Teorema de Emociones 03

“Teorema de emociones” narra la historia de Rebeca una joven de dieciséis años única hija de un solvente pero roto matrimonio que, debido a su carácter tímido e introvertido vive aislada tranquila en su propio mundo construido entre redes sociales y pantallas que la protegen alejada de cualquier contacto humano. Y de cómo esta aparente seguridad de Rebeca se derrumba bruscamente cuando la profesora Jenny Espinoza mujer de clase media y de aspecto agradable entra en su vida como la nueva sustituta del elitista instituto de señoritas al que asiste y repara en esta delgada pero bella joven con la intención de saciar sus más bajos y egoístas deseos. Con años de experiencia a sus espaldas decide hacer uso de su gran habilidad de seducción para manipular sin ningún escrúpulo los sentimientos y emociones de Rebeca que, poco a poco es atrapada en el astuto juego de placeres y castigos de su profesora con la clara intención de iniciar a esta introvertida joven en el oscuro mundo de los juegos eróticos lésbicos con tintes de sado masoquismo. Precipitando a la joven dentro de un convulsionado mar de sentimientos que la obligaran a decidir a sucumbir a las emociones de su cuerpo y mente aceptando convertirse en la esclava sexual de su profesora o abandonar su carácter dócil e introvertido y enfrentar a esta seductora mujer. Debiendo para ello abandonar su propia personalidad débil y frágil, tomando decisiones impensables en su vida anterior que no solo la afectaran directamente a ella sino que, también a las personas que la rodean convirtiéndose en alguien que nunca e imagino llegar a ser. Desde ahora estas invitado a acompañar a Rebeca en este viaje atreves del difícil camino de los sentimientos encontrados en donde se verá obligada a experimentar el placer, dolor, amor y odio. Acepta este oscuro desafío y ayuda a resolver a la joven Rebeca este complejo “Teorema de emociones “.

Capítulo 3

El despertador la saco de un tirón de un mundo perfecto en el que estaba en donde no existían peleas, tenía una madre feliz  con deseos de salir a delante con su vida y  en donde ella podía mantener una conversación amistosa con personas en directo, y ver como tomaban en cuenta su opinión sin burlarse o ignorarla.

Desayuno  en la cocina, guardo su barrita de cereal en su mochila y antes de salir se acercó a su madre y con un beso en su frente le dijo:-“Que la quería mucho y que no estuviera mal”.

Se puso el casco, la mochila y salió en su moto para el instituto. La jornada escolar comenzó como cada día entre rutinarios saludos y largos pasillos repletos de bulliciosas jóvenes carentes de ninguna preocupación, salvó la de ver cuál sería su próxima salida.

Una vez en el aula y mientras la profesora Espinoza pasaba lista, la joven de la segunda fila esperaba con ansias escuchar por esta mujer, que en la tarde de ayer le azotaba su culo sobre su regazo, pronunciar nuevamente su nombre.

Ni bien llego a su apellido de la joven Moreno se puse de pie, como exigían las normas del instituto, y al oír a la profesora decir:” Señorita Moreno” un inoportuno escalofrío la recorrió de punta a punta, haciendo que su: -”Presente profesora“, no sonara tan bien como le hubiera gustado.

Para desilusión de la joven el resto del día trascurrió con total normalidad entre un que otro “silencio por favor” o “abran esta o aquella hola del libro”. Hasta que la inconfundible voz de la vice directora Martínez irrumpió la clase con un: -“Permiso Señorita Espinoza, puedo dirigirme a la clase“, mientras como era costumbre en ella, buscaba con sus ojos alguna irregularidad en las jóvenes alumnas.

Una vez junto al escritorio de la profesora y que esta le cediera la palabra busco una de las hojas que tenía y dijo: -“Con motivo de algunas notas bajas en el primer trimestre de algunas alumnas, los padres nos han pedido que les preguntemos a los profesores que lo deseen que impartan clases particulares de refuerzo, y las de ustedes señoritas que estén interesadas deberán traer firmada de sus respectivos padres o tutores una de estas solicitudes que dejo sobre el escritorio de la señorita Espinoza, gracias por su tiempo profesora.

