Teorema de Emociones 07
Teorema de emociones narra la historia de Rebeca una joven de dieciséis años única hija de un solvente pero roto matrimonio que, debido a su carácter tímido e introvertido vive aislada tranquila en su propio mundo construido entre redes sociales y pantallas que la protegen alejada de cualquier
Capítulo 7
El resto del fin de semana tuvo como única distracción una pequeña salida con su madre a cenar que no aporto nada nuevo. Ya por la noche del domingo la alumna Moreno dejo todo lo relacionado con el instituto acomodado y se fue a descansar.
El timbre sonó y las jóvenes alumnas empezaron a dirigirse a sus respectivas aulas entre el bostezo de algunas y risas de otras.
Una vez que las jóvenes se ubicaron en sus asientos en silencio esperando que la profesora saludara y pasara lista, miraron con sorpresa como los segundos se transformaron en minutos sin que la profesora Espinoza apareciera. Todas celebraran dicho acontecimiento menos una, quien conociendo su puntualidad se comenzó a preocupar.
Quien apareció fue la vice directora Martínez que entro poniendo fin al jolgorio, espero que la última de las jóvenes se cuadrara y con su seca voz saludo: -“Buenos días señoritas”, y agregó:” la profesora Espinoza ha llamado avisando que ha tenido un percance en su vehículo y que llegara unos minutos tarde, hasta que llegue me quedare yo con ustedes”.
Media hora más tarde con claros gestos de ofuscamiento apareció la profesora Espinoza por la puerta, saludo de pasada a las alumnas con un:- “Buenos días señoritas“, y se acercó a conversar con la vice directora. Unos minutos fueron suficientes para explicar lo sucedido y que la Señorita Martínez digiera:-”Lo importante es que usted esté bien y no se preocupe”, abandonando el aula.
Luego la profesora se sentó en su escritorio pidió que sacaran el libro y que hicieran los ejercicios de la página cincuenta y cinco, momento que aprovecho para recuperar el aliento. Para el final del día las clases se desarrollaban con total normalidad.
Cuando la joven Rebeca llego a su casa, y después de dejar sus cosas en su habitación, su madre a quien ya había saludado le comento:-“Ha llamado la vice directora del instituto avisando que las clases particulares te las vendrá a dar otra profesora ya que la Señorita Espinoza ha sufrido un pequeño percance con su vehículo”.
Su hija salto y dijo:-“Otra profesora, yo no quiero ninguna otra”.
La madre:-”Hija y que quieres que haga yo, si la mujer está sin coche no la voy a obligar a que venga andando hasta casa, ¿no te parece?”
-“Pregúntale si me puede dar las clases en su casa”, agregó inmediatamente la joven.
-“No lo sé hija”, dijo la madre.
-“Ay mamá si te dice que no ya está, pero sinceramente la prefiero a ella”, dijo poniendo cara de niña buena.
-“Vale ahora mismo le llamo y le consulto”.
-“Eres la mejor mamá, gracias”, dijo la joven tirándose sobre su cama.
Sra. Moreno:-”Buenos tardes la señorita Espinoza”.
Profesora: -“Si con tengo el gusto”.
Sra. Moreno: -“Soy la Sra. Moreno, la madre de Rebeca”.
Profesora: -”Señora Moreno buenas tardes, ¿qué puedo hacer por usted?
Sra. Moreno:- “Antes que nada disculpe que la moleste en su momentos de descanso y quiero que sepa que siento mucho el percance que ha sufrido. La llamo porque mi hija prefiere que las clases se las siga dando usted y no otra de las profesoras del instituto. Y me preguntaba si no es demasiada molestia si hasta que solucione su percance tendría inconveniente en darle las clases en su casa o donde le quede cómoda a usted.”
Profesora:-”Faltaba más Sra. Moreno, lo que sea por ayudar a su hija, dígale que la espero esta misma tarde a las cinco y venga con cuidado por favor. Ahora mismo le envió mi dirección en un mensaje.”
Sra. Moreno:-”Si hay algo en que pueda ayudarla personalmente señorita Espinoza por favor no dude en pedírmelo”.
Profesora: -”La verdad que si pudiera hacerme el favor de abonarme las clases hasta fin de mes, se lo agradecería muchísimo ya que el seguro no cubre el cien por cien de los gastos”, dijo usando su voz más afligida.
Sra. Moreno:- “De lo por hecho señorita Espinoza, mi hija le llevara el cheque esta misma tarde sin falta”.
