Tenemos camarera nueva
Esta historia ocurrió un par de años después. Auténtica. Si la leen los protagonistas, espero que les traiga tan buenos recuerdos como a mí
En el verano de 1987 mi relación con Belén había terminado. Se había echado novio y no quiso continuar con nuestras sesiones de sexo oral. En casi un año no conseguí follármela, pero lo pasamos muy bien.
La madre de Loli y Belén, Carmen, seguía "arreglándome" pantalones en sesiones de sexo a escondidas, con el temor de que sus hijas nos pillasen un día.
Con Paco y Loli las cosas iban viento en popa, con nuestras sesiones sexuales a tres bandas que compaginaba con la relación con Carmen.
En julio contrataron una camarera en el bar para que fuese cubriendo las vacaciones de los camareros y con vistas a las fiestas del Pilar, en octubre.
Victoria era una chica grandullona que cogía los barriles de cerveza con una mano, 19 años, recién llegada del pueblo, amiga de la secretaria del jefe, con la que compartía piso. Más acostumbrada a tratar con vacas y ovejas que con personas, tenía la piel morena de quien ha pasado mucho tiempo al aire libre, y era la persona más inocente que había conocido en mi vida. Todo le sorprendía en la ciudad: la gente, las calles, los grandes edificios, los cines... todo era nuevo para ella, que apenas había salido de su pueblo.
Y se reía... ¡cómo se reía...! Contagiaba a todo el que la escuchara reirse.
No era guapa, tenía un rostro más bien vulgar, de facciones muy anchas, pero pronto nos cautivó a los tres, y no tardamos en invitarla a salir con nosotros.
Tenía novio en el pueblo y se iba a verlo los días que tenía fiesta, pero no conseguimos que nos dijera si aún era virgen.
Alguna noche salíamos todos juntos y nos gustaba provocarla: nos besábamos los tres y se escandalizaba; se ponía colorada si le proponíamos unirse a nuestros juegos y nos amenazaba con darnos una "guantá" si nos pasábamos con ella.
Fue Loli quien hizo un día la gran pregunta: "¿Os gustaría que NOS acostásemos con Victoria...?", haciendo especial énfasis en el NOS. La mirada cómplice entre Paco y yo habló mejor que nuestras bocas y desde ese mismo instante nos pusimos a maquinar un plan para hallar la forma de conseguir nuestro objetivo. Fue de nuevo Loli quien dió con la clave para hacernos con Victoria.
En un par de semanas, el 26 de octubre, Victoria cumpliría 20 años. Su nombre se lo impuso su padre, emigrante en Uruguay y seguidor del Peñarol de Montevideo, porque el día que nació su equipo se impuso al Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental.
Un cumpleaños tan redondo merecía una celebración especial, le dijimos, y ya que le tocaba trabajar ese día y no podría estar con su familia ni su novio, qué mejor que sus amigos paara estar con ella. Preparé cena en mi apartamento y después de trabajar fuimos los cuatro a casa. Después de cenar comenzamos a sacar los regalos.
Para no asustarla empezamos con regalos serios: un conjunto de bolso y cartera, una bufanda y guantes ahora que se acercaba el frío y un bonito marco conteniendo ya una fotografía que nos habíamos tomado los cuatro en la puerta del bar. Hasta ahí todo normal, pero le guardábamos una sorpresa: un conjunto de lencería con un camisoncito de gasa negra transparente que, por supuesto, queríamos verle puesto. Su negativa fue rotunda tal y como esperábamos, pero contábamos con nuestra capacidad de persuasión y con el poco aguante que tenía Victoria con el alcohol: apenas con dos cervezas se ponía piripi y sus defensas bajaban muchísimo.
Loli le hablaba al oído y le decía que no se preocupase, que solo queríamos ver cómo le quedaba, que no pasaría nada, que ella le acompañaría en todo momento, que no nos dejaría propasarnos, que éramos buenos chicos... en fin, que cayó en la trampa y juntas se fueron a la habitación para cambiarse de ropa.
