Teorema de Emociones 06

“Teorema de emociones” narra la historia de Rebeca una joven de dieciséis años única hija de un solvente pero roto matrimonio que, debido a su carácter tímido e introvertido vive aislada tranquila en su propio mundo construido entre redes sociales y pantallas que la protegen alejada de cualquier contacto humano. Y de cómo esta aparente seguridad de Rebeca se derrumba bruscamente cuando la profesora Jenny Espinoza mujer de clase media y de aspecto agradable entra en su vida como la nueva sustituta del elitista instituto de señoritas al que asiste y repara en esta delgada pero bella joven con la intención de saciar sus más bajos y egoístas deseos. Con años de experiencia a sus espaldas decide hacer uso de su gran habilidad de seducción para manipular sin ningún escrúpulo los sentimientos y emociones de Rebeca que, poco a poco es atrapada en el astuto juego de placeres y castigos de su profesora con la clara intención de iniciar a esta introvertida joven en el oscuro mundo de los juegos eróticos lésbicos con tintes de sado masoquismo. Precipitando a la joven dentro de un convulsionado mar de sentimientos que la obligaran a decidir a sucumbir a las emociones de su cuerpo y mente aceptando convertirse en la esclava sexual de su profesora o abandonar su carácter dócil e introvertido y enfrentar a esta seductora mujer. Debiendo para ello abandonar su propia personalidad débil y frágil, tomando decisiones impensables en su vida anterior que no solo la afectaran directamente a ella sino que, también a las personas que la rodean convirtiéndose en alguien que nunca e imagino llegar a ser. Desde ahora estas invitado a acompañar a Rebeca en este viaje atreves del difícil camino de los sentimientos encontrados en donde se verá obligada a experimentar el placer, dolor, amor y odio. Acepta este oscuro desafío y ayuda a resolver a la joven Rebeca este complejo “Teorema de emociones “.

Capitulo 6

En los vestuarios se cambió lo más rápido posible y como quien no quiere la cosa se le acercó y le pregunto a la joven Puyol:- “¿Qué te dijo Laura la profe”? Diciendo su compañera la única respuesta que no quería oír:-”Qué ya vería si presentaba el parte a mis padres o me daba trabajos extra escolares como castigo, ja-ja por mi como si me pide que le pinte su  casa”, dijo en tono burlón.

-“Si claro”, dijo la joven Moreno intentando disimular su malestar.

Al llegar a su casa Rebeca dejo la moto en el garaje y paso directo a su dormitorio sin decirle nada a su madre que la vio pasar desde el living donde estaba sentada. Rebeca se puso a rebuscar en su escondite hasta que abrió una de las cajas del fondo de su armario, en donde guardaba libros y trabajos de años anteriores,  para sacar debajo de todos ellos el sobre blanco que contenía la carta con la propuesta de su profesora, que con tanto esmero, había querido ignorar.

Una vez ordenado todo tal como estaba, asegurando que su lugar secreto no corría  peligro de ser descubierto, abrió el sobre y volvió a leer todo de nuevo. A diferencia  de la primera vez en la que lo hizo cuatro días atrás, esta vez entraban en juego nuevos factores que ya no lo hacían sonar  tan descabellado.

Por un lado: su plan de pasar más tiempo en las clases de refuerzo con la profesora no le había proporcionado las mismas sensaciones que los encuentros anteriores. Y sumado a eso, el recordar lo decidida que estaba Laura  a hacer lo que fuera necesario, con tal que el parte por copiar en el examen no llegara a oídos de sus padres fueron razones más que suficientes para convencerse de que debía aceptar la propuesta sin más dijo:-“Lo acepto”.

Durante el resto del día su vida fue como siempre aislada en su mundo,  sola y mucho que hacer hasta la cena y luego esperar que el día siguiente llegara esperanzada en que fuera mejor que el anterior.

Apago el despertador de su móvil, miro unos segundos la foto en la mesita de luz e ilusionada con contarle a su profesora que aceptaba su propuesta, de un salto salió de la cama y se metió en el baño para su ducha diaria.

Desayuno de prisa, guardo sus cosas incluida su barrita de cereales y con un largo abrazo y un –“Te quiero mucho mama”, salió para el instituto sonriente.

