Te odio por hacerme amarte tanto

En fin, pasaron varios chavitos y chavitas, hasta que la vi, la nombraron, y desde ese momento provocó en mi algo realmente sorprendente, no podía dejar de verla, era una figura hermosa, con unos ojos negros hermoso, una sonrisa encantadora, el cabello muy bien acomodado, color castaño oscuro, de tez blanca, labios carnosos, la falda del uniforme le quedaba demasiado entallada, y dejaba resaltar sus glúteos muy bien formados, no era delgada, era más bien llenita, sin caer en la gordura...

Es agosto, 2007. Tengo miedo de entrar a la secundaria, habrá chicos que no conozca, y tendré que socializar. Genial, es el primer día de clases, las 7:30 de la mañana, me pongo el uniforme con poco ánimo. Mi madre me acompaña hasta la escuela, que está a solo dos cuadras de la casa. Estoy nerviosa, no sé en qué grupo estaré. Llego a la escuela con miedo, esto en verdad me aterra, mi madre se despide de mí como siempre con un beso en la mejilla y se marcha. Quedo simplemente inmóvil.

Me puse en un rincón del patio cívico, tratando de llamar la atención lo menos posible. A lo lejos veo dos chicas que me saludan, ex compañeras mías de primaria, Brenda quien es un poco alta, tan solo unos centímetros menos que yo, es morena, su cabello es lacio, negro. Y Érika, una chica muy delgada, ojos café claro, y cabello ondulado. Solo les sonrío, mis nervios no me permiten hacer nada más.

La ceremonia de inicio de clases da comienzo, con el recorrido rutinario de la bandera en manos de la escolta. Luego el director nos da la bienvenida a los de primer grado, nombran a los asesores de cada grupo, unos grupos gritaban eufóricos de felicidad y otros estaban muy inconformes. Dejaron para el final la formación de los grupos de nuevo ingreso, los demás grados ya se habían retirado a sus clases. Formaron el grupo "A", el "B" y luego comenzaron con el "C", nombraron a dos chicas las cuales no miré bien, estaba cada vez más nerviosa, luego escuché mi nombre, así que me dirigí al centro del patio cívico, como hacían los demás. Solo miraba a mis ex compañeras, en espera de que las nombraran también.

Nombraron a dos chicas que desde primaria no me caían bien, luego un chico que conocí en la escolta de la primaria, y además había ido a mi casa en algunas ocasiones acompañando a su padre, quien buscaba a mi padre. En fin, pasaron varios chavitos y chavitas, hasta que la vi, la nombraron, y desde ese momento provocó en mi algo realmente sorprendente, no podía dejar de verla, era una figura hermosa, con unos ojos negros hermoso, una sonrisa encantadora, el cabello muy bien acomodado, color castaño oscuro, de tez blanca, labios carnosos, la falda del uniforme le quedaba demasiado entallada, y dejaba resaltar sus glúteos muy bien formados, no era delgada, era más bien llenita, sin caer en la gordura.

No sé porqué me alegré demasiado de que quedase como mi compañera de grupo. Aunque ante la mirada de los demás, fingí que me caía súper mal, y claro, éramos rivales en los concursos de escoltas. Luego nos fuimos a un salón, en el cual nos presentamos y no dieron el horario de clases. Enseguida encontré compañeros y compañeras sociables, y las platicas y risas fluían de manera normal, al pasar Silvia a presentarse, me sonrío al percatarse de mi mirada insistente, algo en ella me molestaba demasiado.

Los días pasaron y mi apatía por esa chica seguía creciendo, literalmente puedo afirmar que no la soportaba. Comencé a llevarme muy bien con una chava de cabello chino, ojos cafés, muy delgada, simpática y algo guapa, quien se llama Monserrat, pero la llamábamos simplemente Monse. Con ella encontré muchos puntos de vista similares, desayunábamos juntas, con otras compañeras, entre ellas Jessica, una chica chaparra, delgada, morena, y simpática, algo bromista. Yessenia, una chica de tez blanca, delgada pero con un trasero enorme para su edad, muy tímida. Y claro, Silvia, quien desde primaria era gran amiga de Monse, así que no me quedó más que acostumbrarme. Por mi parte, casi no conversaba con ellas, mis amistades se reducían a Monse y algunas ex compañeras de primaria.

Cada día me llevaba mejor con Monse, y éramos parecidas en casi no hacer tareas ni estudiar, pero vagar por las tardes; todo lo contrario a Silvia, quien era una súper matada, se pasaba las tardes leyendo, haciendo tareas y tratando de comprender lo que veíamos en clases, llevaba muy buenas calificaciones, pero eso le costaba demasiado, en cambio yo, nunca habría un solo libro luego de las horas de escuela, siempre he sido así, lo que capto en clases me sirve para realizar todo el tema. Yo iba un poco más abajo en calificaciones que Silvia, pero a diferencia de ella, yo no me esforzaba; eso en mí era natural. Un lunes de octubre, a finales del mes, llegué a la escuela en espera de Monse, quien siempre llegaba tarde, no tengo nada en contra de eso, pero adoro la puntualidad. El timbre para entrar al salón se escuchó, y Monse no llegó, así que me dirigí al aula correspondiente, era la clase más aburrida, español.

