Team Hypno Rises

Un nuevo equipo criminal se está formando en el mundo Pokémon y desea reclutar a las entrenadoras más fuertes… quieran ellas o no.

NdA: Basado en la adaptación que hizo Jimryu a la idea original de Nabs001

El mundo Pokémon no es un lugar tan tranquilo como puede llegar a parecer, alrededor del globo hay varias organizaciones criminales que buscan hacerse con el poder haciendo sin números de negocios ilegales con los Pokémon. No obstante, el nivel de esto ha llegado a niveles absurdos que si uno quiere iniciar su propia organización criminal, los entrenadores renegados no querrán unirse a un equipo que recién esté comenzando y preferirán irse con uno con más reputación aunque esté lleno de perdedores, como el caso del Team Rocket.

Es por eso que nuestra jefa desarrolló una buena opción; si los entrenadores renegados de baja categoría no querían un lugar en nuestra naciente organización, entonces tendríamos que volcar nuestros ojos a otra veta poco explotada de entrenadores: los experimentados, esos entrenadores fuertes que se han hecho de un nombre en todas las esferas competitivas de los combates Pokémon.

Sólo que hay un problema: La gran mayoría de estos entrenadores, por no decir que todos, están de “el lado correcto de la ley”, entonces ¿cómo haríamos para convencerlos de unirse a nuestras filas sabiendo que no íbamos a hacer precisamente actos de caridad? Bueno, como ya dije, nuestra líder es todo un genio y para resolver ese problema desarrolló “el dispositivo S”, con el cual me ha armado y se me asignó una simple misión:

Recluta al entrenador más fuerte que te encuentres

Y con esa simple orden, yo ya tenía a alguien mente: la auto proclamada entrenadora más fuerte de Pokémon de tipo agua, Misty, la líder del gimnasio de ciudad Ciruela.

Misty es una belleza de piel blanca, brillantes ojos verdes, un exuberante cabello rojizo, un muy bien torneado cuerpo que no le molesta presumir en apretados trajes de baño y lo que a mí más me prende: una personalidad de persian salvaje que pide a gritos que alguien la dome para convertirla en una dócil skitty.

Desde la primera vez que la vi en uno de los espectáculos acuáticos que ofrecen de vez en cuando en el gimnasio de la ciudad he deseado poseer ese bien torneado cuerpo juvenil, por lo que un día me armé de valor, me acerqué al gimnasio y al verla la invité a salir. Por mi valentía me gané una carcajada en mi cara y un muy burlón:

—Consideraré salir contigo si me derrotas en batalla.

Dicho y hecho salí de viaje a buscar Pokémons que pudieran derrotar a la auto proclamada entrenadora más fuerte de Pokémon agua… y la verdad es que hace honor a su título, pues Misty barrió el suelo conmigo tantas veces que perdí la cuenta pese a que mi equipo estaba conformado por Pokémons de hierba y eléctricos.

Luego de tantas derrotas, decidí irme a vagar por ahí y la vida me llevó hasta este nuevo equipo criminal que me dio una oportunidad para matar tres pájaros de un tiro: me vengaría de las humillaciones que me había dado Misty, conseguiría un entrenador poderoso para el equipo de la jefa y por sobre todo… estaba seguro de que podría hacer mío ese cuerpo tan apetecible.

Durante varios días me puse a vigilar al objeto de mis deseos, con tal de aprender su rutina diaria y definir el mejor momento para hacer mi movimiento y tras mucha observación descubrí que los sábados por la mañana Misty iba al lago cercano a pasear con sus Pokémon en áreas naturales y para llegar hasta esa zona que tanto le gustaba tenía que pasar por una sección un tanto solitaria del bosque que circunda a la ciudad. Ese sería el momento perfecto para atacarla.

Puntual como se esperaría de alguien con su reputación, Misty salió del gimnasio no llevando nada más que esa blusa amarilla y esos pantalones cortos que no dejaban mucho a la imaginación y que hicieron que mi miembro comenzara a ponerse duro, tanto por la vista como por la idea de que pronto ese cuerpo sería mío. Resistí la tentación de atacar ahí mismo y me dediqué a seguirle a una distancia prudente para que no sospechara de mis intenciones.

Al fin entramos al bosque y un par de pasos después nos quedamos ella y yo en completa soledad, con sólo nuestros pasos y el canto de los Pokémon volador en las copas de los árboles escuchándose.

Era el momento.

Aceleré el paso para acercarme a ella y pronto al fin la líder de gimnasio reparó en mi presencia, pues se detuvo y se dio media vuelta para verme. En ese momento usé toda mi fuerza de voluntad para sonreír de manera casual y no soltar la carcajada maniaca que quería dar al saber lo que estaba por ocurrir.

