¿Te quieres centrar en mí, hoy?

Sexo con otra amiga casada, que harta de quedar con jóvenes que no saben darle el sexo que busca, decide conocer a un maduro para deleitarse con vicios ocultos que sacan la zorra que lleva dentro, y que sin mirar el físico descubre al semental que necesita entre sus piernas. Historia real.

Cuando recibes un mensaje de una persona que no te conoce de nada, pero que ha visto que tiene gustos parecidos e incluso iguales que los tuyos, digamos que puede que tengas ganas de conocer a dicha persona.

Si la persona tiene una edad que te gusta y que además no se corta en decirte cosas como en su mensaje que pongo textualmente “Me quiero centrar en uno solo

¡Buenas! ¿Qué tal estas? ¿Cómo te va aquí? A mí me va mal porque llevo un montón de tiempo chateando con varios hombres y aún ninguno se decide a quedar conmigo así que he decidido hacer borrón y cuenta nueva y dejar de hablar con ellos para centrarme en un solo hombre, ¿Te gustaría que me centrará en ti?” pues hace que pienses incluso que le interesaría conocerte, por lo que ya te ha sorprendido y ha adquirido tu atención, aunque puedes pasar olímpicamente y no hacer caso, total, nadie te dice que te pueda interesar.

Pero si aparte del mensaje, te manda una foto parecida por no decir igual a la que se ve en el post, pues todo sea dicho en serio, a uno le llama la atención, incluso te ha captado tu atención y tu imaginación ha empezado a trabajar de sobre manera, por tanto, cuando le respondes que si me quiero centrar con ella, que al ser viernes, podríamos quedar para tomar algo y ver si efectivamente hay feeling entre nosotros, pues como que te alegras el día, pero si además te pregunta ella si quieres que lleve el tanga de la foto que te ha mandado, pues en serio, quien le dice a una mujer que no lleve el tanga que quiera, total, poco le va a durar en su cuerpo, porque esto es lo que pasa cuando se juega con fuego, que el coño de la mujer arde.

Por eso le indique de quedar el viernes, y si nos gustábamos pues daríamos rienda suelta a lo que nuestros cuerpos quisieran, aunque he de indicar que “Eva” como la voy a llamar, es una mujer casada, que lleva tiempo siendo infiel a su pareja, aunque me dijo cuándo nos vimos que realmente llevan una relación abierta, ya que su marido digamos que lleva tiempo probando su bisexualidad, y claro ella no quiere estar con los hombres que su esposo conoce, porque es algo celoso en cuestión de sexo y solo los quiere para él, por tanto, ella empezó a conocer a hombres, aunque estaba algo harta de jovenzuelos, porque si, son muy buenos follando, pero ella no quería tanto acoso sexual, que se sentía como si solo fuera tres agujeros y que deseaba conocer a un hombre, que supiera que darle a una mujer casada que no tenía todo el sexo que deseaba tener, aparte de que a ella las prisas no le gustan ni en la cama, por eso cuando nos vimos el viernes pues como que le gusto mi manera de ser, tanto fue ese deseo de estar entregada a un hombre pasional que cuando le indique de irnos a algún sitio para quitarle el tanga que llevaba puesto, pues no se lo pensó ni tres veces, por eso, nos fuimos a su piso, en la capital, en donde ella sabía que no estaba su marido.

Nada más entrar, me dijo que se iba a cambiar para estar más cómoda, y me salió con una mini falda blanca muy corta, creo que estando de pie no le tapaba sus cachetes de su culo, por eso cuando la vi lo primero que hice fue levantar esa tela y comprobar in situ que estaba para darle todo lo que se merecía. Nos besamos mientras ella intentaba quitarme la sudadera que llevaba para tocar mi pecho, mientras yo le apartaba el tanga por detrás para acariciar sus glúteos, su ano y sus labios bien mojados. Todo ello gimiendo ella y yo deseando dejarla sin nada de ropa, solo el tanga, porque realmente le iba a follar con esa prenda puesta, aunque en algunas posiciones hubiera deseado quitarla para así que no molestará mucho.

