Te robo a tu amigo. Cap.2: Un buen rabo en casa.

Pablo se lleva una buena sorpresa al llegar a casa de trabajar.

Te robo a tu amigo. Cap.2: Un buen rabo en mi casa.

Salgo del trabajar del bar del hotel a las 3 de la mañana, estoy muerto. Llevo toda la tarde y toda la noche sirviendo a pijas de mierda que no paran de presumir de su puto dinero y de cómo se lo funden. Lo bueno es que esta carita da mucha propinas, cien pavos me he sacado hoy. Vuelvo a casa por el paseo marítimo. Me encanta quitarme la pajarita y desabrocharme los dos primeros botones de la camisa para sentir la brisa marina en mi pecho. No puedo parar de pensar en cómo cojones voy a pagarme la matrícula del siguiente curso de la universidad, por muchas propinas que coja el sueldo es una puta mierda.

Por fin llego al piso, el trayecto se me ha hecho eterno. Estoy reventado y no encuentro las putas llaves, siempre se me olvida que las guardo en el bolsillo de la parte de dentro de la americana. Abro la puerta y me encuentro a Marcos, se estaba fumando un pedazo de porro detrás de las escaleras. Como me pone el cabrón. Es un puto macarra de un metro noventa, muy moreno y rapado. Tienes unas cejas espesas y unos ojos grandes color chocolate negro. Me encantan sus labios, son muy finos pero dejan ver esa sonrisa que me vuelve loco.  Su nariz es grande, seguro que se puede meter dos rayas de coca de un tiro, pero al igual que sus labios,  es delicada y elegante. Lleva puesto  una camiseta negra ancha y un pantalón vaquero corto, pero ajustado. No se le marca mucho la polla, creo que no la tiene grande. Aun así, te pone a mil verlo sentado con las piernas abiertas. Me molan sus zapas, una Air Max Plus negras con rayas amarillas.

-       Marcos, te vas a quedar tonto cabrón. ¡Qué huevos tienes hermano!

-       ¡Ey pollita! ¿Qué te cuentas tío?

-       Na’ colega, acabao de salir de trabajar. ¿ Dame un poco de eso, no?

Me mira y le sale una pequeña sonrisa. Le pega una calada y me lo pasa. Le rozo la mano al cogerlo, me encanta el tacto de su piel. Le pego una calada y noto el cartón húmedo, su saliva estaba en mi boca. Empiezo a ponerme morcillón, lo voy notando cada vez más y se me va a empezar a marcar el paquete de forma anormal. Tengo medio capullo fuera, la piel esta comenzando a irse hacia atrás.

-       Esta buena la mierda tío. ¿Es tuya?

-       Se la he comprando al Jaspe,  su padre tiene cosas buenas hermano.

-       Ya te digo. Bueno polla, me subo pa’ el piso que estoy muerto.

-       Vale hermano. A ver si quedamos y nos echamos unos litros o algo.

-       Este jueves libro, yo te aviso.

Subo las escaleras deprisa, el roce del pantalón del traje y el bóxer me está empalmando cada vez más. Por suerte, subir cinco pisos por las escaleras hace que te canses y que te olvides de todo. Lo único que me molesta es que me estoy meando a tope, no puedo más. Vuelvo a no encontrar las llaves y tengo que tocar al timbre varias veces, mi hermano siempre me espera a que salga de trabajar.

-       Joder Laura, que me estoy meando.

-       Lo siento, coño. Estaba con el móvil y  no escuchaba el timbre.

Voy corriendo al baño y cuando abro la puerto me encuentro un polla enorme, venosa, circuncidada  y blanquita. No es normal esa polla, es simplemente perfecta. No se quien es ese chaval ni porqué esta en mi casa, pero no quiero que se vaya.

-       ¡Ostias! Lo siento, tío.

El chaval se guarda la polla rápidamente y se gira. Me quedo loco al ver tanta belleza. Supongo que es de la edad de mi hermano, unos 18 o 19 años. No es muy alto, un metro sesenta y poco. Es rubio, con el flequillo rizado y rapado por los lados. Sus ojos son azul claro, pero profundos. Parece que tiene trozos de diamante pegados al iris. Su boca y su nariz son pequeñas y finas. Era lampiño y tiene un lunar encima de la parte derecha del labio. Su cuerpo era espectacular, estaba petadísimo, pero sin parecer algo anormal. Se notaba que era por culpa del trabajo en el gimnasio.

-       Nada tío, no te preocupes.

Me mira de arriba abajo sonriendo y sale del cuarto de baño. Menuda sonrisa, tiene los dientes perfectos y blancos. Cierro la puerta del baño, me bajo los pantalones y empiezo a mear. No se me quita ese cuerpo de la puta cabeza y se me empieza a poner dura. El capullo se me ha quedado al aire y el chorro de meados se descontrola, manchando toda la taza. Cojo un trozo de papel y lo limpio rápido, necesito pajearme y tengo que ir a mi cuarto. Como no me pegue una buen pajote esto no se baja en toda la noche. Salgo del cuarto y de baño, y para que no me vean el pedazo de paquete que se me había puesto, le hablo a mi hermano desde el pasillo.

-       Laura, me voy a dormir. Estoy muy cansando, había mucha gente hoy en el hotel.

