¿Te Volveré A Ver?

Miradas,sexo , un beso, una noche y un esperanza en la mañana...

Sus miradas se cruzaron pese a las penumbras en las que sus cuerpos se encontraban, un ambiente lleno de lujuria, testosterona, cuerpos rozándose y miradas perdidas. A pesar de la multitud que los rodeaba sus ojos no se despegaban. Jairo no despegaba la mirada de aquel misterioso chico que llamo su atención, observaba detenidamente como los ojos felinos no quitaban la mirada de él, tenía ese impulso incesante de unírsele, hablarle, sentir su calor, presencia, pero no se atrevía a dar un solo paso  su mente está bloqueada ante tal misterio.

Los cuerpos sudaban al compas del tambor, otros se movían ante la melodía de las trompetas, algunos solo cerraban los ojos y dejarse llevar. Pero solo dos cuerpos mantenían la calma, se contenían,  no escuchaban nada solo se observaban sin parpadear. Carlos sintió como alguien palmeo su hombro forzando a despegar la vista de su punto, rompiendo esa conexión eterna para ellos y invisible para los demás.

¿Oye guapo puedo bailar contigo? – salieron esas palabras de los labios de aquel chico de voz grave.

Ah… - se quedo mudo ante la repentina propuesta, aparto la mirada un segundo de aquel macho que se encontraba al frente.  Paseo rápidamente su mirada por el oscuro lugar, tratando de encontrar esos ojos cafés de nuevo, pero fracaso ante su incesante búsqueda.

El chico tosió un poco esperando una respuesta, Carlos al no encontrar lo buscado solo asintió con su cabeza. Tomándolo de la cintura lentamente pegaron sus cuerpos, moviéndose al compas de la música electrónica que invadía todo el recinto.

Jairo desde  el otro extremo miraba tal escena, froto con sus manos su rostro para despejar la mente, llevo a sus labios la coba tomando un trago de su whisky. Miro como un chico delgado se le acercaba, tenia un cuerpo marcado, bronceado, cara de niñato y una sonrisa de perla. Se le acerco y le susurro unas palabras inaudibles, pero sin terminar de decirlas solo se pego a sus labios, un aliento sabor a menta fue el acompañante de aquel feroz beso. Pero Jairo no podía apartar la vista de un solo punto, solo miraba como aquel chico de ojos felinos bailaba al compas con un chico musculoso y guapo, maldijo su suerte al no atreverse a acercársele cuando tuvo la oportunidad.

Aparto su vista porque algo en su interior lo estaba carcomiendo mas de lo normal, debía hacer algo para quitar esa sensación de su pecho, dirigió su mirada por ultima vez y de nuevo se topo con aquellos ojos pero un movimiento rápido del chico que tenia alfrente hizo perder la conexión, cuando quiso volver a mirarlo ya este se encontraba devorando los labios de otro, miro de nuevo al chico con aliento a menta, se levanto y lo atrajo bruscamente ante sus labios, quería desaparecer a toda costa cualquier sensación cercana aquel chico.

Carlos solo seguía bailando, notaba como sus cuerpo empezaba a sudar y el ritmo de la música empezaba a subir, noto como algo caliente se sobaba en su pierna, sabia muy bien que era y a lo que lo conduciría. En una vuelta repentina encontró de nuevo aquellos ojos cafes, pero en un segundo fueron cubiertos por una figura masculina, por sus movimientos pudo deducir el ligue inminente que se estaba desarrollando ahí, volteo su rostro y en un ataque de ansiedad pego sus labios con aquel macho con quien bailaba, sus cuerpos se pegaron tanto que el agua que brotaba de sus pieles se unió en una sola. El tenia sus labios ocupados pero su mente estaba en aquel chico que lo había atrapado con su mirada, empezó con una lucha por arrancárselo.

No pienses en él, disfruta de este grandioso chico que tienes aquí – repetía en su mente.

Solo sintió como lentamente era llevado hacia algún lugar en aquel sitio, pero no le importaba a donde fuera, permanecía con sus ojos cerrados para no caer en la tentación de mirar de nuevo a aquel rincón.


En la esquina se mantenía Jairo devorando la carne de aquel deportista, poso sus manos en los hombros algo anchos de este y fue descendiendo poco a poco, sintiendo cada musculo que cubría su bronceada piel y a la misma vez sus costillas, siguió bajando poco a poco tocando cada centímetro de su piel hasta llegar a sus pronunciadas y depiladas nalgas, ya su pantalón estaba abierto y junto con sus bóxer reposaban sobre el suelo, acerco su barra lubricada de su jugo transparente y natural a aquellas nalgas que guardaban un anillo ansioso por ser utilizado.

