Termino dominada y complaciendo ancianos (Cap.IV)
No me bastó el final de mi historia, para que todo tenga sentido tenia que vivirlo...
CAPITULO 4: Un final inesperado
Todo este tiempo, Carla me había manipulado, ella era en realidad la dominadora, se dirigió a Reynaldo
-¿Piensas que te voy a premiar por desobedecerme? Puedes observar, mas no puedes pajearte ¿entendido?
-Si ama – dijo Reynaldo con una voz quebrada
Acto seguido Carla se abaláncelo hacia mí y poco a poco me fue quitando la ropa hasta dejarme completamente desnuda, comenzó a besarme, yo solo quería complacerla. Quise tocarle los labios, entonces se separó de mí, tomó delicadamente mi brazo con el que lo había intentado, tomó su látigo y frotó mi mano, la miré como retándola, me sonreía y entonces me pegó con fuerza, tanto que solté un alarido, entendí que definitivamente no estaba bromeando, nuevamente intentó hacerlo y yo quité la mano como por instinto, se enojó mucho, me tomó con más fuerza la mano y me dio varios latigazos seguidos, yo me aguantaba, pero al final grité de dolor.
-Desde ahora no harás nada sin mi permiso putita, ¿entendido?
-…Si
-Y desde ahora me llamaras ama ¿entendido?
-Si – seguía sintiendo el dolor en la mano y me dio un par de latigazos más
-¿Si que putita. Si queee? – Alzó la voz
-Si… ama – Era la primera vez que se lo decía, era como aceptarlo, como firmar mi destino, pero… comencé a disfrutarlo, esperaba órdenes.
Me acordaba de esa Carla que había conocido, la amiga graciosa, divertida, morbosa que me incitaba a ser más lanzada como ella, los retos calientes que nos poníamos, riéndonos hasta más no poder, verla tan dulce y malcriada, tratando de entender ese comportamiento, consolarla, consentirla, besarla, amarla. Y ahora era mala dominante, sentía que si la complacía de alguna forma podría sacar nuevamente a la Carla del pasado, algo dentro de mi quería hacerlo, aunque quizás nunca lo haga, como cuando una chica tonta se enamora del chico malo, me sentía así con Carla, quería hacerla cambiar y tenía que complacerla, sabía que en el fondo podría encontrarla nuevamente para poder llegar a ella…
-¿En qué piensas putita?
-En ti… ama
-Eso está bien. Ahora quiero que bailes para Reynaldo, ¡arriba! – De inmediato, me paré y me acerqué a Reynaldo que estaba con el miembro afuera, tenía prohibido moverse o tocarse.
Bailé lo más sensual que pude, me agachaba levantando las manos, me ponía de costado encorvando la cintura y moviendo las caderas en forma circular. Como estaba desnuda, el miembro de Reynaldo se había puesto durísimo rápidamente, apuntándome, acerque mis nalgas hacia él a tan solo un par de centímetros, quería que falle, que intente tocarme con ese pene negro para que Carla lo castigue y sea yo la alumna bien portada. Las manos le temblaban, me arrodille frente a él, luego acerqué mi boca muy cerca de su pene y le deje sentir mi aliento botando un aire caliente, Carla se acercó a ver la escena con más detalle. Abrí la boca muy grande para que pueda meterme la punta su pene sin hacer contacto, en ese momento un movimiento en falso seria costoso para cualquiera de los dos, Carla se daría cuenta. Yo respiraba más lento, Reynaldo trataba de no temblar mucho. el morbo de saber que me observaba era extremo, más aún sabiendo que yo tengo 25 años y él era un hombre de 48 años, alto, negro y gordo, deseoso de cogerme y ahora podía excitarlo sin que pueda hacer nada al respecto…
-Suficiente - Dijo Carla – Me alejé todavía arrodillada, junté mis senos con las manos, levantándolas, como ofreciéndoselas, le sonreí… Reynaldo no pudo más, soltó pequeños gritos sintiendo las contracciones.
