siquiera era divertido. Y mi mamá, bueno, mi mamá era la mentirosa más grande de todas. Su sonrisa escondía sus problemas de alcohol. Y escondía el hecho de que yo no le importaba una mierda. Se fue de la casa unos años después y nunca regresó. No le importé y tampoco le importó nuestra familia.

-      De acuerdo, ya regresé. Decidí tomarme una cerveza también. — Alex entró en la habitación sonriendo —. Lo sé, lo sé, estás sorprendido. Tenemos clases mañana y estoy tomando, pero después de esta semana he decidido que merezco un trago. — Se detuvo y me dio una botella para después mirarme a la cara— . Oye, ¿qué pasa? — Frunció el ceño y estudió mi rostro .

-      Nada. — Tomé la cerveza y le di un largo trago. El sabor agrío y frío se sintió bienvenido en mi boca y en mi garganta .

-      ¿Nada como “nada”, o nada como “no voy a hablar acerca de eso”? — Se acercó y miró directo a mis ojos. Me giré hacia otra dirección. No estaba de ánimo para lidiar con él o sus intuiciones. Alexander parecía poder averiguar cuál era mi estado de ánimo con sólo mirarme a los ojos o estudiar mi lenguaje corporal. Me molestaba de sobremanera. A veces un hombre sólo necesitaba ser un hombre. Ese era el problema con tener un gay como tú mejor amigo. Ellos querrían hablar acerca de todo. No dejaría que las cosas se olvidaran y siempre necesitaba saber cuáles eran mis pensamientos reales. A veces sólo quería decirle que me dejara malditamente solo, pero sabía lo sensible que era acerca de todo por eso resistía todo lo que podía.

-      Estoy bien. — Me lancé en la cama y agarré el control del tvl —. Voy a ver que están dando en ESPN, ¿está bien?

-      De acuerdo. — Se sentó en la cama a mi lado —. ¿Qué paso en los tres minutos que me fui a la cocina?

-      Nada — gruñí y miré el televisor.

-      Eres tan irritable. — Se quejó y se levantó —. Déjame pensar, te hallabas parado justo aquí. — Se paró a un lado de la cama y miró alrededor, su cara sumida en una profunda concentración. Traté de ignorarlo, pero no pude parar de mirarlo. Había algo acerca de Alex que no podía ignorar. Especialmente cuando vestía sus pantalones cortos. Sabía que se encontraba mal de mi parte ver sus piernas fijamente como lo estaba haciendo, pero no podía dejar de mirar sus piernas. Me miró para después fruncir el ceño. Mi respiración se detuvo cuando se giró para mirarme. ¿Se dio cuenta que veía sus piernas descubiertas? Se veían mucho más largas de lo que recordaba. Y más bronceadas. ¿Las había estado mostrando últimamente?

-      —¿Qué? — Fruncí el ceño mientras seguía mirándome.

-      —Shh. Estoy pensando. — Me miró y luego su vista regresó alrededor de la habitación. Miró la pared y después se detuvo delante de la foto que había estado viendo. Me congelé al darme cuenta de que lo iba a averiguar. Estaba enojado porque había estado mirando la foto de mi madre. ¿Qué tan cliché era? Típico hombre con problemas maternos. Esperé a que comenzara la conversación acerca de mi mamá. Me quedé recostado mirando el techo, esperando a que sacara el tema. Era inevitable. Alex era de aquellas personas que podían averiguar todo fácilmente.- Entonces, ¿ qué quieres hacer?.- r egresó a la cama y yo lo mire con los ojos entrecerrados.

-      ¿Ah? — dije mientras se unía conmigo a la cama .

-      ¿Qué deberíamos hacer? — Me sonrió antes de tomar un gran trago de su cerveza y hacer una mueca. No estaba seguro porque tomaba cerveza, ya que odiaba el sabor de la misma.

-      ¿Qué quieres hacer? — Me senté, sintiéndome relajado de nuevo —. Y por favor no me digas que me quieres bailar en las piernas. No estoy seguro de que pueda resistir dos en una noche.

-      Ya quisieras. — Rodó los ojos y me reí, volví a mirar sus largas piernas por un segundo y retiré la mirada.

-      No particularmente, no puedo imaginar que tú seas muy buena en eso.

-      ¿Disculpa?

-      Quiero decir no es una cosa mala. — Le di la característica sonrisa de Diego Zapata —. Es sólo un hecho. Realmente no sabes cómo mover tus caderas.