Profesora:-”Uy me da vergüenza pedir se lo, pero sería mucho si hace directamente una transferencia a mi cuenta”, y agrego, “Solo si le parece bien Sra. Moreno”.
Sra. Moreno:-”Junto a su dirección me envía los datos de su cuenta y listo. Y por favor llámeme simplemente Carmen.”
Profesora:- “Solo si usted me deja de llamar señorita Espinoza y utiliza mi nombre de pila Jenny.”, dijo en tono amable.
Carmen:- “Siempre es un placer conversar contigo Jenny, te dejo para darle a mi hija la noticia, seguro que se pondrá feliz. Que pases buenas tardes Jenny.”
Jenny: -“Igualmente un placer y gracias de nuevo por todo, adiós Carmen.”
La madre regresando extrañamente sonriendo al cuarto de su hija y con cara de soy la mejor se acercó y pregunto -:” ¿A que no sabes lo que ha conseguido mamá para su hijita preferida?”.
Rebeca:-” ¿Lo conseguiste mamá, en serio?
-“Jenny te espera esta tarde a las cinco en su domicilio”, dijo orgullosa la madre por su buena gestión.
Rebeca:-”El nombre de la profesora Espinosa es Jenny, no lo sabía mamá” y agregó:-”Muchas gracias por lo que has hecho y ahora vete que aprovecho para dormir media hora que estoy cansada antes de ir.”
La joven espero que su madre cerrara la puerta al salir y de un salto se puso en pie y se metió en la bañera para organizar desde ahí sus próximos movimientos, mientras jugaba con la espuma de su esponja repetía:-”Hola profesora Jenny “.
Faltando menos de cincuenta minutos bajo las escaleras con su mochila en los hombros, su madre desde el living le dijo:-“Ahí te deje la dirección de la profesora anotada al lado de tus llaves, ve con cuidado hija”.
-“Gracias mamá, eres la mejor”, dijo dando un portazo al salir.
Dos minutos antes de la cinco la joven alumna entro al piso de la profesora, cerró la puerta y dejo sus manoletinas y mochila en el suelo, respiro sonriente y doblo el pasillo deseando ver a su profesora sentada en su silla de madera al lado del sillón.
Cuando al fin doblo su rostro se desencajo instantáneamente al ver a la profesora sentada en la silla de madera pero, en esta ocasión, junto a la mesa llena de libros y cuadernos. Cuando se estaba por devolver a buscar su mochila la profesora dijo:-“Si me das tu palabra de que no bajaras de un nueve de promedio en las notas, podremos evitar hacer la clase.”.
-“Se lo prometo profesora, tiene mi palabra”, agrego rápidamente la alumna.
-“Pero recuerda que si sacas menos de nueve como promedio en el próximo trimestre no volveré…”.
-“Lo sacare ya vera que lo hago”, interrumpió la joven.
-“Sabes que confió en ti espero que no me desilusiones bonita” y agregó: “Como las clases son Lunes, Miércoles y Viernes ya te diré como nos iremos organizando”.
Y mirando aún sus pantalones cortos puestos de la joven dijo:-“A partir del miércoles que viene además del calzado, te los quitas los pantalones también antes de entrar, ¿Quedo claro bonita?
-“Si profesora“, dijo la alumna.
-“Ve a sacártelos y te subes al sillón“, dijo en tono militar.
La joven se apresuró en ir al pasillo en donde ya había dejado sus otras cosas y regreso solo con su camiseta y sujetador talla 80, sus braguitas a topos y sus calcetines.
Esta vez llego al sillón y en lugar de recostarse sobre él apoya brazos, como acostumbraba a ponerse inicialmente siempre, se colocó sobre sus rodillas entreabiertas y bajo su cabeza colocándola entre sus brazos. La profesora sonrío al ver como su pequeña alumna ya daba sus primeros pasos sola en el mundo del sadomasoquismo.
La profesora comenzó acariciando la cintura de la joven con su mano derecha y después hizo que sus dedos bajaran jugando por el centro de sus piernas, para luego regresar arañando la entrepierna de la alumna, rutina que la joven conocía y parecía disfrutar por como empujaba su sexo hacia afuera cuando la mano de su profesora se acercaba a él.
Pasados unos minutos la profesora acerco su cara a la de la alumna y tirando su cabello suavemente hacia atrás le pregunto:- “¿Estas lista para tu castigo bonita mía?”, para luego morder suavemente su lóbulo izquierdo.
