Termino dominada y complaciendo ancianos (Cap.III)

Ya no me bastaba fantasear sola, necesitaba convertir mis fantasías en realidad. No me había dado cuenta pero ya estaba dominada.

Previamente: Después de jugar retándonos de forma cada vez más caliente con mi amiga Carla, ella tuvo que viajar, quedé sola, con ganas de más, uno de los retos era ir a una discoteca donde el guardia pedía que le mostrara los senos para poder pasar gratis y decidí cumplirla a pesar de la ausencia de Carla, la calentura subió cuando descubrí que el guardia “Reynaldo” era un hombre mayor de 48 años, él tenía un fetiche de solo observar, no era la única que cedía ante sus chantajes pero la adrenalina subió tanto que me tocaba y rozaba su pene entre mis nalgas, acabó rápido y me dejó ir dejándome insatisfecha, con ganas de más, salí como mareada del lugar, excitadísima, subí a un taxi, solo quería ir a mi casa y tocarme como loca pero las vibraciones del auto hacían que suba nuevamente la temperatura, pensé que quien provocaba todo eso era el taxista, con sus cambios bruscos de caja y ayudado por lo baches del camino, para ayudar el auto era un modelo antiguo y eso hacía que sienta más el motor en el asiento, prácticamente me estaba masturbando. Vi al taxista, un hombre mayor, canoso, gordo sucio de tanto trabajar todo el día.

Paso un par de minutos, necesitaba sentir una adrenalina distinta a mi soledad, algo nuevo, miré al señor taxista y me dio ganas de hacerle una conversación…

CAPITULO 3

-Que tal el día señor – Me miró, no me había puesto atención, sorprendido de que le hablara

-que? – es por aquí?

-No – le dije – solo le pregunté qué tal estuvo su día

-Ah, pues aquí nomas damita, trabajando duro

-A qué bueno – quería llevar la conversación a algo más caliente, los dos hicimos una pregunta al mismo tiempo, cruzando las voces, decidí darle prioridad

-Como dice?

-¿Que usted, va saliendo de una fiesta?

-Si, con unos amigos

-Pero aún es temprano – hubo un silencio y me atreví a iniciar el doble sentido

-¿Que me sugiere entonces? ¿A dónde me quiere llevar?

  • jajajaja, yo no sé señorita, no sé qué harán ustedes los jóvenes en estas épocas, en mis tiempos a estas horas todos estábamos en casa, para ir temprano al trabajo o a estudiar, porque es muy importante… bla bla bla… - Comenzó su clásica lección de hombre experimentado, Le corté

-Es que hoy es viernes, ya trabajé toda la semana, pero dígame ¿acaso no se portaba mal en sus tiempos? – Mientras veía pasar la calle que daba al callejón de los vagabundos, “supongo que por hoy lo descarto”, pensé

-Jajaja, si pues, como cualquier joven

-En serio, jaja, ¿Qué fue lo más loco que hizo?

-uuuu muchas cosas…

-Me imagino que era todo un galán

-jajaja, siempre había oportunidades

-¿Y qué fue lo más excitante que le paso en su vida como taxista? ¿aparecieron oportunidades?

-eemm

-¿Nunca tuvo un amorío? – Quizás eso le hacía entender mi señal

-No señorita, mi esposa me mata jajaja

-Pero su esposa no tiene que enterarse – Nuevamente la excitación en mi cuerpo, me estaba comportando como una zorra, Carla me había vuelto más lanzada, pero solo el silencio, ya no me respondía, quizás no sabía que decir, tenía que intentarlo nuevamente, “ya sé..!! que me vea”…

-Puede parar en una tienda? Quiero comprar cigarrillos

-Claro, hay una aquí cerca

Llegamos, salí del vehículo exageré los movimientos para que me vea bien el culo, solo quería que se propase un poco conmigo, compré un par de cigarrillos, quien me atendió fue una señora… nada interesante… Volví, toqué el vidrio del copiloto, él se estiro para abrir ya que era a manivela

-¿Usted no quiere nada?