-      Eres un imbécil. — Sacudió la cabeza.

-      Mejor un imbécil que deprimido, ¿verdad? — Le guiñé el ojo y vi como sus ojos se suavizaban.

-      Si alguna vez quieres hablar acerca de eso sabes que estoy aquí, ¿verdad? — Tomó mi mano y la apretó suavemente .

-      Estoy bien, Alex.

-      Lo sé. Tú eres el hombre, Diego Eres más fuerte que Himan.

-      Me alegra que lo reconozcas. — Tomó otro trago de la cerveza .

-      ¿Quieres ver una película? — Bajó su cerveza hacia un lado de la mesa.

De nuevo encendió la pc, y utilizo su cuenta de netflix.

-      Sólo si no es una película para chicas. — Me acosté a su lado y sentí nuestros hombros tocarse.

-      No te puedo prometer que no habrá pollos en la película.

-      ¿Puedes al menos prometerme que no habrá pollos lastimados durante el rodaje de esta película? — bromeé.

-      Te puedo prometer que no me hirieron al hacer la película.

-      Bueno, eso es bueno — dije seriamente y ambos nos reímos .

-      Está bien, ¿qué deberíamos de ver? — Empezó a ver los títulos y se detuvo —. ¿Qué te parece esto?

-      ¿Una noche fuera de serie? — Leí el título en la pantalla —. Paso.

-      Tiene a Steve Carrell.

-      Él no es gracioso.

-      Bien — gruñó y se detuvo de nuevo —. ¿Qué te parece esta?

-      ¿Estás bromeando? — La miré como si estuviera loca —. De ninguna maldita manera voy a ver una película llamada “La bella y el maletín”.

-      No aprecias el buen arte — murmuró y comenzó a reír.

-      Realmente no estás tratando de sugerir que una película llamada La Bella y el maletín es una obra de arte, ¿verdad? — La miré y levanté una ceja —. Lo siguiente que dirás será: “Zack y Miri hacen una porno, deberían haber ganado un Oscar."

-      Muy divertido, Diego. — Negó con la cabeza, pero pude ver un atisbo de sonrisa en su rostro.

-      ¿Harías porno? — Le pregunté pensativo mientras seguía mirando las películas.

-      ¿Qué? — Me miró como si estuviera loco —. Por supuesto que no.

-      Sólo preguntaba. No hay necesidad de arrancarme la cabeza.

-      ¿Tú harías porno?

-      No. — Negué con la cabeza y luego sonreí—. Sin embargo, me gustaría hacer una grabación con sexo.

-      Diego — gimió —. Por supuesto que lo harías.

-      Vamos. Basta. —Me reí —. Creo que sería bastante caliente verme manos a la obra.

-      Yo no podría verlo.

-      No me importaría. — Me reí y lo miré —. No tengo secretos contigo.

-      Ese es un secreto que no me importaría que te lo guardes.

-      ¿Así que no verías mi grabación?

-      Diablos, no. —Se estremeció —. ¿Tú verías la mía?

-      No lo sé — murmuré y sentí una punzada de algo en mi estómago siquiera al pensar en ello —. Probablemente no. — Fruncí el ceño, con imágenes de él en la cama teniendo relaciones sexuales con alguien cruzándose por mi mente—. Eso sería asqueroso.

-      ¿Es asqueroso tenerme en un video sexual, pero no lo es que tú lo tengas? — Cruzó las piernas y lo observé mientras sus pantalones cortos subían aún más por sus muslos.

-      No vamos a hablar más acerca de grabación con sexo. — Agarré el control remoto —. Déjame encontrar una película.

-      Oye — gritó —. Yo buscaba.

-      Estás siendo demasiado lenta.

-      No, no lo estaba. Sólo me detuve porque me hiciste una pregunta.

-      Bueno, no voy a hacer ninguna pregunta en este momento. — Seguí cambiando —. Oye, ¿qué pasa con Los indestructibles?

-      ¡Nop! — exclamó inmediatamente.

-      Está bien. — Suspiré—. Estoy seguro que lo disfrutarías.

-      Estoy segura que no lo haré — replicó.

-      Amiga, Sly Stallone está en ella.

-      Amigo, no soy un chico y no me importa Rambo o Rocky o quien sea que era.

-      Era Rambo y Rocky.

-      Lo que sea. — Se echó a reír—. Podría haber sido Barney, no me importa. No me interesa.