-¡!¿Que estás haciendo?¡¡ - Dijo Carla, mientras Reynaldo me echaba su semen encima. Quedé impactada, abría la boca instintivamente, no con ganas de tragar ese líquido, sino haciendo un gesto de asombro, el semen me llegaba la cara, al cabello, a las tetas donde chorreaba hasta mis piernas y las contracciones seguían, Carla enfurecida lo empujó, parecía que ya acabaría, pero luego seguía disparando como si se hubiera aguantado por meses, el piso, el sillón, sus manos incluso la ropa de Carla se habían manchado….
-Ha, ha, ha, Lo siento ha, ha, ama, no me toqué lo juro, ha ha, paso por si solo – Dijo Reynaldo dirigiéndose a Carla.
-Idiota, ¿quieres otro castigo?
-No por favor ama
-Silencio, esta vez no será un mes, sino tres meses sin pajearte
Yo buscaba algo con que limpiarme solo atinaba frotarme los ojos, pero volvía a caerme semen del cabello. Carla me alcanzó un trapo y mientras me limpiaba pegaba a Reynaldo con un palo que tenía al final algo así como cadenas haciéndole soltar quejidos muy fuertes, tanto que sentí pena por él. Luego me alcanzó una toalla
-Ve a bañarte, ¿también lo disfrutaste verdad putita?… ahora te vas a arreglar lo mejor que puedas, te gusta calentar ancianos no, de castigo ahora vas a cumplir tus fantasías y mucho más y te juro que no lo disfrutarás.
-Si ama – Veía a mi hermosa Carla, solo quería complacerla, y tuvo razón, en parte lo había disfrutado, y el saber que me obligaría a cumplir mis fantasías, me emocionaba, “yo creo que si lo disfrutaría” pensé…
Al salir de la ducha, me alcanzó una ropa que no era de mi talla, pero como era licrada pude ponérmela, era un vestido rojo, por demás corto, la falda completamente descarada y el escote muy pronunciado. Salí del baño ya maquillada, estaba nerviosa, pero ansiosa, quería que me diera más ordenes, complacerla, pero también pensaba en lo que me dijo, eso de que no lo disfrutaría. La vi, junto a Reynaldo, aun castigándolo
-Ya estoy lista – Se dio la vuelta girando la cabeza lentamente como enojada, era obvio que fue por haberme olvidado de decirle “ama” pero no dijo nada, solo esa irada furiosa.
-…Ama – Le dije como pidiéndole disculpas, Reynaldo también se me quedó viendo, seguía desnudo, Se tapó el miembro ocultando nuevamente una erección, no pudo controlarse, a Carla poco le importó la traición de uno de sus dominados, sin quitarme la vista de encima, vino hacia mi como una fiera, me tomó de los hombros y me llevó al sillón. Me besó con tanta pasión que me estaba excitando
Lentamente me alejé y ella nuevamente empezó a besarme empujándome al sillón esta vez quedando echada, se dirigió a Reynaldo
-Ese es tu castigo, solo observar, sin tocarte ¿entendido?
-Si ama
Se levantó para tomar nuevamente el látigo, mientras yo tomaba conciencia del lugar, reconocí la pared y la cama desde donde me hablaba por videollamada supuestamente de viaje, o sea que nunca había salido de la ciudad, solo quiso hacerse extrañar para que la necesite más, a estas alturas la perdonaba todo… volvió hacia mí y se subió encima
Ahí estábamos las dos, se quitó la ropa muy rápidp, como si le esotrbara y luego me quitó ese vestido incómodo, fue muy rápido, el vestido quedo por debajo de mi cintura y encima de la cadera, me había subido la falda y bajado el escote.
Me dio pequeños golpes con la punta del látigo en mi pezón derecho y luego lo movía alrededor de la aureola, lo acercó a mi boca e hizo que lo chupe como si fuera un pene me lo quitó y ya mojado hacia movimientos de izquierda a derecha en el mismo pezón, instintivamente yo juntaba los labios como diciendo “u” pero sin hacer ruido.Lluego subió sacando la lengua hacia mi boca, no podía más, arriesgándome a ser castigada le tomé del cuello y la besé, ella me correspondió, el beso era ardiente, primero juntamos las lenguas y luego los labios y así varias veces, ella como siempre, como la había conocido, tomaba la iniciativa, me besaba el labio inferior jalándolo con sus dientes y luego volvía a la rutina de la lengua y los labios.
