Terror zoofílico (1)

Un deseo reprimido por años tiene su recompensa inesperadamente.

TERROR ZOOFÍLICO - 1

Las vacaciones transcurrían apaciblemente en aquel balneario de la costa atlántica. el tiempo en ese enero era particularmente estable y nos permitía gozar de unos días soleados y unas noches verdaderamente agradables.

Mi mujer y yo teníamos algunos invitados, desde el interior del país había venido su cuñada con sus dos hijos, una niña de 10 años y un varón de 17, Roberto.

Los días transcurrían alegremente, entre horas de playa y entretenimientos inventados por nosotros, juego de cartas, adivinanzas, lectura, etc.

Ya llevábamos dos semanas de concurrencia diaria a la playa, por la mañana y por la tarde, por lo que mostrábamos todos, un saludable bronceado, los niños especialmente, pues son rubios, de piel muy blanca y hermosos ojos celestes que se destacaban en sus caras doradas.

Los hechos comenzaron a gestarse esa nochecita al regreso de la playa, las mujeres se dieron una ducha y se fueron al centro a dar una vuelta, mi sobrino y yo quedamos para hacer el asado, los dos de pantalón de baño y con toda la sal del mar en nuestros cuerpos. Nos dedicamos a juntar leña seca en los terrenos baldíos que tenemos a los lados y al fondo de la casa. Estos baldíos hace mucho tiempo que están así, por lo que han crecido toda clase de plantas y realmente puede decirse que es un bosquecillo bastante cerrado.

Habíamos juntado suficiente leña para comenzar el fuego y por lo tanto me dediqué a esa tarea. Roberto me dice en ese momento que el juntará un poco más de leña y de paso aprovechará para echarse una meada.

Concentrado en mi tarea, escuchando música y tomando un vinito no sé cuanto tiempo había pasado hasta que oí un grito aterrado de Roberto, ¡ tío por favor vení ya ¡!

Con el atizador en la mano corrí hacia el fondo esperando cualquier cosa, menos el cuadro con el que me encontré.

El niño estaba de cuatro patas en el piso, con el bañador a la altura de las rodillas y una cara de terror por la que se deslizaban algunas lágrimas, y encima de él, sosteniéndolo con las patas delanteras por la cintura, el enorme perro del vecino tratando de penetrarlo.

Cuando me aproximé para tratar de alejarlo con el atizador, comenzó a gruñir y a mostrarme los dientes, cosa que me detuvo, pues pensé que si lo enfurecía podría morder al muchacho. Este me miraba con desesperación y me decía en voz baja:

tío por favor, sacámelo de arriba que me va a matar.

tranquilo hijo, le dije, por lo que veo el perro es muy grande y en cada vaivén la punta de su pene solo te roza la espalda.

tío, por favor, me está arañando la cintura y su baba me cae en la nuca.

estate quieto que voy a tentarlo con algo de comer

Corrí a la casa y traje un trozo de carne, se lo ofrecí al perro, pero este no le dio importancia, lo que trataba de hacer era mas importante que comer.

En ese momento pude ver el cuadro entero y realmente me alarmé, el cuerpo tostado de mi sobrino, prácticamente lampiño, con la marca blanca del bañador, con unas nalgas bien desarrolladas y un pene que colgaba por debajo de su vientre, bastante desarrollado para su edad.

tío, me va a matar.

quieto, no te muevas y vamos a ver si al no poder penetrarte, se cansa y se baja.

Pero el inmenso perro de raza Fila no daba señales de querer bajarse, todo lo contrario, cada vez embestía con más fuerza y con cada embestida empujaba a Roberto hacia una zona en la que el terreno se presentaba muy irregular.

El niño a esta altura ya cansado de soportar el peso del perro se dejaba arrastrar sin oponer resistencia y con esos movimientos su bañador se había deslizado por debajo de las rodillas y estaba enredado entre las patas traseras del animal.

tío, voy a tratar de escapar de un salto cuando sienta que me afloja, dice Roberto.

bueno, yo lo alejo con el atizador para que no te muerda, pero apoyate bien en las piernas para poder saltar lo más lejos posible.

El muchacho se prepara, estudia bien el terreno y cuando decide hacia dónde saltará, levanta levemente la cadera para tomar impulso y ese movimiento coincide con un movimiento de penetración del perro, que con la punta roja de su pene acierta en el orificio anal y comienza la penetración que hasta ese momento no había logrado.

Un sonido apagado y gutural sale de la garganta del muchacho cuando siente en sus entrañas ese inmenso pene que se torna cada vez más y más grande,

tío, me mata, por favor sacálo.

niño mío, ahora es imposible que te lo pueda quitar, en este momento es un animal en celo que no tolerará ninguna intromisión.

pero, me va a reventar los intestinos, siento una cosa gruesa que me empuja las tripas y me dan ganas de hacer caca.

hijo, escuchame, ahora no podemos hacer nada, así que lo mejor para ti será que te aflojes, aflojá el culito como cuando vas de cuerpo y respirá profundo.