Sentada en su banco sentía como su corazón latía fuertemente mientras la profesora explicaba desde la pizarra, miraba las tapas duras de su  cuaderno de apuntes sabiendo que en su interior se encontraba el sobre en donde estaba la hoja con la propuesta que le a cambio de su obediencia, ella prometía mimara, cuidara y  castigarla, ideas que le hacían  sentir  esa indescriptible mezcla de sensaciones en su interior.

Decidida esta vez a demostrarle a su profesora cuanto añoraba el estar a solas con ella en su piso espero paciente hasta que en un momento la profesora dijo:-“Terminen de completar los otros ejercicios y en caso de duda levantan la mano y se acercan de forma ordenada a mi escritorio”.

La joven conto hasta diez y levanto su mano y dijo:-” Tengo una pregunta profesora”. Haciendo caso omiso de algunas de sus compañeras que se burlaban acerca de lo tonta que era.

La profesora desde su escritorio le dijo: -”Acerqué se señorita Moreno”, y cuando la joven lego a su lado agrego:- “¿Qué duda tiene señorita Moreno?”

La joven bajo su cuaderno justo delante de la profesora y usando sus dedos índice y pulgar, saco del interior del cuaderno la hoja con la propuesta, dejándola delante de la profesora. Debajo de todo en manuscrito decía:-“Acepto”.

La profesora sonrió levemente  espero unos segundos y dijo:-”Así está muy bien señorita Moreno”, y mirándola a los ojos fijamente agrego:-“Confió en que seguirá esforzándose  en una buena alumna. Ya puede  regresar a su banco.”

Rebeca se sentó justo a tiempo antes que las fuerzas de sus piernas le flaquearan, se aferró  con sus manos a los costados de su pupitre, mientras se  felicitaba a si misma mentalmente: -“Lo has logrado”.

Con el paso de las horas siguientes  de clase su respiración y emociones regresaron a la normalidad , las horas de clase fueron pasando y justo después de que dejara los deberes para el día siguiente y poco antes de sonar el timbre de salida la profesora Espinoza le pedía que se acercara a su escritorio.

Al llegar la joven alumna al escritorio la profesora estiro su delgado brazo a lo apoyo sobre un hoja  doblado por la mitad en el extremo de su escritorio y le dijo: -“Hágame el favor señorita Moreno y se lo lleva a su madre por favor”, al tiempo que con su dedo índice le daba pequeños golpecitos sobre él.

-“Si profesora”, dijo seria. Regreso a su asiento y lo guardo lo en su mochila.

Después de sonar el timbre y que la mayoría de las otras jóvenes que iban en moto se habían retirado del parquin del instituto, saco la hoja y al abrirla  leyó:

Diagonal Nº 629. Turno 16:45 Hs. Lleve €35.

Antes de irse a su casa la curiosidad la empujo a dar un rodeo para ver a que correspondía esa dirección. Cuando detuvo su ciclomotor y se subió la visera del casco reconoció el logo del centro de depilación. Más tranquila puso rumbo a su casa, sin dejar de pensar en su profesora.

Cuando su reloj digital de primera marca, otro claro intento frustrado de su padre de comprar su amor,  indicaba las 4:30 entro al centro empujando con ambas manos la pesada puerta de vidrio. La recepcionista la saludo amablemente y le pidió que le recordara su turno.

La joven dijo:-“El de las 4:45”, mientras intentaba sacar el papel de su bolsillo.

Después de unos clic  en el ordenador dijo la recepcionista:- “Aquí está ya la encontré señorita Espinoza, veo que lo pidió por teléfono esta mañana. En unos minutos la hacemos pasar”, dijo cortésmente.

-“Si, si, gracias” dijo mientras continuaba pensando en que la profesora debía haber llamado desde la sala del café durante el recreo pidiendo el turno para ella esa misma tarde y que por eso lo había reservado a su nombre.

No había ojeado ni dos hojas de la revista de la sala de espera, cuando le dijeron que ya podía pasar. La dejo sobre la mesita y siguió a la recepcionista que la llevo hasta un pequeño pero confortable office para que se cambiara y dejara ahí sus cosas.

Antes de salir, la recepcionista, le paso una bolsa transparente cerrada herméticamente con lo que parecía una especie de bata de gaza y le dijo siempre con gesto amable mientras salía del office:-“Cuando esté lista puede pasar por el box 3”.