Después de un rato, nos separamos aun juntando las frentes, muy agitadas, yo sacaba la lengua haciéndola recorrer de un lado a otro como saboreando todavía el beso, ella me sonreía y estiró su mano hacia mi vagina frotándola en un movimiento algo acelerado, yo le correspondía moviendo la cintura.
De inmediato bajo con su boca hacia mi entrepierna, besaba mis piernas por dentro, descubrí que realmente es un lugar muy sensible, me palmeaba y besaba, sentía sus dedos apretándome y nuevamente los besos, mientras con la otra mano me seguía masturbando la vagina frotándola de arriba abajo, luego lentamente acercó su boca sacando la lengua y dio otro lengüetazo en toda mi vagina que hizo que soltara un gemido largo diciendo “uuuuuuy”, me miró a los ojos fijamente y me dijo “Te amo” luego volvió cubriéndome con toda su boca y moviendo la lengua dándome el mejor sexo oral de mi vida, comencé a gemir rápido y pausado “ah, ah ,ah,” estaba a punto de terminar.
-Ni te atrevas a terminar sin mi permiso – Me dijo y volvió hacia mí, hice un gran esfuerzo para obedecerla, ya estaba a punto, gimiendo como loca, entonces se separó, tomó mi cabeza acercándola a su vagina y comencé a lamerle y besarle, muy rápido.
-Eso es Priscila, eres mi putita, eres solo mía – La hice acabar y de recompensa me beso mientras con su dedo me penetro masturbándome muy rápidamente hasta que grite de placer, teniendo varios orgasmos. Terminamos agitadas mirándonos una a la otra cansadas, sabía que en el fondo era la de siempre, la Carla de antes..
Nos habíamos olvidado de Reynaldo completamente, no importaba, Carla me abrazaba y yo a ella, no quería separarse de mí, giré la cabeza, ahí estaba Reynaldo, sudando, llorando, pobre desdichado, ya lo comprendí todo, é estaba enamorado de Carla por eso la sumisión, Carla se había enamorado de mí, por eso no quiere compartirme y por eso esa actitud de dominio. Y yooo, jaja, solo quería sexo. Aproveché que Carla descansaba en mi hombro, miré a Reynaldo y le hice gestos con la boca, sacando la lengua, mandándole besos, el pobre temblaba, era afortunado por tener la escena en frente pero desdichado por no poder hacer nada al respecto, por su amor a Carla.
Entonces comprendí, que todo este tiempo Carla me había manipulado, desde el primer momento. Se había comportado tan dulce y a la misma vez tan lanzada que me cautivaba. Más tarde en una charla a ocultas con Reynaldo, descubriría que previamente, antes de conocernos cara a cara ella me espiaba, averiguo todo sobre mi, por eso sabia como llegarme.
Yo estaba dominada por ella, le obedecía en todo, incluso si me llamaba a altas horas de la noche, explotaba mi morbo con los ancianos, principalmente los vagabundos del callejón, me obligaba a bailar para ellos, a desnudare, a mostrarles los senos mientras se masturbaban pero eso si, nunca dejaba que me toquen, ni siquiera que se acerquen, incluso si yo me excitaba tanto que quería ser tocada, ella no me lo permitía, me abofeteaba y a ellos les amenazaba con su revólver, cada vez que hacíamos eso íbamos a su casa y me hacia el amor… Poco a poco fui notando su debilidad, quería dominarme, quería que fuera solo de ella, se había enamorado de mi….
Confieso que lo que viví con Carla fue algo genial, pero no sentí completamente mi destape sexual… Deje de ser sumisa hacia ella, porque comprendí que no me complacía de la manera que pensaba, incluso Carla era demasiado suave, se había enamorado de mí, eso era todo, y no quería compartirme, me obligaba a coquetear con mayores, con los mismos vagabundos, pero siempre me frenaba al final, ya no sentí lo mismo, era rutinario, hubiera sido sencillo dar la vuelta la moneda, pero preferí alejarme….
