Te necesito

Recordar, en ocasiones ayuda... pero otras veces lastima..

… El viento soplaba directo en mi rostro, enredaba entre si mis delgados cabellos largos,  en mi garganta sentía las últimas partículas de tierra que el otoño deja al partir.  Sentada en el breve espacio de jardín, bajo el árbol en el que ambas nos recargábamos mientras nuestros latidos se armonizaban con el  canto de los pájaros que se alistan para recibir la noche, esta vez solo me acompañaba la sensación te tenerte ahí, de visualizarte cuando sonrientemente me dijiste que yo te encantaba al adoptar dos gatitos que andaban regalando.   La melancolía me estremecía y se desbordó por mis ojos, mi corazón convulsionaba y comencé a temblar sin fuerzas, cerré mis ojos y reposé mi cabeza en el tronco del árbol… me remoté a aquél momento en que ambas molestas, mientras tu esperabas sentada en el sofá mi reproche por haberte encontrado en la cama con aquella mujer por la que mi sangre intoxicada de celos llegaba a mi cerebro y se apoderaba de mi, actuando irracionalmente; pero, en cambio me abalance sobre ti para besar esos labios que sin decir palabra me incitaban a comérmelos sin hambre, solo a degustarlos y jugarlos en los mios. Respiré profundo y me llegó tu aroma sútil y  único de tu piel entre tu oreja y cuello, para en el aire figurar que te probaba, mi corazón cambió de ritmo, primero disminuyo mi pulso, luego intensificó cuando revivía esa reconciliación en mi mente…

Mientras besándote tú te dabas tus aires de importancia y te hacías la abnegada al no querer ceder a mi seducción tu cuerpo me exigía que te tomara sin compasión, sudabas, pero decías que te dejara tranquila para que arreglaramos nuestras diferencias, en realidad era lo que menos me importaba, mi cuerpo necesitaba del tuyo, no ponías resistencia, el tono de tu voz se tornaba excitado, cuando susurrando te dije que te necesitaba y quería hacerte el amor, recargaste tu mejilla a mis labios y esa fue la luz verde para que mi sed de ti comenzara a saciarse.  Tu cuerpo es mi templo de amor, al que siempre se antecede para entrar con un ritual, ahora no hubo ritual, ahora simplemente abri la puerta para llegar hasta su altar, el que descubrí quitando humedas prendas de algodón, guiando mi olfato con el aroma en que llaman las flores a las mariposas, mi nariz se posó como una sobre tu bello botón de rosa,  al que palpé con mi dedo medio, para sentír la gota de rocío que resbalo por mi piel, lleve el dedo a mi boca, cerrando mis ojos por un par de segundos me concentre en el sabor a miel que tenia tanto sin probar, lleve mis labios con ese sabor a los tuyos, quería compartir la mezcla de tu miel con mi saliva, mientras mi mano abría a la luz para que floreciera tu flor, nuestros besos intensificaron, tu pecho en el mio, queriéndonos fundir en una sola masa, no hablábamos verbalmente, nos volvíamos a comunicar con el lenguaje corporal que solo tu y yo entendemos, los roces de nuestras manos frotando nuestra piel, las respiraciones y gemidos ahogados nos transportaban al concierto mas bello que he escuchado, el sonido ambientando, mi mano recorriendo y palpando, jugueteando con tu flor… la humedad de tu flor que escurría en mis dedos los llevaste a nuestros labios cuando nos besábamos ¿sabor mas exquisito?  Ni el mejor vino ¿seguíamos enojadas? No importaba, éramos una pareja que se ama haciendo el amor como nunca antes… las diferencias estaban de lado… solo quería ser dueña de tu cuerpo… tal vez al final te irías para siempre… con suaves besos de tus pechos a tu vientre respiraba la intensidad de tu transpiración, el mejor perfume, y entre mas allegaba mi olfato a tu jardín mas ansiaba ya embriagar mi sentido gustativo, pero como todo vino, se debe degustar primero… no es solo hacerte sexo oral, no es solo darte placer, no es solo hacerte llegar tres orgasmos o más, no es solo sentir que soy la única que te consigue llegar al clímax… en realidad… es sentir que es a ti, mi amor, a quien con mis labios beso su intimidad suavemente, sentir la textura de tu piel, observar y admirar detenidamente la majestuosidad del color, los pliegues y dobleces de lo que para mi es el botón de flor que logro abrir con mis caricias y besos, sin premuras hacerle saber a tu sexo que se prepare para llevarlo al lugar donde le gusta lo guíe mientras tu, con tus ojos cerrados me dejas llevarte hasta donde quiero… emprendemos el viaje, mis dedos comienzan a sentir las pulsaciones de tu punto G, mi boca comienza a refrescarse con tu manantial, escuchar tu trinar me hace saber que pronto llegaremos a nuestro destino, por fin, me sumerjo en tu fuente, mi dedo siente el corazón que pulsa en tu vientre, una vez, una mas, una tercera es la que me hace igualar que nuestra burbuja de orgasmos se desborde al mismo tiempo ¿cosa mas bella? Imposible, teniendo nuestros ojos cerrados durante el trayecto, para al llegar a nuestro destino abrirlos al mismo tiempo y lo primero que vemos es la luz de nuestros ojos, el reflejo de lo que con amor logramos hacernos, finalizando con el ritual de agradecimiento a tu cuerpo que me deja ser cómplice al fugarnos al paraíso del placer que entre besos de “te extraño” “te  necesito” “te amo”  terminamos nuestro viaje, pero continúa su camino juntas…

Abro mis ojos, veo el reloj, es la misma hora en la que aquella tarde nos vestimos para volver a tu casa, a dormir entre tus brazos,  brazos que fueron mi refugio… ahora… ahora no estas… en este desierto de sensaciones, mi sed por ti me esta destruyendo… quiero beber de tu manantial… quiero comer de tu carne… quiero drogarme con tu perfume y morir de sobredosis en sobre tu vientre…