-Noo, estoy bien gracias – Me quedaba agachada, sabía que el escote se me pronunciaba y con el sujetador push up mis senos estaban juntos, apretados y levantados como si quisieran salir a la fuerza

  • En serio, yo invito

-Noo (sonríe)

-Pídame lo que quiera, hay unos dulces que lo mantendrán despierto toda la noche – Me jale un poco más el escote, como arreglándome, pero quedando al final más pronunciado, no pudo evitar mírame los senos…

  • ¿Quiere chuparlos?...  – me miró sorprendido

  • Los dulces, ¿Quiere chuparlos? – Claramente incómodo se sonrojaba

-Buenooo…

-Yo le invito - Me incorporé y me di la vuelta otra vez a comprar dulces, exagerando mis pasos con los tacones, al volver me senté al lado del copiloto – Bueno, vamos

Había comprado además un vino en cartón y lo oculté en mi cartera, paramos en un semáforo, solo se escuchaba el ruido del motor, miré hacia la ventana y volví rápidamente hacia él, como lo había imaginado, me estaba observando, volvió la vista al frente tratando de disimular

-¿Hoy es una noche acalorada no? - Me preguntó

-Uuuy mucho, yo estoy muy caliente – Desvió la mirada, eso definitivamente lo perturbó, rápidamente sin que me viera jalé mi falda dejándome ver por demás la pierna izquierda, llegaba casi al nacimiento de la misma, ya casi íbamos a llegar así que cruce las piernas dejando la izquierda por encima para que tenga una vista espectacular, saque el vino, de reojo notaba como desviaba la mirada de vez en cuando, no podía evitarlo, comencé a tomar el vino y no me decía nada.

No sabía hasta donde iba a llegar, no me imaginaba al taxista sobre mí, pero como disfrutaba calentarlo… me dejaba llevar

-Me olvidé darle sus dulces – Desenvolví uno y se lo ofrecí en la boca, eso hizo que me acercará más

  • Yo siempre compro dulces cuando debo estar despierta, me encanta chupar…los - Ya estaba todo claro, ahora había que esperar a que haga algo, tenía a una mujer espectacular semidesnuda y ebria en su auto… pero nada, no decía nada, ni gracias por el dulce, paso otro par de minutos y entonces, traté de darle ventaja

-Oiga, creo que el vino se me subió a la cabeza, estoy algo ebria, - Fingí

-No se preocupe señorita, entiendo

-Bueno me avisa cuando lleguemos, me hace despertar – Apoyé mi cabeza en la puerta del copiloto, cerré los ojos, mientras pensaba “que haga algo”, que me saque fotos, que se yo, quiero sentir una adrenalina como me hacía sentir Carla, pasó otros minutos más…

Entonces, sentí sus dedos en mi pierna, no lo hacía directamente, aprovechaba cambiar la caja para rozarme, me hacia la dormida, luego sentí un olor como a pescado, seguramente era él, con su suciedad, transpirando, con su miembro erecto, viviendo una fantasía… me despertó

-Señorita, disculpe, ¿estoy en la calle indicada? – Me incorporé

-Es entrando por esa rotonda – le dije, comencé a tomar más vino

Y llegamos… no me quedaba más que mi última jugada, la que la había pensado ya hace rato

-Cuánto le debo?

-50000 pesos

-Bueno – hice el gesto de buscar el dinero en mi cartera y con gesto de enojo conmigo misma me di un golpe en la pierna con la palma.

-Hay no, me gasté todo al comprar los dulces y el vino

-¿uuuu Y ahora? – Bueno, aquí voy… Con una voz como de niña mala pero triste, le dije

-¿No habría otra forma de pagarle?

-Puede entrar a su casa y sacar dinero, yo le espero

-¿Si verdad? – Éste si que no entendía, fui a la puerta de mi edificio, dándole sorbos a mi vino en cartón, volví al carro tambaleándome y otra vez agachándome para que viera mi escote

-Oiga perdí mis llaves – Voy a tardar

-uuuuu

-En serio quisiera pagarle, pero no sé cómo, le doy el vino o quiere más dulces, ¿no sé qué más quiere que le entregue? Le doy lo que me pida – Ok, el vino ya se me había subido en verdad

-Le puedo ayudar a abrir su puerta o ¿no tiene nada de valor en su cartera?