A partir de ahora, mi relato toma otra dirección y es que decidí terminar la historia inventando el final como los anteriores, ya estaba listo: “Carla dominándome para tener sexo con ancianos”, de hecho, ya lo tenía escrito y a punto de ser publicado, disfruté mucho escribiéndolo, me toque muchas veces, tuve que hacer pausas. En ese final yo sentía un repudio a cumplir mis fantasías con ancianos y vagabundos y Carla me obligaba, prácticamente me violaban, por eso dejo volar mi imaginación al final de mis relatos, porque simplemente son historias vividas en lo más profundo de mi mente morbosa.
Lo siguiente paso en mi ausencia de la página de todorelatos.com, tarde más tiempo en subir el capítulo 4 y lo explico ahora mismo… “Tenía que vivirlo”, así de simple, inicie esta serie de capítulos pensando que iba a ser como los anteriores, contar parte de la verdad hasta cierto punto y después dejar volar mi imaginación, el capítulo 4 debería terminar con Carla dominándome, obligándome a complacer ancianos y por el haberme enamorado de ella debía complacerla, pero esa parte seria mentira, morbosidades mías…. Me excité tanto escribiendo lo que nunca pasó que al final cuando ya estaba por concluir cerré el archivo y ya no me animé a subirlo. Todo mi trabajo de horas imaginando para darle fin a esta historia y excitar a otros sólo era mara mi, simple, porque era mentira, en realidad Carla no me domino, Reynaldo solo se quedó de guardia, lo estaba inventando, si decidí borrar el final inventado es simple…. Tenía que vivirlo…
Pasó mucho tiempo, hasta que por fin me animé a hacer algo, fui impulsada por alguien:
Un seguidor mio
Recibí un mensaje en mi correo, después de publicar el capítulo 4 de los muchos que llegaron, un tipo llamado Jacinto, me aseguro que tenía 71 años y que había disfrutado mucho de los relatos que subí.
A diferencia de los demás éste se contactó desde Colombia, mi país. Me preguntó dónde vivía y le dije en Tolima, me dijo que es de Bogotá y después de mandarle unas fotos me aseguró que vendría a buscarme y a probar si es verdad todo lo que escribo, me mandó sus fotos, era un señor canoso, pequeño de lentes, con bigotes blancos y gruesos, le quedaba poco pelo alrededor de la coronilla. Pensé que esas fotos las sacó del internet, porque mandaba unas donde salía completamente desnudo, le seguía el juego y le enviaba algunos videos. Entonces me dijo que vendría a mi cuidad muy pronto, le reté para ver si cumplía, aunque pensaba que era solo para juguetear conmigo y si, el pensar que vendría por mí, subía mi adrenalina. Después de unas semanas tratando de escribir una historia real, vivirla para escribirla, vi su mensaje nuevamente el 20 de mayo donde me decía que en una semana estaría por Tolima.
Quedamos en vernos en la terminal de Tolima el 29 de mayo a las 19:00… “Ahí estaré, no me falles” le dije. Para mí solo estaba jugando, para ser un señor así era demasiado, no le creía.
Pero mi morbo me dominó, total era un lugar público, no podría pasar nada malo, hay tanta gente.
Dentro de la terminal hay unos asientos de espera, quedamos en vernos ahí. Fui toda misteriosa, Vestí una blusa a cuadros sobre mi sujetador negro, un pantalón blanco jeans y tapadoa con un abrigo negro que llegaba hasta las rodillas, unos zapatos de tacón semi altos, lentes negros, un sombrero grande, chalina y por supuesto el barbijo; llegué 20 minutos tarde, era obvio que no estaría, pasé por ese lugar, no había nadie parecido a la foto que mandó, pero vi a un tipo sentado con el celular en mano, era joven y robusto, gordo y moreno. “Podría ser el, y ahora quería ligar, jaja no le daré la oportunidad”, desde lejos le escribí desde el correo
-“Estuve esperando 20 min, me hiciste venir en vano” “No vi a nadie, solo estaba un tipo con cara de pajero manejando su celular”
Caminé unas cuadras, a pesar de que todo había sido en vano, disfruté mucho sintiendo la adrenalina y estaba agradecida por eso, me compré un refresco y mientras lo tomaba revisé el celular.
