Termino dominada y complaciendo ancianos (Cap. I)

Soy una modelo independiente. Me gusta mucho calentar ancianos, adoro el contraste de mi belleza junto a un viejo, feo, gordo, que se yo. Poco a poco voy cayendo en mis deseos más íntimos y termino, pasando de la fantasía a la realidad

Hola, soy Priscila tengo 25 años, mido 1,71 m tengo la piel blanca y el pelo castaño, aunque me gusta teñirlo de rubio, soy modelo profesional así que mantengo mi cuerpo en buen estado físico. Tengo las piernas largas y las nalgas bien formadas, de igual forma mi abdomen está muy bien trabajado, doy crédito de todo esto a mi gran exceso de energía, adoro la adrenalina y claro que esto llevado al sexo también a otro nivel, lo considero algo realmente estupendo y me gusta mucho disfrutarlo al máximo. Pero definitivamente lo que más me gusta de mi cuerpo son mis senos, son grandes, sin pasar a lo exagerado, marcan mucha presencia a donde vaya, en especial porque uso escotes con sujetadores push up, esos que los unen y empujan hacia arriba.

Disfruto mucho del erotismo en mi propio cuerpo y comencé a explorarme aún más, ya hace algún tiempo atrás desarrolle una gran sensibilidad en mis senos, por supuesto mucho más en los pezones, adoro juguetear con ellos, en mi soledad me voy probando vestidos y realmente me encantan como se ven con o sin un sujetador por debajo, en especial me gusta un sujetador negro con encaje y los vestidos ajustados, también desarrolle una costumbre de fotografiarme y filmarme, al ver todo ese material pienso que puedo llegar a ser la locura de muchos, eso me excita demasiado, casi siempre que lo hago termino tocándome yo misma mirándome al espejo.

Tanto tiempo sola, consintiéndome, me había explorado mucho, cuando salía a la calle y miraba a otras personas, saludaban con amabilidad sin saber lo loca que me pongo en mi soledad, en mi departamento. En el supermercado, por ejemplo, los cajeros me atienden con una sonrisa atenta, pero yo sé que por dentro tienen pensamientos calientes en mi honor y de seguro voltean a verme las nalgas cuando voy saliendo, afuera nunca faltan los piropos y las miradas lascivas, ya estoy acostumbrada, la gente no sabe que lo que en realidad me prende y me pone a full, es que sean los viejos los que me vean, por lo menos un joven tiene la vaga ilusión de lograr algo conmigo sin ser juzgado, pero ¿un viejo?, es algo imposible, incluso inconcebible para la misma sociedad, algo prohibido a los ojos de un mundo dominado por el materialismo y las máscaras, pero es justamente ese contraste lo que me excita hasta el punto de sentir algo así como choques eléctricos inclusive en lugares públicos. Mi mente morbosa me traiciona

Antes de continuar debo aclarar que este relato es algo distinto a los anteriores que hice, para empezar este es más largo porque enfatizo en detalles que me iban pasando al principio sin llegar a consolidar una relación sexual, en todo caso son situaciones que las viví con un erotismo muy fuerte, descubriendo hasta donde puedo ser capaz de llegar por un extraño morbo que desde hace ya mucho tiempo va conmigo y necesitaba compartirlo, he pasado algunos límites que no me había atrevido antes. Aunque por supuesto sabia que todo eso tarde o temprano me llevaría a un final donde deje explotar toda mi sexualidad.

CAPITULO I

Eran las 7 pm, había tomado un baño. Estaba desnuda, sola otra vez en mi habitación, excitada, volvía a mi rutina, tocándome los senos primero, con un poco de saliva en los pezones, empezaba admirándome, sintiendo que soy muy atractiva, feliz y orgullosa. Pero a medida que me iba excitando y la temperatura iba subiendo, quería sentir una humillación, que alguien me baje de esa nube y me trate a su antojo, perdiendo completamente el respeto y la sorpresa de haberse topado con mi belleza en la calle, comenzaba a gemir, me imaginaba a unos viejos, aaah sí, de esos que ya no pueden tener sexo porque el libido lo perdieron hace mucho tiempo, pero mi sensualidad, mi cuerpo, mi juventud, mis senos oooh, uuuy, sean capaces de volverlos a encender… Mi celular sonó…