Al fin llegué con ella y manteniendo mi sonrisa, le saludé:

—Señorita Misty, buenos días.

—Oh, buenos días —me respondió ella también sonriendo, pero me percaté de que estaba deslizando su mano hacía su bolso. La muy desgraciada preparaba algún Pokemon para ayudarla en caso de que la cosa se pusiera fea, poco sabía esa estúpida que de nada le serviría, es más: pronto sus Pokémon trabajarían para mí, pero todavía faltaba un poco para eso, tenía que actuar con cautela para hacer mi movimiento sin que ella llamara primero a uno de sus Pokémons para patearme el trasero.

—¿No se acuerda de mí? —pregunté tentando mi suerte.

Misty levantó una ceja, torció la boca y luego sonrió un poco apenada.

—Lo siento, creo que no. No lo tomes a mal, pero como la líder del gimnasio veo a mucha gente y me es difícil acordarme de todos los que se cruzan en mi camino.

¡Maldita perra desgraciada! ¿Cómo osa no acordarse de mí? ¡¿Yo que te invité a salir y te retó tantas veces por la oportunidad de una triste cita?! Pero bueno, no me dejaré llevar por la rabia, después de todo mi venganza está cerca. Sólo un poco más…

—Oh, bueno en ese caso me vuelvo a presentar. Mi nombre es Jimmy —comencé—. Disculpe que la moleste, pero soy un inventor Pokémon y he estado  buscando un entrenador con talento que me ayude a probar mi más nuevo invento, y la he elegido a usted señorita Misty. Vi que venía hacia el bosque y no quise esperar a que regresara pues quiero mostrarle el invento lo antes posible.

—Me alagas —contestó Misty algo sonrojada—. Pero yo no soy del tipo tecnológico como para poder dar una opinión sobre algún invento.

—¡Oh! No es necesario —dije con una gran sonrisa—. Es algo que revolucionará los combates Pokémon, por lo que con que usted sea una entrenadora poderosa bastará para que comprenda la genialidad de mi invento.

El rostro de Misty mostraba que seguía sin estar convencida, pero ese ataque al ego nunca fallaba.

—Bueno, ¿qué es ese invento?

Con el interés de mi futura victima capturada, me apresuré a sacar el dispositivo S de mi bolsillo, como tenía forma de control remoto, Misty no sospechó nada hasta que lo apunté a su rostro.

—Este es el dispositivo S, es un aparato que puede replicar los ataques de un Pokémon —expliqué y lo activé, del aparato comenzaron a salir ondas violeta que dieron de lleno contra la cara de la entrenadora.

Misty retrocedió un poco, algo mareada.

—¿Qué…? ¿Qué pasa? Me… me siento… ra… —comenzó a decir la entrenadora, pero su frase terminó en un balbuceo.

—Ahora mismo el ataque que está copiando el dispositivo es uno de los más populares entre los tipo psíquico y fantasma: hipnosis —expliqué dejando ya que en mi rostro apareciera una sonrisa sádica—. Y supongo que sabe lo que significa, ¿no? Las ondas están calmando las ondas de tu cerebro para dejarlo esponjocito y a merced de las ordenes de quien hizo el ataque… o sea yo.

Miré a Misty y mi sonrisa (y otra cosa) no hizo más que ensancharse. La orgullosa entrenadora estaba frente a mí, con los ojos desprovistos de toda vida, y con su cuerpo en una rígida posición de firmes. Parecía una muñeca, una muñeca con la que  yo estaba dispuesto a divertirme.

Apagué el dispositivo y lo guardé de vuelta en mi bolsillo.

Me acerqué para revisar a mi víctima: tenía la boca ligeramente abierta y un pequeño hilo de saliva ya comenzaba a escapar por la comisura de sus labios. Le di unas pequeñas bofetadas en la mejilla y salvo por un enrojecimiento en la mejilla golpeada, no hubo reacción.

Me relamí los labios y dije:

—Supongo que esto cuenta como derrotarte en una batalla Pokémon, ¿o no perra altanera?

Y tras proclamar al fin mi victoria, decidí tomar mi premio: Tomé a Misty por la cintura, la atraje a mí y comencé a besarla en los labios mientras mi lengua jugueteaba con la suya y mis manos con esas nalgas firmes producto de muchas horas de natación.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero cuando al fin decidí que había tenido suficiente de los labios de la muchacha me separé de ella mientras saboreaba la saliva de esta, que de cierta forma me pareció que tenía un sabor dulzón, mientras que Misty… ella me miraba con esa mirada vacía, una mirada que estaba seguro asustaría a más de uno, pero a mí, me daba la idea de que había logrado una de mis metas: domar a esa niña salvaje y convertirla en un juguete sumiso.