-No, voy a llamar a mi primo que vive a un par de hora de aquí, él tiene otra llave, en mi cartera solo tengo maquillajes y, déjeme ver – Baje la cartera y le dije - bueno lo más costo que tengo es mi sujetador, es Lili Pink (Marca de ropa)

-Es que? jajaja No se…

-A ver me lo voy a quitar, cierre los ojos – Claro que esperaba que no resistiera y los habrá

-Que? – Me dijo sorprendido

-Ciérrelos, ciérrelos, ciérrelos - comencé a bajarme el vestido, rápidamente me obedeció, me quité el sujetador y volví a subirme el vestido sin ser tan descarada, como estaba en la calle me cubría, mis senos quedaron sueltos.

-Ya puede abrir los ojos – le entregué el sujetador – Valen como 59000 pesos, ¿quiere mi tanga también?

-Jaja no está bien, bueno a ver qué hago con esto, que no lo vea mi mujer

-No sé, haga lo que quiera – Me había emborrachado, me dieron unas ganas intensas de volver al callejón de los vagabundos y cumplir mi loca fantasía, ya no tenía miedo, como el taxista no cedía, sin querer me había portado descortés. Trate de arreglarlo

-Oiga, usted se está llevando un recuerdo mío y todavía más caro de lo que le debo, yo igual quiero un recuerdo suyo – Saqué mi celular y comencé a tomarle fotos

-Oiga, ya pues, una sonrisita, jaja, tan lindo – Al parecer, al verme mareada le despertaba el morbo, era más accesible, me siguió el juego

-Ahora sacando la lenguitaaa – Lo hizo, me complacía jaja

-Gracias, es tan bueno, ojalá pueda darle algo más, en serio no quiere nada más de mí, estoy dispuesta a todo

-Buenooo… mmm

-que?

-Es que usted es tan bonita, no me mal interprete, pero…

-¿Que quiere de mí? – Le dije susurrando

-Puedo tomarle una foto también, de recuerdo

-Claro que si - me subí al asiento del copiloto, giré hacia él mientras sacaba su celular, me enfocó y me tomó un par de fotos

-Es todo? Si quiere tome más – Me enfocó nuevamente y yo le hacía gestos, sacaba la lengua, le mandaba besos, le hacia la boca de pato, levantando las cejas, él comenzó a temblar un poco, yo excitadísima, ya estaba dispuesta a dejarme hacer lo que quiera y entonces una luz fuerte nos cegó, un coche, venía a lo lejos, los dos nos incorporamos rápidamente y la luz nos cruzó perdiéndose.

-Señorita, creo que está borracha, tenga cuidado

-No se preocupe señor - ya me cansé, si eso no le hizo actuar, no podía insistir más, me baje del auto

-Si quiere espero a que venga su primo

-No hace falta. Ya encontré mis llaves – Me enfadé – Enseguida bajo el dinero

-No no, tenga – Me paso el sujetador – Volví al carro, lo tomé y me di la vuelta

  • ¿En serio no necesita ayuda? – ¿Que no oyó que ya encontré mis llaves, ahora recién intenta algo?

-No, señor, ya me voy a dormir

-Gracias por las fotos, eso paga todo y por demás

-Bueno, gracias también – Fui hacia la puerta del edificio, él esperó a que entrara para arrancar

Llegue a mi departamento, me desnudé completamente, quería meterme a la ducha, me observé por un momento en el espejo, me acerqué y puse mis senos en el frio vidrio, los comencé a frotar de arriba abajo mientras me estimulaba la vagina con la palma de mi mano, nunca pensé que eso me daría mucho placer, me imaginé a Reynaldo y al taxista, lengüeteando mis pezones, el derecho era de Reynaldo, el izquierdo del taxista, me acordé de las fotos que había tomado, agarré mi celular y vi su gesto, sacándome la lengua, eso me calentó mucho más, acerque la foto a mi pezón como si su lengua ya estuviera ahí, comencé a gemir, luego mi mente morbosa, como siempre traicionera, me dibujo al idiota que me tomaba fotos en la fila de la discoteca, como si estuviera por detrás cogiéndome, paré todo y me dirigí a la ducha, ya adentro de la tina comencé a recrear en mi mente otra situación:  “que al momento de estar entrando en el edificio, el taxista me sorprenda tapándome la boca, alzándome bruscamente, llevándome al asiento trasero del taxi mientras pataleo, con alguna soga que tuviera por ahí guardada me ate en el asiento me jale el vestido, se dé un tiempo para observarme desnuda, me levante la falda, baje mis bragas y me penetre bruscamente haciéndome gritar de dolor y placer, mientras agitado va cogiéndome por fin chupe mis tetas, veía su foto”, tuve un orgasmo maravilloso, al acabar solo solté una risa… y le hablé a mi mente como si fuera otra persona “¿en serio puedes llegar a ser tan puta?”