Como estábamos tan calientes, ni nos dimos cuenta que estábamos en el salón, al lado de la ventana, sin haber echado las cortinas, por lo que creo que algunos vecinos se dieron el festín de ver como su vecina que siempre habían visto como una futura mujer para follarse, solo podrían tener el espectáculo casi en vivo, porque cuando note que estábamos con algo de público le indique a Eva que se girara, y me contará cuantas ventanas veía con las cortinas que se movían o si veía a alguno sonriéndole, mientras yo me agachaba detrás de ella, apartaba su tanga hacia un lado y metía toda mi lengua entre sus labios. Creo que no pudo contar bien, por lo que le estaba haciendo, pero cuando empezó a decir “uno, dos, tres” en el cuarto sintió como mi lengua llegaba a su ano, y me dijo que no se lo lubricará mucho que llevaba unos días que no podía meterse ni un dedo, porque un yogurin le había hecho una fisura en la última follada anal, que fue muy bruto y no supo darle por detrás como se merece una mujer de cuarenta años, por eso, seguí lamiendo su coño, ya que hay que respetar a las mujeres cuando dicen que no se haga ciertas prácticas bucales con el fin de lubricar y estremecer dicha parte para luego meterle algo duro y caliente, por eso, Eva me agradeció mi gesto y comprensión diciéndome que se la metiera ya por su coño, necesitaba sentir un hombre de verdad, por tanto, yo me levante.

Baje mis pantalones hasta mis tobillos. Saque de mi bóxer mi herramienta, casi dura.

Escupí un poco en mi capullo.

Apunte entre sus labios.

Y me fui metiendo suavemente, sin ninguna prisa, mientras me agarraba a sus caderas, mientras ella jadeaba.

Cuando me paré fue al llegar a mi tope. Entonces Eva no pudo evitar decirme:

— ¿Qué es lo que me has metido? Porque no veas lo llena que me siento.

No hay que dar explicaciones, solo hay que empezar a moverse, para que así ella empiece a tener el placer que pedía a gritos, tanto que se notaba el vaho en la ventana, mientras mi movimiento era lento, pero sin parar. La verdad es que ese vaho salía de su boca, pero se fabricaba dentro de su coño, porque estaba ardiendo cuando estaba dentro de ella.

Como Eva se había cambiado de ropa antes, pues se había dejado una camiseta también blanca, pero sin sujetador, por tanto, sus tetas estaban libres y se podían mover al son de mis empujones lentos contra su culo. Ella cerraba sus ojos para sentir más lo que su coño estaba recibiendo de mi polla, y por eso, cuando se dio un pequeño golpe en su frente contra el cristal de la ventana, es como si se hubiese despertado del trance en el que se encontraba, por eso se subió con una mano la camiseta, ya que deseaba tocarse uno de los pezones con una mano suya, mientras que con la otra mano se apoyaba en la ventana.

No sé cómo sería el espectáculo de ver como estaba gozando, ya que nunca he estado en el lado de los vecinos voyeurs, pero lo que sí sé es que incluso vi de vez en cuando más cabezas en las ventanas de enfrente, que cuando la primera vez me fije en donde estábamos.

Seguíamos follando tranquilamente y noté que Eva empezó a explotar dentro de su coño, como que eso de follar lento la ponía muy puta, por eso, cuando cerro sus piernas, y se echó hacia mí, jadeando y diciendo que se corría por su preciosa boca, no pude evitar decirle:

— Pero que puta eres, como te gusta que te den bien a tu ritmo. ¿Ahora crees que si me he centrado en ti o necesitas que te reviente este coño tragón que tienes en tu cama, donde duermes con tu marido que no te folla como realmente necesitas?

Realmente no esperaba de ella ninguna respuesta, porque iba a seguir follándola hasta que no pudiera evitar decirme que era mía para follar, pero como cuando acabo de correrse, necesitaba que nos besáramos y abrazarnos, pues se giró y se sacó mi polla de su coño, que por cierto, blanca salió y reluciente, pero dura como el marco de la ventana en donde estaba apoyada, por eso, cuando metió su lengua en mi boca, con ansia, no pude evitar rozar con mi capullo su clítoris, y el acto reflejo que hizo fue el de echarse para atrás, con lo que su culo se pegó contra la ventana, y claro, creo que los vecinos pudieron ver un culo aplastado y marcando un aura de vaho, ya que el calor que desprendía su cuerpo en consonancia con la temperatura de la ventana, que aunque era diciembre, estaba casi helada, pues hizo un haz redondo aumentando los pensamientos de los que miraban el espectáculo, por eso, cuando se retiró de la ventana, agarrando mi mano y llevándome a su dormitorio, pude ver la señal que habíamos dejamos para que se hicieran buenas pajas los que miraban por sus ventanas a su vecina Eva.

Al llegar a su habitación, le quite la camiseta.

Deje que se tumbara en su cama.

Agarre de sus piernas para traerla hacia una esquina.

Abrí las piernas todo lo que ella se dejó.

Metí tres dedos dentro de su coño.