-      ¿Qué hay con “El trasportador”? — Me detuve y le sonreí —. Ésta es buena. Ya la he visto.

-      No, gracias. — Sacudió la cabeza y nos quedamos mirando uno al otro durante unos segundos en silencio .

-      Eres tan difícil — dije finalmente, ella se acercó y trató de quitarme el control remoto— . Detente. —Sostuve el control en lo alto cuando me agarró del brazo.

-      Diegooo. — Se acercó y se arrodilló a mi lado —. Dame el control remoto.

-      Nop. — Me reí mientras trataba de bajar mi brazo .

-      Diego — dijo mi nombre en un tono más suave —. Por favor.

-      Nop. — Sonreí y lo aparté.

-      ¡Diego! — Su voz era más firme y me agarró del brazo con ambas manos —. Por favor. —

Toc Toc

-      ¿Qué está pasando aquí? — Linda entró sin esperar respuesta.

-      Hola Linda. — Alex se alejó de mí un poco —. Sólo estoy tratando de quitarle el control remoto a Diego. Estamos a punto de ver una película.

-      ¿En tu habitación? — Linda nos miró a ambos y sus ojos se estrecharon.

-      Sí — le respondió Alex, sin notar la mirada que Linda nos daba.

-      ¿Querías algo, Linda? — Miré a la compañera de habitación de Alex y le di una sonrisa. Linda era una de esas chicas que se encontraba enojada con el mundo por todo, pero siempre parecía suavizarse cuando encendía mi encanto. Sabía que tenía algo por mí. Lo hacía bastante obvio, pero yo no tenía ningún interés en ella en absoluto.

-      Me preguntaba lo que está pasando. — Me sonrió y bateó sus pestañas—. Escuché a Alex chillando, así que quería asegurarme que estuviera bien.

-      Estoy bien.

-      Pueden ver la película en la sala de estar, si quieren.

-      Estamos bien aquí — respondió Alex.

-      Mmm. — Linda hizo una pausa —. ¿Están seguros que quieren verla aquí? Tú cama es muy pequeña. — Nos miró —. Además, es un poco raro. La gente puede tener una idea equivocada si supieran que ustedes ven películas en la cama juntos. —Hizo una mueca —. Y además él se queda mucho por aquí. No es que eso sea asunto mío, pero es raro que ustedes compartan la cama si solo son amigos, y si a eso le agregamos que ambos son hombres.

-      Hemos sido amigos durante casi quince años, Linda. — Suspiró Alex— . Antes compartíamos la ducha.- dijo Alex en tono de broma, cosa que pasó desapercibido por Linda.

-      ¿No recientemente? —Los ojos de Linda se abrieron con asombro.

-      Bueno, si contamos el mes pasado como reciente — dije y sonreí con malicia.

-      ¿Qué? — Linda se quedó sin aliento y Alex me golpeó en el brazo.

-      Bromas de Diego, Linda. — Se echó a reír—. No hemos tenido un baño junto desde nunca, todo era una broma.

-      Sin embargo, lo podemos hacer realidad. —Le guiñé un ojo a Linda y vi como su cara se ponía roja.

-      Bueno, ya sabes… —Tragó saliva —. Si alguna vez quieres tú sabes que… — Me sonrió sugestivamente —. Sólo házmelo saber.

-      Lo haré. — Le guiñe un ojo y vi como su cara se ponía de color rojo brillante. Nunca dejaba de sorprenderme la facilidad con la que ponías a una mujer de rodillas. No importaba cuan sucio pensaba que eras. Coquetea, dale una sonrisa sexy, y ¡bam!, todos los demás pensamientos se van de su cabeza.

-      Buenas noches, Linda. — La voz de Alex era cortante mientras sacaba a Linda de la habitación.

-      Oh, buenas noches. — Linda parecía frustrada cuando salió de la habitación y sentí a Alexander mirarme mientras me recostaba.

-      ¿Qué? —le pregunté.

-      Tengo sueño.- no me convenció su cara de enojo.

-      No es verdad.

-      ¿Por qué coqueteas con ella cuando sabes que no te interesa?

-      Me hace sentir bien. —Me encogí de hombros —. ¿Qué hay de malo con eso?

-      La haces sentir como si tuviera oportunidad. — Suspiró —. Es malo.

-      ¿Cómo es eso malo?

-      Porque no tiene oportunidad.

-      Bueno, nunca se sabe… —Dejé que mi voz se fuera apagando y me golpeó en el hombro.