A la mañana siguiente, me levanté a las 7 am y me dispuse a iniciar mi día como de costumbre, tenía que estar en el Gym a las 9 am y luego ir al trabajo. Mientras me preparaba el desayuno trataba de olvidarlo todo, pero mi mente estaba como adormecida, no me dejaba en paz, como diciéndome que recree todo nuevamente y yo rechazando esos pensamientos para enfocarme, todo el día estuve así.

Llegada la tarde, revisé mi celular, borré las fotos del taxista como si fueran prohibidas. Tenía muchas notificaciones del WhatsApp, uno era de Carla. Abrí el chat y su mensaje me dejo perpleja.

-“Así que por fin te animaste a ir con Reynaldo, me alegro por ti. Ya es hora de que subas el nivel”

Sé que Reynaldo y ella son amigos, pero no sabía que se contaban esas cosas, le respondí

-“Si, paso todo tan rápido, no fue para tanto” “Creo que buscaré otras emociones” “Tú como estás, que me tienes que contar”

No me leyó, así que entré a ver el Facebook, paso como media hora y llegó el mensaje, quería leerlo rápidamente

-“Yo aquí envidiándote jeje, no me paso nada interesante en estos días” “Seguro que volverás con Reynaldo ya verás, te apuesto lo que quieras”

-“No, para nada” “Quiero algo más intenso”

-“Y lo tendrás, te cuento que estaré por allá en un par de días” “SORPRESA”

Si..!! Volverá, eso definitivamente me alegró el día, volveremos a hacer las locuras, cuidando una de la otra, como la extrañaba.

-“Que genial” “Ya quiero verte” “Ayer a parte de lo de Reynaldo me pasó algo más intenso con un taxista” –le mandé un audio contándole todo rápidamente…

-“Vaya eso fue intenso jajaja” “Creo que estás lista”

-“jaja, ¿lista para qué?”

Y me dejó en visto, supongo que tenía cosas que hacer, yo igual debía terminar un trabajo.

Por fin llegó el fin de semana, yo quería ir a recogerla al aeropuerto, pero ella me dijo que no, que ya había quedado con un familiar, ya no insistí, lo entendí perfectamente, solo quedaba esperar a que me llame para salir, seguramente esa misma noche. Pasadas las 8 aun esperando, no me atrevía a llamarle por no importunarla. De repente me llegó un mensaje de un número desconocido que cambió mi vida por completo…

-“Te gusta esta zorrita, si quieres el video escríbeme” -  Descargue la imagen, si, era yo, pero en la habitación de la discoteca, con el vestido abajo aun con el sujetador antes de que Reynaldo me lo quitara, tomada desde la esquina de la habitación. Comencé a escribir para averiguar quién era, “obviamente es Reynaldo” pesné, así que borré el texto y llamé… nadie respondía. Escribí:

-“¿Reynaldo?” “Que piensas que estás haciendo” – Tardo un par de minutos y respondió

-“Que estás usando ahora?” “Quiero una foto” – Rápidamente intenté otra llamada y no contestaba.

-“Eres mía” “Si no obedeces, mandaré este video a todo mundo y sabrán lo putita que eres”

-Llamaré a la policía Reynaldo

-Como sabes que soy Reynaldo

-¿Quien más podría ser?, si no eres Reynaldo, igual eres cómplice, además Reynaldo aparece en el supuesto video.

-Le censurare el rostro

-Igual es reconocible, dime quien eres para arreglarlo cara a cara

Entonces me llegó el video, era todo lo vivido con Reynaldo, a pesar de mi furia, me volví a excitar viéndome como me comportaba, saltando para sentir su brazo en mis senos desnudos que me rodeaba y él moviéndose, masturbándose sobre mi vestido con su pene entre mis nalgas y mi cara pidiendo más... ¿Qué me pasa?, esto es algo serio…

-Te denunciaré, Ahora mismo

-Puedes ir con la policía, pueden arrestar a Reynaldo, hacerle pagar una multa, que por cierto no le pesaría, pero tu video ya estará en todas partes putita mía”

Quien estaba al otro lado tenía razón, aunque los metan a la cárcel, lo que se sube a internet nunca desaparece, solo me quedaba negociar y tratar de sacarle información, si no es Reynaldo, puede ser el tipo que sellaba en la entrada de la discoteca o algún trabajador de la discoteca o alguien más o… ¿Carla?

