Terminando la Clase
Ya estabamos llegando al final del curso y mis alumnos se merecían una linda recompensa.
Como les prometí la última vez, esta historia con dos de mis alumnos no terminó en ese encuentro en el hotel. En aquella ocasión ellos se quedaron con ganas de probar mi colita, y no los dejé. A cambio los desafié a que deberían ser los mejores alumnos del trimestre y luego veríamos que posibilidades tendrían.
Así fue que en el transcurso del año tuvimos varias clases particulares porque ellos querían llegar al objetivo. Pero no piensen mal, verdaderamente estudiábamos música y nada mas, aunque no les puedo negar que en varias ocasiones se zarpaban un poquito.
Llegando ya casi el final me comuniqué con Luis, para que también le avisara a Mario, que la clase que tendríamos que tener al día siguiente, no iba a poder ser porque yo tenía otras ocupaciones, que si podían la podríamos tener esa misma tarde, pero que me avisaran para tenerlo en cuenta. Así fue como sucedió, y al salir de sus trabajos vinieron a mi departamento.
Cuando llegaron, yo ya le había avisado al portero que los dejara entrar al edificio, y a los chicos que subieran, que la puerta estaría abierta. Y así lo hicieron.
Cuando escuché que entraron, desde la ducha les grité preguntando si eran ellos, a lo que cuando me respondieron les pedí que me esperaran un momentito y que mientras tanto prepararan los instrumentos para la clase. Luis me respondió afirmativamente, pero su voz se dejó escuchar muy cerca, detrás de la puerta del baño, la que había dejado entreabierta, justamente para tentarlos a un vistazo, y que al escucharlos tan cerca me calentó que me estuvieran mirando, así que sin mirar a la puerta, me enjabonaba y dejaba correr el agua, tratando de darles un lindo show, aunque breve, porque sólo quería calentarlos un poquito. Así que me vestí discretamente y fui al living, donde tendríamos la clase. Les dí unos ejercicios prácticos y me retiré unos minutitos.
Al volver, me hubiese gustado retratar sus rostros, porque los sorprendí con un cambio de vestuario. Me puse un camisolín de gaza negro transparente con una bombachita del mismo conjunto, con combinaciones de puntilla. Y mientras se me quedaron mirando con los ojos como huevos y la boca abierta, con tono de inocente les pregunté:- ¿chicos, no les molesta si me relajo un poco? Tuve un día terrible!!! A lo que ellos me contestaron: -NOOOO!!! No, para nada, aparte es tu casa y vos podés hacer lo que quieras. Todo eso me lo decían casi sin pestañar y como tratando de descubrir todavía lo poquito que quedaba sin verse.
Disimuladamente di algunas vueltitas, haciendo como que acomodaba algunas cositas y sentía como me seguían con sus miradas y como gesticulaban entre ellos. Pero igual que en la ducha, solo quería que se calentaran un poquito mas.
Les pregunté si habían practicado los ejercicios que les había dado de tarea, que quería ver cómo les salían… Así que Mario comenzó a repasar los ejercicios, me acerqué, me senté junto a él, me apoyé contra su cuerpo, pasé mi mano por detrás de su guitarra, hasta llegar a acariciarle la verga y mientras intentó dejar el instrumento, le ordené que siguiera tocando, porque sino no llegaría a la calificación que necesitaba para el tan ansiado premio. Obviamente no le era fácil ejecutar los arpegios, pero se esforzaba, mientras su pija se iba poniendo mas dura. Cuando lo terminó, tomé su guitarra, la puse de costado, me arrodillé frente a él, abrí su pantalón, saqué ese pedazo de carne dura y se lo empecé a comer.
Durante todo el día había estado planeando lo que ocurriría esa tardenoche, y todo eso me había hecho calentar mucho, en varias ocasiones ese día me había masturbado, como para preparar la noche.
La verdad que la tenía muy caliente, se notaba porque estaba muy dura y jugosa, lo que me excitó mucho mas. Al comienzo me la comí como un heladito, le pasé la lengua para saborearla por completo y después me la metí enterita en la boca, hasta que me llegó a la garganta. Mientras también le daba la espalda a Luis que miraba desde su asiento detrás de mi, y sabiendo esto, también le iba dando un pequeño show, allí de rodillas frente a Mario, levantaba mi cola y le dejaba ver a Luis todo lo que la pequeñita tanguita no tapara. Y fue tal como lo pensé, no tardó algunos segundos en acercarse y acariciarme la cola. Pero aunque yo también estaba muy caliente y quería coger, le quité la mano y le ordené que volviera a su lugar, que todavía debía evaluar su ejercicio.