Y ni bien contesto:-”Si profesora”, azoto la nalga de la joven arrancando su primer quejido y espero a que la alumna digiera:- “Uno y gracias profesora”, para poner su mano directamente sobre su braguita y le acaricio con movimientos pausados y continuos sus partes íntimas.
-“¿Te gusta bonita mía?, pregunto dulcemente.
-“Si profesora, mmm me gusta”. Sin dejar de mover su mano derecha entre sus nalgas, con la mano izquierda tiro de sus cabellos hacia atrás y dijo:-”Entonces quiero oírte decirlo muchas veces cuanto te gusta, o tu castigo hoy se acabara pronto, ¿Es eso lo que quieres que tu castigo se acabe pronto bonita?”.
- “No profesora, no quiero que el castigo se acabe”, dijo la joven como una marioneta que era dominada por la mano de su titiritera desde su entrepierna.
La profesora saco su mano con la que estaba acariciándola y sin más azoto su otra nalga.
-“Dos, muchas gracias profesora me ha gustado”, dijo la joven mientras arqueaba su cintura hacía abajo dejando su erógena zona al alcance de la profesora.
Conforme con lo oído la profesora comenzó a acariciar nuevamente sus partes íntimas recompensando a la joven por su obediente gratitud. Y agrego dulcemente, mientras acariciaba con su otra mano el cabello de la alumna:-”Muy bien bonita mía”.
Aparto la mano de nuevo de su sexo y esperando unos segundos la reacción cómplice de su cintura azoto esta vez un poco más fuerte su nalga.
-“Tres gracias profesora, me gusto”.
De inmediato la mano de su profesora se hizo con el mando de sus partes íntimas a la vez que con su mano izquierda empezó a recorrer por primera vez el plano vientre de la joven aumentando las sensaciones del esbelto cuerpo de la alumna.
Unos azotes más tardes la mano de la profesora ya acariciaba los pechos de la joven sobre su sostén y sin dejar de mover sus hábiles dedos capaces de ejercer un hipnótico poder sobre la mente y cuerpo de la joven. La profesora dijo:-”Sácate el sujetador que me molesta bonita”.
La alumna empujándose con ambos brazos se incorporó sobre sus dos rodillas entreabiertas busco con sus manos el cierre del sujetador, lo soltó y con gran facilidad lo saco entre las mangas de su camiseta dejándolo caer sin más al costado del sillón.
Cuando se disponía a recostar su cabeza, la mano izquierda de la profesora contra su pecho, la detuvo y le dijo:- “Ahora te quedas así bonita”, comenzando a acariciar unos de sus firmes pechos.
“Si profesora”, mientras sentía como ambas manos de su profesora recorrían por delante y detrás a la vez su extasiado cuerpo.
Los premios que recibía la joven alumna después de cada azote, llegaban en forma de húmedos dedos jugando alrededor de su sexo y leves pellizcos en sus pezones llevaron a la joven hasta el borde del precipicio de sus emociones y justo cuando la profesora vio que la joven estaba por caer le pregunto acercando su boca a su nuca: -” ¿De quién es esta bonita alumna?”, a la vez que empujaba con ternura su dedo medio dentro de la estrecha y palpitante vagina de la joven.
La joven Rebeca se sintió caer en un mar convulsionado de sensaciones que la estremecían quitándole el control del momento, mientras que sus músculos eran aguijoneados por cientos de impulsos eléctricos que provocaban pequeños calambres por su bajo vientre y piernas.
Finalmente y como si de un coro, entre su boca y sexo, se tratara la joven soltó un grito hasta ahora contenido a la vez que su sus fluidos libremente expresaban su felicidad deslizándose por la entrepierna de la joven, quien extenuada literalmente se dejó caer sobre el sillón.
La profesora se apartó dejando que el cuerpo, aun con espasmos de la joven, se recuperara aprovechando para lavarse sus manos. Luego al regresar le acarició el cabello de la sonriente alumna y le dijo dulcemente: -“Bonita la clase de hoy a terminado”.
Con sus ojos casi cerrados la joven tragando saliva dijo:-”Muchas gracias profesora”.
Regreso a casa flotando entre nubes, dejo su moto en el garaje, le dio un beso a su madre que estaba en la cocina y subió a su cuarto tirándose sobre la cama.
El resto de la tarde noche para evitar oír los diarios problemas, se limitó a recordar cada palabra y tacto que esa tarde maravillosa había recibido su cuerpo.
Con una sonrisa en sus labios la joven Rebeca espero durmiendo complacida la llegada del día martes.
Continuara…