Te robo a tu amigo. Cap. 1: Me pongo muchísimo.
Pablo tiene 20 años y aún no ha salido del armario. Conocerá a un chaval que le cambiará mucho su forma de afrontar su vida y su sexualidad. No todo es estudiar y trabajar, verdad. Follar es importante, o al menos fantasear con que se folla.
CAPÍTULO PRIMERO: Me pongo muchísimo yo mismo.
Abro la ventana y dejo que se ventile el cuarto. En Málaga el mes de agosto es horroroso por el calor y la brisa marina se agradece. Son las 8 de la mañana y ya estoy despierto, llevo días sin poder dormir a gusto. No se que coño me pasa. Bueno, sí lo se. Lo tengo metido en la cabeza y no me lo puedo sacar. No pierdo más el tiempo más y voy para la ducha, necesito despejarme y quitarme el olor a sudor de toda la noche.
El cuarto de baño de la entrada del piso tiene una ventana que da a la calle principal de paseo marítimo. La cierro, no quiero que nadie me vea. Preparo la ropa y la toalla y comienzo a desnudarme. Me encanta mirarme en el espejo mientras que lo hago, me excita ver mi cuerpo, me pone muy cerdo. Veo a un chaval de 22 años, con aspecto de 17. Me quito la camiseta y observo como el blanco de mi piel a pasado a un moreno suave, color caramelo. Me encanta mi torso, soy delgado pero fibrado. El gimnasio comienza a dar sus resultados; empiezan a marcarse los pectorales y los abdominales. Paso mi mano derecha por mis pezones, me encanta la sensación de escozor cuando aprieto un poco más de lo normal. Me siento en váter y me sobo el paquete por encima del pantalón corto del pijama mientras me miro a la cara. Me molesta el flequillo y soplo un poco para quitármelo de la cara. Mis ojos color verde oscuro reflejados en el espejo comienzan a mirarme con deseo. Una gota de sudor cae por mi fina y chata nariz, me estoy poniendo a cien. No lo puedo evitar y me muerdo fuerte los labios. Me pone a cien dejarme la marca de los dientes en mis gruesos, pero a la vez delicados labios. Se me ha puesto el rabo muy duro y noto como me ha bajado la piel del capullo.
No aguanto más y me bajo el pantalón y el bóxer de un golpe. Un olor a sudor fuerte sube, es desagradable pero al mismo tiempo me pone más y más cachondo. Mi rabo choca contra mi abdomen generando un ruido seco un ruido seco. Me miro la polla unos segundos, es un buen rabo. Esta ligeramente torcido hacia arriba, gorda desde la base hasta mi capullo bien rosado. Las venas se aprecian perfectamente, incluso se pueden jugar con ellas, ejerciendo presión para ver como al liberarlas vuelve el flujo de la sangre a hincharlas. Medirá un 19 centímetros aproximadamente, bueno quizás unos 18 o 18 y medio. Detrás la base se pueden ver unos buenos huevos, bien gordos y morenos. Siempre los tengo llenos de leche. Me hace falta depilarme, pero ahora mismo no me preocupa, nadie los suele ver. No puedo más y echo un gapo en mi mano derecha mojando todo el capullo y algo de la base. Comienzo a subir y a bajar rápidamente mi gruesa piel apretando ligeramente en el capullo. Mis huevo revotan contra el asiento del váter, se escuchan demasiado y me duele. Me separo un poco para que mis cojones queden libres y no hacer tanto ruido, no quiero que me pille mi hermana. Le sigo dando muy duro. Levanto mi mano izquierda y la pongo sobre mi cabeza empapada por el sudo. Acerco mi cabeza y me huelo la exila. Me estoy poniendo como una moto. Me levanto de un golpe y me pongo de pie en frente del espejo.
Me escupo en las dos manos y me enrollo la polla. Comienzo a menear muy duro la cadera y a follarme a mi mismo. Mis huevos vuelven a sonar otra vez al chocar con mis manos, ahora me da igual, estoy muy cerdo. El leve dolor que produce me hace que le de más y mas fuerte. El rabo se me está resecando y vuelvo a escupirme en las manos. Me siento en suelo frio de mármol con las piernas abiertas, un escalofrío recorre mi cuerpo y alivia el calor sofocante que estoy pasando. Vuelvo a darle con energía imaginando que un tío, al que no le veo la cara, está botando como un loco encima mía. No aguanto más y acabo por tumbarme en el suelo. Cada vez le doy más y mas fuerte. Siento como mi prepucio sufre las embestidas que le estoy dando. De repente, noto como mis huevos se encojen y suben. Doy dos ultimas embestidas fuertes, frenando mis manos con la base de polla. Salen cinco chorros espesos de lefa, acompañados cada unos de ellos con un suspiro sordo que sale de mi garganta. Se queda pegada parte de la lefa en mi mano y la otra ha llegado desde mi abdomen hasta mi pecho. Me quedo tirado en el suelo, necesito coger aire y respirar.
Respiro profundo, necesitaba correrme. Me levanto del suelo y vuelvo a mirarme al espejo. Noto como la leja de mi torso va bajando poco a poco a poco. Con mi mano derecha la reojo y la chupa hasta meterla en la boca. La saboreo y la mezclo con mi saliva. Miro mi rabo ,que comienza a desinflarse y ponerse morcillón, y la escupo en el. Lo que eran cinco chorros abundantes de lefa ahora se ha convertido en una cascada que no para de bajar desde mis labios hasta mi polla. Todo mi rabo se cubierto de semen y saliva. Con mis manos empiezo refregármela por toda mi ingle y mis huevos.
Me meto en la ducha y le doy al grifo, sale un chorro de agua helada que hace que recupere la conciencia y vuelva a mi ser. Poco a poco se va templando el agua. Veo como el semen va cayendo poco a poco. Me enjabono lentamente acariciando lenta mente cada una de las partes de mi cuerpo. Comienzo por mi cabeza, para bajar lentamente hasta las axilas y el torso. El jabón va quitando los restos de lefa y sudor de mi cuerpo. Sube un agradable olor a almendras. coco y karité. Me enjabono muy bien las inglés y el culo. Pongo el agua un poco más fría, vuelvo otra vez a pasar calor, y me aclaro. Me vuelvo a sentir limpio. Me lio la toalla a la altura de la ingle y salgo de la ducha. Me seco con energía y me visto y recojo el baño rápidamente. El pajazo me ha dado mucha hambre y necesito comer. Espero que mi hermana no me haya escuchado y que siga dormida.