Miré a mí alrededor: estaba en un bosque, solo y con una niña sumisa entre mis brazos, era claro que no iba a desperdiciar la oportunidad.

—Bueno, supongo que no hará daño si pruebo si realmente ahora eres una puta sumisa, después de todo no quiero que te despiertes a medio viaje y además, mientras te lleve en una sola pieza no creo que a la jefa le moleste que juegue primero con su nuevo juguete.

Pese a lo anteriormente dicho, eso no quitaba que nos encontrábamos en el paso que la gente usaba para cruzar el bosque, por lo que cabía la posibilidad de que alguien pasara por ahí tarde o temprano, así que comencé a internarme al bosque para buscar un lugar más privado.

Di unos pasos y vi que Misty se había quedado quieta a mitad del camino. Reí y luego dije:

—Sígueme estúpida.

Misty comprendió bien que me refería a ella, pues con movimientos casi mecánicos, comenzó a caminar detrás de mí con esa docilidad que ya me estaba volviendo loco. De haber sabido que las cosas iban a ir tan bien, hubiera traído una correa para amarrarla al cuello de mi mascota.

Avanzamos varios metros hasta que el camino quedó bien oculto detrás de varios árboles y una vez seguro de que no me toparía con mirones, me detuve, Misty hizo lo mismo y yo me giré para tomarla por los hombros y decirle:

—Bueno Misty, llegamos al área de pruebas. ¿No te parece que hace mucho calor? ¿Qué tal si te pones un poco más cómoda?

Misty dijo un leve “sí” y comenzó a quitarse la ropa. No voy a negar que quedé sorprendido de ver que su apagado cerebro comprendiera a la perfección a lo que me refería con “ponerse más cómoda”.

Misty comenzó a desnudarse, se quitó los tirantes para poderse quitar el pequeña blusa y luego el bra, dejando a la vista unos pequeños pechos coronados por unos pequeños pezones rosas. Siguió el pantalón corto y las pantaletas, dejando a la vista un coño depilado que me pareció apropiado para alguien que regularmente vestía trajes de baño.

Y así, frente a mí quedó desnuda lo que bien podría pasar por un maniquí pelirrojo.

Se acerqué a Misty, primero acaricié su coño y después comencé a chupar esos pequeños pezones rosas hasta que quedaron erectos. Tal vez la mente de Misty podría seguir apagada, pero su cuerpo todavía sentía y al poco tiempo comenzó a soltar unos gemidos de placer que no hacían más que aumentar mi libido.

Me separé de ella dejando sus pezones duros y bañados en mi saliva, sonreí y decidí que ya era suficiente del juego previo: saqué mi miembro de entre mis pantalones y lo apunté a Misty.

—Muy bien niña, creo que es hora de que saludes a este amigo, sí sabes a lo que me refiero.

Misty no dijo ni una palabra, pero dando muestras de que tenía más experiencia en esto de lo que yo pensaba, se hincó frente a mí y tomó mi pene entre su suave mano, lo masturbó un poco, le dio un par de lamidas y sin dar ninguna clase de aviso se lo metió en la boca y comenzó a mamarlo como una experta, no sé si por la hipnosis o porque ella ya tenía experiencia haciéndolo.

La sensación era exuberante, y tanto era el placer que esa boca me estaba dando, que tomé la cabeza de esa muchacha como si fuera una cadera y comencé a envestirla como si fuera un culo, y no me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que sentí las arcadas del orgasmo, momento en que me detuve ya que no quería terminar hasta que probara su vagina.

Saqué mi pene de su boca y la empujé para que cayera de espaldas en el pasto, haciéndolo de tal manera que cayó con las piernas abiertas dejando expuesta de tal manera la entrada a esa cueva rosada.

Mi instinto salvaje se apoderó de mí ante la vista, pues me lancé sobre ella, la besé en los labios mientras que mis manos jugueteaban con sus tetas y al final, tomé mi miembro y lo apunté a su vagina comenzando a introducirme en ella. El camino era estrecho, pero se notaba que hacía mucho que ya no era virgen, por lo que no me costó mucho trabajo llegar al fondo de ella, lo que nos arrancó a ambos un gemido de placer. Los músculos vaginales de Misty me apretaban con fuerza y se podían notar deseosos de mi leche, pero el rostro de Misty estaba inexpresivo.

“Es como hacerlo con una muñeca”. Pensé.

Comencé a mover mi cadera, no sé que era, si la calentura o todavía deseaba castigar a esa perra desgraciada por sus rechazos, pero cada envestida que le daba lo daba con mayor fuerza de lo que alguna vez hice con otras compañeras sexuales.