El chico solo lo tomo y lo recostó, paseaba su lengua lujuriosa por su cuello y luego buscando sus labios, Carlos todavía no habría sus ojos solo sentía como su cuerpo era tocado por las manos fuertes de aquel fuerte chico, alzo sus brazos y los envolvió en su cuello para buscar de nuevo aquellos carnosos labios. Tocaba cada vez más aquella fuerte espalda y aspiraba ese olor a macho que desprendía la piel de su acompañante,  acerco su nariz, aspiro y luego mordió la piel bronceada y salada por el sudor. Sintió como sus pantalones fueron arrebatados haciéndole sentir la piel de ese chico que mordía sus labios sin parar.

Lo paseaba por las nalgas cada vez más, lo hundió entre ellas lentamente hasta sentir ese anillo palpitar encima de su cabeza, no aguanto más y de un tirón lo ensarto con todas sus ganas, un gemido lleno de lujuria salió de la garganta de aquel goloso joven, el mismo empezó a mover su cadera a un ritmo constante para sentir como ese aparato rosaba sin parar sus paredes deseosas de placer.

Los miembros se rozaban sin parar un momento, el movimiento de caderas era súper placentero para sus practicantes. El chico robusto masajeaba las nalgas de Carlos queriendo alcanzar su deseado anillo, empezó a ensalivarlo con sus dedos poco a poco, queriéndolo acostumbrar a sus tiesa barra, Carlos solo gemia al notar como querían invadir su ano con aquellas falanges, pero sus ojos continuaban cerrados queriéndose abandonar al placer, lo estaba consiguiendo y se estaba sintiendo en el cielo.

Su pelvis se movía a pausadamente, sus labios no desprendían los de su acompañante. Sus manos rodeaban la cintura de su fibrado amante, se acerco mas mordiendo todo lo que se encontraba a su alcance, hombros, cuello, barbilla, labios, lengua y orejas. No se detenía ante la adrenalina que invadía su cuerpo, atravesaba cada vez mas rápido a aquel chico de piel morena que lo agarraba con tanta lujuria. Los suspiros entrecortaban las palabras inaudibles e inentendibles por el ruido de la música, los cuerpos daban ríos de sudor que se resbalaba por las hendiduras de sus cuerpos. Mientras bufaba de placer al sentir tanto placer, alzo su mirada hacia el lado izquierdo encontrándose con el rostro aquellos ojos felinos que lo habían hechizado.

Ya tenia tres dedos metidos en su anillo, escurría saliva y ya quería que esto comenzara. Sintió como el chico se ponía un condón y empezaba su deseado momento de coronación, las paredes cedieron muy fácilmente ante la barra de carne ardiente. Ya dentro empezó ese movimiento de cadera pausado y constante, se apretó mas a la espalda del chico ante el rozamiento prostático que estaba recibiendo, lo estaba llevando al cielo. En un movimiento volteo su rostro hacia la derecha y abrió los ojos, allí se encontraba el chico de los ojos cafés, lo miro detenidamente, solo su rostro y de pronto esos ojos que lo atraparon aparecieron tras los parpados.

Lo que paso luego de que sus miradas se cruzaran como al principio de la noche es algo que ni ellos mismos  hubiesen podido explicar. Sus miradas no se despegaban ni en un solo segundo, mientras sus respectivos compañeros seguían en sus penetraciones desenfrenadas. Jairo tomo impulso y quito rápidamente a su acompañante de encima de él, este lo miro sin entender lo que realmente pasaba, como un relámpago se subió sus pantalones y empezó a abrochar su correa.

Carlos por su parte desenvolvió sus brazos del fuerte cuello de aquel macho y poso sus manos en aquellos duros pectorales, se removió inquieto tratando de zafarse de aquella barra que lo atravesaba, el chico lo miro con interrogantes en sus ojos  y pidiendo  una respuesta de su actitud, pero Carlos seguía poseído por la mirada de Jairo, saco mas fuerzas y logro levantarse, en un acto rápido se vistió.

Cuando levanto la vista allí estaba Jairo mirándolo de nuevo, con aquellos ojos cafés que lo traumaban tanto. Este levanto su mano mientras se la ofrecía, Carlos bajo la mirada para mirarla fijamente, dudo un poco pero luego levanto la vista y dando una media sonrisa la tomo, Jairo sonrió de igual forma saliendo entre el bullicio  que envolvía aquel sitio, mientras sus amantes los miraban sin entender todavía porque los habían dejado a medias con el polvo.


Respiraron aire fresco al salir de aquel lugar, Jairo sin soltar la mano Carlos lo condujo hacia su motocicleta. Se detuvo un momento y solo vio un casco, lo tomo entre sus manos, con suma delicadeza lo puso en la cabeza de Carlos, este sonrió ante el amable gesto. Subieron, calentaron motores y tomaron su rumbo desapareciendo entre las luces de aquella grande ciudad.

Carlos se mantenía sujeto a la cintura de su conductor, realmente no le agradaba mucho andar en dos ruedas, Jairo solo sentía como en cada curva se pegaba más a su espalda haciendo que una sonrisa se dibujara en su rostro.