Mirando a las jóvenes exclamo:-”            Clase buenos días“, y sin más abandono el aula.

Fue cuando la señorita Busquets, hija de acaudalados padres y miembros de la junta del instituto, levanto su mano queriendo aprovechar aquella ocasión para  poner en evidencia el nivel social más bajo de la profesora sustituta y pregunto:

-¿“Usted será seguro una de las profesoras de las clases de refuerzo, verdad?, mientras se acomodaba su larga cabellera rubia detrás de su oreja. Provocando entre sus más llegadas algunas risitas de complicidad.

La profesora Espinoza demostrando que la veteranía es un grado que hay que respetar, de inmediato le respondió:- “Claro que daré clases extras señorita Busquets.  A su edad me imagine que ya sabía que en el mundo en que vivimos está el grupo de los que saben y el grupo de los que tienen que pagar por ayuda extra.”, y agregó: -“Teniendo en cuenta las notas de su primer trimestre, le recomiendo señorita que se inscriba lo antes posible a las clases de refuerzo.”

Sin saber que decir y notando como sus supuestas amigas dejaban de apoyarla mirando en otra dirección, herida en su orgullo se sentó sin decir nada más.

Desde su asiento casi al final en la segunda fila la alumna Moreno no podía ocultar su satisfacción al ver como su “profesora” le había bajado los humos sin ningún reparo a una de las pertenecientes al grupo de intocables del instituto.

El timbre dijo basta por hoy, y las alumnas empezaron a abandonar el aula. Como si fuera por casualidad la alumna Moreno retraso un poco su salida buscando quedar aunque más no fueran a solas con la profesora unos segundos.

De repente mientras acomodaba pacientemente sus libros en la mochila su apellido retumbo en el aula casi vacía:-“Señorita Moreno, puede acercarse por favor “.

Sin ninguna intención de ocultar su entusiasmo se apresuró hacia el escritorio de la profesoral tiempo que decía: “Si profesora”.

La profesora en tono triste comento:- “Me ha surgido un contratiempo con esto de las clases particulares así que lo de esta tarde queda postergado para más adelante lo siento” y agrego:-”Ya le diré cuando sea posible” y se despidió con un “Buenos días“.

-“Hasta mañana que pase buenos días profesora“, contesto con voz entre cortada al tiempo que sentía como sus planes de esa tarde de sentir la cálida mano de su profesora acariciando su culo se rompían contra el suelo.

La joven regreso a casa semi derrumbada por la imposibilidad de sentir esa inexplicable e indescriptible sensación que con unos simples azotes podían dar. Su desanimo que se convirtió en tragedia cuando al entrar del garaje a la cocina de la casa vio a su madre sentada casi en la misma posición en la que la vio en la mañana antes de salir.

Se acercó la abrazo, le dio un beso en su frente y le dijo:-“¿Estás bien mami?”, la mujer solo sonrió y asintió con la cabeza sin mediar palabra alguna...

La joven subió a su dormitorio sin saber que podía hacer ella para ayudarla, dejo las cosas del instituto y al ver que su madre no había preparado nada para comer, improviso un bocadillo y un refresco para ambas.

Su madre le dio un par de bocados y lo dejo. Al terminar el suyo, le dio un abrazo y le dijo que la quería mucho. Su madre agobiada por los problemas con su padre la miro y le sonrió. Rebeca le dijo que se iba a descansar un rato a su dormitorio y que si necesitaba algo le avisara.

La tarde pasó de prisa y la noche trajo consigo  una repetición exacta del día anterior, incluida la discusión y el portazo de su padre saliendo de su cuarto para ir al de invitados.

Al día siguiente la joven apago el despertador, se dio una ducha rápida y con el uniforme puesto bajo a la cocina a desayunar. Su madre estaba sentada mirando una taza de café frio, se preparó el desayuno,  guardo su barrita de cereales para su merienda, le dio un largo abrazo y un beso y salió `para el instituto.

El día le trajo consigo a la profesora Espinoza las repercusiones del encuentro del día anterior con la señorita Busquets. Sus padres habían llamado a la directora comentando el inhumano y vergonzoso trato del que había sido objeto su hija.