Era una amiga mía, de la universidad, no la veía hace tiempo, se llama Ivone. Me dijo que habría un reencuentro con los amigos esa misma noche, yo silencio todos los grupos de WhatsApp para que los mensajes no suenen a cada rato, no me había dado cuenta que me añadieron a un grupo “Reencuentroooo” La llamada me había tomado de improviso, pero accedí a salir, ya era hora, quizás eso me devuelva al mundo real. Me alisté, usé un vestido rosa ajustado con una minifalda y un súper escote, unos zapatos de tacón negros, el pelo con un moño que delante dejaba caer un mechón de cabello que me cubría delicadamente la mitad del ojo derecho, me pinté los labios de rosado también para hacer juego, me maquillé sutilmente los parpados, no era necesario esforzarme, ya me veía súper atractiva, “demasiado” pensé, así que me cubrí con una chamarra blanca, de esas que tienen peluches alrededor del cuello.

Después de mucho tiempo, salí con mis amigos a una discoteca y en el punto de encuentro uno de ellos nos presentó a otro grupo entre mujeres y hombres. Entre tanta gente, se armaban las conversaciones, yo no pasaba desapercibida, pero con los nuevos amigos fue el saludo y nada más, entendía su introversión, normalmente suelo causar ese impacto ante hombres e incluso mujeres. No me causo inconvenientes, mi mente se enfocó en una sola persona: Carla. La conocí esa misma noche, era una mujer muy atractiva, esbelta, delgada, morena y de carácter algo atrevido pero muy divertida, tenía una sonrisa pícara, después de un rato se me fue acercando y tomamos confianza de inmediato, me hablaba como si ya la conociera desde siempre y  el resto de la noche la pasamos juntas.

Comenzamos a caminar hacia una discoteca, nos dirigían los que ya habían entrado antes. En el trayecto pasamos a lado de un callejón lleno de vagabundos, dormían entre cartones y basura, me quedé viendo por un momento, mi mente que me traicionaba como siempre, comenzó a imaginar la escena: Estar frente a esos tipos viejos, feos, sucios, bajarme el vestido, quitarme el sujetador y dejarlos masturbarse. Varias ocasiones había imaginado esa escena en mi mente y tuve orgasmos deliciosos, al verlos ahí, tan cerca, mi mente quería deshacerse de los demás para poder cumplir esa fantasía, pero Carla me jalo del brazo para seguir caminando. Entablando una conversación con ella, mi mente todavía seguía sumergida, como pidiéndome que invente lo que sea, hacer de cuenta que olvidé algo, fingir una llamada de emergencia, quedarme con el grupo hasta llegar a la discoteca y con la excusa de ir al baño escapar, correr al callejón y hacerlo, quizás dejar que me toquen un poco.

Llegamos a la Discoteca, había fila porque el guardia un tipo alto, negro y gordo tardaba en evaluar a las personas

-No se preocupen – Nos dijo uno del grupo – Yo lo conozco, es mi amigo

-Yo también – dijo Carla – y se adelantó para hablar con él, llamándolo - Reynaldo

Carla ya se había tardado hablando con el guardia, que no dejaba pasar a un grupo de hombres, pero si a sus amigas y por eso estaban reclamando, el guardia se quedaba hablando mucho tiempo con grupos de chicas que iban solas, riendo, bromeando y al final  las dejaba pasar.

Por fin, Carla volvió y nos dijo que esperemos un rato para que todos podamos pasar en grupo y luego nos juntó a un par de chicas y a mí a solas, dijo que es lo que Reynaldo pedía.

-El tipo chantajea a las chicas para que les muestren las tetas jaja – Nos explicó Carla, riendose, con toda la calma del mundo, como si fuera lo mas normal - solo entonces las dejaba pasar

-Que le pasa, ni loca hago eso – Dijo una

-No les tocaba ni nada, ni les tomaba fotos y solo bastaba con una, es por unos segundos - Llegó nuestro turno y Carla le hablo nuevamente.

-Hola Reynaldo

-Hola Cariño

-Vengo con unas amigas -  El tipo nos recorrió como comiéndonos con la vista - pasen junto a Fer, enseguida las atiendo.

Cuando vino el guardia, nos pidió pasar a la sección de guardarropía, sin que él diga nada, Carla nos explicó.

-Bueno chicas si queremos pasar sin pagar, ya saben que hacer - Reynaldo sonrió, quedamos quietas todas, nadie se animaba y de pronto Reynaldo me señaló

-Tú, quiero verte

-yo?

