Te odio por hacerme amarte tanto (4)
Espero que les guste, con mucho cariño lo hago. Y disculpen las fatas ortográficas. Un besito =) y mil gracias por sus comentarios
Ya no estaba dispuesta a reprimir lo que Silvia provocaba en mí, así que despedí a Santiago y Luis, y quedamos Jessy, Silvia y yo. Silvia se recostó en mi cama, que apenas era una cama individual situada en una esquina de mi habitación, y pegada a la pared. Luego me recosté con la computadora sobre mis pechos, Silvia cambió de posición, quedó acostada de lado, su cabeza estaba en mi pecho, su brazo recargado en mi vientre, y tenía un apierna sobre la mía. Jessica se acostó a mi lado, al borde de la cama. Silvia solo tarareaba las canciones, mientras Jessy comentaba sobre las fotos que estábamos mirando en la compu.
Jessy me quitó la computadora, y se giró quedando de espaldas hacia mí. Por mi parte, pasé mi brazo derecho por debajo de la nuca de Silvia, y mi manó quedó sobre su cara, rosando apenas sus mejillas. Silvia solo me abrazaba, no hacíamos algo más, en ocasiones Jessy decía una tontería, a la cual solo respondíamos con risas y con otra tontería. Así pasó más de una hora, Jessy en la compu, y Silvia y yo abrazadas, tomadas de la mano.
Llegó la peor hora del día, la despedida, eran casi las diez de la noche, Jessy se retiró a las nueve, pero Silvia y yo seguíamos entre arrumacos y chistecitos. Hasta que se fue. Me quedé pensando en lo que había pasado en los últimos meses. Hasta que me sumergí en un profundo sueño.
El viernes de la semana entrante, hicimos una "pijamada" en casa de Jessenia, una amiga de Miriam. Solo fuimos Silvia, Jessica, Miriam, Jessenia y yo. Las chicas (todas a excepción mía) comenzaron a beber alcohol. Era cerca de la una de la mañana cuando Silvia me abrazó efusivamente, y comenzó a cantar a mi oído, esto hizo que me estremeciera. Me tomó de la mano y salimos de la casa, me suplicó que bailara con ella mientras cantaba, yo me negué y la cargué para meterla en la casa.
Una vez dentro, Silvia comenzó a quitarse los tenis converse en azul marino que llevaba puestos, sus jeans súper entallados, y una blusa muy escotada. Quedó en ropa interior, algo normal para las demás, pero a que me hizo estremecer.
Se puso su pantalón de pijama para dormir, un pants de tela cuadrada en tonos azules y grises, y una playera con cuello en V color fucsia. Una vez vestida, introdujo sus manos bajo la playerita pegada a su hermosa figura, y tocó sus senos, algo que hizo que me excitara, desabrochó su brassier, y lo sacó por los costados de la playera. Yo no podía dejar de mirarla, mientras las demás chicas veían una película con muchas escenas sexuales.
Noté sus pezones repentinamente erectos, me aventó a la cara el sostén. Solo pude olerlo y disfrutar de ese embriagador aroma, Silvia fue al baño, luego regresó al piso, donde dormiríamos sobre una cobijas. Silvia estaba excitada, y yo igual, por lo que deseaba que ella durmiera lo más pronto posible, para evitar tentaciones y aprovecharme del estado en el que se encontraba.
Le dí un poco de leche y galletas, quedó dormida de inmediato, las demás chicas se durmieron también rápido. Yo no podía dormir, la imagen de sus pezones erectos hacía que me excitara. Silvia al igual que las demás chicas, dormía. Comencé a oler el aroma del cabello suelto y regado en la almohada de Silvia, quien dormía tranquilamente a mí lado. En eso, recordé la primer vez que dormí con ella, el día del accidente en la moto, cuando me abrazaba dormida y a mi me molestaba demasiado, pero ahora era yo quien quería sentir su piel.
Tomé valor no sé de dónde, y puse mi cara junto a la suya, mi mano sobre el de ella, aspiré un aroma realmente delicioso, Silvia no se movió, pero yo disfruté de acariciarla mientras dormía tras la borrachera que se puso. Besé sus mejillas, la acomodé en mi regazo, jugué con su pelo, ella hizo un intento por despertar, pero no pudo. Seguí contemplándola. Ella inconsciente entrelazaba nuestras manos, yo sabía que estaba más hacer eso si ella no estaba consciente, pero lo que me hacía sentir esa chica es realmente inexplicable, en verdad me atrae demasiado, y no como un juego, sino como amor verdadero.
Son las 3:30 de la mañana, Silvia duerme profundamente en mis brazos, y yo solo acaricio su antebrazo y entrelazo nuestras manos. De repente, Miriam despierta; de inmediato acomodo a Silvia, pero despierta, enseguida despiertan las demás. Miriam propone que juguemos a "la botella" de prendas, todas aceptan, al paso de unos treinta minutos Jessenia estaba en Short y brassier, Miriam solo tenía una tanga y el brassier, Jessica estaba aun borracha y no juega.
Yo estaba con solo mi pants de pijama y en brassier, Silvia estaba en tanga, sin brassier, y además otro de los castigos fue que permaneciera de pie, por mi parte me dediqué a solo contemplar sus hermosos senos, sus pezones erectos desde que estaba en mis brazos, su cara de estar aun alcoholizada se dirigía a mí, y yo como idiota mirándola, luego me dijo que se moría de frío, tomé una cobija, la abracé con la cobija sobre su espalda, me senté a su lado, las demás chicas ya dormían.