No me había dado cuenta, que antes, don Jacinto me había mandado un mensaje.
-“Priscila, estoy sentado frente a Dunkin Donuts, donde estas perrita”
Ese mensaje había llegado antes del que yo mandé y luego había otro sin leer:
-“Yo estoy aquí, tu donde estás, no aguanto más quiero ver esas tetas en persona” “ no me vas a hacer venir en vano perra”
Le respondí casi entre risas
-“Yo solamente ví a un tipo gordo moreno y con cara de pajero, me mentiste, por eso me voy”
-“Ese que esta de negro? Yo no soy ese pajero, entonces estas cerca, ven que quiero que cumplas con lo que me prometiste.
Eso me subió nuevamente la adrenalina, porque el tipo a quien me refería evidentemente estaba de negro, no era él, ¿o si? Solo trata de atraerme? De todas formas, estaba ahi… Puedo verlo desde lejos, igual estoy casi irreconocible con este abrigo, estos lentes, el sombrero y el barbijo.
Caminé nuevamente a la terminal, entré y me dirigí hacia los asientos buscando el letrero de “Dunkin Donuts” Por fin lo vi, a lo lejos, un letrero negro con letra rojas luminosas “Dunkin Donuts” Cubriéndome traté de fijarme en los asientos, vi al mismo tipo gordo de negro, era obvio que era él, le mandé un mensaje
-“ya estoy aquí, no te veo, sigo viendo al gordo pajero jaja”
-“No te veo, donde”
Me percaté que el tipo miraba a todas partes, le haría sufrir por engañarme
-“Ok, ya sé que eres tú, voy a acercarme pero ni te atrevas a hablarme o grito, eso te pasa por mentirme”
Me acerqué, la fila donde él estaba sentado estaba vacía, así que me senté al otro extremo.
Lo miré, me devolvió la mirada y siguió con su celular. Seguramente escribiría, saqué el mío para ver, pero antes me quité el sombrero dejando caer mi cabello rubio… Entonces se levantó, agarró su maleta vino hacia mí, yo estaba lista para gritar o algo, pero pasó de largo…
Le quería escribir burlándome por ser tan cobarde, pero mientras escribía sentí unas manos tocándome el cuello, dándome masajes.
-Priscila, dichosos los ojos que te ven…- Me di la vuelta, era él, el de las fotos, el anciano, era mas pequeño de lo que parecía, yo sentada y su cabeza estaba solo un poco encima mío, su voz delgada y ronca, como si sufriera de alguna enfermedad, su barbijo le cubría un poco, pero era reconocible.
Me puse nerviosa, sobre todo por la charla que tuvimos, le había prometido mostrarle las tetas, que dejaría que me las chupe, que lo iba a masturbar con ellas… Pero en persona éramos más civilizados, yo actué como si él entendiera que todo fue una broma y no pasaría nada, se sentó a mi lado y luego me invitó a tomar un café, Hablamos sobre los relatos, era educado, me agradeció mucho por haber ido y por el material que le envié, no me sentí incomoda, pero quería irme, era lo más loco que hice respecto a todo esto así que ya era suficiente.
-Bueno don Jacinto, gracias por el momento, pero ya debo irme. A sido un gusto – Esperaba una despedida cordial, ya que se portó muy educado todo el tiempo, pero…
-¿Cómo así, Priscila, ya se va? ¿Me debe algo se acuerdas? – Lo dijo sonriendo, como bromeando
-Hay don Jacinto, no bromee, jaja
-Jajaja ¿entonces me hizo venir en vano? A como es asi
-Don Jacinto, eso nunca va a pasar, solo era parte del juego, seguiremos en contacto por el correo
-Claro mamacita, solo bromeaba también, pero no se vaya. Quédese un ratito más, me gusta su compañía.
-Es que tengo otras cosas que hacer, ya se hizo tarde.
