Tenía que probarlo...

Experiencia REAL de un chico hetero que consigue cumplir su fantasia morbosa de estar con otro chico hetero como él...

Era una noche calurosa, todo el verano lo estaba siendo.

A las 4 de la madrugada la calle estaba desierta, a penas se oía el rumor producido por el tráfico lejano.

Marcó nervioso el número memorizado.

Hola, soy Carlos, estoy en la esquina. – dijo con voz entrecortada.

Muy bien, ahora mismo bajo.

Nunca se habían visto, se habían conocido unas horas antes en un canal gay del IRC.

Carlos llevaba conectándose cada noche desde hacía unas dos semanas. Su novia estaba de vacaciones, en casa de sus padres.

Él había decidido que antes de finalizar el verano tenía que probarlo. Hacía meses que la idea le rondaba por la cabeza, pero no se atrevía a llevarla a la práctica.

Se excitaba muchísimo pensando en tocar a otro hombre, en chupar una polla, pero con tal excitación no podía resistir masturbarse y tras correrse de forma compulsiva, ya no le parecía tan buena idea y se repetía que él era hetero y no le atraían los chicos.

Pero la tentación vivía en él, sólo se escondía por momentos pero siempre acababa resurgiendo. Por eso había decidido probarlo, dar el paso definitivo y saber por fin que había de cierto en ese deseo.

Se conectaba noche tras noche al chat buscando chicos como él, heteros con morbo por chupar una polla. No quería quedar con alguien abiertamente gay, le daba reparo, porque él no lo era, él sólo quería probar algo morboso y rápido con otro chico que tuvieras las mismas inquietudes... ¡cómo sabemos engañarnos cuando lo deseamos!

Por eso no se había decidido hasta ahora, no era fácil encontrar un hetero en canales gay. Pero esa noche había ocurrido, había estado hablando con Toni durante horas y los dos buscaban lo mismo. Ambos con novia, ambos hetero, ambos solos en casa y ambos lo bastante excitados para atreverse a dar el paso.

La única diferencia era la edad. Carlos estrenaba la treintena, mientras que Toni acababa de cumplir 19. A Carlos le pareció sorprendente que alguien tan joven ya tuviera esas inquietudes morbosas, él a esa edad bastante tenía con centrarse en el sexo femenino esclavizado por sus revueltas hormonas... pero no le dio más importancia.

Cuando oyó el ruido de un portal abriéndose, se le aceleró el corazón. Estaba muy nervioso, pero también muy excitado, si no jamás se hubiera atrevido a ir.

Vio que se acercaba una figura masculina y empezó a andar hacia ella, ni siquiera se fijó en como era el chico con el que se iba a estrenar. Actuaba por impulso, a penas pensaba y le temblaban las piernas. Al cabo de unos interminables segundos ambos se encontraron.

Hola, ¿qué tal? – dijo Toni alargándole la mano.

... un poco nervioso – respondió Carlos al estrechársela.

Es normal, siendo la primera vez – Toni estaba sorprendentemente tranquilo o al menos eso aparentaba – subamos a casa.

Carlos le siguió hasta el portal y subieron unas escaleras hasta el primer piso. Toni le indicó con un gesto que no hiciera ruido señalando la puerta de los vecinos. Entraron en la casa y sin mediar palabra llegaron a la habitación.

Era un cuarto espacioso, de estudiante, una cama doble, una estantería, un armario y una mesa de estudio llena de papeles.

Carlos miró la cama y sintió una extraña mezcla de miedo y excitación. Él sabía, aunque se empeñaba en ocultárselo, que el paso que iba a dar no era simplemente sexo. Suponía la ruptura con lo que le habían inculcado desde siempre. En ese momento iba a dejar de ser el chico perfecto, con su carrera, con su novia, con su trabajo... la referencia a seguir para cualquier educación cristiana. Dejaba de ser en ese instante el ideal social que le habían impuesto.

Toni interrumpió de forma brusca estos pensamientos poniéndose delante de él, muy cerca de su cara.

Ven aquí... – susurró y diciendo esto le abrazó con fuerza y empezó a besarle juntando ambas bocas.

Carlos, sorprendido, no supo reaccionar. ¿Qué estaba pasando? Habían chateado durante horas y todo estaba claro. Los dos querían chupar una polla, nada más. Nada de abrazos, ni besos, ni penetración... sólo sacarse las pollas y chuparlas, no hacía falta ni desnudarse, algo rápido y sin remordimientos.

