Te quiero infinito
Una pequeña fantasía con un lector que os dejo para que os hagáis una idea de nuestras conversaciones. Besos!
Te quiero infinito!
Nuestro primer encuentro no podía ser casual. Tenia que ser extraordinario, como había sido todo lo anterior. Quedamos en un punto en el que los dos sabíamos que era nuestro. Un punto tan especial, que lo recordaríamos siempre.
Las primeras palabras antes de la susodicha quedada, eran claras. Yo sabía cómo provocarle:
"Provocarte en la montaña eso sería la más auténtica locura"
Yo preparada hasta para la más última sorpresa, que mi imaginación podía haber imaginado me planté antes de lo previsto en el punto de inicio. Desde allí iría a la cita, si así queremos denominarla, más apoteósica que jamás imagines.
En lo casi más alto de una montaña, no hace falta que sea en su cumbre. Se escuchan muchas cosas si precisamente vas a buscar paz. En el momento que mi reloj me indicó el punto que habíamos acordado días antes, con mucho detalle, busqué un sitio dónde esperar. Mi corazón se hacía notar bombeando más sangre debido al esfuerzo del desnivel y el nerviosismo que cargaba más pesado que la misma mochila que llevaba en la espalda. Podía sentir las gotas que el río escupía contra la roca donde apoyé mis botas. Mi respiración llenar los pulmones. El aire bajar por la colina. Si hubiese prestado más atención incluso podría haber escuchado los pasos de una cabra caminando por el camino más dificultoso de ese valle.
Creo que pude sentir como dabas los últimos pasos tras esa última subida. Escuchar tu respiración tras esa caminata. Giré mi cabeza hasta tres veces. Sabía lo que tenía que hacer, por qué lo planeemos cincuenta veces antes de este momento, pero deseaba verte.
Llegaste sin decir nada, cansado, pero con ganas de sentir mi morbo y mi perversión. Con ganas de sacar mi lado más puro y salvaje, mi lado más puta.
Mientras mis pies, previamente liberados, juegan en el agua fría, sin ni siquiera hacer vibrar una cuerda vocal. Tus piernas se pegan a mi brazo. Ya estás aquí. Espero unos segundos para percibir tu aroma. te siento, te pegas bien a mí. Entonces mi tronco hace un leve giro y mi cuello se inclina. Te veo, pero esta todos planeado, no hay que salirse del plan. Mis manos liberan tu polla encerrada y sudada. Los pantalones caen al suelo por su propio peso. Mi boca está preparada para limpiar y satisfacer tu polla. La lamo, de una sola vez. Tras ese solitario lametón la observo la admiro para empezar a comerte cada centímetro de tu piel.
Abro mis piernas para llevar mi mano a mi coño y calmar mi ansia mientras deboro tu polla. Tus manos me soban las tetas por encima de esa camiseta. Empiezo a convulsionar del placer acumulado y escuchar tu voz decir:
“Qué bien encontrarte por fin, Rita”
…y sonreírte para ser complacida al 100%
Con tu polla dura entre mis labios, haces porque me levante. Tus manos me agarran y tus brazos me ayudan. Quedando uno al lado del otro. Muy cerca nos miramos, me siento tuya.
-Me harás tuya? te susurro al oído entre esas preciosas montañas que nos rodean. Acabo mordiendo tu oreja con mis dientes.
Tus manos ya me fijan a tu lado demostrándome que efectivamente me harás tuya. Y eso me hace mojarme todavía más. Así que agarro tu polla y no paro de pajearte mientas tus manos recorren todo mi cuerpo sin parar.
Quiero correrme, dices entre balbuceos. Así que acaricio tu polla con dulzura, con cariño, con pasión. Y tu leche empieza a caer sobre mis piernas, sobre esa naturaleza que nos rodea, que parece haber crecido allí para nosotros dos.
Unos sollozos de mi garganta piden más de ti y cómo has hecho desde el primer día que me escribiste, me cuidas, me complaces, me haces llegar a la cima de la montaña sin ni siquiera haber movido un pié desde que llegaste...
TE DESEO
TE QUIERO…
TE ADORO…