Te odio por hacerme amarte tanto (7)

Muchas gracias mis amados lectores, un beso y ya tranquilos, pronto sucederá...

Y pues como era de esperarse llegué acompañada se Silvia, la verdad estaba sin ánimos de estar ahí. Santiago, el ex de Silvia y yo comenzamos a discutir por cosas de la música, hasta que no aguanté más y lo quería matar a golpes, Silvia me detuvo diciendo que no valía la pena correr el riesgo de la expulsión de la escuela por é, así que me tranquilicé

Claudia: te pareces si… -tomé su cara entre mis manos y puede sentir su respiración agitada- vamos a mi cada a pasar el día

Silvia: me parece perfecto –me abrazó y añadió sin soltarme de sus brazos- solo entrega el regalo del intercambio navideño y vámonos, ah! Y yo entrego el mío.

Claudia: ok –me separé de ella- ve a entregarlo, te espero aquí.

Silvia no tardó mucho, más sin embargo venía acompañada por Yessenia.

Yessenia: que ya nos vamos?

Claudia: eh?? –mis ilusiones se derrumbaron-

Silvia: es que pues para que se queda aquí sola… -parecía que pedía disculpas por haberla unido al plan-

Claudia: claro…-hice una pequeña pausa con desanimo- está perfecto –mentí-

Silvia: entrega tu regalo –tomó una bolsa con decorado de Tinker Bell-

Claudia: ammm ok. –dudé- feliz navidad- dije mientras la tomaba entre mis brazos, pude sentir su respiración agitada y sus pezones topando con los míos repentinamente erectos, una corriente eléctrica recorrió mi columna vertebral.

Silvia: para mí? –gritó emocionada como un niño al ver un caramelo- es para mí? –dijo aun con mi mano entre sus dedos

Claudia: ya sabes que siempre me toca regalarte en los intercambios, nos vamos?

Silvia: claro, vamos.

Caminaos cerca de cuarenta minutos hasta mi casa, vacía pues mi madre atendía el negocio y mi padre estaba en su trabajo. Nos detuvimos en un comercio de abarrotes que encontramos, compré lo necesario para hacer sincronizadas algo de zumo de naranja, luego seguimos con nuestro camino.

Al llegar a mi casa, estaba realmente limpia, impecable. Así que no hubo necesidad de realizar alguna labor doméstica. Puse un CD de Marco Antonio Solís, uno de mis ídolos de la música romántica en español, y comencé a preparar el desayuno, pues ya eran cerca de las 11:00 de la mañana.

Silvia tomó mi celular y llamó a Monse, la invitó a desayunar. Al llegar Monse me percaté de que venía con Perla, una compañera nuestra y con Aarón su novio. No quise, en realidad me dio flojera hacer el zumo de naranjas, por lo que le pedí a Yessenia y Monse que fueran a comprar un refresco a una tienda cercana a mi casa mientras yo terminaba con el desayuno.

Mientras nuestras amigas iban a la tienda, Perla y Aarón se acomodaron en el sofá de mi casa y comenzaron a acariciarse y besarse pasionalmente. Dejé las distracciones y seguí en lo mío, rápidamente Silvia colocó sus manos sobre mis hombros, me estremecí demasiado, se acercó a mi dejándome paralizada con excitación y confusión. Silvia posaba la palma de sus manos en mi espalda y hacía figuras con las yemas de los dedos, algo que me hacía perder la cordura de las cosas, Perla y Aarón no se percataron pus seguían comiéndose a besos.

Por un momento y en un arranque quise girarme y tomarla entre mis brazos, acorralarla contra la pared y comenzar a besarla, en verdad me enloquecían sus caricias; se escuchó que Monse y Yessenia llegaron, enseguida Silvia se apartó de mí, estaba sumamente sonrojada al igual que yo. Pero supimos disimular lo sucedido.

Llevamos todo a la pequeña sala de mi casa y comenzamos a desayunar, al terminar se retiraron Monse, Perla y Aarón pues tenían que regresar a la escuela. Así que quedamos solo Yessenia, Silvia y yo. Yessenia se puso melancólica con un CD de Tranzas, y mientras Silvia cantaba "búscate un nuevo amor", yo grababa con mi teléfono un reclamo de Yessenia para Luis, el chico a quien siempre había amado, ya hacía más de 7 años.

Mientras grababa, no presté atención a Yessenia, mi atención se centraba en Silvia quien no dejaba de mirarme con esa sonrisa hermosa y angelical que solo ella tenía. Un rato después Silvia y yo nos fuimos a la cocina por jugo, y una vez ahí nos unimos en un abrazo hermoso, ella clavó su cabeza entre mi hombro y mi cuello, mi respiración se agitaba, Yessenia lloraba por Luis, pero Silvia y yo seguíamos acariciándonos como nos fascinaba hacerlo.

Yessenia se incorporó, temí que Silvia se separase de mí, pero ella permaneció recargada en mí. Luego grabé otro vídeo donde Yessenia expresaba todo lo mal que lo había pasado estos años sufriendo por él, Silvia mientras tanto seguía mirándome con ojos de deseo, o al menos así los sentía yo.

Claudia: vamos a ver una película??- me incorporé y tomé de la mano a Silvia- Yessenia vamos

Yessenia: ya voy –dijo limpiando sus lágrimas

Silvia: cual vemos a ver???

Claudia: la que quieras

Yessenia: yo quiero ver… -la interrumpí-

Claudia: la que quiera ver Silvia –luego reímos las tres.

Subimos al segundo piso de mi pequeña casa; comenzamos a buscar películas en la estantería de películas, eran demasiadas.

Silvia: recuerdas que una vez me contaste de una película de gay’s que se enamoran y se van a una montaña???

Claudia: si, claro se llama "secreto en la montaña"

Silvia: quiero ves esa –hizo una mueca de suplica- si??

Claudia: claro que sí.

Puse la película, y me recosté sobre mi cama. Esperando que Yessenia y Silvia hicieran lo mismo, Yessenia se acostó en medio, entre Silvia y yo. Yessenia estaba justo frente al televisor, me giré y me acosté de lado para mirar a Silvia quien estaba en la misma posición hacia mí.

Claudia: tengo frío

Yessenia: los vampiros no tienen frío wey –dijo burlándose-

Claudia: y los vampiros comemos humanos cuando nos contradices eh? –las tres reinos

Silvia: ya no se pelees, yo también tengo frío… -Silvia se incorporó y fue por una cobija- a ver bebé deja te cobijo

Claudia: jajaja –reía de nervios por su comportamiento-

La película era subtitulada, pero yo la había visto cientos de veces, así que no puse atención pues ya me sabía los diálogos, Yessenia se quedó dormida pues no le ha gustado nunca leer. Me dio mucho sueño, así que me acomodé para dormir, extendí mi brazo por encima de Yessenia, ella estaba acostada más abajo así que ni cuanta se dio. L

Luego puse un cojín sobre mi brazo y puse mi cara ahí para disponerme a dormir, de repente sentí que mi mano chocó con algo, era la mano de Silvia, nuestras manos de inmediato comenzaron a forcejear, las dos peleaban por estar detrás de la otra, por fin cedió y mi mano acarició la de ella, mis dedos se entrelazaban desesperadamente con los suyos, mi columna vertebral era recorrida cada segundo por una fuerte corriente eléctrica.

No fui capaz de levantar mi rostro, temí la expresión de Silvia, no sabía que ocurría en ese momento, pero era delicioso. Sentí escalofríos cuando algo tocó suavemente mi cara, algo que hiso levantara mi rostro y viera lo que sucedía