La vice directora la llamo antes de entrar a clase y en privado le aconsejo que siendo profesora sustituta midiera sus palabras ya que la tolerancia de los padres con relación al trato de sus hijas era casi nula. La profesora agradeció su discreción y sinceridad, y partió hacia su aula para comenzar el día de clases.

Ni bien entro noto al aula como desde su asiento la joven Busquets disfrutaba de su venganza, como si hubiera aceptado su derrota, la profesora se limitó a hacer aquello para lo que la habían contratado. Mientras lo hacía se consolaba recordando el viejo refrán que reza: “La venganza se sirve fría”

Ya en clase y mientras la profesora Espinoza recorría  lentamente los pasillos formados por las elegantes sillas de altos respaldos, fingiendo que observaba como completaban los trabajos asignados, analizaba casi con un microscopio a la joven Busquets, que cada tanto le devolvía la mirada, dibujando en su cara una pequeña pero visible mueca en sus labios.

Por un momento considero oportuno aparcar este asunto que ya al ser de dominio público dentro del instituto no vio conveniente tomar medidas y se reconfortaba pensando que ya habría otras oportunidades más adelante.

Regreso a su escritorio y con tono serio exclamo:-“Señorita Moreno, se acerca a mi escritorio un momento, por favor”.

Con voz desafinada ante la sorpresa, pregunto la joven antes de levantarse:     -¿Quiere que le llevo mis ejercicios profesora?”.

-“No,  solo acérquese usted, por favor “, contesto.

-“Diga me profesora” comento tímidamente desde un costado del escritorio ante la mirada del resto de la clase que esperaban ver a la profesora castigando o al menos retando a quienes todas consideraban la más rarita de la clase.

Antes de decir nada a joven la profesora dando un pequeño golpe a su escritorio dijo:-“Las demás sigan con las tareas, las quiero terminadas antes del recreo”. Dicho eso, con su dedo índice le indico a la señorita Moreno que se pusiera a su lado y le dijo:-“Aquí tiene la solicitud que me pidió para las clases de refuerzo”, al tiempo que en realidad, le mostraba una hoja en manuscrito que decía:-“Esta tarde puedo terminar lo que estaba pendiente, SI o NO. ¿Usted decide?”

La respuesta de la joven alumna demoro lo que tardo en terminar de leer la nota y casi sin dudarlo tapo con su dedo índice el “SI”.

La profesora para disimular le paso una de las solicitudes para clases de refuerzo extra escolar y le dijo: “Ya puede regresar a su asiento alumna”.

A partir de ese momento y desde la perspectiva de la señorita Moreno, el reloj parecía esforzarse  en avanzar más lento que de lo de costumbre, hasta que por fin, el ansiado timbre sonó.

Con el volumen de su equipo más alto de los de habitual  y al  ritmo de la música que envolvía su amplio cuarto, la joven alumna examinaba el cajón de su ropa interior decidiendo cual se pondría esa tarde para regalar los ojos de su profesora. Descartaba aquellas que ya tuvieran huellas de uso, de colores poco  apropiado o que de alguna manera quitara protagonismo a sus nalgas.

Casi una hora antes de la cita , terminó su larga ducha en la que se esforzó por dejar relucientes sus más que apetecibles nalgas, se aplicó desodorante, unas gotas de perfume y con la ropa ya seleccionada comenzó a de vestirse.

Había elegido una camiseta ceñida blanca y su faldita de calle favorita, de esas faldas que obligaban a su portadora a mantenerse perfectamente erguida como único recurso para evitar dejar al descubierto sus partes íntimas.

Después de revisar en conjunto toda su ropa unos minutos frente a su espejo de cuerpo entero, cogió su casco, móvil, llaves de casa, bajo hasta donde se encontraba su madre y mirando la le dijo:-”Mamá voy a casa de una compañera regreso en unas horas”.

Todo era tal como lo recordaba, el cito fono al que llamo al llegar, el viejo ascensor y la tenue luz, que al igual que la primera vez, indicaba claramente la entrada del apartamento de la profesora Espinoza.