-Bueno pero déjeme acompañarle a la salida, cuidado que me la roben
-jajaja hay don Jacinto, esta bien, vamos – Salimos y quise despedirme…
-Bueno pues, gracias por la aventura, le escribiré
-No se olvide mandarme mas fotitos pues.
-Jaja bueno
-Le hago para un taxi, podemos compartirlo, dónde va?
-No se preocupe, vengo con mi auto, está en el parkeo
-Como asi? Entonces lléveme hasta por ahí pues mamacita – Se había portado tan educado y además por ser un anciano no podía dejarlo, decidí llevarlo, total el pobre era débil, no podría conmigo, ya era un amigo.
-Vamos pues
En el auto, le pregunté por a donde iba y me dijo por ahí cerca, me guio por unas calles extrañas no muy lejos de la terminal, parecía que se confundía, buscando, lo comprendí porque no era de aquí.
Entonces llegamos a un lugar con pocas luces y poca gente…
-Es aquí, pare – Me dijo
-Bueno don Jacinto, gracias por todo y….
Entonces se abalanzó sobre mí, no se contenía, se enfocaba en mis senos
-Ya pues mamacita, me lo prometiste que rica estás
-No don Jacinto, ya basta, solo estaba jugando
Lo empujé era débil el pobrecito, quedo como perrito regañado en el asiento
-Ya pues mamacita, un poco nomas- Hasta me dio lástima, pero era algo muy loco hacerlo
-No te voy a tocar, mostrarme nomas un rato tus tetitas – Pensé: “Que descarado!! Me guio hasta aquí solo para eso… pero igual ya las vio por fotos, vino hasta aquí solo por mí, no creo que sea malo” Además no quería que vuelva a atacarme, debi actuar con cuidado.
-Está bien, don Jacinto, pero solo hasta quedar con el sujetador y nada de tomar fotos
-No mamacita, ya muéstreme por favor – Y lo hice, me quité el abrigo botándolo al asiento trasero, me desabroche la blusa, quedando en sujetador, a Don Jacinto se le salían los ojos de los grandes que los tenia.
-Haaaaaay mamacita, que ricura – Comenzó a masturbarse, me cubrí
-No don Jacinto, eso no
-Ya pues Priscilita, me lo prometiste, incluso tenía que chuparlas, pero con mirar me conformo, dale a este anciano su último deseo, tengo cáncer de garganta, me voy a morir, por eso gasté todos mis ahorros para venir a verte – don Jacinto lloraba, las lágrimas le salían, como podía estar fingiendo… Me dio lástima, le creí.
-Cancer?
-Si mamacita, en unos meses ya me voy, soy solo, no tengo familia, por favor – Y las lágrimas le salían otra vez, ponía una cara que daba una lástima única.
-Está bien don Jacinto, si es verdad lo que me dice, le cumpliré su último deseo, pero por favor contrólese – Sentí mucha lástima por ese pobre viejo y como va a gastar sus ahorros solo por verme, debía cumplirle algo siquiera de lo que le prometí. Vi que no venga nadie y me levanté el sujetador dejando mis senos a la vista de esos ojos llorosos y arrugados.
-Haaa haaa haaaaaaaaaaaaaaa- Jadeaba como si le estuvieran pegando mientras se masturbaba temblorosamente
-Pris, ci, laaaaay, muévelas como si mi verga estu,,, estuvier… aah, al medio… - Le obedecí, junté los senos y los moví de arriba hacia abajo
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaay, oooooooooh, - Desvió la mirada, le salieron más lágrimas
-Cálmese don Jacinto, tranquilo, le puede dar un ataque o algo – le decía mientras me cubria con el antebrazo para calmarlo
-Noooo, segui, segui mamacita por favor, si no puedo tocarte, tócate vos mamacita, en esos penzoncitos – Eso podía hacerlo, siempre lo hago, además me gusta, le obedecí nuevamente. Tomé un poco de mi saliva con el dedo y me froté el pezón derecho para que pueda observarme.