Luego de varias estocadas volví a sentir la arcada que anunciaba el orgasmo, di un último empujón hasta alcanzar el fondo de ese camino, y sentí como mi leche salía y empezaba a llenar el vientre de mi muñeca.

Cuando terminé, salí de ella y me derrumbé de espaldas junto a Misty, jadeando. Había sido un excelente polvo.

Me levanté para admirar lo que había hecho y podía ver como el pecho de Misty subía y bajaba, tratando de recuperar la respiración, así como mi semen comenzando a salir de su concha.

Sonreí por mi “obra de arte”, me puse de pie y tomé sus calzones para empezar a limpiarla. Cuando la dejé lo más limpia que pude, se los arrojé en la cara y mientras me subía los pantalones dije.

—Párate y vístete. Tenemos un largo camino hasta los cuarteles.

Misty no dijo nada, solo tomó sus pantaletas y se las puso para luego comenzar a hacer lo mismo con el resto de su ropa.

En una sala de trono que parecía sacada de una mala película de la edad media, una exuberante mujer de cabello morado estaba sentada en la gran silla, esperando por recibir buenas noticias. Me acerqué hasta ella y me incliné en señal de respeto.

—¿Y bien? —preguntó la jefa—. ¿Cómo fue la misión?

—Un éxito mi señora —contesté—. Permítame presentarle a la más nueva adición al Team Hypno.

Tras decir esas palabras, unos pasos sonaron al final del pasillo y junto a mí se colocó una muchacha. Llevaba un top súper ajustado que permitía ver sus senos y pezones, así como una falda tan corta que dejaba ver sus pantis.

—La líder del gimnasio de ciudad Ciruela, y una de las mejores entrenadoras de Pokémon de agua: Misty.

Misty se inclinó junto a mí, y con voz monótona y apagada dijo.

—Estoy al servicio del Team Hypno en cuerpo y alma. Diga que desea ama y su deseo será mi orden.

—Excelente —dijo la jefa complacida—. Misty es el primer paso para que el Team Hypno sea uno de los más poderosos en el mundo. Dime algo querida Misty, siendo una entrenadora de renombre, supongo que sabrás de otras entrenadoras tan lindas y talentosas como tú.

—Así es mi señora —contestó Misty con su voz monótona—. Ahora mismo, me gustaría sugerirle a mi amiga May, su belleza y habilidad con los Pokémon podrían ser una gran adquisición a nuestro equipo.

La jefa sonrió.

—Excelente. Jimmy, creo que ya tienes a tu siguiente blanco. Y lleva a Misty, necesita aprender como “reclutar” nuevos miembros.

Yo no pude hacer más que sonreír.

—Como ordene,  mi señora.

Me daba gusto servir a tan excelsa líder, pero al mismo tiempo no pude evitar sentir excitación por mi nueva misión. Si Misty la recomendaba, seguramente esta “May” sería un excelente polvo. No todos los días se tenía la posibilidad de hacer un trío con dos hermosas jóvenes.

Afterwords:

Bueno, creo que mejor dejo estas notas de autor por aquí porque intuyo que no leen las respuestas que dejo en los comentarios.

Antes que nada, gracias por sus palabras, me da mucho gusto que estas historias hayan gustado, me motivan a seguir subiendo el resto del material que tengo, que por cierto, aprovecho para decir que tengo suficiente material para afirmar que estaré subiendo nuevos relatos cada quince días.

Ahora, sobre secuelas de los relatos ya publicados… eso va a estar difícil. La mayoría de los relatos que voy a estar subiendo los hice pensando en ser auto conclusivos y no tener secuela, por lo que no creo que haya muchas chances de ver que tengan continuación, aunque no es imposible: ya tengo ideas para una segunda parte de Twin Puppies, aunque tardará un rato en llegar.

Para concluir esta nota, me gustaría dar una curiosidad sobre este relato. Este lo escribí hace mucho tiempo y aunque estaba entre el material que pensaba estar subiendo, al final lo descarté porque al ser de Pokémon no me parecía que fuera a ser bien recibido, sin embargo al ver lo bien que le fue a Gorgon con sus dos relatos de Pokémon, me convencí a subirlo. Originalmente tenía intenciones de que este relato fuera una historia larga y adaptar todo el comic de Jimryu, el que me parece bueno pero creo que le faltaron escenas de sexo, pero al dejar tirado este relato por tanto tiempo ya no me siento con tantas ganas de seguir el plan original y hacer una serie de este relato. Bueno, supongo que eso dependerá del recibimiento que tenga este para ver si me animo a seguir la historia.

Para concluir, espero que hayan disfrutado este relato y nos vemos en el siguiente.