-Hay sí, no es para tanto - Dijo Carla y vino hacia mí, comenzó a bajarme el vestido,  rápidamente la frené, estaba pasando muy rápido.

-Ya pues Priscila, va ser solo un momento - Yo me seguía sujetando.

-Creo que prefiero pagar

-Ashh, bueno a ver tu - Le dijo a la otra muchacha e intento desabotonarle la blusa, pero Reynaldo la detuvo

-No, no, yo la escogí a ella – dijo Reynaldo serio, con el ceño fruncido

-Yo voy a paga – dije

-Bueno entonces van a tener que pagar todas

-Ya pues Priscila - me decía Carla, las otras no decían nada, estaban tan asombradas como yo

-Lo siento, no estoy de acuerdo, pero yo invitaré una ronda adentro ok

-Ashhh - Carla, con un claro enojo

-Bueno alisten a 30000 pesos (pesos, aquí en Colombia)

-Es 50000 dijo Reynaldo

-¿Como?, no nos puedes hacer esto

-La tarifa subió por hacerme perder el tiempo señoritas - hasta que una de las compañeras me ayudó y dijo

-Paguémosle ya, no importa, no dejemos que se salga con la suya

-Jaja, solo bromeaba, no se enojen, está bien 30000 - reunimos el dinero, nos recibió sonriendo y nos dejó pasar, ni siquiera nos sellaron, así que no podíamos salir porque seguramente nos volvería a chantajear, luego, encontramos un lugar en la barra y comenzamos a olvidar todo, yo tuve que invitar una ronda como lo había prometido, comenzamos a disfrutar la noche. Lo más gracioso fue que nos olvidamos de los demás, quedamos las cuatro solas en la disco y ya no supimos más del grupo, vi mi celular con llamadas perdidas de Ivone, le mandé un mensaje de que estamos adentro esperándoles y ya no volví a revisar mi celular toda la noche.

Pasó como media hora, bailábamos en nuestro sitio, me quité mi chamarra por la calor, varios hombres nos invitaron a bailar, pero les rechazábamos, Carla se me apegó, mientras sentía como las demás personas nos rodeaban. Concentradas en el baile no nos dimos cuenta que ya había unos tipos muy cerca de nosotras que disimuladamente nos hicieron sus parejas de baile, jalé a Carla para alejarnos, pero el que estaba detrás de ella la tomó de la cintura aun bailando, era un hombre atractivo, Carla se dio la vuelta y comenzaron a besarse, no salía del asombro cuando sentí otra mano tomándome también de la cintura, era otro hombre de igual forma atractivo, pero lo rechacé, le di un pequeño empujón y comencé a alejarme de la multitud, la gente se había apegado tanto, a unos cuantos pasos estaban las otras dos chicas, en la barra, me dirigí hacia ellas, al caminar sentí en un pellizco en pierna, me hizo saltar y solté un pequeño grito, no dije nada más y seguí combatiendo, la gente estaba tan apegada “permiso” y no me hacían caso, tuve que empujar para salir de ahí, sentía como mis senos rozaban espaldas, me chocaban disimuladamente, también sentí como me rozó un pene duro en una nalga claramente a propósito, pero logre salir “con vida” de ahí.

Miramos a Carla, ya estaba entre dos bailando muy apegados, besándose todavía con ese tipo, paso otro rato y vino muy mareada, la estaban embriagando, tuvimos que sacarla a ocultas.

Afuera, queríamos despacharla en un taxi, pero no quería decirnos donde vive, me preguntó:

-Tú por dónde vives? – Le dije mi zona y saltó aplaudiendo – Yo vivo camino a tu casa

Quedamos en que yo la llevaría para cuidarla y las otras dos se fueron después de embarcarnos en un taxi. Adentro del auto parecía que iba a vomitar, el taxi paró y la saqué para ayudarle, entonces el taxi arrancó, seguramente por miedo a que le mancharan los asientos, tuve que hacer que se apoye en mi cuello con un brazo. Definitivamente esos tipos le habían dado algo, se puso muy mal, lo bueno era que podía caminar, ahí estábamos caminado las dos en una calle vacía, las dos con vestidos cortos y tacones, no aparecía ni un taxi, ni un alma, mi objetivo era llevarle a la plaza que quedaba a unas cuadras por el camino donde vinimos, donde todo el grupo nos habíamos encontrado. Carla me habló.