Pensando que se tendría que quitar toda su ropa frente a esta desconocida mujer la hizo sonrojar, poniéndose la mano en su boca por vergüenza.  Puso el pestillo y comenzó por abrir la bolsa para ver bien esa especie de bata blanca. Ya vestida solo con la bata de cintura para abajo, llamo a la puerta del box 3.

De inmediato se abrió la puerta y una joven con una sonrisa patente del centro de estética le dijo: -“Adelante por favor señorita Espinoza si gusta ya se puede recostar en la camilla así empezamos”, dijo mientras consultaba la  hoja de trabajos, y agrego para sorpresa de la alumna:- “Veo que ha pedido piernas enteras, glúteos e inglés caribeñas “.

-“Si eso mismo”, dijo cerrando un ojo ante lo largo y doloroso que sonaba eso, mientras como un acto reflejo juntaba sus piernas. Los siguientes 45 minutos pasaron,  a pesar del relajante hilo musical, entre tirones y quejas dejando como resultado un cuerpo de cintura  para abajo completamente lampiño, sin olvidar  su adolorido dedo índice que mordía cual palito antes de cada tirón.

Al llegar a su casa se dio una larga ducha terminando de eliminar los restos de cera de su delgado cuerpo, busco la camisa de dormir que más suelta le quedara, sin poder dejar de  fantasear  pensando en la próxima vez que estuviera con su profesora y que planes tendría preparados para ella.

Más tarde después de cenar sola ya que su madre no quería nada, en su habitación escuchaba llegar a su padre. Esta vez se propuso a no dejar que nada le alejara de su feliz momento por lo que abrazo con fuerzas a su almohada cerro sus ojos y se durmió imaginando la cara que pondría su profesora cuando viera su cuerpo sin un solo pelo.

Es sábado llego inundando de luz su habitación después de desperezarse por unos minutos se dio una ducha y bajo a desayunar tarareando una canción en inglés.

Como casi siempre desayuno con su madre en la isla de cocina sentada en esos taburetes de patas hábilmente trabajadas en completo silencio, a pesar de estar una en frente de la otra.

Sobre las once de la mañana mientras se ponía al día con las actualizaciones de las paginas sociales y comentaba las fotos del Instagram su móvil sonó, no tenía registrado el número pero de todas maneras contesto con un:-” ¿Hola quién eres?”

-“Buenos días bonita, ¿estás sola puedes hablar?”, dijo con voz melosa.

Saltando de la cama cero la puerta con llave respiro hondo y dijo:-” Buenos días profesora, si estoy sola“.

-“Ven esta tarde a mi apartamento a las seis de la tarde, confió en que recordaras tus lecciones anteriores bonita mía, así cuando vengas esta tarde, podremos pasar a la siguiente lección que de seguro te hará enloquecer, no llegues tarde te espero ,“ y sin más colgó.

Brinco su cama unas cuantas veces  hasta que cansada se dejó caer de espaldas y tapándose la cara con su almohada grito hasta quedarse sin aire.

Como quería que estar perfecta para su profesora decidió que lo mejor sería comprar un conjunto de lencería nuevo,  le pidió dinero a su madre para comprar la ropa de dirigió  a un gran centro comercial que contaba con tiendas especializadas en lencería femenina.

El tiempo voló entre escaparates y uno que otro probador. Cuando sintió que su estómago le pedía  alimento recién reparo en la hora que era, faltaban quince minutos para las cuatro de la tarde, se comió una hamburguesa con patatas y regreso a casa.

Se metió en la ducha y mientras se pasaba la esponja por su cuerpo comparaba su cita de esta tarde con algunas que había tenido con chicos incluso más grandes que ella, en las que nunca antes de quedar  había sentido su cuerpo inundado por ese cosquilleo de difícil descripción como lo tenía en ese momento.

Con el tiempo justo se secó y  vistió con mucho cuidado reparando hasta en los más ínfimos detalles y salió  para el piso de su profesora.

A medida que veía pasar los pisos de la finca de su profesora atreves de las puertas del ascensor sus intestinos parecían solidificarse mientras que sus manos se intentaban tranquilizar  tocándose unas a otras.

Cuando cerró el ascensor y vio la luz que salía atreves de la puerta entreabierta del apartamento de su profesora. Necesito apoyarse en la pared del pasillo unos segundos recordando las sensaciones que su mente traía, finalmente empujo la puerta y entrando al piso la cerro.