-AAAAAAY, mamacita, Priscila – Se masturbaba mientras lloraba, era tan raro, pero en el fondo me sentía bien por ayudar al pobre desdichado, al final no era nada malo, ya le había enviado una foto de mis senos desnudos, ahora era lo mismo, pero en vivo, decidí disfrutarlo también
-Uuuy don Jacinto, se siente rico
-haaaa ahaaa ahaaa, hazlo más rápido Priscila – Nuevamente le obedecí
-Uuuuuy, aaaaay uuu – Comencé a concentrarme en mí, esta vez lo disfruté mucho más que en soledad, esta vez había alguien observando y eso le daba un toque diferente y como ya había pasado ese límite, pensaba que lo haría no solo con él, sino con los vagabundos, con los viejos de la calle, mientras seguía tocándome los senos y gemía… pensaba en conseguir un trabajo en el asilo de ancianos y hacer esto cada vez que se me ocurra, al final no es malo, no me tocan, solo que me observen, que rico.
Estaba sumida en esos pensamientos cuando de pronto sentí a don Jacinto a balancearse sobre mí, con mucha rapidez hizo a un lado mi brazo y fue directo al pezón, le dio besos juntando sus labios arrugados, pude sentí su bigote pinchando un poco, me acomodé con el cuero para sentarme bien y tratar de alejarlo
-Qué hace? Ya basta, le dije que no puede tocarme - pero comenzó con las lengüeteadas….
Esta vez, era real, por fin, todo lo que escribí, lo que compartí con las personas que me escribían al correo, llegó a este momento, terminé siendo ultrajada por un lector mío, lo había atraído yo misma, un pobre desdichado, un viejo feo, enano arrugado, para él eran las historias, para él eras mis tetas
Aa a a a a a a – Comencé a gemir como loca, imaginen decir “A” mientras están pasando una calle empedrada con un auto, era así, me Salí por inercia, mis ojos se estaban desorbitando, estaba teniendo un orgasmo y don Jacinto no pensaba parar, su lengua la movía muy rápidamente y luego daba besos agrandando la boca y nuevamente la lengua paseando por todo mi seno derecho, por suerte paró, me sentía débil, agitada, pero seguía excitada. Me recosté sobre el asiento y don Jacinto se puso nuevamente sobre mí, ataco el otro seno, el izquierdo, dio lengüetadas desde el nacimiento hastas llegar a mi cuello, sin descuidar el pezón en la pasada, con sus brazos me tomaba los antebrazos, y yo no me resistía, levanté mis brazos doblando los codos en señal indefensa.
Luego me lo chupaba moviendo la lengua junto a los labios y ese bigote áspero, otra vez lloraba…
-Don Jacinto, aah, ¿está disfrutando su último deseo?
-Mamacita, te mentí no tengo cáncer, no me voy a morir, pero lloro porque no puedo creer que estoy frente a este monumento de mujer – Y se le quebraba la voz, lloraba y volvía a su labor. ¡Me había engañado!!!
-Es un idiota, como puedeee… oooohhh – No me dejaba, le había confesado lo sensibles que son mis pezones en los mensajes y sabia donde atacar, lo hizo con más fuerza, sin piedad, me chupaba con tanta fuerza que parecía que me lo quería arrancar con los labios.
Aaaaauuuu, ya ya ya, basta basta basta – y daba otro chupon –aaaaaayyyyyy auuuuuuuuuuuuuuuu esta vez di un grito desgarrador porque apretó con tanta fuerza que se escuchó el sonido del chupón
-Te voy a meter mi verga por el culo – me decía, excitadísimo, con los ojos rojos de tanto llorar
Aún al borde de la locura por lo excitada que estaba tomé conciencia de que no podía dejar que haga eso… Pero comenzó a desabrocharme el cinturón para bajarme el pantalón
-¿Quiero ese culo, donde esta, aaah ehh? Vamos!! A ah ah ah – y otra vez las lágrimas… - Estaba decidido, no podía dejar que lo haga…
-Donde esta mamcitaaaa…
-Don Jacinto, pero recuerde que le debo una masturbada con las tetas – Me miró abriendo la boca, con mirada de tristeza y felicidad, sus cejas levantadas y una sonrisa junto a las lágrimas de emoción rápidamente se bajó el pantalón y los calzoncillos.