“No, no puede ser, aunque si demostró una relación cercana con Reynaldo. ¿Debería llamarle?”

Y lo hice, era una charla normal, se disculpó por no llamarme porque estaba con un familiar y para mi alivio no era ella, ya que me llegó más mensajes de ese número mientras hablábamos pidiéndome fotos, le conté a Carla lo que me estaba pasando y quedamos en encontrarnos esa misma noche.

Llegó la hora, después de un hermoso reencuentro y un cálido abraso, fuimos camino a la discoteca. Carla había comprado un trago y lo fuimos tomando.

-Vamos Priscila – Me dijo Carla - déjalo por ahora, nos encontramos después de mucho tiempo, hay que hacer algo

No quería despreciarla y comenzamos a tomar y por supuesto yo me fui calentando, el trago definitivamente era mi afrodisiaco.

-¿Oye, quieres ir por un taxista?  – Me dijo y nos matamos de risa

-¿Al callejón de los vagabundos? jajaja – y nos miramos en silencio, la idea no sonaba nada mal, sentí nuevamente los choques eléctricos. Tomé un gran sorbo.

-Primero tengo que enfrentar a Reynaldo – Llegamos a la discoteca, ahí estaba él, frente a una gran fila, con cara de pocos amigos. Carla me detuvo.

-Esperemos que esté más vacío, mientras terminamos nuestro trago

-Está bien – Le dije, el trago me fue embriagando hasta estar nuevamente excitada, quería enfrentar a Reynaldo, pero mi mente morbosa como siempre traicionera, daba prioridad a satisfacer mis fantasías, más aún con la ayuda de mi confidente presente. Comenzamos a reír ahí afuera de la discoteca, en frente de todos.

-Total, si quieren ver mi video que lo vean, ese es problema de la Priscila del futuro jajaja

-Esa putita? Jajaja

-Que le llegue el video a ese taxista y vea lo que se perdió

-O buscamos otro y te filmamos

-Buena idea, y yo misma lo subo a internet

-A YouTube jajaja

-jajaja

Me había embriagado, por esa noche todo mi enojo lo dejé pasar, estaba con mi Amiga. Era tiempo de pasarla bien…

Carla estaba vestida con un pantalón jeans y una chompa negra, nada del otro mundo. En cambio yo, estaba con un abrigo largo que me cubría toda, pero por dentro usaba una minifalda café y un top guindo con mangas medianas, dejando descubierto el abdomen, como siempre un sujetador que levantaba mis senos dejando un escote pronunciado. Me vestí así porque sabía en el fondo que Carla me incitaría a portarnos mal… Ni bien me quité el abrigo negro y Carla se apegó a mí como una abeja por su miel.

-¿Estas lista? – Me dijo y sin dejarme decir nada comenzó a besarme, ya lo había hecho antes así que le seguí el juego, se escuchaban griteríos y silbidos de la gente afuera de la discoteca. Carla me había confesado que era bisexual y ahora confirmaba su postura, claramente estaba atraída hacia mí y por todo lo vivido, yo también empezaba a sentir algo por ella.

Luego de dar tremendo espectáculo, me tomó de la mano y fuimos a paso rápido hacia el callejón de los vagabundos mientras me ponía nuevamente el abrigo, Carla me jalaba apresuradamente como excitadísima. Llegamos de prisa, era la 1 am, seguían despiertos.

-Quiero que cumplas tu fantasía ahora mismo – Me dijo Carla

-Jajaja, bueno, pero tú lo haces también

-No, solo tú – Su postura había cambiado, ya no era la misma mujer lanzada y divertida, me miraba seria como enojada

-Ok, bueno aquí voy, pero luego me debes una

Obviamente los vagabundos nos habían reconocido, quedaron expectantes y me acerqué como a 5 metros del primero, Carla me quitó el abrigo por detrás y comencé a subirme el top dejándolo por encima de mis senos. Me daba la vuelta para mirar a Carla que estaba cruzada de brazos.