Al cabo de unos minutos salió Loli y su cara era un poema; Victoria se escondía detrás y no se decidía a mostrarse, hasta que Loli se apartó y al fin la vimos... ¡Qué visión, santo cielo...! ¡Qué cuerpazo lucía la niña...! Jamás hubiéramos imaginado que un cuerpo tan grande estuviera tan bien proporcionado. El uniforme del bar nos había ocultado sus formas, y su poco agraciado rostro no nos había hecho pensar que estuviera tan rematadamente bien hecha. El corto camisón transparente dejaba ver sus pechos firmes en el sostén de blonda, negro también como la braguita, y permitía adivinar un vientre liso, unas caderas estupendas y un maravilloso culo.
Nuestros gritos de admiración la asustaron, pero es que no era para menos: si Victoria hubiera sido más guapa no teníamos la más mínima duda de que habría podido triunfar como modelo, como actriz o lo que se hubiera propuesto.
Se escondió de nuevo detrás de Loli y quiso ir a cambiarse de ropa, pero Loli la tranquilizó y tomándola de la mano se encaró con nosotros: "A ver, salvajes, antes de ponerle una mano encima tendréis que pasar por encima de mi cadáver..." decía en tono serio mientras nos guiñaba un ojo cómplice. y nos lanzamos contra Loli
"¿Ah, sí? pues date por muerta..." y nos lanzamos al unísono contra Loli mientras Victoria observaba la escena divertida. Comenzamos a besarla y acariciarla al tiempo que nos quitábamos la ropa, y vimos cómo Victoria se tocaba los preciosos pechos sentada en el sofá frente a nosotros. Nuestra excitación iba en aumento y la de Victoria también, pues su mano se dirigía al coñito y apartando las braguitas se introducía un dedito en la húmeda vagina.
Loli nos dejó a los chicos y se dispuso a acariciar a Victoria por encima del camisón mientras sus labios buscaban la boca de la diosa que teníamos casi a nuestra disposición. La pasión que Victoria ponía en el intercambio de lenguas nos hizo abandonar nuestro juego y acercarnos a las dos mujeres para hacerlas nuestras. Las levantamos y las llevamos al dormitorio. Colocamos la cama en el centro de la habitación, acostamos en ella a Victoria y nos arrodillamos los tres alrededor. Acariciamos su esbeltas piernas, llegamos a su coñito y suavemente la despojamos de las tres prendas, quedando ante nuestros ojos la visión de esa maravillosa mujer que se dejaba hacer por nuestras seis manos y tres bocas ansiosas de saborearla.
En la cara de Victoria asomaban los primeros gestos de placer, al igual que de sus labios escapaban los primeros gemidos. Paco tuvo el honor de ser el primero en saborear sus jugos vaginales, ofreciéndole a Victoria una comida de coño espectacular. Su cuerpo se arqueaba mientras Loli y yo no cesábamos de besar sus labios, sus pechos, su cuerpo...
Los dedos de Paco buceaban en el interior de la vagina cubierta por una mata de pelo no muy cuidada, al tiempo que Victoria buscaba mi pene con su mano y lo tomaba con brusquedad, sacudiéndolo al ritmo que la lengua y los dedos de Paco la hacían saltar en la cama. Loli tenía ya la polla de Paco en su boca y la chupaba con placer mientras se metía los dedos en el coño y se masturbaba.
Pude notar que Victoria iba a alcanzar el orgasmo por el apretón que me dió en la polla. En unos instantes se la oyó gritar tras sufrir unos intensos espasmos, dejando mi pene dolorido.
Paco soltó su presa y se incorporó satisfecho de haber hecho gozar a nuestro objeto del deseo, que yacía sudorosa en la cama. Nos turnamos para besarla y aprovecharnos para magrearnos nosotros. Mi maltrecho pene quería suaves caricias, y fue la boca de Loli quien se las proporcionó. Victoria se levantó con una sonrisa en la cara y nos hizo tumbarnos a los dos hombres. Se puso de rodillas y alternó nuestras pollas en su boca, mientras invitaba a Loli a tomar la que dejaba libre. Las dos eran consumadas chupadoras, tanto que con los ojos cerrados no sabría distinguir en la boca de cuál estaba mi polla en cada momento. Por momentos nos abandonaban y se besaban apasionadamente, acariciando sus coños húmedos, disfrutando como perras en celo.
