¿Te puedo pedir un favor? (2) por go out
Parece ser que ale nos ha olvidado. Así que me he permitido hacer una continuación que espero os plazca, sin pretensiones. La tía Eva se exhibe... Quizás continue.
¿Te puedo pedir un favor? (2)
Parece ser que ale nos ha olvidado. Así que me he permitido hacer una continuación que espero os plazca, sin pretensiones.
-¿Así que me quieres ver desnuda...? Pues aprovéchate... porque me vas a ver, bien vista... y... con todo detalle... Anda... pues... vamos a ello...
Mi tía Eva desató el albornoz, lo deslizó de sus hombros y lo dejó caer al suelo.
¡Qué belleza! La mujer más atractiva que nunca haya visto, desnuda delante de mí con solo un par de chancletas en los pies.
Cogió sus hermosos pechos, levantándolos con sus manos, exclamó:
-¿Te gustan estos melones?
Sus hermosos senos un 98 (38D), níveos, opulentos y firmes para su edad, coronados por una areola color canela de no menos de 5 cm. poblada de rugosidades y mútiples papillas rodeando dos hermosos erectos y prominentes pezones, lo cual demostraba a que punto la tita estaba excitada, hice ademán de levantarme, pero Eva me paró neto:
-¡Recuerda! No tocar... Mi boca, mis labios, - me hizo una mueca muy sensual, mi hombliguito y más abajo mi monte de Venus, mi pubis bien pobladito... Ahora vas a ver en detalle lo que se esconde debajo de esta selva peludita y entre mis piernas.
Se sentó a mi lado en la cama, diciendo:
-Ahora ponte a los pies de la cama y déjame sitio...
Se acostó poniendo su cabeza sobre una doble almohada y sus pies uno cada lado de mí, ya sin chancletas... miré a su pubis que mostraba ya su rosada rajita, más bien al rojo vivo, húmeda, brillante y ya muy prominente, mi tía Eva estaba decidida y evidentemente muy cachonda... abrió un poco más sus piernas y separando su bosque peludo con ambas manos, dijo:
-Mira... esta es mi vulva... mi concha... mi coño... ó mi chochito si quieres... llámalo como quieras, a cada lado mis dos peluditos labios mayores, en el medio mis ninfas o labios menores, que no son tan pequeños como puedes ver, los míos son más bien prominentes, sobre todo hoy que estoy de lo más cachonda, como ves están bien hinchados de sangre y sobresalen de 2 ó 3 cm. sobre los labios mayores, tan abultados y empapados que ya se abren ellos solos, mira como brillan por lo tersos que están... se prolongan hacia arriba en el capuchón del clítoris.
-¿Lo ves? Es esta pepitilla que asoma aquí...
-Te dije de no tocar, no tocarme a mí... pero mira cómo estás... (Yo estaba de lo más empalmado posible, mi polla hacía una tienda de campaña escandalosa en mi bermuda), tú si puedes tocarte, ocúpate de tu amiguito sino vas a acabar con un dolor de huevos inaguantable.
Bajé mi bermuda y liberé mi soldadito que estaba tieso como nunca lo había visto y con la punta ya toda mojada. Discretamente, es un decir, empecé a masturbarme.
-¡Qué hermosura tienes ahí, Carlitos! ¡Ay, cómo me estás poniendo! ¿Ves por qué no me puedes tocar...? Bueno sigo... mi clítoris es el lugar más sensible, el que me da más placer, pero si lo excito demasiado se vuelve hipersensible y ya no soporto tocarlo ni que me toquen, debajo está el meato urinario es por donde sale el pipí, pero también es por donde eyaculo, el squirting que le dicen, cuando me acaricio bien y que estoy muy excitada, como en este momento... hoy es seguro que voy a eyacular, ya verás lo que es, no tiene nada que ver con el pipí, de todas formas cuando estoy muy excitada no puedo hacer pipí, las mujeres también tenemos algo así como una próstata, ese líquido sabe muy dulce y casi siempre sale a chorros, pero en mucha más cantidad que un tío. Ahora...
-Debajo del meato está ese hermoso agujero que ya te está guiñando, es la entrada de la vagina, ya sabes para lo que sirve ¿No? Por ejemplo, para darme placer con un dedito u otras cositas, follar metiendo y sacando una hermosura como la tuya y también es por donde salen los bebés si quedó embarazada, después de haber follado. Debajo está el ano, ese agujerito oscuro y arrugado, yo lo uso solo para una cosa, ya sabes, pero nunca para actividades sexuales, no me gusta... pero lo tengo siempre muy limpito.