Continué por un rato mas mamando el rabo de Mario, no dejándole mas que acariciar mi cabeza. No quería que acabara ya, así que me fui ahora y repetí la acción ahora si con Luis, con la diferencia que este estaba mucho mas caliente y mojado que Mario, ese tiempito viéndome chuparle la pija a Mario, lo había calentado mucho mas, y parecía que estaba esperando desesperado que se la chupara. Me la metía en la boca con muchas ganas, así que para satisfacerlo le dediqué una linda paja y se la chupé dejándolo que me guiara como él quería. Cuando lo noté demasiado entusiasmado, le saqué la pija de mi boca, me puse de pie, lo tomé suavemente de la mano y lo llevé al sillón donde estaba Mario sentado con la verga en la mano. Me senté en medio de los dos y ahora si los dejé que me acariciaran como les gustara. Me recosté contra el respaldo, crucé mis brazos por detrás de ellos, abrí mis piernas y me rendí ante sus voluntades.
Como instintivamente sus besos inundaron mi cuerpo, y sus manos llegaron hasta lo mas escondido. Fue sentir como con cada beso, sus lenguas se enredaban con la mia y sus labios parecían morir de placer en cada roce con los míos. Y sus manos habían logrado que se encendiera el piloto automático de mi cadera. Pero como sus manos ya me habían acariciado toda, y ya me habían corrido la bombachita y mis pezones estaban por fuera del camisolín, antes de que me desnuden, los aparté un poquito, me puse de pie, los tomé de la mano con mirada pícara y los llevé a mi dormitorio. Al llegar a la puerta, los solté y me dirigí a mi cama donde en cuatro patas caminé como una gatita, dejándole especialmente ver mi colita que se comía la tanguita y mi conchita que se traslucía, un poco por la transparencia de la gaza, pero otro también por lo mojada que estaba.
Ellos sin decir nada, como si estuvieran de acuerdo, cada uno me buscó. Luis se echó en la cama, con sus manos tomó mis nalgas, las acarició, apretó y me las separó para llegar mas profundo con su lengua. Mario, vino por delante, me tomó de la cara, se agachó y empezó a besarme muy intensamente, nuestras lenguas se entrelazaban y nos comimos por unos minutos, mientras sus manos iban desde mi cuello, por mi espalda y volvían por mi vientre, deteniéndose sobre mis pechos, dándoles mucho placer entre sus caricias y suaves pellizcos en mis pezones. Volvió hasta mi cintura, y a modo de caricia me fue subiendo y sacando el camisolín, dejando mi torso desnudo. Mientras me estrujaba las tetas desnudas, fue enderezándose para dejar su chota en frente de mi cara, a lo que dado también por el placer de la lengua de Luis en mi cola y concha, se me hacía agua la boca por chupar esa pija. En ese contexto, también Luis se decidió y mientras seguía chupándome, me bajó la bombachita, se me arrimó suavemente y me clavó la poronga. La sentí entrando suave, pero cuando estuvo dentro mio, me la empezó a bombear con cada vez mas intensidad. ¡Estaba re caliente! Y yo tuve que sacar la verga de Mario de mi boca, para soltar un grito placentero, que tenía contenido. Lo que parece que casi le provocó el orgasmo a Luis, porque casi de inmediato, me sacó la pija, tomó aire y se acercó para que le diera una rica chupada.
Mario también aprovechó el momento y me recostó de costado, levantó una de mis piernas, se puso en medio y penetró mi caliente y muy mojada concha. Y aunque no era tan intenso como Luis, los dedos de Mario se encargaron de hacerme sentir maravillas acariciando mi clítoris y cuando sacaba la pija, los dedos seguían acariciando mis labios y metiéndolos para acariciarme también por dentro. Todo eso provocaba, que mientras chupaba la verga de Luis, mi cadera acompañaba el ritmo de Mario.
En ese momento sentía que estaba en las nubes, me habían puesto muy caliente, y creo que sorprendí gratamente a Mario cuando sin detener nada de lo que cada uno estábamos haciendo, tomé su mano, llevé sus dedos a mi boca, se los mojé abundantemente y los acompañé hasta la puerta de mi colita, entonces lo miré y sólo cerré mi ojos, del resto se encargó él sin necesidad de alguna explicación. Así mientras su verga cogía mi concha, sus dedos me hacían la colita, y bien digo porque podía sentir como agregaba dedos a mi cola para abrirla bien.
