Tentaciones 2. Capítulo 7: ¿Ilusiones?

Alan reconoce ante Florián y Rosa que Sandro le interesa, y mucho... ¿Será una mala señal? Por otro lado, Abdullah sufre un desmayo ante Sandro y le contará lo que le está pasando. Las ilusiones de unos y otros juegan a favor... ¿o en contra?

Alan miró directo a los ojos de Florián, sin titubear.

  • Sí, me interesa ese boy. No creo que sea un crimen. Es... beautiful.

Rosa suspiró. Sabía lo que podía avecinarse cuando el rubio australiano mencionaba ese tipo de palabras. Se estaba empezando a enamorar. Y Alan, cuando sentía algo por otro tío, se entregaba al máximo en esa relación amorosa. Tal era su deseo en ese instante de alcanzar la felicidad del corazón, así como de iniciar un nuevo capítulo en su vida.

Era leal, romántico y decidido... pero tal vez un iluso.

  • Apenas le conoces - objetó Florián -. No digo que no pretendas acercarte a él. Creo que eso ya lo acabas de decidir - Alan asintió -. Pero ten cuidado. Rosa y yo no queremos que te pase lo mismo... otra vez.

Alan alejó brevemente su mirada. Se hallaba pensativo. Tal vez fuesen muchos cambios en tan poco tiempo. Además, acababa de regresar a España para instalarse una temporada. ¿Volver a enamorarse, sería una correcta decisión? ¿Acaso sufriría nuevamente?

  • Os prometo, friends, que no me van a hacer daño - observó a sus dos amigos con seguridad -. No volveré a pasarla bad por eso, de true.

  • Esperemos que sí - dijo Rosa, que ya empezaba a estar alerta por si acaso.

Alan repentinamente soltó un bostezo fingido, lo que hizo sonreir a Florián y Rosa.

  • Qué hambre tengo, my God. Necesito tomar patatas fritas con huevo.

Los tres se echaron a reir, como señal de la buena y excelente amistad que les unía.

  • Entonces, voy a avisar a don Alí para decirle que nos ausentaremos por un par de horas - dijo Rosa -. Alan, ¿y tu equipaje?

  • Está en el hall - respondió el rubiales ojiazul.

  • Perfecto, enseguida vuelvo.

Mientras Rosa se alejaba, Florián se quedó mirando de reojo a Alan, quien consultaba su móvil.

Esperaba que su buen amigo no sufriera por Sandro. Y es que el nuevo socio no le despertaba la mayor de las confianzas, sino mala espina.


  • ¿Acaso este tour sirve como algún pretexto que ?- musitó Sandro mientras caminaban por los pasillos y plantas del Corporativo -. Si no es la primera vez que vengo a esta empresa.

  • Por supuesto que no - precisó Abdullah -. Pero eres el nuevo socio del Corporativo El Hakim, de mi tío y mío. Es lógico que reconozcas el trabajo de la compañía y de todos los departamentos. Para que te familiarices con todo. Supongo que desde mañaña empezaremos a trabajar juntos.

  • Así es. Me parece perfecto - afirmó el italiano como aprobación.

De repente, Abdullah empezó a sentirse mal, con un bajonazo estremecedor.

Sufriendo un intenso mareo que casi le hace caerse al suelo. Por fortuna, los reflejos de Sandro evitaron que se golpeara.

  • ¿Pero qué te pasa? - repuso Sandro mientras ayudaba a su amigo y ex a recomponerse. Al italiano no le cuadraba en absoluto lo que acababa de presenciar.

  • Nada - el bello árabe bajó la vista. Se llevó la mano a la nariz, quedando sus dedos con ciertas manchitas de sangre.

  • Eso no es nada. ¿Y ese sangrado, qué es? Por favor, Abdu, dímelo. Sabes que puedes confiar en mí. No te guardes esto.

  • Sandro...

  • Sabes que sí no se lo dices, se lo contaré a don Alí. Y hablo muy en serio, ya me conoces.

El heredero El Hakim asintió.

  • Llevo un tiempo sintiéndome así de mal. Con mareos, desmayos... No sé qué me pasa - sus ojos verdes se pusieron llorosos -. Tengo muchísimo miedo. No quiero que mi tío y Florián lo sepan aún. No deseo que se preocupen por mí. Pasado mañana iré al médico. Me hicieron unos análisis y y tienen los resultados.

  • Está bien, Abdu. Yo te acompañaré. No estarás solo en esto.

  • Gracias, Sandro - Abdullah se le abrazó y empezó a llorar.

Por el contrario, los ojos de Sandro no eran de preocupación. Su mirada estaba pensativa. Algo perverso se estaba cocinando en su mente.

Esa situación recién descubierta, el italiano iba a aprovecharla. Y tal vez, Alan fuese el medio para conseguir sus objetivos. Entonces su mirada oscura se acentuó discretamente.