-Fíjate que no venga nadie

-Hazlo ya..!! – Me gritó con una voz por demás autoritaria, pensé en que ya no había vuelta atrás, sentí cierto temor por Carla, recordé la vez que me empujó al piso cuando nos perseguían los mismos vagabundos y salió corriendo dejándome a mi suerte. Si era capaz de eso, ahora podría detenerme para que todos los vagabundos logren alcanzarme, y su actitud cambió tan repentinamente… Esta mujer realmente estaba loca.

Después de su grito y su mirada actué como por inercia, comencé a buscar el broché de mi sujetador por la espalda, pero sentía más miedo que morbo, los vagabundos tenían la cara exaltada. En eso sentí la mano de Carla tomando el broche, me detenía…

-¿En serio lo vas a hacer?

-Si, creo

-¿Crees o quieres?

-Cre.. quiero

-No te dejaré, eres solo mía

-¿Que?

-Inténtalo putita– Traté de quitarle la mano, pero me ganaba

-Suéltame, lo voy hacer, ¿crees que no soy capaz?

-Yo hago las preguntas aquí, ¿Quieres hacerlo de verdad?

-Si, quiero terminar con todo esto y saber que se siente

-¿Quieres que esos viejos feos y asquerosos te miren las tetas y se masturben?

-Si, oh si, lo quierooo… Sueltame

-No seas mal educada

-Ya basta

-¿Que se dice?

-¿que?

-Vamos, no te voy a enseñar modales, ¿Quieres que te suelte? ¿Qué se dice?

-…Por favor

-¿Quieres que esos viejos te chupen las tetas?

-Si…. quiero – le dije ya agitada

-¿Si qué?

-Si ha ha Por favor ha ha -

-Anda díselos… no te oigo

-eeemm.. Señores..

-No, no, así no los llamabas hace un momento

-Viejos

-¿Qué más?

-Viejos, feos… adefesios, gordos, sucios, oooh

-Pídeles

-Quiero que se toquen mirándome

-Sigues de malcriada

-Por favor, quiero que se masturben viéndome las tetas… aaaahhh

-Jajaja ¿Estas lista?

Carla me soltó, de inmediato sin más preámbulos, me quité el sujetador, mis senos quedaron libres, sintiendo el suave aire frio de la noche, me levantaba el top con ambas manos por encima de ellos porque se había bajado un poco y el sujetador por debajo de mi cintura colgando hasta caer finalmente al piso. Quedé desnuda desde mis senos hasta el ombligo.

Algunos de los vagabundos ya se estaban masturbando, se acercaban lentamente como dudando. Sentí que esta vez no tenía escapatoria, Carla me detendría si intentaba escapar, pero me dejaba llevar, quería disfrutarlo

Un vagabundo anciano, se había acercado tanto que ya estaba fácilmente a su alcance, estiro su mano hacia mi seno izquierdo, temblando, se acercaba como pidiendo permiso lentamente, mirándome a los ojos de vez en cuando, aún recuerdo ese momento con exactitud… vi sus arrugas con más detalle, su boca abierta, su lengua frotaba el vacío de los dientes que le faltaban como un movimiento rutinario por el tiempo de estar así, era demasiado… Le puse fin, no logró tocarme. Me di la vuelta para enfrentar a Carla que ya había ido hasta la esquina sin que me diera cuenta, corrí hacia ella, nuevamente los vagabundos intentaron atraparme, pero esta vez comenzaron a correr también. Si debía enfrentar a Carla lo tenía que hacer, “¿qué me podría suceder si logran alcanzarme?”

Los zapatos de tacón me traicionaron, esta vez los vagabundos fueron más rápidos me atraparon, comencé a forcejear, estaba por aceptar mi destino cuando Carla saco de su cartera un revolver y les apuntó gritando.

-¡Quietos...! ¡Suéltenla...! – Uno a uno me fueron soltando, el último me jalaba el top por la espalda, tuve que moverme para que me suelte y luego me cobije detrás de Carla, nos fuimos caminando de reversa lentamente hasta perderlos de vista y aceleramos el paso para irnos, me dio mi abrigo para cubrirme nuevamente.