Empecé a follarla lentamente, mientras mi dedo corazón rozaba su zona rugosa y los otros dos se deslizaban por sus paredes.

Seguí follando su coño lentamente, quería que se volviera a correr.

Pero ella realmente lo que quería era tragarse mi rabo por su boca, para limpiarlo de sus jugos blancos de su orgasmo. Por eso cuando vi que me pedía polla en su boca, me gire e hice un sesenta y nueve para que Eva se deleitara con lo que se había tragado, solo que a veces uno necesita descargar por la tensión acumulada, por eso, en cuanto note su lengua sobre mi capullo y como se tragaba mi polla, pues le dije que no lo hiciera muy rápido ya que podría incluso correrme dentro de su boca.

Nunca digáis a una mujer que estáis a punto de correros, porque aparte de que lo van a hacer con más ganas, es cuando no le das la sorpresa de que trague leche como buena mamadora, por eso, Eva digamos que se tragó todo lo que pudo y al notar que su lengua me producía unos espasmos y escalofríos, pues se debido a darme solo con su lengua y claro, no aguante mucho, realmente al tercer lengüetazo, ya estaba lanzando destellos de mi semen dentro de su garganta, que la muy puta se lo tragaba como si fuera el mejor licor de su vida, tanto que cuando acabe de descargar todo mi semen, ella se incorporó y relamiendo sus labios me indico que ahora le tocaba a ella correrse en mi boca.

Ufff. Corrida en mi boca, de una mujer caliente, que le gusta cómo le follo.

Esto no podía ser verdad, con lo que me gusta a mí comerme un rico coño y deleitar mi paladar a su jugo nacido en sus ovarios. Pues nada, si la mujer quiere, por qué no se lo voy a dar, por eso me tumbe en su cama, boca arriba.

Eva se puso de rodillas, casi sentada en mi cara. Alzando su cuerpo.

Viendo como sus tetas estaban duras, sus pezones como cristales puntiagudos.

Su coño ardía como el volcán que era en ese momento.

Mi lengua empezaba a dar sus primeros movimientos en su clítoris, mientras ella se ponía en posición. Estaba erguida, pero si se agachaba de cabeza podría hacer un sesenta y nueve, pero no era ni el momento ni la situación.

Metí mis manos por dentro de sus muslos.

Le dije que se sentará de verdad, que no me molestaba.

Como Eva estaba sentada realmente en sus piernas, pues no me ahogaba, y entonces empecé a meter mi nariz en su coño, literalmente.

Mi boca empezaba a chupar y lamer su clítoris y labios.

Una mano mía le masajeaba el culo, mientras mi otra mano me estaba tocando mi polla, porque, aunque no lo parezca, al buen comedor de coño se le excita mucho y se empalma rápidamente cuando está comiendo un rico coño.

Eva estaba completamente depilada de la zona del pubis, por tanto, nada de pelo para comer y tragar.

Y entonces me dedique totalmente a su coño, ni me interesaba sus tetas que podría tocar si alzaba mi mano, ni me interesaba su culo, porque deje de masajearlo.

Eva entonces empezó a mover su cadera ligeramente como haciendo círculos, para estimulación propia suya, y entonces note que a veces me quedaba sin respiración por eso abría mi boca completamente para tragar aire, ya que mi nariz estaba intentando follar su entrada, y claro, con sus movimientos, poco tardo ella en volver a tener ganas de correrse, pero me pregunto si podía hacerlo.

¿Cómo?

¿Qué es eso de pedir permiso para correrse?

Pues claro que puede, toda mujer debe de correrse cuando su cuerpo o su coño lo necesita y no estar preguntando si puede o no, es más, no follo con mujeres que me piden permiso, ya que me parece que eso es necesario que lo hagan, y si alguna me pide que se lo alargue, sé cómo hacerlo, pero nunca que me pidan permiso.

Por eso, cuando me lo pidió, tuve que hacer alarde de “quieres correrte, pues hazlo, zorra” mientras le pellizcaba el culo varias veces con mi mano que estaba en su glúteo, para que así supiera que, si podía hacerlo, y vaya si lo hizo.

Note como le salía un pequeño chorro de su coño, una gozada, porque no era ni una meada ni el famoso squirting, sino que realmente era su orgasmo, libre y sin problemas, bueno, para mí sí, porque tuve que cambiar mi nariz por mi boca, ya que, si no me hubiera esnifado su orgasmo, pero sabía que era suyo porque sabía a cómo debe de saber la leche nacida de sus ovarios, y eso solo lo sabemos los que comemos coños y nos gusta. Ese sabor es indiscutible y no se puede cambiar por un líquido mezclado con su orina, para parecer que sus orgasmos es un chorro largo y transparente, cuando no hay que decir que el orgasmo de la mujer es como el del hombre, blanco y espeso.