-      Eres repugnante.

-      Mmm prefiero fácil.

-      ¿Prefieres ser llamado fácil?

-      Prefiero ser llamado caliente, pero bueno, no siempre podemos tener lo que queremos. — Pasé los dedos por mi cabello —. No puedo hacer nada si todas las chicas me quieren.

-      Lo que sea. — Puso los ojos en blanco y tomó el control remoto de mis manos— . ¿Quién está al mando ahora? —Se rió mientras cambiaba las películas.

-      Dejare que tú lo hagas. — Me encogí de hombros y lo vi reír. Sonreí mientras me inclinaba hacia atrás y miraba a la pared. Me encontraba agradecido de que Alex no me preguntara por mi madre y mis sentimientos. Habían pasado años desde que la había visto y odiaba hablar de ella. Alexander sabía que era algo que no estaba dispuesto a discutir. Me gustaba el hecho de que  respetara mis deseos y me sentía agradecido de que siempre podía hacerme sonreír—. Puedes elegir la película — dije finalmente —. Sólo por favor, por favor, por favor, nada con Channing Tatum.

-      ¿Qué?

-      Nunca seré capaz de eliminar esos movimientos de Magic Mike de mi cerebro. — Me estremecí e hice una mueca —. No quiero ver una película sobre strippers masculinos.

-      Sin embargo, te encontrabas bien con ver Showgirls. —Puso los ojos en blanco de nuevo.

-      Uh, sí. Mujeres calientes en topless, teniendo relaciones sexuales en el bar y en la piscina, está bien para mí cualquier día de la semana. — Me lamí los labios.- Demonios, me encantaría tener sexo en una piscina.

-      Diego.- gimió.

-      Bien no hablaremos sobre sexo, pero pones una película para chicas y procederé a relatar con lujos y detalles la vez que tuve sexo en el cine y…

-      Detente.- Puso sus dedos en mis labios, como señal de que me callara.- podemos ser mejores amigos, pero no quiero saber todos tus detalles íntimos.

-      Pero eso es parte de la diversión de ser los mejores amigos. — Sonreí y le lamí la mano. Me eché a reír cuando gritó y apartó la mano.

-      Eres asqueroso. — Puso los ojos en blanco y me reí. Salté de la cama, me quité los pantalones y la camiseta y salté de nuevo a la cama, usando sólo mis calzoncillos.

-      Te sientes demasiado cómodo conmigo, Diego — Negó con la cabeza mientras miraba a mi pecho desnudo.

-      ¿Qué? — Me reí y me estiré —. Me has visto en calzoncillos antes.

-      Lo sé. — Suspiró—. Pero pensaba en lo que dijo Linda. ¿No crees que es raro que todavía te quedes a dormir? — Hizo una pausa— . Y está el hecho de que duermes sólo en calzoncillos.

-      Sería raro si tú estuvieras desnudo. — Me encogí de hombros —. Pero, ya que usas pantalones cortos y una camiseta sin mangas, no es tan raro, ¿verdad? — Ignoré el hecho de que mi cuerpo reaccionaba al suyo de una manera que sin duda no era platónica.

-      Supongo. — Suspiró y se mordió el labio inferior, señal de que algo lo incomodaba.

-      ¿Qué pasa? — le pregunté en voz baja.

-      Sólo… —Suspiró y siguió mordisqueándose —, es sólo que no sé si le estamos dando a la gente una impresión equivocada.

-      ¿Una impresión equivocada?

-      ¿Como si estuviéramos saliendo o algo así como que solo estás conmigo por sexo ocasional? — Saltó de la cama — Levántate, tengo que acomodar las sábanas.

-      No importa lo que la gente piensa.

-      Varias personas piensan que actuamos como un viejo matrimonio, aunque no tenemos ninguno de los beneficios. — Suspiró mientras se metía debajo de las sábanas.

-      ¿Qué se supone que significa eso? — Me metí en la cama junto a él.

-      Eso significa que somos íntimos de una manera en que la mayoría de las personas no lo son, pero, sin embargo, no somos realmente íntimos.

-      Un montón de amigos comparten camas, Alexander. — Estiré mis piernas y sentí las suyas rozar las mías —. Somos adultos maduros. ¿A quién le importa lo que piensen los demás?

-      Es sólo que tal vez no es saludable. — Suspiró y se acurrucó en las sábanas.