-¿Estas loca? – le dije, casi llorando

-¿Loca yooo?

-Casi me enredo con esos viejos por tu culpa

-¿No te diste cuenta que solo estaba jugando?, ya te había dicho que me gusta jugar a ser sumisa, solo me comporté como mi dominador para hacerte entender cómo funciona todo

-¿Que dices? Carla, creo que será mejor que ya no nos veamos más

-Tranquila, sabía que tú no eres sumisa

-Por supuesto que no

-Si lo fueras, te habrías quedado con ellos obedeciéndome

-¿Y me arriesgaste solo para comprobar tu punto?

-No, sabía que no eres sumisa desde un principio, lo sé porque yo si lo soy. Tú dudas mucho, quieres arriesgarte, te excitas, pero al final te acobardas, no estas lista.

-¿No estoy lista? ¿o sea que quieres volverme sumisa?

-Ya basta Priscila, tranquila…

Hubo un silencio entre las dos mientras esperábamos una movilidad ya lejos de todo peligro, Carla revisaba su celular riendo, esta vez yo no tenía ganas de seguirle el juego, no sentía la misma adrenalina, pensaba en que Carla podría ser quien me mandaba esos mensajes pero cómo si me hablaba mientras me llegaban más, ¿Por qué se comportó así? ¿Es acaso de verdad una desquiciada?

-¿Reynaldo es quien te domina verdad? – Me miró con los ojos bien abiertos, sorprendida de que le había descubierto. Se quebró

-Siii – Se soltó a llorar – Perdóname, el me obliga a hacer todo esto. Él me convirtió en la zorra que soy y trataba de llegar a ti a través de mí, también quiere que seas sumisa hacia él

-Desgraciado, debí suponerlo. Es hora de enfrentarlo

-No, por favor, me hará daño – Ya no tenía miedo, ni siquiera a que Reynaldo publique ese video. Estaba atacando a Carla, mi querida amiga y sentí un tremendo deseo de protegerla, el ver su rostro triste sabiendo lo alegre que era y recordando las cosas que pasamos juntas, las veces que me hizo reír y haciéndome pasar por situaciones excitantes ayudándome a descubrir mi sexualidad en lo mas profundo, “¿Cómo alguien podría hacerle daño? Si es tan adorable” La miraba, quería abrazarla, consentirla, besarla… “¿Me estoy enamorando de ella? “

Pero decidí meditarlo mejor, si enfrentaba a Reynaldo podría hacer algo en contra mía o de Carla, tendríamos que ser más astutas.

-Te llevaré a casa, vamos – le dije

-Noooo, debo ir con él… le fallé, tenía que sacarte fotos teniendo sexo con los vagabundos, ahora debo recibir mi castigo – Seguía llorando desconsolada.

-No lo hagas, vamos con las autoridades

-No Priscila. Está bien, debo ir, estaré bien, confía en mi

La despaché en un taxi hacia la discoteca y camino a mi casa me llegó otro mensaje, Era Reynaldo

-¿Bueno putita, vas a venir o qué?

-Yo no caeré, no te tengo miedo

-Esto te hará cambiar de opinión – Me hizo una videollamada, contesté y vi a Carla atada de manos, llorando

-Déjala en paz idiota

-Ven ahora mismo – me dio la dirección – No quedaba lejos de mi edificio

-Claro que iré y pasaras mucho tiempo tras las rejas

-Jajaja, si vienes con policías la mato y le dio un golpe en el estómago haciéndole soltar un quejido.

No me atreví a llamar a la policía, mi prioridad era conservar la vida de Carla, llegué al lugar, una casa que se veía muy pobre, toqué la puerta y se abrió sola. Entré y vi a Carla atada desnuda, corrí para ayudarla

-No te acerques...!! – Me grito Carla y sentí a Reynaldo tomándome de la cintura atrapándome también los brazos.

