Te quiero... I

...te quiero de rodillas.

Llegamos a tu casa y mientras me quitas el abrigo me dices:

  • Nena te quiero...

Te miro y dudo.

  • …te quiero de rodillas ahora mismo.

Me pongo de rodillas sin mirarte. Y me preguntas:

  • ¿Qué has hecho mal?

Y yo no lo sé, y lo sigo pensando.

  • ¿Y bien? -me dices.

Y yo digo despacio y bajo:

  • No lo se.

Me tiras del pelo para que te mire y me das una bofetada

  • ¿Como que no lo sabes?

Y yo pienso más y respondo:

  • Creo que ya se lo que te enfado y digo: llegue tarde

  • Premio nena. ¿Y qué pasa por llegar tarde?

  • Que tendré un castigo

Te digo:

  • ¿Y cuál crees que será tu castigo?

  • El que quieras ponerme.

Agacho la cabeza y me dices:

  • Mírame nena. Yo no te he dicho que bajes la cabeza

Te miro.

  • Bien, ¿cuántos años tengo?

  • Veintitrés.

  • Pues veintitrés varazos en tu culo. Quítate el vestido.

Y yo me saco el vestido por la cabeza. No llevo nada debajo como tú me has dicho, además las bragas ya te las di al subirme al coche. Las sacas de tu bolsillo y me las tiras delante de mi. Póntelas en la boca, no quiero oírte chillar.

Y te obedezco, las meto en la boca y me mandas inclinarme.

  • Levanta bien el culo, no quiero que pierdas la cuenta.

Y cae el primero yo chillo:

  • UNO -pero lo amortiza la improvisada mordaza.

La siguiente cae en mi otra nalga y mi grito se ahoga en la mordaza. Caen dos de golpe en mi nalga derecha ya tengo los ojos llorosos. Aguanto bien hasta la 15 y me pongo a llorar.

  • O te calmas o empiezo desde el principio- me dices.

Me seco las lágrimas y vuelves a darme otros dos golpes con la vara. Y caen más rápido y con más fuerza.

  • Dieciocho, diecinueve.

Solo quedan 4 pero frenas.

  • Prepárate nena.

Los descargas con toda tu fuerza pero por suerte rápido.

  • Veinteeeeee, veintiunooooo, aaaaaah!!  veintidós, veintitrés.

Dejas la vara y acaricias mis nalgas. Escuece. Quema pero te recreas en tu obra de arte, líneas rojas sobre la piel. Están calientes al tacto. Te arrodillas detrás y me besas las heridas, sale sangre y la lames. Me besas y vuelves a observar. Yo sigo mordiendo muy fuerte mis bragas. Y me dices:

  • Tranquila pequeña ya pasó, deja de morder las bragas.

Y yo lo hago, tiendes tu mano y te las doy,  las dejas en el suelo. Sigo llorando. Te levantas y te vas a ir cuando te digo:

  • Por favor no me dejes sola.

Me coges en volandas y me llevas a la ducha y me dices:

  • Tranquila nena

Me acaricias la cara y besas mi frente, me dejas en la bañera y cierras el baño. Me ducho. Duele, quema cuando cae el agua caliente. Pongo el agua fría, alivia un poco. Entras en el baño y me envuelves en la toalla que llevas en tus manos. Me llevas a la habitación que está llena de velitas. Me dan escalofríos por lo que puedas hacerme. Pero me dices:

  • Hoy no. Tranquila.

Me tumbas en la cama y me atas al cabecero de la cama. Me quitas la toalla muy despacio y me haces mirarte girando mi cabeza hasta que cruzas mi mirada con la tuya. Te apartas y te quitas la camisa, despacio. Y los pantalones,  te acercas a mí y pones los calzoncillos en mi cara y me haces bajarlos con los dientes. Tu polla salta como un resorte y  golpea en la barbilla, suave.

  • Venga nena ya sabes

Me lo meto en la boca y succiono hasta la mitad pero la sacas rápido y la metes más profundo, casi entera, me dan arcadas que hacen que tu polla esté más dura y no pueda respirar bien y me dices:

  • ¿Vas a volver a llegar tarde?

Y yo meneo la cabeza negando.

  • No, ¿verdad que no? Porque la próxima vez esto te parecerá un juego de niños.

Asiento y me sacas la polla de la garganta y vuelves a meterla y aguantas otros tantos segundos. Y paras, te apartas de mí, me coges las piernas y me las juntas al cabecero. Acto seguido metes dos dedos en mi coño, me retuerzo, tú te ríes.

  • Da igual que os estemos matando que mientras tengáis placer lo mismo da. Estás chorreando zorrita mía.

Y metes otro dedo más, ya son tres. Yo gimo.

  • Ya veo que esto te gusta más ¡eh!

Y otro dedo más yo gimo más fuerte aún. Mueves los dedos dentro de mí y de repente metes el dedo que faltaba y mi coño se va dilatando hasta que entra hasta los nudillos. Empujas más y sigue hasta la muñeca. Mueves la mano dentro de mí, yo no paro de gemir, me dices:

  • No puedes correrme todavía. Que sigue siendo parte del castigo

Y ya casi no puedo aguantar más y te lo suplico que dejes que me corra.

  • Dime qué eres y qué no puedes volver a hacer.

  • Soy una zorrita mala que no debería haber llegado tarde hoy.

  • Está bien nena puedes correrte.

Y me deshago en la cama chillando como una loca. Me tapas la boca con la mano libre:

  • Tss tss tss no chilles putita, no queremos que se enteren los vecinos de lo zorra que eres, ¿verdad? Y además te juro que si bajan les dejo pasar y que te follen ellos también.

Yo me asusto, abro mucho los ojos y niego con la cabeza.

  • ¿Estarás calladita como una buena zorra? -dices con la mano aun dentro de mi coño

Y yo me muerdo los labios y asiento.

Hasta que desfallezco por el orgasmo, sacas tu mano y me haces lamerla y dices:

  • Entera nena.

Y cuando acabo te limpias en mi pelo mojado y vuelves a usar mi boca hasta que te corres dentro. Pero se me cae un poco que resbala por mis labios, yo lo lamo con mi lengua y me lo termino por tragar. Me desatas, me pones boca abajo y me das dos azotes en cada nalga. Fuertes.

  • Que no se te olvide nena. Nunca.

Me escuece pero lo acaricias y me haces tumbarme y colocarme abrazándote. Descansamos un rato. Te levantas, te vas un momento y vuelves al rato. Tiras de mi mano  y me vuelves a llevar al baño donde me tumbas en la bañera llena de espuma y te colocas detrás de mí. Aún me quema el agua caliente pero me abrazas y colocas mi cabeza en el hueco de tu cuello.

  • Nunca lo vuelvas a hacer nena, no te lo repetiré más.

Me lavas y nos quedamos un rato sin hablar. Y sin hablar me haces salir del agua y me secas con la toalla. La cojo y te seco yo a ti. Me arrastras a la habitación y me empujas en la cama Te abrazo mientras acaricias mis nalgas llenas de heridas de la vara, me mandas girarme y nos quedamos dormidos en tu cama.