Así que, ella pudo conseguir lo que casi ningún hombre le había dejado hacer en su vida, y es correrse encima de la boca y que se lo trague.

Cuando acabo, se tumbó a mi lado y me dijo:

— Jooo, nunca me habían dejado correrme en la boca de un hombre y nunca había sentido tanto placer al ver que te gustan las mismas guarradas que a mí. Creo que si he conseguido centrar tu atención en mí, pero ahora quiero que follemos, que me llenes de tu leche, que lo hagas en mi coño, que vea salir tu leche por mi chochín que necesita ya alimentarse, y ahhhh, no te preocupes, porque tomo la píldora, que, si tú no tienes nada, yo tampoco, y deseo ya que me destroces. El tiempo de follar lento ya me has colmado, ahora toca follar cañero como dicen algunos jóvenes.

A ver, seamos sinceros.

Una mujer que está feliz con el sexo que acaba de tener.

Una mujer que ve que sigues teniendo ganas de follarla, aunque no tengas veinte o treinta años.

Una mujer que te dice que hasta el momento la has hecho feliz.

Que ahora quiere follar cañero o fuerte.

Que desea que la llenes de leche por dentro de su vagina. Sin condón. Sin problemas.

¿Realmente quien se puede negar a follar a dicha mujer y no regalarle lo que pide? Pues yo no soy ese hombre que no la va a follar, es más, Eva se subió encima mía, y notando que tenía mi polla a media asta, pues como que se la metió en su coño y empezó una salvaje cabalgada, por lo que en poco tiempo me la puso dura, y entonces no paró hasta correrse de nuevo, pero entonces yo la gire y le alce una pierna, mientras seguía follando fuerte y sin parar, pero cuando apenas nos dejaba seguir tanto su pierna como la mía, pues la tumbe boca abajo, mientras seguía follando su coño mientras chocaba contra su culo, para luego, al cabo de un rato, parar. Salirme de ella.

Levantar su culo y dejarla en posición de 4, apoyada su cabeza en la almohada. Agarrar mi polla y meter dentro de su vagina jugosa.

Agarrar su culo con mis dos manos.

Follarla fuerte.

No parar de follar ese tremendo coño tragón.

Me daba igual lo que ella jadeará o gimiera.

Yo necesitaba correrme dentro de esta puta casada que deseaba cada envite mío, más polla.

Y por eso, al cabo de no sé cuánto, le dije que la iba a preñar.

Ella me pedía que la preñase.

Por eso, cuando ya no pude más, me eché encima de ella.

La folle casi como a una actriz porno.

Y descargue mis huevos dentro de ella.

Me tumbe con ella debajo mía, mientras mi polla soltaba chorros dentro.

No podía dejar de empujar y entrar más en ella, para dejarle todo dentro.

Cuando acabé, le giré la cabeza y le dije al oído:

— Vaya pedazo de polvo nos hemos metido, guarra, menuda puta estás hecha y que sepas que quiero más contigo, más veces, así que, ya me pones en tu agenda, porque esto hay que repetirlo al menos un par de veces al mes.

Digamos que, si viviéramos cerca, o la tuviera de vecina, yo si me la follaba a diario, pero como no era el caso, pues con tener su coño y cuerpo a mi disposición al menos un par de veces al mes, me sentía muy contento, pero ella necesitaba tener más hombres así en su vida, por tanto, le indique que ya era hora de tener su harem de follamigos, y así dejarse de buscar entre jóvenes que no saben follarla.

Eva me dijo que el harem por ahora solo lo tenía con algunos antiguos novios, pero que como estaban casados como ella, pues apenas los podía ver, pero de vez en cuando si lo hacía, por lo que ya tenemos una nueva amiga para ser de su harem de amantes.

®Todos los derechos reservados al autor de la historia.

Nota de autor:

Perteneciente a mi serie de relatos de "Casadas y aburridas".

Y con esto, el autor de la obra se despide, hasta la próxima follada que Eva quiera, porque como todo en esta vida, no es que uno quiera follar, sino que la mujer te elija y quiera que la destroces y preñes, aunque tome píldora o se use el condón, lo importante no es lo que pasé después, sino el momento en que se hace y las sensaciones que se regalan.

Podéis seguir mis otras historias en los enlaces o páginas en las que los publico.