Esta vez al llegar a la puerta, entro y cerro detrás de sí sin mediar palabra, recorrió los pocos metros desde el recibidor al living y fue cuando vio desde el umbral de la puerta doble que daba al living a su profesora ahí sentada en su silla de madera junto al sofá.

Estaba vestida con ropa de calle cómoda, zapatillas deportivas y su cabello recogido en un simple elástico.

Cuando la joven hizo el gesto de saludar a su profesora, está mirándola puso su dedo índice en su boca, indicándole a su alumna que no digiera nada.

Luego con ese mismo dedo índice le señalo ahora el sofá, la alumna se acercó con paso firme y se sentó al centro del sillón, mientras su profesora seguía callada sin muchas ganas de conversar.

La señorita Moreno de inmediato sin dejarla de mirar la a los ojos, ahora con sus dos manos apunto hacia el extremo del sillón, como preguntando si era eso lo que quería su profesora, a lo que ella confirmo con un leve movimiento de su cara,  limpia de maquillajes.

Estaba claro que hoy no habría muchas conversaciones pensó la joven, mientras se recostaba boca abajo sobre el sillón, dejando sus largas piernas colgando por el costado del sillón.

Después que terminó de ubicarse, con mucha elegancia como si lo hubiera ensayado cientos de veces en su casa, se subió lentamente su minifalda  dejando finalmente visible su prominente culo , que quedaba casi al descubierto con esa braguita negra de encaje tipo tanga que desaparecía entre ambas nalgas.

Luego estiro sus brazos hacia él medio del antiguo pero confortable sillón y puso su cabeza entre los brazos como si pensara lanzarse a la piscina.

La profesora satisfecha observo como sin necesidad de mediar palabra, la joven que como si de un sacrificio voluntario se tratara, estaba tendida media desnuda ante sí.

Sus ojos la recorrieron lentamente sin prisas, sin perder ningún detalle, adelanto su silla de madera hasta que sus rodillas toparon con el frente del apoyabrazos del sillón.

Sin más los dedos de su mano izquierda comenzaron a tocar a la joven descendiendo desde el medio de su espalda hasta llegar a la altura de la cintura de la joven, en donde se dedicaron a repasar lentamente el contorno de su braguita  pasando finalmente y con gran habilidad por debajo del hijo encargado de separar sus nalgas, siempre  rosando su piel de textura suave con gran delicadeza, logrando robar un suspiro de la joven alumna.

Al tiempo que su diestra comenzaba a acariciar tiernamente una de sus nalgas por el otro extremo,  momento en el que rompiendo el silencio cuidadamente guardado,  pregunto a su alumna en tono tierno:

-“¿Estas cómoda bonita? , ¿Podemos comenzar con tu castigo?”.

-“Si profesora”, respondió con presteza.

Cuando la profesora vio que la expectación del inicio del castigo había acelerado la respiración de la joven y los movimientos espontáneos del cuerpo de la  alumna pedían a gritos el inicio que, de forma hábil y maliciosa,  la profesora había postergado. En ese preciso momento la profesora aparto las manos del cuerpo de la joven dijo: -“Lo siento bonita, será mejor que lo dejemos, aquí y para siempre”.

La alumna traicionada por sus emociones que anhelaban esa mezcla de dominio y placer, se incorporó rápidamente del sillón, y pregunto en tono angustiado: “¿Como, por que, no entiendo profesora, hice algo mal?

La profesora que miraba hacia el otro costado del salón, giro su cabeza y cogiendo tiernamente la cara de la joven dijo:-“No bonita mía, no digas eso, al contrario estoy orgullosa de ti. El problema soy yo, que tengo miedo”, soltando la cara de la joven y dando un giro teatral a la silla en que estaba, quedo casi de espaldas a la joven.

-“¿Miedo de que?”, pregunto sorprendida la joven.

-“No sé son muchas cosas, dijo la profesora, sin volverse.

-“Por favor profesora explique me, a que cosa se refiere”, insistió la joven alumna.

Girando se lentamente, al tiempo en que se tapaba con sus mansos la boca   dijo:-”Que cuando se acabe el castigo de hoy te aburras de mí y no quieras regresar más a visitarme y me quede sola otra vez”

La joven sonrió aliviada al ver que solo se trataba de eso y apoyando su mano sobre la rodilla de la profesora, y buscando inocentemente aliviar su dolor le dijo:-“No profesora, no piense así. Yo vengo las veces que usted quiera”.