Al cabo de un rato, Victoria sacó a Paco de la cama y se puso encima de mí. El espectáculo de ese cuerpazo a mi alcance me excitó más aún si cabe. Restregó su vagina lubricada por mi pene tieso y con un hábil movimiento se lo insertó hasta el fondo, iniciando un movimiento de vaivén que me llevaba al paraíso. Apretaba su vagina contra mi polla produciéndome la misma sensación que una mamada exprimiéndome el glande.
Paco y Loli nos miraban desde la silla, ella sentada ensartada por el enorme pene de su novio en un sube y baja continuo mientras se acariciaba los pechos y él le tocaba el clítoris.
"No lo desgastes mucho, que me tiene que servir luego a mí", le dijo Victoria a Loli. "Y tú también te vas a ver recompensada", añadió riendo.
¡Caramba con la niña inocente...! ¡Esas son las amenazas que nos gustaban...!
Con cuatro fuertes cabalgadas hizo que me corriera en su interior sin preocuparse por las consecuencias. Sin sacarse mi polla del coño reclamó a Loli a su lado y la hizo amorrarse a su coño para beberse mi corrida que empezaba a escurrirse por sus muslos. Inmediatamente se besaron intercambiándose mi semen con sus lenguas. Semejante espectáculo mantenía mi polla dura y aproveché que estaba Loli de rodillas para penetrarla desde atrás, haciendo Paco lo propio con Victoria. Las chicas no dejaban de besarse mientras aguantaban nuestras embestidas y la cama se movía de forma enloquecida, haciendo temer por nuestra seguridad.
Paco no tardó en correrse dentro de Victoria y cayó agotado en la silla. Victoria quería más y se acercó a mí por detrás con el coño chorreando semen. Me acariciaba el pecho y suavemente me separó de Loli, a la que hizo tumbar boca arriba para atrapar su clítoris con los labios dejándome el culo levantado para que volviera a follármela. Antes de hacerlo limpié bien su coño de la corrida de Paco, aprovechando para lamer bien el agujerito del culo, introduciendo la punta de la lengua y lubricándolo con la leche de Paco. Hice un primer intento de meter un dedo y no me dejó. Bueno, para ser el primer día tampoco era cuestión de forzar demasiado. Continué chupando su coño y su clítoris mientras ella se lo hacía a Loli. Paco se levantó de la silla y con la polla dura se acercó a la boca de Loli que la atrapó hábilmente y le dedicó una mamada de las suyas. Penetré de nuevo a Victoria e inicié un metisaca feroz que la obligó a soltar el coño de Loli haciéndola gemir con fuerza. Cuando noté que me corría se la saqué y la hice tumbarse al lado de Loli. Al unísono, Paco y yo nos corrimos encima de las mujeres que esperaban nuestra leche con las bocas abiertas. Volvieron a darnos el espectáculo de beberse las corridas lamiendo sus cuerpos y frotándose los coños con sus manos empapadas de semen y terminando con un 69 salvaje que las dejó desmayadas en la cama.
Nos duchamos por turnos y tomamos unas copas tranquilos mientras Victoria se sinceraba con nosotros: "Pensaba que me tomábais el pelo cuando os portábais así entre vosotros, de manera que me hice la tonta a ver hasta dónde llegábais. Ahora ya lo he visto y no me habéis defraudado".
"No nos imaginábamos que fueras tan... abierta; tan sexual..., tan zorra, con perdón".
"¡Es que en el pueblo no se puede hacer otra cosa que salir al campo o follar, y el campo lo tengo muy visto, ja, ja...! Y si creéis que yo soy buena en esto, esperad a conocer a mi novio, porque querréis conocerlo ¿verdad?"