-Déjame, iré con mi novio

  • ¿dónde está?

-En la discoteca

-Esos tipos te querían drogar

-Noooo, esos no, mi novio – Se dio la vuelta, la tuve que jalar

-Cuál novio? – y comenzó a reír

-El que tú me lo querías quitar jajaja

-No sé de quién estás hablando – Pensé que ya estaba muy mal, lo bueno era que caminaba junto a mí.

-Te gustó verdad?

-Qué cosa

-Como nos tocaban esos muchachos

-A ti, yo escapé como pude

-JAAJAA, me estas llamando puta?

-No, cálmate

-Apuesto que tú lo eres, eres una putita – No le dije nada

-Vamos, dime que te calienta, ¿los hombres musculosos? ¿los penes gordos? ¿ves porno? ¿yooo?

-Jajaja, ya vasta Carla

-A mí me gusta que me toquen mientras bailo, no se pueden controlar, ah y además soy algo exhibicionista, cuando voy a la playa, visto un bikini muy corto, me divierto mucho jaja – No pude evitar sentir cierta calentura, porque cuando yo voy a la playa, normalmente me cubro más ya que mis senos resaltarían mucho, si me vistiera como ella, seguramente robaría todas las miradas.

-Y si, veo porno, no tiene nada de malo – seguía Carla - también creo que soy bi - y me acarició la cara riéndose – para que no pensara ya en volver a la discoteca le seguí la charla

-Yo también soy algo exhibicionista

-Esooo, sabía que eres una putita, por eso te vistes así

-¿Así, cómo?

-Como pidiendo que se aprovechen de ti, ya pues dime que te calienta más, yo ya te dije – Pensé rápidamente en mi fantasía, la de calentar a viejos, pensé en los vagabundos del callejón, el contraste de mi belleza junto a un adefesio. Carla estaba dando en el clavo.

-Yo te gusto verdad? – me volvió a la realidad

-Jaja no creo. O sea, eres linda, pero yo no soy bi

-Jajajajaja ok, solo estoy bromeando. Bueno además a mí me gusta ser sumisa, ¿quieres que te cuente?

-Cómo es eso?

-Es un juego de roles, una persona, hombre o mujer te van dando órdenes y debes cumplirlos pase lo que pase

-Y así nada más?

-Como que nada más, nooo, es que tú nunca lo hiciste, mira te cuento – No lo había notado hasta entonces pero ya no parecía tan mareada, creo que el aire la hizo reaccionar.

-A ver cuéntame

-Ok, si el que te domina te dice que te toques debes hacerlo y si a ti ya no te gusta, igual debes seguir, incluso si ordena que te pegues.

-Bueno, así no parece tan divertido

-Lo es, porque no se trata solamente de sentir el placer de tocarte, sino el de saber que estas siendo dominada.

Pasábamos por el mismo callejón de los vagabundos – Shhh- le dije, pero ella seguía hablando.

-Si no te sientes segura, puedes empezar probando en chats en el internet

-¿Como así?

-Entra y verás, yo empecé así

-Pero si solo es un chat, ¿puedo engañar a la persona y decir que lo estoy haciendo sin hacerlo no?

-Jajaja, al principio – me detuvo, faltaba poco para llegar a la plaza, la calle aún estaba vacía, quise caminar, pero ella me tomaba de los hombros - luego lo vas a hacer, cuando sientas la adrenalina te va a gustar y si no lo haces, te sentirás culpable.

-Interesante, y desde cuando lo haces – Traté de volver a caminar, pero me seguía deteniendo

-Uuuy hace más de un año, antes era cada fin de semana, ahora es casi a diario

-En serio?

-Sí, lo que pasó en la disco no era casualidad, estaba pagando por portarme mal, pero créeme lo disfrutaba.

-Que te pongas a bailaría con esos tipos

-Sí, es que falle a mi dominador y debía pagar

-Quien de ellos te dominaba?

-Ninguno de ellos, mi dominador ni siquiera estaba ahí, pero alto… ya te conté mucho, si quieres que te cuente más, cuéntame de ti

La verdad es que me había causado mucha curiosidad, tal vez no puedo plasmar exactamente como me hizo sentir todo eso en este relato, era como si te estuvieras perdiendo el final de tu serie favorita. Sentí como me iba excitando con lo que me contaba, al final Carla se había abierto ante mí, creo que era justo que compartiera con ella mis fantasías, además siempre quise hacerlo con alguien, pero esta vez, sentía un compromiso, una obligación de contarle.