Después de unas cuantas curvas, apretones de cuerpo, sonrisas atravesadas por el cálido aire llegaron a su destino, Carlos se desmonto de la motocicleta y lo siguió Jairo en el acto. Quedaron frente a frente, Jairo tomo el casco con sus manos y lo retiro lentamente, Carlos no parpadeo ni un momento para no perder un instante del brillo de esos ojos cafés que lo miraban con tanta ternura. Jairo se acerco lentamente, lo miro como pidiendo permiso para hacer lo que tenía planeado, pero Carlos se armo de valor y dio ese gran primer paso, poso sus labios encima de los de su ahora amante, ese bello rose fue acompañado por una tímida sonrisa por parte de Jairo y otra de Carlos sin siquiera despegar sus comisuras todavía.

Jairo lo tomo del rostro y los volvió a probar lentamente, quería recordar para siempre la textura. Sabor, calor, movimiento por movimiento de aquellos labios. Carlos puso sus manos en la espalda de este otro atrayéndolo hacia él, el beso se corto y se sonrieron mientras se miraban mutuamente los ojos.

Subieron las escaleras hasta el cuarto piso de aquel edificio con tonos beis decorando toda su estructura, Jairo abrió la puerta de madera con el perillo de tono plateado, invito a pasar a Carlos,  hasta el momento ninguno de los dos había pronunciado alguna palabra, no se conocían las voces.

Se cerró la puerta tras de ellos mientras se acercaron el uno al otro, se miraron tratando de decir algo, pero ambos sabían que no podían arruinar el momento hablando, solo se necesitaban el uno al otro, sentirse cerca. Sus labios de nuevo se tocaron tímidamente como queriéndose conocer de nuevo, las prendas empezaron a deslizarse por sus tersas pieles, lentamente retiradas por las manos del otro al mismo tiempo convirtiéndose en roses cargados de placer. La piel  perlada de Carlos quedo al desnudo, sus mejillas se tiñeron de un suave rubor  al notar su completa desnudes, Jairo le provoco ternura ver tal reacción por eso poso su mano en una de sus mejillas mientras se acercaba para regalarle un embriagador beso. De ahí se empezaron a desprender los roces de sus cuerpos, caricias en la espalda, muslos, brazos, besos en todo su cuerpo mientras sus pasos se dirigían a la habitación, cayendo en las sabanas de aquella cama sin dejar de explorar cada centímetro de sus pieles. Lo que paso luego fue algo único en sus vidas, era algo mas que eso denominado por el hombre como “Sexo”, claro que se degustaron carnalmente pero con delicadeza y devoción hacia el otro, recorriéndose sin parar hasta explotar en un beso que los dejo sin aliento y inmóviles en aquel lecho, dándole paso a que el dios Morfeo los rodeara con sus mantos de dulces sueños.


Jairo abrió sus ojos lentamente por la molestia que le causaba el sol que se colaba por las habanas cortinas que colgaban de su ventana, encontrándose así con el rostro de aquel chico que lo había hechizado en cuerpo y alma la noche anterior solo con sus ojos felinos llenos de ese misterio, deseaba en su interior mirarlos de nuevo, pasaron los minutos las horas esperando a su despertar pero para el eran segundos. Cuando Carlos se removió entre las sabanas, gimiendo por lo bajo mientras se desperezaba como si fuera un pequeño felino, abrió lentamente sus ojos encontrándose con la mirada curiosa de Jairo. Este último se quedo atónico de nuevo ante tal belleza, es como si fuera la primera vez que lo viera, acaricio su mejilla lentamente mientras seguía apreciando su belleza. Mientras Carlos hacia lo mismo, solo miraba esos ojos cafés que tanto lo habían atrapado desde que los miro.

Jairo – Dijo Jairo suavemente – Mi nombre es Jairo, mucho gusto.

Carlos se quedo mirándolo sin parpadear, esa voz grave pero que la envolvía una ternura, había quedado encantado con esa voz.

El gusto es mío – Salió de sus rojizos labios – Me llamo Carlos – termino suavemente y con una tímida sonrisa.

Te puedo hacer una pregunta – Dijo Jairo.

Dime – Dijo Carlos mientras no despegaba sus ojos de los de su amante.

¿Te volveré a ver?- Esas palabras salieron con un tono lleno de esperanza.

Después de todas las cosas extrañas que han pasado…- Se quedo en silencio un momento Carlos – Solo el tiempo lo dirá – Fue lo último que dio mientras se acerco para juntar sus labios como la noche anterior.


Realmente pensé que no escribiría en mucho tiempo, pero ya ven mi querida amiga inspiración y algo de Beyoncé me hicieron escribir, debo confesar que se sintió tan bien volver a sentir esa sensación de ir plasmando en la hoja tal como tú lo sientes. Son las 2:23 a.m tengo algo de dolor de cabeza pero no quería dejar esto a medias.

No siendo mas espero sus comentarios, criticas malas  o buenas son muy bien recibidas :)

Besos y Abrazos de Riick :3