-¿Te gusta lo que ves? Mi vida
- Sí, tita, debe ser el Paraiso ¿Qué se siente cuando se está ahí dentro?
-No seas malo, Carlitos, no me digas esas cosas.
- Es que nunca he visto nada tan bello, tía Eva
-Carlos ¡Carlitos! ¡Cómo me has puesto! ¡Nunca he visto una polla más hermosa que la tuya ! ¿Quieres que te ayude con tu cosota?
-Sí tita ¿Lo harías?
-Sí, mi vida, tengo muchas ganas de tocarlo... Ven hacia mí, acércate un poco más...
Mi tía Eva agarró mi polla y empezó a masturbarme, tenía su mano pegada a mi pubis y le quedaban 9 ó 10 cm. que sobresalían por detrás de su mano, continuó un poquito más y a un momento dado se deslizó hacia mí y no tuvo mejor idea que acariciar su encharcada y caliente rajita de arriba a abajo con la punta de mi verga, me quedé tan sorprendido y sobreexcitado que casi me corro allí mismo, pude controlarme pero me quedé atónito cuando me preguntó:
-Carlitos ¿Quieres acariciarme tú?
-¿Qué dices, tita? ¿Acariciarte yo con mi polla? ¿Tocarte...?
Mi tía Eva soltó mi polla y con sus dedos retiró el capuchón del clítoris hacia atrás, mostrándome como un pequeño pene de 2 ó 3 cm. me dijo:
-Mira esto es mi pepitilla... Frótala con suavidad... así... dando vueltas con tu puntita... Ummmmmm que rico... Me explicó todo lo que tenía que hacer. Como acariciarla. Me explicó que metiera un dedo en su coño, que lo sacara, y que fuera repitiendo todo. Yo era un estupendo alumno. Ella quitó su mano y yo seguí solo.
Hundí mi cara entre las tetas de mi tía, sin dejar de mover mis dedos en su coño. Mi mano estaba empapada. El coñito de mi tita no dejaba de soltar jugos. Cuando mis labios atraparon uno de los duros pezones, mi tita dio un grito. Cerró con fuerza sus piernas y dio un salto en la cama.
-Mi niño... qué bien lo haces... Has hecho correr a la tita. Acaríciame bien la rajita... así, arriba y abajo, pero no me la metas ¿Eh? Mira que cachonda me has puesto... Estoy toda abierta... pasa tu puntita por mi agujero... frótame bien... pero no me la metas ¡Eh!
La tita no dejaba de soltar jugos. Carlos frotaba una y otra vez... arriba y abajo, Eva ya no pudo aguantar más, tuvo un orgasmo tan fuerte que su coño desbordaba, se estaba corriendo como un tío, proyectó un chorro enorme y luego otro más potente, me mojó todo y puso la cama perdida.
-Ves, ya me has hecho eyacular... ¡Vaya corrida! ¿Eh?
Su clítoris le quedó tan sensible que ya no soportaba las caricias, pero la tita quería más. Sabía que estaba en sus días de ovulación y temía la penetración, pero necesitaba aliviarse, sin pensarlo exclamó:
-¡Méteme la puntita! ¡Solo la puntita, eh!
Carlos colocó la punta de su polla en la entrada de la vagina de Eva y esta empujó impaciente al mismo tiempo que Carlos.
-¡Solo la puntita, mi vida! ¡Solo la puntita que estoy ovulando !
Carlos se retiró un poquito, pero Eva empujó de nuevo, esta vez más que antes.
-¡Solo la puntita, cariño! ¡Solo la puntita!
Carlos ya no se movía, pero sentía su polla atenazada por la vagina de su tía Eva, que seguía clamando:
-¡Solo la puntita, mi vida! ¡Solo la puntita!
Pero la tita seguía empujando, de nuevo:
-¡La puntita! ¡Solo la puntita... mi amor!
Carlos sintió que había llegado a un tope dentro de la vagina de su tita, su pubis casi pegado al de su tía Eva... que ya había perdido el control y estaba follando, su tita atenazaba espasmódicamente su polla.
-¡Solo la puntita...! ¡Nada más que la puntita...!
