Te me insinúas en la terraza.

Me pillas mirándote las bragas desde otra mesa en una terraza mientras charlas con tu amiga y te pones tan cachonda que te follo en los baños del bar.

Estoy charlando con mis colegas sobre el TFG, hacemos bromas sobre los profesores y empezamos a planear el verano, yo que soy alto rubio y con los ojos azules, con labia y me siento cómodo bailando en discotecas echo en falta los buenos planes de fiesta, el salseo, el flirteo con las chicas, la miradita de la madura que echa cuenta con los años que me llevaré con su hijo para no sentirse tan ruborizada de imaginarme desnudándola.

Levanto la jarra de tinto y te veo de reojo, pelirroja, con vestido estampado de formas geométricas y flores muy colorido, sin medias, luciendo esas piernas que te has estado labrando en el gimnasio desde hace años, tonificada pero sensual; estás contra la cristalera del bar y el reflejo que provoca la luz del sol me hace intuir que se te marca un culo definido, redondito y respingón que viendo como lo define la tela del vestido está coronado por un tanga fino, cuando vuelvo a bajar la vista trato de fijarme -esas prendas sueltas que marcan me ponen mucho- y entonces el aire te levanta ligeramente la falda, te veo las braguitas, o el tanguita por lo que me dice el cristal, es granate y con un poco de encaje pero no muy cargado, me quedo tan embelesado que te das cuenta y me miras fijamente, cuando levanto la vista para mirar si te has fijado me estás mirando fijamente entre escandalizada y avergonzada de haber permitido un descuido así, a mí me sube un calor tremendo y casi me ruborizo yo por empanarme así con tu entrepierna, pero me domino, relajo las expresiones de mi cara sin quitarte la mirada y te sonrío ampliamente, tu cara es un poema, ahora sólo caben el asombro y la vergüenza en tu rostro, te sube tal calor que te coge hasta un poco de color en el pecho, y cuando apartas la mirada con una mano en el rostro, agachas la cabeza suavemente como si fuera por darle un trago al vaso, ya estás sonriendo, levantas el vaso y con tus labios pintados de rojo vintage tocando el vidrio sonríes, casi tanto como yo, y me miras por el rabillo del ojo.

Ya nos lo hemos dicho todo, no necesitamos más.

Pasan los minutos y tu asiento se va encarando más hacia mí, tus amigas se van yendo pero tu y otra os quedáis porque tu y yo estamos teniendo otra conversación, una que pasa desapercibida al resto de gente de nuestras mesas y al resto de gente de la calle entera. Tu me abres las piernas, te aireas el vestido, te levantas, te lo ajustas y te lo aprietas para que se te note el culo, porque me has visto mirar el cristal, y tras preocuparte pensando que habías perdido mi atención has mirado a ver que miraba yo, y lo has entendido. Y mientras yo hago como que me encaro hacia la conversación de mis amigos mientras me alejo más y más, en realidad me estoy enfocando a ti, quiero que me veas mejor, que percibas mi complexión, mis brazos, que imagines mi torso, si es posible que intuyas que bajo la mesa me crece ya una erección que incluso duele, que te abro las piernas y te estoy haciendo hueco para que estuvieses tú, haciendo uso y disfrute de todo lo que dispongo.

Tras unas cuantas rondas no nos contenemos los calores, tu amiga empieza a mirar tonterías en instagram y tú coges el móvil también pero sólo quieres pasar desapercibida mientras me miras por encima, cuando aparece una amiga que hacia tiempo que no veíais aprovechas el momento, te levantas y sin quitarme la mirada hasta el último instante dices: "chicas, voy a ir al baño ahora antes de irnos". Sabes que lo voy a oír y esperas que vaya, jamás te atreverías a venir a decírmelo delante de tus amigas y mis amigos, pero te sube un ardor desde la entrepierna que se te empieza a hacer de agua de pensar en que te siguiera al baño y nos entregaramos el uno al otro.