-Buenoooo está bien – le dije – Pero prométeme que no te vas a reír

-Lo prometo – hizo un gesto con sus manos, una levantada y otra tocándose el corazón – Me tomé unos instantes y comencé

-Yo tengo una fantasía algo extraña, como te dije soy algo exhibicionista, pero no con cualquiera – Los ojos de Carla estaban muy abiertos, expectante, muy concentrada en mis palabras – Me provoca algo de morbo que los viejos me vean y se exciten con mi cuerpo, sin pasar límites claro.

La sonrisa de Carla era de oreja a oreja

-Prometiste que no te ibas a reír

-Lo siento, no me estoy burlando te lo juro, solo me alegra que en el fondo salga esa putita que llevas dentro jajaja. Ok lo siento, no debí decir eso

-No, está bien, de hecho, me siento súper puta cuando me sumerjo en mis fantasías

-Y desde cuando sientes todo eso

-No estoy segura, pero creo que empezó cuando trabajé por primera vez en una feria, yo vestía unos leggings blancos con una chaqueta corta, por debajo una polera blanca también, era el uniforme de una empresa que vendía unos líquidos para motores – Uuuuy, dijo Carla y yo continué – La cosas es que como siempre me pedían fotos, unos adolescentes, se atrevían a mas, se sacaban selfies, desde arriba para tener un ángulo de mi escote, otros pasaban disimuladamente hablando con el celular y se paraban junto a mí, era obvio que me estaban filmando – Por favor continua, decía Carla con una voz suave y cálida – Ok, bueno había uno que ocultó su celular en la manga y disimuladamente me enfocaba las nalgas, jaja no los culpo, ya que el traje era por demás descarado, o sea, se me apegaba tanto al cuerpo que prácticamente parecía pintado.

-Entonces, te gusta que se exciten viéndote, por eso eres modelo, seguramente ya saliste en toples, ¿tienes fotos?

-No precisamente, nunca hice nudes ante una cámara, no te terminé de contar todo, pero creo que ahora te toca

-¿Cómo así? Si apenas me contaste que trabajabas en una feria y te tomaban fotos, eso no es nada raro ni intimo – Tenía razón, debía contarle más y siendo sincera lo estaba disfrutando, era como sacarme todo lo guardado, por fin podía desahogarme y después obtendría mi recompensa; el final de su historia.

-Ok, tu ganas. Bueno la cosa es que todas esas cosas con los hombres jóvenes no me asombraban, era tan natural, pero todo cambió cuando vi a un hombre en silla de ruedas, era anciano, feo, gordo, serio, como enojado con la vida, quienes le ayudaban empujándolo quedaron viendo un stand de tv cable creo, no me acuerdo muy bien, el caso es que su silla quedo frente a mí, o sea era el stand del frente, la gente pasaba y el viejo me miraba como buscándome entre el andar y venir de las personas, lo incomodaban, por momentos se hacía un espacio entre las personas, un instante donde podía verme con plenitud, yo seguía en mi puesto, lo miraba de reojo, me estaba incomodando. Luego le arrastraron para continuar, su mirada me siguió hasta que no pudo forzar su cuello. Creo que ese fue el momento en que mi chispa se encendió, comprendí que, a pesar de ser una mujer atractiva y me consideren “inalcanzable” para muchos, igual todos podían observarme, fantasear conmigo, me imaginé a ese viejo en silla de ruedas observando la foto donde salí en una portada de revista, en su soledad, masturbándose en mi honor, mirando mi figura, de frente, con mis manos levantadas, tapada solo con un sujetador rosado y debajo una tanga diminuta…. Y él, también en su fantasía, pesando que estoy en esa pose, penetrándome…

-Ok, ooook, para amiga, ¿quieres calentarme? ¿Crees que me puedes manipular? ¿Qué piensa que es la vida? – Carla bromeaba y me miraba sonriendo, agitada y feliz

-Jajaja, noooo – Quería seguir contándole más, era mi momento – Bien, la noche seguía y…

-Hay mas?