Su tita se acomodó y Carlos notó que un nuevo Edén se abría frente a su caliente polla, estaba entrando en un recinto muy cerrado y cálido al extremo, empujó un poco y oyó de nuevo a su tita:
-¡Qué gusto, mi vida! ¡No te muevas, cariño, que te vas a correr! ¡No te corras dentro! ¡Nunca he sentido nada tan profundo! Estás descubriendo el Paraíso ¿Eh, granuja? Si te vas a correr me la sacas ¿Eh? Aguanta un poco que me voy a correr otra vez...
Eva seguía atenazando la polla de Carlos ya alojada en la entrada de la matriz de su tía Eva, todos sus músculos vaginales estaban ordeñando Carlos sin remedio. Su tía cruzó sus piernas sobre sus nalgas apretándolo contra ella para conseguir aún más de polla en su interior. Carlos sintió una necesidad imperiosa, intentó retirarse pero era prisionero de Eva, ya no había marcha atrás... Y Eva no aguantaba las ganas... La naturaleza hizo su obra y seguía su curso, Eva ya no razonaba, por instinto su matriz necesitaba los espermatozoides que Carlos iba a inyectarle sin remedio
El primer chorro fue especular. Salió disparado de la punta de su polla directamente a la caliente matriz de Eva, otros muchos siguieron, mientras su tía gritaba y se corría sin control, todos sus músculos contribuían y su furor uterino la forzaba a recibir el semen fertilizador con un deseo incontrolable, natural y placentero.
-Sabía que íbamos a acabar así ¡Qué gusto me has dado, mi vida! ¡Cómo te has corrido! Estoy desbordando y todavía siento la presión de tu corrida dentro de mí. Eres todo un semental, después de esta corrida, aún la tienes toda tiesa dentro de mí ¿Te vas a correr otra vez? Siento que tus espermatozoides están ya nadando como locos para conquistar mi óvulo y uno lo va a conseguir ¿Seguro!
Ambos proseguían los movimientos del coito, Eva alcanzó nuevos orgasmos y Carlos sentía la necesidad de eyacular de nuevo, ahora ya no había coacción, podía correrse con toda libertad dentro de su tía, la tita Eva ya estaba fertilizada, lo que seguía no era que la confirmación rotunda y un mutuo y placentero desahogo.
Estaba seguro que él iba a follarla hasta apagar el infierno que tenía dentro de ella, no querían que ni él ni ella se quedasen en el camino. Empujó un poco más en ese angosto agujero con la punta de su polla ¡Qué gusto! Podía sentir el calor dentro de ella, mientras empujaba sobre el fondo de su útero.
Sus gemidos acompañaban los de ella en todo momento, ambos contemplaban su polla hundida profundamente en ella. Luego reanudó el mete y saca, y todavía metió más con un nuevo empuje. Ambos gritaron por la fuerte invasión. No podía creer lo caliente que estaba dentro de ella, y cómo parecía que lo agarraba como un guante. Contemplaba sus firmes senos bambolearse con cada una de sus embestidas, le gustaba ver como se movían. Finalmente, en un último esfuerzo embistió de repente con toda su polla en el angosto camino de su apretado canal. Ambos disfrutaban del momento con los ojos cerrados. La sacó de nuevo un poco, y luego la volvió a meter. Otra vez y otra vez. Aumentó el ritmo inclinando su pelvis para dar y recibir el máximo placer en cada empuje. El sudor goteaba de su frente a medida que continuaba sus movimientos. Ambos gemían fuerte, no había palabras, pero las sensaciones eran abrumadoras para los dos.
Entonces estallaron en un nuevo clímax agotador para ambos, y Eva sintió de nuevo la deliciosa presión en su matriz y el semen que desbordaba y escurría por su perineo y sus nalgas, seguían enlazados pero eran incapaces de moverse.
Se despertaron sobresaltados, ya era tarde y cualquiera podía venir y sorprenderlos in fraganti.
Ambos decidieron que iban a reparar el desastre, Carlos se fue a la otra habitación y hizo como si nada hubiese pasado. Quedaba la cama que estaba toda mojada. Eva retiró rápidamente las sábanas y dio vuelta al colchón, enseguida llamó a la recepción para que hiciesen de nuevo la cama.
Ya hablarían al día siguiente, porque la tita Eva se planteaba muchas cuestiones y tenía mucho que hablar y decidir...