Pasó el recibidor y al doblar vio a su profesora sentada en su silla de madera ubicada frente al sillón. Cuando la profesora la vio entrar hizo un gesto con su mano para que se detuviera, otro para que girara bajo su atenta mirada y por ultimo uno para que continuara.

Se joven se ubicó en él apoya brazos del sillón y se recostó en total silencio colocando sus manos estiradas hacia adelante. La profesora acerco la silla y subió con cuidado su minifalda  para encontrar unas piernas perfectas coronadas con un apetitoso culo todo finamente decorado con una braguita blanca que hacía destacar su rosada piel.

Recorrió con su dedo índice sus largas piernas subiendo por sus glúteos hasta llegar a su nuca y volvió a comenzar desde abajo pero esta vez lo hizo con sus uñas. La joven cual barca a la deriva se dejó llevar por estas intensas olas que provocaban el simple tacto de los dedos de su profesora.

Diez minutos bastaron para que la profesora se hiciera con el control de cuerpo y mente de la joven que vibraba con su tacto, lo que hizo que la joven soltara  sus primeros quejidos de placer, lo que le dio luz verde para el siguiente paso en su adiestramiento.

Coloco su mano izquierda tomo su cabellos de la joven y comenzó a tirar lentamente de ellos hacia atrás obligando que el cuello de joven se fuera  estirando por completo, sin dejar de jugar con sus uñas en sus glúteos.

Con voz firme pero sensual se acercó a su oído y él dijo: -”Cuatro días me hiciste esperar bonita mía para aceptar la propuesta veo que te gusta  hacerme sufrir, ahora veras el castigo que reciben las jovencitas que se portan mal”.

-“Quiero que te pongas de rodillas sin levantar la cabeza el sillón”, dijo la profesora, mientras continuaba tirando suavemente de sus cabellos hacia atrás.

La joven como pudo fue se colocó de rodillas sobre el sillón siempre manteniendo su cabeza y brazos pegados al asiento del sillón, quedando con su firme culo expuesto y vulnerable a la altura de la cara de su profesora.

La profesora dijo:-”A partir de ahora quiero que te quites los zapatos y los dejes en la entrada del piso, sino me arruinaras el sillón “, y soltando le su cabello le saco ambas chatitas dejándolas caer al costado de su silla.

Cogió con su mano izquierda abierta el frágil cuello de la joven empujando este hacía atrás suavemente mientras que retomaba las caricias con la diestra.

La profesora jugo con las largas piernas de la joven esperando el tiempo  justo para que esta se adaptara a la nueva posición y volvió al ataque. Soltó el cuello de la alumna y sin darle tiempo a que esta relajara cogió  su cabello y se puso   lentamente de pie al lado de la joven, empujando la silla hacia atrás.

Se acercó un poco a su oído libre y dijo:-”Por dónde íbamos bonita, ah sí, te estaba por demostrar lo que le pasaba a las que me hacen enojar “, al tiempo en que metía su mano derecha entre sus rodillas y  subía  arañando su entrepierna. Obligando a la joven a separar sus rodillas ante el avance firme pero lento  de su mano, que estremecía el cuerpo de la joven a medida que se aproximaba al lugar en donde las piernas se juntaban.

Con exquisita destreza mientas los cuatro dedos de su mano arañaban su entre muslo, su dedo pulgar rosaba su sexo mal ocultado por su pequeña braguita. Cuando al fin la mano se detuvo en su cintura frenada por su braguita blanca. La profesora dando un pequeño tirón a los cabellos de la joven le dijo:      -“Empieza a contar bonita“, y sobre la misma azoto su nalga.

-“Uno “, dijo soltando el aire en sus pulmones y agrego:-”Gracias profesora”.

Con movimientos circulares mimo unos instantes  la nalguita castigada de la joven y está vez en lugar de saltar a su otra nalga  sus manos se desplazaron usando como camino el valle que unía sus nalgas. Dejando que las yemas de sus dedos rozaran generosamente el sexo de la alumna a su paso.

Para después de llegar a la cima de su otra nalga asestar un nuevo azote y mientras la joven llevaba la cuenta y agradecía el castigo recibido los confianzudos dedos regresaban por el mismo camino, y como si de un libro escrito en lenguaje  braille se tratara, sus yemas unían los poros de su piel formando sensuales quejidos.

Al llegar al quinto azote, la cintura de la joven describía con cada paso de los dedos una curva ascendente que permitía que sus nalgas se separaran brevemente facilitando el camino de los dedos en ese angosto valle.