-Sí, no acaba ahí. La noche seguía y noté como otros hombres seguían en lo suyo, mirándome el trasero, sacando fotos a lo lejos, hombres que en su mente quizás pensaban que podían tenerme de alguna forma, si se dedicaran a hacer ejercicios y tomaran cuerpo, si llegaban a ser ricos, etc. Jaja tu sabes lo clásico. Pero al ver a los hombres ya ancianos pasar, me excitaba mucho, ellos trataban de esquivar la mirada cuando yo los veía, tal vez sintiéndose muy miserables, indignos de mirarme, pensando en que jamás tendrían chance conmigo, ocultando su frustración tras una máscara de cordialidad que culminaba en su desinterés fingido, como tratando de seguir con su camino para olvidarme. Claro que habían también viejos verdes que se acercaban y me preguntaban lo que sea, como ¿Dónde está el baño? o ¿Qué venden aquí? Hasta me hablaban de su vida, cosas que ni al caso, pero admito que lo disfrutaba, antes me parecían muy pesados, pero después de mi descubrimiento, les tuve compasión, entendí su calentura y comencé a tratarlos mejor, mi mente me traicionaba, ya que mientras me hablaban imaginaba esas bocas secas, esas lenguas recorriéndome el cuerpo, desnuda en algún rincón de la feria, cumplirles la fantasía de su vida.

-Amiga, para, Prisci, te juro que me estas calentando y voy a tener que atacarte

-Jaja, ya acabo, quiero ser detallista para que tú también me cuentes todo de la misma manera, esto es ya lo último ok. El caso es que la noche se hizo más entretenida con mi nuevo descubrimiento, llegando a mi casa me iba a tratar muy bien, tú me entiendes… Entonces vi a mediana distancia al viejo en silla de ruedas, señalaba mi posición para que lo empujen, llegó a mi stand y sus cuidadores le dijeron: “Aquí es” “Que quieres” el viejo les decía que pregunten por los líquidos para motores, mientras hacían la charla con el vendedor, el viejo me miró, ya sin disimulo, estaba a solo un metro mío, yo estaba de costado hacia él, repartiendo unos flyer, lo miraba de reojo, me excité… Fue uno de los momentos más eróticos de mi vida, para mejorar la situación le dí la espalda para que pueda verme las nalgas, luego volví a mi posición, su boca estaba abierta y le salía baba, sus ojos muy abiertos, ese pobre desgraciado me estaba haciendo suya en su mente, lo miré, me agaché para darle un flyer diciéndole: “tenga señor”, me quede quieta por unos segundos para que pudiera verme las tetas, no era un escote pronunciado, pero la polera hacia que se me marquen mucho los senos, uno podía adivinar la talla que uso fácilmente, pensar que solo estaban a unos centímetros de sus manos, me recibió el flyer temblando, le sonreí y volví a mi puesto, yo estaba caliente, demasiado, quería correr al baño para tocarme como loca, fue entonces que escuché unos gritos: “que estás haciendo” “cochino” “para eso querías venir”. Él viejo no pudo más, se había comenzado a pajear sobre su pantalón, sin sacar su pene, mirándome, aún recuerdo su mirada, su lengua jadeante, mientras lo tapaban y lo arrastraban lejos de mi vista, otra vez doblando el cuello lo más que podía, pobre, no lo dejaron acabar, yo quedé quieta, estaba agitada… el ejecutivo de ventas me tocó el hombro diciéndome “¿estás bien?” seguramente pensó que estaba asustada por lo agitada que me puse, no sabía que en realidad estaba excitadísima, sentía ganas de ir tras el viejo para ayudarlo y que se corra sobre mí, “si, no pasa nada” le dije sonriendo y volví a mi puesto.

-En fin, esa es mi valiente historia – Bromeaba – Pero pensándolo bien siempre me excitó que me vieran los viejos, no solo en ferias sino también por la calle, solo que no estaba consciente de ello hasta ese día, por eso te dije que no estoy segura como empezó todo esto.

-Wow, yyy ¿con cuántos viejos estuviste?

-Con ninguno, solo es fantasía, ni loca lo haría realidad

-Y eso es todo, ¿no pasó nada más?

-Bueno, disfruto caminar por la calle y me sigo excitando cuando me ven ese tipo de personas, viejos, feos, vagabundos yyy…

-¿y qué?