Aunque estaba muy entusiasmada con Mario, tenía todavía otros planes. Por eso suspendí por un momento la tarea de Mario, empujé a Luis para que quedara recostado, me monté sobre él y me empecé a comer su pija dura y muy jugosa dejándolo que acariciara mis tetas que estaban muy calientes y el roce de sus dedos en mis pezones me suministraban otra dosis mas de calentura y que me estaban provocando como un volcán a otro intenso orgasmo. Y así aumenté mi ritmo en el roce de mi clítoris con su pelvis hasta llegar al máximo placer. Temblé, grité, lo apreté y me lo metí lo mas adentro que pude, hasta que mis fuerzas se terminaron y caí rendida contra su pecho. Fue tremendo…
Pero no los iba a dejar así, pobre chicos, todavía faltaba el postre, lo que ni se imaginaban que podría ocurrir ese día… quedé recostada entre los dos que seguían acariciándome, y los entendía, ellos también querían un final feliz, pero mientras los besaba, les agradecía el tremendo polvo que me dieron, y me paré y me fui en búsqueda de una fría botella de champaña que tenía preparada para un buen momento como este y además buscaba enfriar un poquito el ambiente, porque todavía faltaba el complemento.
Tomamos un poco, pero de mi copa dejé chorrear mis tetas y les serví para que bebieran, y en el juego llevé a Luis entre mis piernas y ahí le serví la champaña. Así comenzamos otra vez.
Como ellos estaban todavía calientes, no costó mucho que sus ricos penes estuvieran duros y preparados. Los chupé y pajié un poco y ya estuvieron preparados. Ahora me monté sobre Mario pero cuando él espero que me la comiera con la concha, le dirigí la verga a la puerta de mi colita y suavemente me la fui metiendo, su cara de sorpresa fue tan grande como su alegría, y también como la calentura que le dio, ya que cuando toda su pija estuvo bien dentro mio, empezó a cojerme con tantas ganas que me hacía saltar de encima suyo.
Luis parecía descolocado ante el sueño cumplido de Mario, y que también le cumpliría a él. Porque antes de que Mario me acabara, como haciendo una pausa, le saque la pija, me incliné y le dejé la colita a Luis, que no se tardó en acomodarse detrás de mí y meterme toda la pija hasta los huevos. Me tomó de la cintura y me bombeó con fuerza, mientras que me comía la boca con Mario, lo que me impedía gemir como quería.
Tampoco lo dejé entusiasmarse demasiado a Luis. Y cuando lo noté muy embalado, también se la saqué para el cambio, y me di vuelta encima de Mario y volví a meterme su pija en mi culo. Pero lo que no me esperé es que Luis no estuviese dispuesto a otra espera. Después de unos segundos en que había bajado hasta mi concha para chuparla, mientras Mario cogía mi cola, Luis se reincorporó, me inclinó y tomó mis piernas abriéndolas para meterse en medio de ellas y con su verga bien caliente, sin preguntas ni nada, me la clavó en la vagina y desde ese momento, cada uno empezó su bombeo, yo ya no podía controlar nada, había perdido la dirección y entre gemidos, gritos y barbaridades que me decían, me terminaron tirando en la cama y cuando todavía ni me había acomodado, Luis se me abalanzó sobre la cola, y hasta que quise reaccionar, ya tenía su verga metida hasta el fondo, entrando y saliendo, sacudiendo hasta la misma cama, terminando todo en un fuerte grito que daba mientras me la sacaba y su caliente leche me salpicaba toda la espalda. Sin compasión, casi de inmediato, Mario se arrimó con su enorme trozo, me puso en cuatro patas y también me cogió la cola salvajemente. Me habían hecho excitar como loca y como pude me acariciaba y tuve el último y mas fuerte orgasmo, quedé tendida sobre la cama después de tan grande terremoto que sentí, pero Mario continuó cogiéndome como bestia hasta que por fin la sacó y me la metió en la boca para acabarme su raudal de leche calentita, se la chupé todita y lamí su verga, verdaderamente agradecida por tanta leche y calentura.
Hasta ese momento, ya nos había llegado la madrugada, así que quedamos tendidos en la cama, desnudos y dormidos. En la mañana, con algo de fuerzas repuestas, los despedí, me dí un baño y me dispuse a un desayuno suculento.
VIR. ( holasoyvicki@hotmail.com )