-       ¡Ya!, ¿no te tomas algo?

-       Mañana entro temprano.

-       Vale, buenas noches. Te quiero.

-       No seas cursi, pringada.

-       ¡Qué te den, mamón!

Entro a mi habitación y cierro la puerta, comienza el espectáculo. Me quito la camisa corriendo desabrochando los botones lo mas rápido que puedo. Me tumbo en la cama y me bajo de un golpe los pantalones y los  bóxers, dejándolos por los tobillos. Un golpe seco se escucha al chocar mi rabo contra mi marcado abdomen. Me quedo unos segundos quieto, por si han escuchado el ruido.  Mi rabo estaba hoy mas gordo, venoso y duro que nunca además, tenía los huevos bien hinchado. Dejo caer salivar en mi mano derecha y comienzo a masajearme el capullo. Lo aprieto mientras que subo arriba y abajo. Me escupo un poco más y comienzo a subir y bajar fuertemente la piel de mi  rabo, tapando y destapando mi glande al completo. De repente, la puerta de mi cuarto se abre y lo veo. Me quedo blanco y paro en seco.

-       ¿¡Qué haces tío?! ¿¡No sabes llamar a la puerta, o qué?!

-       No chilles o despertarás a tu hermana.

Cierra la puerta y se acerca a mi oreja mientras dibuja una sonrisa en su cara.

-       ¿Qué pasa? ¿ Te he puesto cachondo?

Me susurra al oído, mientras que un escalofrío me recorre por dentro. Estoy cagado, pero la polla se me pone cada vez más dura.

-       ¿Qué dices maricón? Pírate de mi puto cuarto.

Me susurra de nuevo en la oreja.

-       ¿Quieres que te la chupe? Tu hermana está dormida y me pones a cien.

No me puedo controlar, le cojo de su flequillo rizado y le como la boca. Primero sus labios tocan los mío y después le meto la lengua hasta la campanilla. Estoy muy cerdo y el chaval también. Se quita la camiseta y se sube encima mía . Efectivamente, tenía razón cuando lo vi en el cuarto de baño. Está bien mazado. Su piel es muy blanquita, llena de lunares. Tiene los pezones rosados y empalmados por el calentón. Lo vuelvo a coger del pelo y me lo acerco a la cara. Me quedo mirándolo y el no para de sonreír.

-       Cómeme el rabo.

Se echa para atrás y me abre las piernas de golpe. Saca la lengua y empieza a chuparme los huevos. Coge mi rabo y se le escapa, vuelve a sonar ese golpe seco al chocar contra mi abdomen. Ahora si, se escupe y la coge bien fuerte, le da cuatro sacudidas y se la mete en la boca. Se me escapa un grito mudo y pongo los brazos detrás mi cabeza.  Con la labios empieza a comerme el glande apretándolo bien fuerte, abre bien la boca y se la mete entera. Empieza subir y a bajar muy rápido a la vez que me pajea.  Se me vuelven los ojos y me empieza a temblar todo el cuerpo. Le cojo la cabeza y se la hundo, noto como mi polla choca con su campanilla. El chaval comienza a dar arcadas pero no intenta separarse, es un puto cerdo con ganas de rabo. Dejo que respire unos segundo y lo vuelvo a hundir. Veo como su boca se llena de babas y sus ojos empiezan a llorar. Mi respiración empieza a acelerarse. Lo vuelvo a dejar respirar, lo cojo del pelo y me lo acerco a la cara.

-       Me voy a correr cabrón, estoy a punto.

-       Córrete en mi cara.

Me levanto de un golpe y lo tumbo en la cara. Me pongo encima suya y me escupo en la mano. Empiezo a pajearme muy fuerte. Mis huevos chocan con mi mano muy fuerte y me duele. No puedo parar de pajearme. De repente, noto como me empieza a comer los huevos. En cuanto su lengua toca mis cojones, cinco chorros de lefa salen acompañados de cinco gritos sordos. Le he puesto perdido. Se acerca y me come la boca. Me llena toda la cara de semen. Le agarro del pelo y lo separo de mí, me quedo mirándole a la cara.

-       Vete de mi puta casa. Como le digas algo a mi hermana o alguien te reviento.

-       ¿Tú, flaquito? Me llamo Alex, soy compañero de trabajo de Laura. Cuando quieras que te la vuelva a mamar me llamas.

-       Te he dicho que te pires.

Se queda mirándome y se vuelve a reír. Coge su camiseta y me limpia la cara, después se limpia el y se la pone. Abre la puerta y vuelve a mirarme.

-       Lo dicho, cuando quieras me llamas. Si te atreves, le pides el teléfono a tu hermana.

Cierra la puerta del cuarto y me quedo solo. Estoy cagado, como se enteren mis amigos estoy perdido. Noto como cierra la puerta de casa, se ha ido. Me quedo mirando el techo del cuarto un rato, pero me está entrando mucho sueño. Poco a poco voy cerrando los ojos. No tengo fuerzas ni para subirme los calzoncillos. Hoy duermo desnudo, mejor sigue haciendo mucho calor. Mañana entro temprano al hotel, espero no dormirme.

Ojalá os guste esta entrega, espero sus comentarios para poder mejorar.