La profesora se quedó mirándola por unos instantes y con voz entrecortada pregunto:- “¿No me mientes bonita?, ¿de verdad te gusta estar conmigo?”.

-“No le miento profesora y claro que me gusta estar aquí con usted”.

“Gracias, no sabes lo feliz que me haces bonita, si te parece bien, dame unos minutos que me lave la cara y empezamos”, dijo tocando la barbilla de la joven.

-“Vaya tranquila profesora”, dijo convencida de estar ayudando.

Ya en el baño mientras miraba su reflejo en el espejo, la profesora se lavó su cara, se la seco con cuidado. Y regreso al living  donde  la joven seguía sentada en el sillón recorriendo con sus ojitos el lugar.

Decidió presionar un poco más a la joven y con tono entre sorpresa y simpatía dijo:-“¿Cómo?, ¿Aún no estas lista bonita mía?

Y agregó:- “Me parece que aquí hay una señorita que está buscando que alguien le dé un castigo”, al tiempo que lo decía la joven alumna, como si de un juego infantil se tratara la joven se recostaba rápidamente boca abajo en el brazo del sillón y se subía la falda.

Cuando ya estuvo instalada en su silla de madera la profesora fue a por el  siguiente paso en la formación de su joven alumna. Desde ahora en adelante a los caricias y suaves azotes, únicas fuentes de contacto físico entre la profesora y su alumna, se le sumarian sus los suaves arañazos y su adolescente culo empezaría a compartir protagonismo con el hasta ahora ignorado sexo.

Y como si se tratara de una muñeca despeinada a escala real la profesora organizo sus cabellos hacia un mismo lado, usando sus dedos a modo de peine, hasta dejar la sensible nuca de la joven al descubierto.

Desde ese lugar y con  la yema de su dedo índice comenzó a dibujar pequeñas eses sobre la espalda de la joven, que por el momento permanecía  cubierta, bajando sin prisas hasta llegar a sus braguitas, y como si buscara algún defecto de fabricación en el delicado encaje,  metió su dedo por debajo del elástico recorriéndolo de extremo a extremo de su cadera rozando su blanca piel delicadamente con su uña.

La respiración de la joven comenzó a acelerarse aún más cuando, su profesora sin dejar de rozar la cintura de la joven  por debajo del borde de su braguita, comenzó a subir desde la pantorrilla de la joven, su mano derecha a modo de improvisado rastrillo de cinco dientes, haciendo que sus uñas se abrieran paso  lentamente por su piel dejando, como huella de su paso, un momentáneo enrojecimiento en la piel de la joven. Haciendo experimentar a la joven allí tendida esa hasta ahora desconocida combinación de placer y tenue dolor.

Recién cuando las uñas de la profesora Espinoza coronaron la cima de su empinada nalga le pregunto a la joven:- “¿Bonita te parece bien si empezamos?”.

Sin abrir sus ojos la alumna respiro hondo y exclamo:-”Si profesora”

-“Confío como buena alumna, que sé que eres, recuerdes la lección anterior y  que además de la cuenta de los azotes digas bien clarito gracias profesora. Y pregunto:-¿Estamos de acuerdo bonita?”

-“Si profesora “, respondió nuevamente.

Retiró el dedo índice con el que había estado jugando con el elástico de la braguita de la joven y de forma dulce lo paso ahora por debajo del hilo que separaba sus nalgas y tirando de él lentamente hacia arriba, solo lo necesario para que este presionara sutilmente los labios de su sexo, volviendo a preguntar:-” ¿Seguro que estas lista, bonita mía?”

Esta vez se escuchó un “Siii profesora”, como consecuencia de esa nueva y placentera sensación que brindaba la tensión existente entre su braguita y sus aprisionados labios.

La profesora sin soltar la braguita de la alumna,  apoyo su otra mano una de sus nalgas apretándola ligeramente, dijo con voz sensual:-”Entonces que empiece tu castigo”. Levanto su mano espero unos segundos y azoto el culo de la joven.