Pero ahora Toni tenía la lengua metida en su boca y él no sabía como reaccionar. Notó que la brusquedad del beso había calmado algo sus nervios, era como dar el pistoletazo de salida rompiendo la tensión previa al contacto físico. Sintiéndose más tranquilo le devolvió el beso, pensando que era la primera lengua de hombre que probaba...

Siguieron besándose unos minutos, a la vez que Toni iba acariciando y magreando a Carlos por todo el cuerpo. Carlos intentaba imitar las acciones de su amante pero de forma mucho más pasiva y discontinua.

Mientras le acariciaba, Toni fue desnudándole y quitándose él mismo la ropa. Seguían de pie, en el mismo punto donde habían iniciado el primer beso. Cuando ambos estaban prácticamente desnudos, Toni empujó con suavidad a su nuevo amante hacia la cama, tumbándole boca arriba y poniéndose sobre él sin dejar de besarle.

Carlos no había abierto los ojos desde que habían empezado a besarse, seguía algo sorprendido del cariz que había tomado el encuentro, muy distinto del planeado inicialmente. De pronto, notó algo que, lógicamente, jamás había sentido con una mujer. Toni dejó caer su cuerpo sobre él y sus dos pollas se juntaron. A Carlos le encantó esa sensación, dos pollas unidas! rozándose y jugando entre ellas. Cada vez olvidaba más su idea inicial y se dejaba llevar por su creciente excitación.

Qué bonita es... – susurró Toni mientras bajaba su mano hasta la polla de Carlos. Empezó a acariciarla para aumentar la excitación de su amante, cosa imposible, ya que Carlos jamás había estado tan caliente.

Mientras jugaba con su polla, dejó de besarle y empezó a bajar su lengua por el cuerpo de Carlos. Le besó la barbilla, le lamió el cuello y se paró en los pezones, donde estuvo un buen rato mordiéndolos y chupándolos de forma alternada.

Carlos abrió por primera vez los ojos y observó la escena. Allí estaba él, desnudo, acostado en una cama, con otro tío encima que mientras le masturbaba le comía los pezones... un escalofrío recorrió su cuerpo antes de cerrar de nuevo los ojos y seguir disfrutando de las caricias de su primer hombre...

Toni dejó los pezones, que ahora estaban húmedos y muy duros, y siguió bajando dando pequeños besos por donde pasaba. Finalmente llegó al vello púbico y restregó su cara contra él. Olió con fuerza la excitación de su amante y en un movimiento impulsivo se tragó la polla de Carlos. Se la metió todo lo que pudo, hasta el inicio de su garganta. Carlos lanzó un suspiro mezcla de sorpresa y placer.

Toni comenzó una lenta mamada, muy húmeda, recorriendo una y otra vez aquella hermosa polla mientras con la mano acariciaba los grandísimos testículos de Carlos. Verdaderamente se sorprendió del tamaño que tenían y de cómo su presencia destacaba claramente entre las piernas de su amante.

La mamada de Toni era magistral, recorriendo con su lengua todos los rincones de aquella polla, pasando del glande al tronco y bajando a los huevos, para tragársela entera de nuevo. Carlos no fue inmune a tales caricias y puso una mano sobre el experto mamador.

Para o me voy a correr – dijo entre susurros

No, espera, aún no – contestó Toni sacándose la polla de la boca y, tomando de nuevo una actitud decidida, se tumbó en la cama al lado de Carlos y empujó con suavidad a éste poniéndole la cabeza sobre su polla con una invitación inequívoca a ser obsequiado con el mismo regalo que su amante había ya obtenido.

Carlos miró un momento la cara de su amante pero no le vio los ojos ya que los tenía cerrados y sin pensarlo más, se metió la polla de Toni en la boca.

No era muy grande y prácticamente le cabía entera, empezó a chuparla intentando reproducir los movimientos aprendidos en la mamada realizada por su amante, con cierto temor de no ser lo bastante hábil. Los suspiros de placer de Toni mitigaron el miedo y siguió chupando cada vez con más confianza.

Como había hecho su amante, bajaba de la punta a la base, centrándose luego en los huevos para volver a metérsela entera. Le encantó hacerlo. Chupar una polla es lo que más morbo le había dado siempre que pensaba estar con un hombre y, aunque en sus fantasías se comía un enorme rabo de más de 20 centímetros, la pequeña polla de Toni colmó del todo el morbo que había sentido durante tanto tiempo. Le sorprendió el fuerte aroma que desprendían los genitales, mezcla de sudor limpio y excitación. Él no lo sabía entonces, pero ese olor se le quedaría grabado en ese rincón de la mente que nos hace revivir escenas cuando llega a nosotros un aroma que conocemos y asociamos de forma inconsciente a actos que han marcado nuestro pasado.

