Terraza caliente (2)

Segunda parte. Una mujer y dos hombres comparten amistad y sexo en una tarde calurosa hasta que...

Parte 2.

Desde que escribí este relato rememoraba en mí todas esas acciones y no veía el momento de revelar la segunda parte. Mientras me preparaba la comida todo me hacía recordar mi aventura orgíastica. Las patatas hervidas me recordaban a sus testículos, la bara de la batidora a sus vergas, Mientras subía y bajaba el aparato recordaba sus penes entrando y saliendo de mi boca y de mi chocho. La leche que me salpicó el brazo, su semen sobre mi vientre.

Vamos allá.

Me habías dejado amigos de rodillas, con la tranca de B en mi boca y la de P. sobre mi coxis.

P. es algo más alto que yo. Estaba de rodillas detrás de mí, sus huevos estaban entre sus muslos y mis nalgas y su pene ardiendo sobre la mitad de mis caderas.

-¿Dónde quieres que te dé mi leche? – dijo P.

-En mi chochito, por favor.- contesté.

P. se levantó me asió con sus enormes manos por las caderas haciéndome levantar. Yo tenía cogida los huevos de B con las manos, así que cuando P me levantó bruscamente él sintió el tirón. Yo solté su polla y vi su cara de dolor y le pedí perdón. El cuerpo de P estaba pegado al mío, su verga estaba ahora fuera de mi cuerpo, pero la había colocado vertical entre mis nalgas. La estaba frotando contra ese valle, arriba y abajo. Mis jugos ya se desbordaban. Volv’i a cubrir la polla de b con mi boca y succioné su glande como si fuera un chupete, para consolar mis ansias. P seguía con su movimiento.

¿Dónde la quieres, cielo? Preguntó.

Le dije que en mi chumino. Detuvo su vaiven. Toco mi clitoris ya completamente mojado, metió su fresón y a continuación todo el pene de un sólo impulso. Con ese empellón mi boca llegó a tragarse toda la polla de B. P. presionaba hacia dentro y yo creía morir. P. entonces retrocedió y mi cuerpo también.

Apoyé mi mano sobre los huevos de B. La otra fue por debajo de mi cuerpo a agarrar los de P. Me producía un enorme placer servir de conexión entre esos dos amigos. P. empezó a entonces un movimiento de vaiven, lentamente, yo solté sus huevos porqué temía caerme y me sujeté a los muslos de B. P. entonces puso mis manos en mis inglés y luego tocó con sus dedos mi clítoris. El pelo de su pecho me rozaba la espalda y yo pensé en todas las noches que había soñado con acariciarlo y hacerle remolinos.

El vaivén entonces se hizo más rápido. Sin querer la polla de B se me salía de la boca. Ya no podía más. Le dije que me diera su "crema". El paró. Sacó su polla de su vagina y cogió el tubo de protector solar. Yo le miré sorprendida y le pregunté ¿Qué haces? Y él me contestó: voy a darte crema mi amor. El volvió a colocarse detrás de un golpe insertó su pene en mi vagina y allí lo dejó. Mientras tanto, noté un chorro sobre mi ojete. Y al poco, un dedo entrando en ese agujero y dando vueltas. Me producía algo de dolor.

La perspectiva de ser penetrada por ese lugar me ponía frenética. Nunca nadie había entrado por allí. Ya eran dos los dedos que giraban dentro de mi agujero. Luego uno más. Yo les sentía embadurnados de crema pero me causaban dolor igualmente.

-Mi amor, te voy a dar cremita aquí para que luego no te duela tanto.

-Yo le dije que sí, que no me quería quemar.

Luego noté que había metido la boca del tubo de plástico en mi agujero y un gran chorro. De nuevo los dedos girando. La polla seguía en mi vagina. P la sacó de allí y volvió a ponerla en vertical. Me apretó los laterales de las nalgas con las manos y así estaban más juntas mientras su pene subía y bajaba. Noté contracciones en mi perineo y en mi clitoris. Yo gemía cada vez más fuerte. Ya había abandonado la polla de B que miraba atolondrado la escena con su polla erecta. De repente, paró. Metió su glande en mi agujerito y tres segundos después muy despacio, su polla. Yo pegué un grito. El me dijo perdona mi cielo. El la sacó también despacio. La experiencia aunque dolorosa fue también muy placentera.

¿Te la meto otra vez?

Yo asentí. El de nuevo cogió mis caderas y allí me la insertó, para luego hacer movimientos de vaiven muy lentos. Yo le dije que parara que quería tumbarme. El paró. Se tumbó sobre mi toalla con su polla erguida y me dijo túmbate aquí mi amor, señalando su polla yo me senté sobre él mirando sus pies, incliné mi cuerpo hacia adelante, el se incorporó y metió su polla, yo me senté hacia atrás cubriéndola completamente. B. Me ayudó a tumbarme sobre P de modo que mi clitoris, ardiente y humedo aún, pedía algo más de marcha. B aún tenía ganas de eso y de más por lo que se arrodilló y puso su verga en mi vagina dejando que su pelvis avanzase y retrocediese con un ritmo frenético. P. puso mis manos en mis pechos y los magreaba haciendo movimientos circulares,

Giré mi cabeza hacia la puerta de la terraza y allí vi que el trío no estaba sólo. Detrás de las cortinas había alguién observando. Eso lejos de molestarme me excitó aún más y ya soñaba con otra polla que me hiciera gritar.

El observador descorrió la cortina para entrar en la terraza y .......