Aprovecho que mi conversación poco tiene que ver conmigo para levantarme también y pasar desapercibido, entro decidido en el bar, me llevas ventaja así que cuando cruzo la puerta y enfilo el pasillo al baño te girás sutilmente y compruebas si estoy en marcha, me ves de camino hacia ti y te metes apresurada en el baño, como si de una coincidencia se tratara, pero no sé cuáles son tus intenciones así que entro en el baño de chicos para pensar cómo abordarte, y cuando entro en el cubículo abierto lo veo, muy bien escondido asomando tras una pequeña repisa donde dejar objetos, una pieza granate de tela y como con un bordado, lo cojo y efectivamente es tu tanga, aún está caliente, y ahí me entra un calor que me hace estallar el pecho, se me acelera el pulso y se me hincha todo, el pene me palpita, grueso, duro, venoso dentro del pantalón, me tienes tan cachondo que me entran ganas de hacerme una paja en tu tanga, pero no, el premio es mayor y sólo me separan unos metros, salgo como el que no quiere la cosa y me meto en el baño de chicas tras ojear que no viniera ninguna, haciendo poco ruido por si hay alguien entro y te busco, sólo hay un cubículo ocupado y la puerta está entreabierta, me puede salir muy mal, pero también muy bien, la abro despacio y te veo, sentada en la taza con las piernas abiertas, y el vestido subido. Entro. Cierro. Echo el pestillo.

+Creo que tienes algo mío -mientras señalas el tanga-

*No sé de que hablas esto estaba en el baño de hombres, demuéstramelo.

Te acercas y me lo quitas de la mano a la vez que te quedas a unos centímetros de besarnos, con tu otra mano has tanteado que mi erección es imponente y te muerdes los labios cachonda.

Te vuelves a levantar el vestido y te pones el tanga, te das la vuelta mientras pones el culo en pompa apoyándote sobre la taza y me dices "Ves, quedándome así ¿cómo no va a ser mío?"

Antes de terminar la frase estoy detrás de ti agarrándote las nalgas, mientras te paso algunos dedos por el tanga, te apreto los labios de la vagina y se me empapan, estás chorreando tanto que has mojado hasta tu ropa interior con sólo apretarte. Empiezo a frotar más y más y empiezas a gemir, mientras con una mano me desabrocho los vaqueros y me los bajo, me bajo los calzoncillos lo justo para sacar mi pene que ya gotea líquido preseminal. Saco el dedo que te había metido casi hasta el cervix de la vagina y con las dos manos te bajo el tanga decidido, lo siguiente que siente es mi glande duro a las puertas de tu cavidad más íntima, me lo has mojado entero de sólo frotarlo contra tus labios y contra tu clítoris, te agarras más fuerte a la tapa de la cisterna y ya tienes las dos rodillas sobre la tapa, y entonces cuando ya chorreas flujo me coges la polla y te la metes de un golpe, hasta el fondo, mis testículos ponen el límite físico a la envestida que me has impuesto y pierdo el control, empiezo a follarte duro y lento al principio para que la sientas bien, recorriendote entera por dentro, hasta el fondo y vuelta, hasta la punta del glande, con tanta contundencia que tus nalgas botan y chocan contra mi pelvis haciendo un ruido que disuade a cualquiera de querer entrar porque saben que aquí se está haciendo algo que no deben interrumpir, tu culo redondo y perfecto rebota y rebota mientras te envisto cada vez más rápido, pasamos así un rato hasta que te corres y un chorro de flujo sale de ti hacia el suelo. En ese momento te levantas y estiras de mi hacia la pared, nos besamos, te cojo fuerte, te saco las tetas y empiezo a deborarte los pezones, tus pechos no me caben en la mano y están algo caído pero siguen tersos y suaves y tiemplan alegremente mientras lo deboro a lametones y te como los pezones, rositas y duros como piedras de lo cachonda que estás, te levanto en vilo y empiezo a empotrarte contra la pared del baño, me envuelves la cintura con tus muslos y haces fuerza como para evitar que me escapara, me clavas las uñas en la espalda y el cuello, me muerdes el lóbulo, me muerdes el cuello y me lo chupas mientras me pides más y más fuerte al oído como si la gente no escuchara ya tus nalgas contra la pared empujadas por mis embestidas ahora ya frenéticas en ritmo y fuerza y con el último fin de hacerte correr a chorros y correrme yo. Y finalmente lo siento, de nuevo el calor de tu vagina emanando flujo deshaciendose de placer mientras te estremeces y te agarras a mí como si detrás hubiera un abismo, otro chorro de flujo y tu vagina apretada y cálida me está haciendo correrme, me estimulo un poco más dentro de ti y siento que no lo podré contener, me corro, me alejo suavemente y de una mirada me entiendes, te arrodillas, sacas la lengua y recibes mi semen hasta la garganta, eyaculo cuatro veces, sonríes y tragas.

Nos vestimos y salimos con 2 minutos de diferencia. Nos sentamos, y volvemos a nuestras conversaciones.