Tenerte dentro
La historia con mi profesor de Griego continúa...
Solo puedo pensar en ese momento en el que te acercaste por detrás, te pegaste a mí y te sentí todo. Me explicaste ese concepto que yo no entendí, con tu voz grave pero susurrandome al oído. Luego te separaste, disimuladamente haciendo ver que no ha pasado nada, los dos lo hemos sentido todo pero solo nos atrevemos a mirarnos y a esbozar una leve sonrisa porque nos tenemos cariño además de deseo. Yo te digo que muchas gracias por tu explicación cuando en realidad solo quiero sentirte más y más adentro de mí, ya sin ropa. Siempre me consideré una persona muy intuitiva, me fijo en los detalles y en ese momento justo cuando te acercaste, pude apreciar cómo me diste un pequeño empujón, como si me estuvieras penetrando. ¿No lo puedes disimular eh? Tu naturaleza te lo está pidiendo a gritos. En ese momento, me agarré a la mesa, cerré los ojos y me mordí el labio de placer aunque al estar de espaldas, tú no me viste la cara. No me pediste disculpas, supongo que te daba vergüenza admitir ese impulso de tu cuerpo.
Conmigo eres suave y delicado pero viendo como te comportas, en general, para nada eres así. Impones mucho con tu voz grave, tus grandes ojos azules y tu discurso elocuente. ¿Por qué cambias conmigo? Quizás te parezca una flor delicada, ya sé que conoces la dura historia de mi infancia pero en verdad, no veo mejor persona que tú para darme fuerte, para volverte loco y embestirme hasta que pierda el conocimiento de placer. Eso es lo que quiere mi cuerpo cuando te ve, quiero sentir todo tu peso sobre mí y toda tu fuerza y también tu debilidad, hablando mientras gimes de placer, desahogándote conmigo: sácalo todo. Quiero ver cuál es tu otra parte, tu parte bruta, después de haberme tratado tan bien durante tantos años, seguro tienes ganas de darme lo que me merezco también.
Yo sí que las tengo, de agarrarte fuerte y morderte, de gemir tu nombre sin parar y de tener tu boca lamiendo todo mi coño hasta que me corra entera para que te lo chupes y bebas todo.
No se me ocurre mejor manera de agradecerte tantos años de enseñanza.