-Suéltame, imbécil

-Vamos no te gustó aquella noche, me pedias que te cogiera, sé que te gusta

-Nunca cederé, si intentas algo me defenderé

-jaja soy más fuerte cariño

-Bueno inténtalo no tengo miedo, si me haces algo será no consentido, nunca seré sumisa hacia ti

Reynaldo miró a Carla, ella lo miraba con rabia, como comiéndoselo con los ojos, entonces me dio una bofetada, ni bien terminaba de recomponerme, me tomó fuertemente, por detrás, me quito el abrigo, me bajo la falda como pudo, quedé en tanga tratando de escapar, el sujetador lo había dejado tirado en el callejón así que mis senos colgaban de allí para allá en el forcejeo

-Maldito..!! – Logró tumbarme al piso, quedé boca abajo, sabía lo que vendría

-Te voy a penetrar Priscila – dejé de forcejear, no podía huir

-No tienes escapatoria, solo te queda disfrutarlo – me decía ya con calma, sabiendo que me tenía. Recordé el momento que pasamos en la habitación de la discoteca, si se dignaba a hacerlo esa noche, me tendría para él. ¿Porque lo hace ahora? ¿Es que su fetiche en realidad es violarme? Si me comporto como esa noche, tal vez me deje ir.

-Está bien, hazlo, soy tuya – Sus ojos se engrandecieron, me dio la vuelta, me levanto el top para verme las tetas y comenzó a tocarlas delicadamente, sin ser brusco las juntaba y las separaba comencé a gemir no podía evitarlo, mis senos son tan sensibles

-Tócame los pezones – Reynaldo se dio la vuelta para mirar a Carla que no decía nada, volvió hacia mí y con ambos pulgares hundía mis pezones, solté un alarido, eso me calentó mucho, estaba lista, quería que lo haga mientras mi mente me decía: “Este viejo, imbécil, desgraciado va cogerte”

-Te voy a penetrar

-¿Que estás esperando?

-Te voy a violar

-Hazlo, tómame, cógeme – Me abrió las piernas, retiró a un lado mi tanga se bajó el pantalón desabrochándose el cinturón, la excitación hacia que se equivoque hasta que por fin pudo sacar su miembro totalmente erecto, lo acercó y comenzó a moverlo en la entrada de mi vagina de arriba hacia abajo, haciéndome gemir nuevamente, vi su rostro totalmente excitado y sudoroso, sus ojos fijos en el choque de nuestros sexos, pero no me penetraba, algo lo detenía… ¿Tal vez quería que me resista para satisfacer sus más bajos instintos? Mi mente me decía “Hazlo” “Dile que no lo haga para que lo haga con más ganas” “grita, pide ayuda sin esperar a que nadie te rescate” “Disfruta ser violada por un viejo, gordo y negro” Me dignaba a ceder y meterme en mi papel, pero entonces…

-Alto..!! – Era Carla, se había soltado, estaba detrás de Reynaldo agarrando una especie de látigo

-Vamoooos– Dijo Reynaldo

-Dije alto, no seas mal educado – Le pego con ese látigo y se separó de mi rápidamente.

-No te dije que te levantes – le dijo Carla y Reynaldo volvió hacia mí. Todavía no salía del asombro cuando se me acercó y me dijo al oído, ¿quieres que Reynaldo te penetre?

-Aaah

-No te oigo

-Sssi

-Si queee?

-Si… Por favor

-Ruégame – Me dijo con voz suave y levantando las cejas

-¿Carla?

-¡Hazlo…!!

-Quiero que Reynaldo me penetre ahora mismo por favor

-¿y tú? – le dijo a Reynaldo

-Quiero hacerla mía, aquella noche me obligaste a resistirme, ahora no por favor ama – Lo decía desconsolado, como cuando un perro macho siente el olor de una hembra en celo, incluso a punto de llorar

-Pero aquella noche no te resististe, acabaste sin mi permiso, esta putita me contó todo

-Perdón ama, es que mírala, es la más rica que trajiste, su rostro, rubia, sus tetas, su cintura, ese culo y..

-¡Silencio!! – Carla lo pegó en la cara como 10 veces hasta hacerle soltar unos quejidos

-Pídanmelo de rodillas – Acto seguido, los dos nos arrodillamos frente a ella y le rogábamos. Las palabras salían por si solas. Yo sentía dos sentimientos distintos, una excitación muy fuerte por ser tomada, cogida hasta gritar y por otro lado, una profunda necesidad de satisfacer a Carla en su juego de roles, ser sumisa hacia ella al verla tan hermosa y dominante. Se agachó, se acercó a mi oído y me dijo

-Estas lista…

Muy pronto el desenlace de mi historia en el Capítulo 4