Mientras seguía chupando, su amante empezó a voltearle de forma que pudiera llegar hasta su polla. Carlos entendió enseguida que le estaba invitando a hacer un 69 y, como no hubo ninguna negativa aparente, Toni llenó su boca con la excitada polla de su amante.

Durante un buen rato estuvieron así, inmutables, chupando con pasión, en silencio, sólo se oían los lametones que se propinaban mutuamente. Luego Toni, que tenía más libertad de movimientos porque estaba debajo, empezó a jugar con sus dedos cerca del ano de Carlos. Lentamente se fue acercando cada vez más, sin dejar de chuparle. Finalmente puso un dedo lubricado con su propia saliva en el estrecho orificio de su amante y al no haber reacción aparente por parte de éste, empujó para introducirlo. En ese momento, un flash traspasó la mente de Carlos, que pensó lo sorprendentemente atrevido que se mostraba su amante para ser la primera vez que estaba con un hombre.

Siempre que Carlos recordó después ese primer encuentro, la imagen más nítida que le venía a la cabeza era la de los dos chicos, uno encima del otro chupándose las pollas mientras su culo era penetrado por el dedo de su amante.

No puedo más, necesito correrme – fue Carlos quien interrumpió por fin el interminable momento, ya que no soportaba más la excitación.

Toni le empujó poniéndolo a su lado. Ahora estaban ambos recostados en la cama hacia arriba. Cogió la polla de Carlos con la mano e invitó a éste a que hiciera lo mismo con la suya.

Empezaron a masturbarse mutuamente en silencio, suspirando a la vez mientras se acercaban al inminente orgasmo.

Carlos se corrió tan sólo unos segundos antes que su amante, llenando ambos sus cuerpos con semen caliente. Semen que no es mío por primera vez, pensó Carlos.

Entonces, tras el orgasmo, una sombra de duda volvió a su mente. ¡Él era hetero! ¡qué hacía allí con otro tío! Se sintió extraño, mal consigo mismo, toda la excitación de hacía unos segundos había desaparecido y ahora sólo quedaba un profundo sentimiento de pena y culpa.

Sin hablar, se levantó y fue hacia el baño que había visto al entrar en la casa. Allí se lavó un poco y se enjuagó la boca, como queriendo quitarse el estigma de hombre ajeno que llevaba encima.

Volvió a la habitación y empezó a vestirse rápidamente.

¿Qué tal? – preguntó Toni que seguía desnudo en la cama.

...bien... pero ahora me siento algo extraño... – respondió mientras seguía recogiendo su ropa.

Es normal la primera vez, ahora la cuestión es saber si repetirás... – Carlos no atendía mucho a las palabras de Toni.

Toni se incorporó y se acercó a Carlos como intentando darle ánimos. Le plantó un sorpresivo beso en la boca.

No, no, ahora no por favor – replicó Carlos ya vestido, apartando la cara – me voy ya.

He de bajar a abrirte – dijo Toni mientras recogía su ropa.

Bajaron de nuevo por la escalera y Carlos se marchó sin mirar atrás. Se despidieron con un frío adiós.

Ya en el coche de vuelta a casa, Carlos pensó que había hecho bien en probarlo, ahora estaba seguro que no le iban los tíos, sólo había sido un episodio morboso que no volvería a repetirse y pronto quedaría olvidado.

Pero al día siguiente no pudo evitar recordar con placer todo lo que había experimentado.

Y al siguiente, excitado, volvió a conectarse al chat para ver si veía a Toni.

Y dos días después pensó que había tenido mucha suerte al encontrar a alguien hetero como él pero tan atrevido. De nuevo pensó lo sorprendente que resultaba el atrevimiento de Toni para ser su primera vez. Y siguió pensándolo hasta que por fin su amante le explicó, mucho tiempo después, que no era hetero ni tenía novia. Había sido gay desde que podía recordar y se había acostado con varios chicos. Pero le encantaba hacerlo con heteros y no dudó en mentirle cuando habían hablado por chat.... Pero cuando Carlos supo eso ya no le importaba.

Pero eso fue mucho tiempo y muchos orgasmos después. Ese día Carlos sólo pensó que, ya que aún conservaba el móvil de Toni, no pasaría nada por enviarle un mensaje para ver cómo estaba.... seguro que no iba a quedar pero...