Escuchándose de fondo el: “Uno” y el “gracias profesora”.

Luego masajeo momentáneamente  la zona de la nalga afectada con las yemas de sus dedos, y paso su mano a la otra nalga a la presiono un poco dando a entender a la joven alumna, que sería ahí donde recibiría el siguiente azote.

De esta forma casi imperceptible la profesora invirtió en orden hasta ahora utilizado buscando establecer en la vulnerable mente de su alumna esta nueva rutina,  que a diferencia de la clase anterior, en esta primero recibía el castigo por ahora en forma de azote y luego de recitar voluntariamente la cuenta y agradecer inconscientemente el castigo recibido, como recompensa su profesora mimaba la zona azotada con tiernas caricias.

Cuando la cuenta de los azotes llego a 15, la profesora astutamente le pregunto a la extasiada joven, con voz tierna:- “No te molesta, bonita mía, sí los cinco azotes restantes los dejamos para otro día, por favor”, y argumento falsamente: -“Ya sabes que hoy he tenido un día difícil”.

Al oír esto, la ingenua joven, dijo:- “Me lo imagino profesora, por no se haga problema, dejamos los cinco restante para otro día”.

La mujer en silencio saboreo su secreta victoria de tener un día más para sí a la joven, se humedeciendo sus labios y acercando su cara a la nuca y susurrando le al oído pregunto:- “¿En serio harías en eso por mí?”.

La joven encogiéndose de hombros a causa del escalofrío que recorría su cuerpo dijo:-“Si, le doy mi palabra, profesora”.

Y sin dejar de respirar en la nuca de la desbordada joven, con su mano izquierda tirando aún más hacía arriba del hilo que se perdía entre sus nalgas, volvió a susurrar un:- “Gracias bonita mía·”.

La avalancha de sensaciones en la joven fue tal, que sintió que una descarga eléctrica la atravesaba longitudinalmente obligándola a la alumna contra su voluntad a contraer sus dientes, cerrar fuertemente sus puños y levantar violentamente su cadera todo al mismo tiempo; Para al final exclamar desde lo más profundo de su ser un incontenible y agónico: “Ahhh”, que lleno el pequeño living.

La profesora comenzó a devolver a su posición normal el hijo de la braguita y acercando su cara al culo de la joven aún contraído, le dio un fresco y sonoro beso en cada una de sus nalgas y le dijo:-”Por hoy  dejamos el castigo, bonita mía”.

La profesora se incorporó,  puso en su lugar la silla en la que estuvo sentada, miro a la joven aún recostada en el sillón  y le dijo:-” Tomate el tiempo que necesites bonita, yo me voy a dar una ducha. Cierra bien por favor al salir.”, y se metió en el baño.

Cuando al fin sintió que sus piernas le respondían de nuevo la joven Rebeca se incorporó sentándose en el sillón, y después de mirar unos instantes el suelo esperando que este se quedara quieto, se puso de pie se acomodó su falda y usando ambas manos despego y acomodó su húmeda braguita.

Intento recordar donde había dejado sus cosas al tiempo en que se esforzaba por peinarse su revuelto cabello, con todas sus pertenencias en la mano miro hacía la puerta del baño y dijo en voz baja:-”Hasta mañana profesora Espinoza”, cerrando de golpe la puerta al salir.

Llego a su casa, dio un beso a su madre que miraba el televisor de la cocina sin prestarle ninguna atención, subió a su cuarto e intento recordar cada uno de los pasos que la profesora había dado, como si fueran a entrar en algún tipo de examen más adelante.

Todo fue como la seda hasta que a última hora del día, su padre al llegar del trabajo le decía cuanto la quería, apagaba la luz, cerraba la puerta al salir y momentos después  iniciaba las acaloradas discusiones que como siempre terminaban de igual forma con los tres miembros de la familia durmiendo en tres habitaciones separadas.

La joven cerro sus ojos y se limitó a repetir los pasos de su profesora tanto los físicos como las palabras con que se dirigía a ella, haciéndola sentir especial y tan a gusto.

Con esas imágenes en su cabeza la única hija de la familia se fue transportando a su mundo ideal y se quedó al fin dormida.

Continuara…