Silvia me dijo que tenía hambre, pero a esa hora no pude salir a comprarle cena, por lo que le doy un vaso con leche y galletas. Se queda dormida nuevamente en mis brazos, solo que ahora estaba semidesnuda, eso me provocó gran excitación. Tenía ganas de masturbarme, solo pensaba en ella, pero me contuve porque preferí seguir abrazándola. Como a las 6:00 de la mañana vi que Silvia comenzaba a despertar, por lo que la separé de mí, y la dejé enredada en la cobija.
Tomé mi iPod, y comencé a escuchar música esperando que se volviera a dormir, Silvia actuó estar dormida. Así me quedé profundamente dormida, pensando solo en ella. Cuando todas nos levantamos, ya estábamos vestidas, y nadie comentó algo sobre lo ocurrido. Luego llegó Claudia, la tía de Silvia, se la llevó porque saldrían muy temprano. Ella dijo que me podía llevar a mi casa, pero preferí caminar y pensar lo sucedido.
Llegué a mi casa, dormí un rato. Luego me bañé, desayuné, creo que a esa hora ya era comida. Y por la noche, Silvia y yo paseamos comiendo fresas con crema. Conversaos sobre tonterías, luego nos despedimos. Fui a casa y dormí.
Así pasaron unos cuantos meses, hasta que fueron vacaciones de verano, pro fin. Silvia y yo realmente nos queríamos, al menos como amigas. Y antes de salir de la escuela prometimos vernos diario, y pasar cuando menos unas 5 horas juntas. Durante esas vacaciones Silvia y yo dormíamos juntas, unas veces en mi casa y otras en la mía.
Pero siempre sucedía lo mismo, en la madrugada Silvia me abrazaba por la espalda, yo me estremecía, y no me gustaba que ella provocara eso en mí, fingía caer de la cama, para así alejarme de ella. Los días para entrar a la escuela se acercan, Silvia y yo solo nos vemos de 4:00 pm a 10:00 p.m. y dos o tres día a la semana dormimos juntas, ella me comenta que ese tiempo no es suficiente, que hay que hacer algo para vernos más seguido. Una idea que a mí me fascinó.
El día que fui a preguntar los requisitos para la reinscripción, me enteré que habría un curso de verano. Así que de inmediato le hablé a Silvia, y se lo comenté.
Silvia: hola respondió a mi llamada-
Claudia: hola pequeña -siempre fui tierna y cariñosa con ella- como estas?
Silvia: bien, y tú?
Claudia: bien, oye me enteré de un curso de verano en la escuela, y pues creo que es una buena opción para pasar tiempo juntas
Silvia: si es perfecto. Pero que horario tiene??
Claudia: pues es de las 9:00 a.m. a las 12:00 p.m. sé que no es mucho tiempo, pero al menos nos veríamos en la mañana y en la tarde
Silvia: pues sí, oye dice mi abuela que di ya desayunaste??
Claudia: no, porque aun estoy en la escuela
Silvia: ah! Pues ven a la casa de mi abue, desayunamos y vamos a inscribirnos. Te parece??
Claudia: claro la vería ya- enseguida llego.
Silvia: no tardes eh!
Claudia: ok. Bye.
Colgué, me inscribí en el curso, y me dirigí a la casa de la abuela de Silvia. Desayunamos mientras yo respondía las preguntas de su abuela. Me preguntaba lo mismo de siempre, que como estaba mi abuela, como estaba mi madre con su diabetes, y me comentaba chistes. Cuando casi terminábamos de desayunar, llegaron Mary (madre de Silvia) y Claudia (su tía).
Mary: hola, buen día. Ya listas para ir a inscribirse en el curso de la escuela
Silvia: si mami -Silvia era súper tierna al hablar con su mamá- ya vamos
Claudia: yo ya estoy lista dije al tiempo que levanté mi plato y vaso, y me dirigí al fregadero-
Claudia (tía): ahí deja eso, yo los lavo
Claudia: ok. Gracias tomé mi bolso- bueno pues muchas gracias, y creo que yo ya me voy para la escuela y allá las veo, vale??
Mary: qué? me gritó- no niña, tu vas con nosotros a la escuela
Claudia: lo se, pero traigo mi moto, así que allá las veo.
Soledad (abuela de Silvia): de ninguna manera, hazle caso a Mary, te vas con ellas en el auto.
Claudia (tía): si Claudia, estaríamos más tranquilas
Claudia: está bien.
Silvia terminó su desayuno, nos subimos en el auto, un Tsuru plateado, decorado son calcomanías de princesa, barbie y cosas por el estilo, el cubre volante era de Tinker Bell. Era más que obvio que el auto pertenecía a Claudia, la tía de Silvia.
Mary inscribió a Silvia en el curso, y al día siguiente nos presentamos en la escuela. Los primeros días fueron demasiado aburridos, por lo que en secreto abandonamos el curso, y nos íbamos a caminar sin rumbo, a unos cerros que están detrás de la escuela, abrazadas y platicando, algo normal entre nosotras.
No sé cómo, pero nuestras madres se enteraron que no estábamos yendo al curso, y de inmediato detuvieron la situación, y pusieron remedio estableciendo horarios para estar juntas. Pero no pudimos cumplirlos (y qué bueno) pues Mary entró a la maestría, y me pidió que en vacaciones le ayudara a realizar proyectos y cosas así, por lo que no pasaba las mañanas con Silvia, por lo menos la veía mientras limpiaba la casa y yo hacía lo que su madre necesitaba.
Tres días antes de que el ciclo escolar diera inicio, Silvia me dijo que forráramos nuestros cuadernos iguales, yo obviamente acepté, no había algo que yo le negara a esa ternura de niña.