Observando en el éxtasis que estaba sumida la joven , después que termino de  agradecer el castigo, la profesora tiro nuevamente  de la cola formada por sus cabellos y con sensual voz le pregunto:-“¿Te gusta el castigo de tu profesora bonita?”.

La joven tragando saliva y casi de forma mecánica respondió.-” Si…si “.

Y sin dar tiempo azoto nuevamente el culo de la joven y pregunto:- “¿Si qué?”

Con una voz falta de oxígeno la joven  dijo:-“Si profesora”.

-“Muy bien bonita mía“, mientras acaricio el pelo de su cabeza y justo cuando sus dedos se encontraban  a mitad de camino entre sus nalgas  los detuvo  presionando su sexo suavemente y le susurro a su oído:-”Ves como cuando me obedeces lo pasa muy bien “.

Y aumentando la presión de sus dedos  contra su cuerpo le dijo:-”Quiero oírte decir que te gusta”.

Soltando un poco sus apretados dientes la joven exclamo:-” Si me gusta profesora”.

La profesora reinició el camino de sus dedos y al llegar a la cima de su otra nalga, dijo: -“Quiero oírte decir cuánto te gusta que te castigue bonita, a partir tienes mi permiso para decir,  todas la veces que quieras,  cuanto te gusta que tu profesora te castigue“, y casi tocando con su boca en el oído de la alumna le pregunto susurrando:-” ¿Estamos de acuerdo bonita?”.

-“Si profesora”, dijo mientras movía su cuello por el frio que sentía por la proximidad de su profesora.

-“Muy bien sigamos entonces”, dijo la profesora, azotando de nuevo su nalga reiniciando el ciclo de placer y dolor de la alumna. A partir del octavo azote la joven ya repetía de forma alternada frases como:-“Me gusta “, “Si me gusta mucho”, ante los movimientos de la mano de su profesora.

Buscando ejercer completo control sobre la alumna la profesora preguntaba periódicamente a la joven, al momento que presionaba su sexo los dedos al pasar:-“¿Quieres otro azote más bonita?”, “¿Quieres que te castigue otro poquito más?”, “¿De quién es eso bonita?”.

Haciendo que la joven fuera grabando en su mente por asociación el concepto de que: el placer que su cuerpo experimentaba llegaría solo mediante los tiernos castigos que le daba su profesora y que solo sería capaz de sentirse así de bien  dejando su cuerpo en las manos de su profesora.

Cuando la profesora vio que su alumna estaba a punto de explotar de placer se inclinó sobre la espalda de la joven y apoyando sus pechos contra la espalda de la alumna, presiono nuevamente  su sexo con su mano y le susurro lentamente al oído de la joven:-¿Quién es mi obediente alumna ?“.

Haciendo que la sumatoria de sensaciones fuera el detonante para que la joven,  como si de una lluvia de verano se tratara, soltara sus fluidos  mojando su inexperto sexo acompañado con un agónico gemido:-“Yo soy su… ahhh…” cayendo hacía adelante mientras se envolvía  su cabeza con sus brazos y contraía sus piernas.

Asegurando que todo fuera perfecto para la joven la profesora, se arrodillo en el suelo al lado de su cabeza y soltándole su cabello, se lo acariciaba con ternura al tiempo en el que le decía con dulce voz: -“Ya está bonita mía ya paso, respira tranquila”; -“Ha sido muy obediente, estoy orgullosa de ti”; -“Vez lo bien que te sientes cuando estás conmigo”...

Cuando la joven estuvo en condiciones de moverse la profesora le dio un beso en su frente y le dijo:-”Pasa al baño así te refrescas” y poniéndose de pie ofreció sus mano para que esta se incorporara del sillón.

La joven permaneció unos quince minutos encerrada en el baño hasta que haciendo acopio de coraje salió con su cara lavada y recién peinada para ver a sus profesora de pie esperándola junto a la puerta del pasillo que daba a la puerta de calle.

Con una sonrisa le pregunto a la joven:-” ¿Estás bien bonita mía?“.

-“Si gracias”, dijo la joven soltando el aire.

Le dio otro beso en su frente y le dijo:-”Hasta mañana bonita mía”.

La joven al cerrarse la puerta tras de sí y mientras el ascensor llegaba, cerro sus ojos y sonrió feliz.

Continuara ....