-      ¿Que no es saludable? — Puse mi brazo alrededor de su hombro y se acurrucó en mi pecho.

-      Esto. — Me miró a los ojos mientras su brazo se arrastraba a través de mi pecho —. Tal vez no deberíamos compartir la cama más.

-      Eso es estúpido. — Lo miré y vi su cara sonrojarse —. Si estamos cómodos con esto, entonces, ¿a quién le importa lo que piensen los demás?

-      Supongo. — Suspiró y sentí su aliento sobre mi pezón.

-      La mayoría de la gente no tiene un amigo como nosotros. — Le acaricié el cabello y me relajé de nuevo en la cama —. No entienden que se puede estar cerca de alguien, sin sexo. Están celosos.

-      Supongo. — Apoyó su barbilla en mi pecho y se movió contra mí —. Es sólo que no sé si somos demasiado mayores para seguir siendo así de cercanos.

-      No hay límite de edad para una amistad, Alex. — Moví mis piernas y deslicé una entre las de él para sentirme más cómodo —. La gente está celosa de lo cercanos que somos. — Cerré los ojos mientras sentía sus dedos recorrer por mi pecho. Sus dedos se sentían suaves contra mi piel y me sentí relajado sosteniéndolo en mis brazos.

-      ¿Te afeitaste? — Me preguntó en voz baja, abrí los ojos y lo vi sonriéndome ampliamente .

-      ¿Eh? — Fingí ignorancia.

-      ¿Te afeitaste el pecho? — Sonrió ampliamente ahora —. No hay vellos en tu pecho.

-      No sé de lo que estás hablando.

-      Oh, Dios mío, Diego eres tan vanidoso. Te afeitaste el pecho — dijo y luego se rió mientras pasaba sus manos sobre mi pecho .

-      Oh, Dios mío, Alex, eres tan vanidosa, no hay vello en tus piernas. — Imité su voz con un deje un poco femenino y pasé las manos por sus piernas. Eso fue un error. Sentí sus piernas suaves y blandas al tacto, y me encontré endureciéndome mientras él se movía contra mí. Su cadera se apretó contra mi ingle y traté de alejarme mientras me volvía muy consciente de lo cerca que nos encontrábamos. Mi cabeza comenzó a martillar mientras movía mis manos lejos de sus piernas rápidamente. Esto no tenía que suceder. No se suponía que debía empezar a ver a Alex como un objeto sexual. Ni siquiera estaba seguro de por qué mi cuerpo reaccionaba de esta manera. No era como si no hubiéramos compartido la misma cama cientos de veces antes, además estoy 100% seguro de que me encantan los coños. Muchas veces, ni siquiera llevaba pantalones cortos. Gracias a Dios ahora tenía pantalones cortos. No estaba seguro de lo que habría hecho si sólo hubiera estado usando su camiseta y sus boxers. ¿Quién sabe lo que mis manos habrían hecho, o a donde habrían ido?

Suspiró y saltó de la cama. Me quedé mirando su culo mientras caminaba para apagar la luz.

-      ¿Listo para la película? — Sonrió mientras saltaba sobre la cama. Ahogué un gemido cuando se acurrucó a mi lado otra vez. Tal vez sus amigas tenían razón. Tal vez nos estábamos volviendo muy mayores para esto.

-      Sí, claro — murmuré y me estiré—. Sin embargo, me podría quedar dormido. Me siento cansado.

-      ¿Así que puedo elegir lo que quiero ver? —Me miró y sonrió .

-      Síp. — Fingí un bostezo y cerré los ojos —. Me siento adormilado.

-      Buenas noches, dormilón —susurró, se inclinó y me besó en la mejilla. Sentí unas ganas tremendas de tenerlo, poseerlo, penetrarlo. Apreté los puños para detenerme de agarrarlo por la cintura y tirarlo encima de mí. Me fruncí el ceño. Estos no eran los pensamientos que quería tener sobre Alex.

-      Buenas noches — le susurré y traté de controlar mi respiración mientras se acomodaba a mi lado. De repente fui consciente de lo cerca de la desnudez en que ambos nos encontrábamos. Su cuerpo se sentía caliente al lado del mío. Su aroma llenaba mi nariz y su cabello le hacía cosquillas a mi pecho. De repente, compartir la cama con Alex no se sentía tan inocente. Se sentía como la tentación. Y no me gustaba. Alexander era la última persona con quien me engancharía. Eso lo arruinaría todo.