No tengo algo en contra del español, de hecho me gusta mucho, pero la maestra era un desastre, además de sangrona e inepta. Nos acomodamos por equipos, Yo estaba en uno con Yessenia, Jessica, Silvia y Monse quien faltaría a clases a juzgar por el tiempo de retraso, así que me preparé para lo peor, aguantar a las chicas y además, planear una exposición en equipo. La maestra dijo "el quipo de Claudia (osea el mío) van a realizar la exposición del tema cuatro". Abrí mi libro con desgano, y comencé a leer, Yessenia, Jessica y Silvia no hacían más que bromear y en ocasiones observar que yo no prestaba atención a lo que hacían. Una vez que me quedó claro lo que debíamos hacer, por fin hablé.

Claudia: esta información es muy poca e inconcreta, así que necesitamos investigar más sobre el tema-dije mostrando un mando en el equipo-

Jessica: y si lo hacemos en la tarde?- dijo estirando los brazos en señal de flojera. Yessenia solo asintió.

Claudia: perfecto, hoy a las 5:00 de la tarde-agregué dando vuelta a una página de mi libro.

Silvia: les parece que nos veamos en la biblioteca-preguntó

Claudia: qué?-mi cara hizo una expresión de desagrado- por Dios, en una biblioteca? Eso ya no se usa niña, lo buscaremos en internet. –Silvia asintió con la cabeza- Entonces a las 05:00 en el cyber que está en el jardín, vale??

Todas: ok.

Las clases transcurrieron, y yo no podía olvidar la cara de preocupación y cierto miedo cuando le dije casi a gritos "qué?" pero fue una reacción instintiva.

Al llegar mi casa, marqué el número de teléfono de la casa de Monse, quien contestó con voz enferma

Claudia: hola, que te pasa? –dije riendo- porqué no fuiste a la escuela –dije en tono pícaro insinuando que se había ido de pinta.

Monse: estoy enferma –tosió.

Claudia: de qué?- me asusté un poco.

Monse: tengo sinusitis –de inmediato recordé que mi mamá también tiene eso, y a partir de ello su vida cambió un poco más de lo que ya estaba.

Claudia: pues que mal plan.

Continuamos charlando cerca de una hora, de tonterías, cosas sin importancia. Luego me preparé para soportar a Silvia en la tarde, comí sin muchas ganas viendo la TV. Mi madre atendía una papelería que había sido antes, de mis abuelos. Luego me despedí de mi madre y me dirigí al cyber, ya que en casa no había aún servicio de internet, por los temores de mis padres de que viera pornografía. Llegué a las 4:50 al cyber, creo que estoy obsesionada con la puntualidad, claro no para todo. Comencé a revisar mi correo electrónico, el cual siempre estaba saturado de correos sin importancia y actualizaciones de redes sociales a las cuales me había unido. Desde los 7 años manejo correo electrónico, soy fanática de la computadora, amo en verdad estar en la computadora. Busqué artículos relacionados con la tarea, edité todo en un documento de texto, y lo guardé en mi USB, la cual llegaba a penas a 1 gb de capacidad, pues según mi padre no ocupaba más ya que todo lo pasaba a mi lap-top. Para mi mala suerte, la primera en llegar fue Silvia, se sentó al ladi mío a contemplar mi rapidez para realizar actividades en la máquina.

Silvia: te gusta Harry Potter? –me quiso dar risa su pregunta, pero me contuve.

Claudia: claro, me gusta mucho, es algo interesante –dije sarcásticamente.

Silvia: yo ya vi todas las películas que han salido –dijo presuntuosa.

Claudia: excelente, yo ninguna he visto

Silvia: qué?? –estaba desconcertada- enserio?

Claudia: si así es –puse mi mejor sonrisa, y continué- conozco la historia por que he leído los libros, la saga llama algo mi atención- Silvia se quedó sorprendida.

Silvia: Hay libros de Harry? –ahora la desconcertada era yo, pues no se supone que ella es la fanática?

Claudia: Por Dios, Silvia en qué mundo vives?? –dije en un tono molesto y algo burlón- claro que los hay

Silvia me miró tiernamente, me sonrió con cara de "lo siento, no sabía", no sé qué me pasó en ese momento, pero cambié mi cara, sonreí ampliamente, nos quedamos mirándonos fijamente unos segundos, luego me percaté de la cara de babosa que estaba haciendo, así que le di una palmadita en el hombro y continuamos buscando imágenes.

Yessenia y Jessica llegaron juntas, tarde. Así que les dijimos que por hoy era todo, que mejor se fueran, pero que mañana fueran puntuales, ellas se retiraron. Pocos minutos después Silvia y yo hicimos lo mismo; caminamos por un pequeño jardín al lado de mi casa, platicando de cualquier cosa, ella me contaba que estaba muy feliz de haber quedado en ese grupo, que le parecía muy buena combinación de compañeros.

Llegamos al final de aquel pequeño jardín, pidió que la acompañara a su casa, por un momento pensé en hacerlo, pero me detuve al recordad que ella no me caía bien. Nos despedimos y cada quien se fue a su casa.

Llegué a mi casa como a eso de las 7 de la noche, me bañé, cené y fui a la cama, no sin antes escuchar un poco de mi música, el pop. Estaba algo cansada, no tardé en quedar profundamente dormida.