Roberto me mira con resignación y trata de hacer lo que le pido, pero en ese momento el perro pasa una de sus patas traseras por sobre el cuerpo de éste y queda mirando para el otro lado,

tío, ¿qué pasa?, siento como si algo mas grueso que el pene del perro estuviera trancado en mi esfínter.

Beto, tranquilo, el pene del perro tiene un bulto mas grueso que el pene al final que no le permite salirse de la vagina de la perra cuando la está montando.

pero tío, yo no soy una perra y no tengo vagina.

niño mío, el esfínter de tu culito se estiró para soportar el inmenso pene del perro, pero no lo suficiente para ese bulto, si te lo sacara ahora te provocaría un desgarro, y no queremos eso ¿verdad?

no tío, ya con ese tremendo pene me va a quedar bien destrozado.

¿te duele ahora?

un poquito, pero siento como una manguera echando agua en mi interior.

el perro está eyaculado, como vos cuando te hacés la paja.

no tío, yo no me hago la paja, tuve algunas pérdidas nocturnas por unos sueños medio raros.

¿sueños raros?

sí, contigo.

¿cómo es eso?

soñé varias veces que vos me hacías lo que el perro me está haciendo ahora.

pero, niño mío, yo nunca te dí motivos para ello.

no, es cierto, pero ¿quién manda en sus sueños?, yo te ví hace años mientras cogías con la tía y siempre me quedó el deseo de ser yo quien estuviera contigo.

pero Beto, ¿sabés lo que estás diciendo?

por supuesto que lo sé, estaba esperando cumplir la mayoría de edad para decírtelo de alguna manera y para que no pensaras que era abuso de menores.

hijo, me halaga en cierta forma lo que me decís, pero yo nunca pensé en esa posibilidad.

no lo habrás pensado, pero he visto algunas veces la forma en que me mirás.

¿sabés por qué te miro?, te miro por que me gustan las cosas lindas, y vos sos perfecto, tenés un cuerpo muy bien formado y desarrollado para tu edad, unos ojos celestes increíbles, un cabello rubio hermoso.

¿y nada más?

¿cómo nada más, que decís?

te ví tío, no me engañes, me mirás el paquete y siento tus ojos en mi cola siempre que ando con pantalones ajustados.

bueno, en realidad te miro el paquete como decís por qué me asombra que para tu edad se abulte tanto y tu cola está muy bien formada.

¿y no te gustaría verlo en directo?, ahora con esta charla y con del pene del perro adentro se me ha puesto grandísimo.

ya veo, realmente es grande, y cabezón.

son 18 cms de carne virgen que me prometí hace tiempo serías el primero en probar.

¿estás loco Beto?, yo nunca tuve relaciones con hombres, además son 18 cms ahora, pero vos seguís creciendo y él igual.

no tuviste relaciones con hombres, pero te gustaría probar, ¿verdad?

en realidad me ha pasado por la cabeza cuando miro tu cola, llenarla de besos, pero nada mas.

¿nada más, no te gustaría estar en lugar del perro?

ahora que lo mencionás, no sería mala idea y todo quedaría en familia.

¿es una promesa?

no sé, ¿es lo que querés de verdad?

yo tengo bien claro lo que quiero, ser todo tuyo y que vos seas mío, ¿te animás?

En el momento en que iba a contestarle oí un ruido como de ventosa y ví como el perro se retiró de dentro de él, quedando su inmenso pene y el bulto fuera de su protección

¡por dios, es impresionante! le dije a Beto y éste se giró para mirar al animal.

¡guauu, qué impresionante!, ¿y tuve eso adentro?, mide como medio metro y es gruesísima, aunque el bulto ese no parece tan grande.

no es grande ahora, tuvo que achicarse para que el perro pudiera sacarlo de tu ano.

El perro mientras tanto ignorándonos completamente se dedicaba a lamerse el inmenso pene, que tenía marcas de sangre y materia fecal del intestino de Beto, a éste le chorreaba por las piernas semen del perro, mezclado también con sangre y materia fecal

niño mío, ¡qué destrozo!, ¿te duele?

ahora no, pero no hay mal que por bien no venga, ahora estoy pronto para ti, ¿vos lo estás para mí, o tendremos que pedirle ayuda al perrito?

¿estás loco muchacho?

bueno, ahora ahora no, pero después de un buen baño y que esto se cierre, ¿no te animarías?

está bien, ya hablaremos de eso, andá y date un buen baño antes que regresen las mujeres, pero antes contame como empezó todo esto.

cuando vine solo, a juntar leña, quise aprovechar para mandarme una meada, me bajé el bañador hasta las rodillas y estaba en eso cuando sentí algo húmedo y caliente entre las nalgas, miré hacia atrás y ví al perrazo del vecino, quise correr y me enredé con el bañador, caí de rodillas y antes que pudiera levantarme el monstruo ya me tenía agarrado, el resto ya lo sabés.

bueno, andá a bañarte y después veremos en que queda esto.

está bien, pero no te olvides que tengo tu promesa.