-Hay mamacita, hay Pricila, ya voy por esas tetas - Olia como a sudor… Se acomodó encima mio tomándome las tetas y puso su verga entre ellas, era torpe, no sabia como, entonces le ayudé, junté mis senos cubriéndole el pene y comenzó a moverse, la puntá no salía por encima, la tenia pequeña, pero si sentí un olor muy nauseabundo, amagaba vomitar, hasta acostumbrarme.
Jacinto seguía masturbándose con mis tetas pero paraba de rato en rato, quería bajar para por fin penetrarme pero lo detuve.
No!!- le dije cuando quiso separarse, tomé con mi mano derecha su miembro y comencé a masturbarlo apuntando a mis tetas, Jacinto gritaba de placer
-AAAAhhhh ahhhhhhhhh aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah – Y por fin disparó, mis tetas quedaron cubiertas de semen, las contracciones seguían, me llegó a lado derecho de mi boca, me limpié de inmediato pero otro disparo llego entre mi ojo izquierdo y mi nariz, un olor fuerte pero no tan putrefacto como el de hace rato. Después don Jacinto aun lloroso bajó se acurrucó en mi regazo, aun agitado, cansado, me dabas pequeños besos en las tetas, las seguía besando, yo quería más… No pude acabar, quería correr a hacer lo que pensaba hace un momento: Estar de voluntaria en un acilo de ancianos, ir a un callejón de vagabundos, me imaginaba cosas como estar en un cine, acomodarme junto a un señor y hacerle tocar mis tetas mientras lo masturbo, quedar con otro contacto que me escriben al correo para darles ese mismo momento… Pensé que no es malo, si al final no quiero que me penetren, nadie lo hará, es algo más superficial, sin consecuencias y de paso ayudo a los menos afortunados. ¿Soy tan perra? Pero no veo nada malo pajearlos o mostrarles mis senos, la única condición es que no me penetren y de paso me divierto….
Y nuevamente Jacinto reaccionó, los besos en los senos se volvieron más intensos, seguramente me pediría que le entregue el culo como quería hacerlo hace rato.
-Espere, espere – se lo voy a chupar… - Nuevamente la cara de asombro..
-Hay mamacita, no puedo creerlo - Se acomodó sonriendo, pero le dije:
-No aquí, quiero algo más arriesgado – Es que en realidad no quería hacerlo, era para distraerlo, ya quería deshacerme de él. Me vestí rápido sin el sujetador, y fuimos cerca de la terminal, en una calle solitaria pero que se veían pasar gente al frente, Salí del coche, di toda la vuelta y abrí la puerta del copiloto para cubrir la vista. Don Jacinto se levantó y me arrodillé frente a él, no quería chupárselo por tantas enfermedades que puede haber así que lo masturbé nuevamente lo más rápido que pude, tardo más de lo esperado, escuchaba voces cerca y me detenía, cuando se alejaban nuevamente seguía, hasta que por fin disparó pero no le salió mucho como hace rato, me manchó la blusa y el cuello, después don Jacinto se vestía dándose la vuelta contra la pared encima la acera, aproveché para cerrar la puerta asegurándola, corrí por el otro lado y entre en mi auto, aseguré todas las puertas y prendí el motor, don Jacinto intentó entrar, golpeó el vidrio pero no pudo, arranqué dejándolo sin mirar atrás.
Ok, éste final no es el que esperaba ya que creía que me iba a despedir de la página, pero después de lo vivido prefiero tener mi cuenta abierta para contar de vez en cuando lo que me pasa con este morbo que siento y hasta donde puedo llegar. Ahora si lo viví, sin consecuencias, saliendo de ahí como yo no pude acabar hice otras locuras, pero lo dejo para el siguiente relato.
Me di cuenta que esta serie que escribí; “Termino dominada y complaciendo ancianos”, es verdad, ya que en un principio se trataba de Carla, mi amiga que debía dominarme, pero di un giro y preferí ser yo quien domine todo esto. Al final si termino dominada, pero por mí misma, por mis instintos, no puedo creer lo que hice y cada día voy lanzándome más….
Si quieres saber más de mi escríbeme al correo: priscilamadison@gmail.com