-Bueno tengo una fantasía – Listo, ya me había calentado, otra vez – Siempre que estoy en casa, atendiéndome, me imagino estar frente a uno o varios de esos viejos, sacar mis senos y dejar que se masturben, sin que me toquen, solo que hurguen con los ojos. Nunca me atreví a hacerlo, pero es una de mis fantasías.

-Jajaja, ok, bueno eso estuvo genial, gracias en verdad, te contaré mi historia, pero ahora no, esta noche es tuya, te prometo que mañana o la siguiente vez que nos veamos, te cuento todo a detalle ok? Dame tiempo para preparar todo para tí– Comenzamos a caminar

-Está bien – Extrañamente perdí el interés por su historia de dominación, sobre todo al escuchar que esta noche es mía. Y ya que era así, mi mente morbosa me decía que cumpla mi fantasía, a solo una cuadra estaba el callejón de los vagabundos. Hubo un silencio, no sabía cómo decirle, caminé lento.

-¿Crees que algún día me anime a hacerlo?

-¿Que? Mostrarles tus tetas a unos viejos para que se pajeen – Lo dijo, tan fuerte, tan directo, me excité mucho más

-Si, tengo ganas ahora mismo jaja

-En serio? Mmm busquemos unos, a ver si eres más que solo bla bla bla

-Me estás retando?

-Tu qué crees?

-No lo sé, es que puede ser peligroso – Carla comenzó a cacarear, me hizo reír

-Jaja ya basta

-Espera, o sea ¿puedes mostrarles tus tetas a unos viejos feos, pero no a Reynaldo?

-Cual Reynaldo?

-El guardia de la discoteca, de saber que eras tan putita, te hubiera obligado y así no hubiésemos pagado las entradas.

-No, no es lo mismo, no sentí nada

-mmm ya veo, solo quieres hacerlo con los menos afortunados, sientes que tienes un deber social

-Algo así – Ya estábamos llegando a la plaza, el callejón de los vagabundos, estaba quedando atrás, vi mi reloj, eran las 2:30 am – Si lo hago. ¿Me acompañas?

-Claro, pero ¿dónde vamos a encontrar viejos a esta hora? Jajaja – Silencio, paso un rato y me animé

-A unas cuadras de acá hay un callejón, vi a unos viejos vagabundos durmiendo

-Aaaah, lo recuerdo, con razón te quedaste parada al venir, jajaja estabas fantaseando pervertida

-Jajaja, un poco, si jajaja

-Bueno, ¡vamos...!!

  • ¿En serio? – y otra vez los cacareos

  • ¿Me estás retando?

-Siii, claro

-A bueno, entonces es así la cosa

  • ¿Bueno lo vas a hacer o no? – Más que un reto, eso sonó como una orden

  • Sí, pero tú me dijiste que también te gusta ser exhibicionista, así que, si tú lo haces también, yo lo hago

  • ¿Quieres dominarme?

-Sí, te lo ordeno

  • Jaja, tú no eres dominante – Se tomó un tiempo y dijo – pero vamos

Ya habíamos llegado a la plaza, vimos una licorería, compramos un trago y nos dimos la vuelta, rumbo a ese callejón. No podía creerlo estaba en camino a cumplir mi fantasía, ¿que vendrá después? ¿Otra? ¿Algo más fuerte? ¿Hasta dónde llegaré? Mi corazón latía más fuerte, entre como en shock, tomaba grandes sorbos del trago

-¿Nerviosa? – preguntó Carla

-Para nada

Llegamos, por fin, vi a dos vagabundos durmiendo, uno sentado apoyado en la pared, otro echado a lado de una botella de licor, como si se hubiera desmayado, tapados con cartones, la luz opaca de un farol y la inmundicia por todos lados, Carla me fue empujando poco a poco y nos íbamos acercando, quedamos como a 3 metros del primero que estaba sentado, se despertó…

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer, En una semana como máximo subiré el Capítulo II, pero antes quiero ver la aceptación del primero, para seguir con todo esto o simplemente hacerlo más corto, o sea, ir al grano, en particular disfruto mucho escribiendo de esta manera, pero acepto cualquier crítica. Aún soy nueva en esto y quisiera de verdad que todos compartan conmigo el mismo nivel de excitación que siento al escribir y de alguna forma conectarnos, por eso escucho recomendaciones “El cliente siempre tiene la razón :)”

Si quieres escribirme algo puedes hacerlo a mi correo: priscilamadison@gmail.com