Te lo vas a follar el sábado (2)

Mi mujer se sigue preparando para follarse a un amigo más joven el sábado

Hoy es el día en el has decidido, como tú dices, “arreglarte el coño”. Está claro, por esa decisión, que estás lanzada a follártelo. Y preparándote el coño para él haces que a mí también me quede claro. Hemos acordado que primero tú te lo arreglas como consideres y luego yo te echo un vistazo y compruebo cómo lo has hecho y te “perfecciono”, te termino de depilar el coño, te dejo a punto, para que otro te folle. Va a ser un placer terminar de perfilar ese coño que es mi dueño, notarlo hinchado y mojado porque le excita prepararse para otro. Seguramente yo quiera saborear cómo sabe con los jugos que te provoca saber que te arreglas para otro, el que sepas que se lo van a follar en unos días, que otra polla más grande y dura va a hacer que estalle en orgasmos. Seguramente quiera probarlo, y probablemente me lo permitas, pero no me vas a dejar follarlo, porque quieres reservarlo para él. Quieres llegar al sábado en plenas condiciones, con muchas ganas de follar porque el sábado hará ya cuatro días que no follas, que no te dan polla, y sabes que así, si te contienes ahora, vas a disfrutar más. Sabes que por no follar conmigo estos días, el sábado tendrás un placer bestial. Ayunas de mí para hartarte de él. Lo tienes decidido y eso aumenta mi placer desesperado.

Ayer hablamos de las braguitas que llevarías puestas el sábado, para él. No querías tanga, decías que preferías unas braguitas bonitas y me hablaste de varias, preguntándome que cómo te quedaban, que qué tal estabas con ellas. Uffff, y yo pensaba “pues cómo vas a estar, ¡buenísima!”. Tienes un culo que volvería loco a cualquiera y una cintura delgadita, con unas tetas pequeñas pero muy duras. Y cuando te pongas a cuatro patas a gatear por la alfombra, mostrándonos a los dos tu culo (bueno, tú más interesada en mostrárselo a él), querrá saltar sobre ti y apartar las braguitas y comértelo primero y luego meterte los dedos, y ver cómo te retuerces de placer para al final, clavarte su pollón, encajártela de un solo golpe mientras te sujeta fuerte de las caderas. Vas a morirte de gusto, vas a babear mientras pones los ojos en blanco.

Al final acordamos que me harías un pase probándote varias braguitas para que yo elija las que mejor te quedan, aquellas con las que él no podrá resistirse a follarte, las que apartará a un lado para meterte su enorme y dura polla. Y a mí me encanta ayudarte a elegir las braguitas adecuadas para que se empalme muy bien, porque cuanto más gorda y más dura tenga su polla, más placer te dará y más disfrutaré yo al verte.

Mientras escribo esto en mi despacho, me llega un mensaje tuyo en respuesta a una imagen que te envié ayer pero que no has visto hasta este momento. En la imagen, se veía a una espléndida mujer sentada en medio de dos tíos, a los que les agarra las pollas. Tiene los ojos cerrados y se derrite del gusto que le proporciona apretar fuerte esos dos troncos duros y gordos. Debajo de la imagen hay un texto que dice “Hacerla el centro de atención no es hacerla una puta o una zorra, es hacerla una diosa”. Y me has respondido poniéndome los cuernos con un emoticono, mmmmmm. Estás totalmente empoderada y eso te gusta. Sabes que tienes el poder y que además lo vas a usar. Quieres ser una hotwife y lo vas a disfrutar. Ya lo haces. No imaginabas hace años, cuando yo te lo proponía y eras tan reticente, que al final acabaras así, deseando gatear mostrando tu redondo culo a otro tío, deseando que se abalance sobre ti para meterte su polla tiesa. Y pensándolo, en los días previos, con los preparativos, notas cómo tu coño reacciona, te notas caliente, sensual, deseada, poderosa, lasciva... Y entonces juegas conmigo, porque eso te excita más, porque te hace sentir más poder, porque sientes que me tienes loco de excitación, y porque ves que yo no te voy a frenar (al contrario), y que al final tendrás tu sesión de sexo con él, una sesión larga y dura, en la que perderás la cuenta de las veces que te has corrido.

Y todas estas sensaciones te envuelven y te rodean, y entonces te sientes más guapa, más buenorra, más seductora... Caminas con una seguridad diferente, consciente del efecto que causas en los demás, sobre todo en los hombres, pero también en las mujeres (que te miran con envidia), porque todos saben, a todos les llega, que tienes un sexo fuerte pero colmado, que estás satisfecha con tu sexualidad. Todos entienden que eres una mujer caliente, que tienes el coño satisfecho y a la vez dispuesto y preparado para la aventura, y que esa forma de ser, esa forma de vivir,  la disfrutas enormemente, y por eso te sientes con ventaja sobre el resto, que no se atreven como tú, con ventaja sobre todos los demás, que te ven, te envidian y te desean.

Lo de no dejar que te folle antes de que tengas un encuentro sexual con otro, ya me lo has hecho otras veces. Recuerdo una vez que te ibas de comida de empresa y habíamos acordado que yo te pasara a recoger a media tarde. A ti y a tu compañero. Os recogería para llevaros a casa y que allí, delante mío te lo follaras. Él ya te había follado en otra comida de empresa, en los servicios del restaurante, pero ahora yo os iba a recoger para que te lo follaras cómodamente en casa, en el sillón, en nuestra cama, durante horas. Y recuerdo que ese día, cuando te despertaste me dijiste que estabas muy cachonda, que te tenía muy excitada la idea de que tu compañero te volviera a follar, fuerte como él lo hacía, con su polla gorda y oscura. Y entonces, te empecé a tocar y estabas empapada, y mientras te acariciaba el coño, me pediste que sólo te masturbara, que no te follara porque querías reservarte para él. Yo enloquecí de la excitación que me producía que mi mujer me pidiera que la masturbara porque estaba muy cachonda sabiendo que se iba a follar a su compañero, pero que al mismo tiempo, me dijera que se estaba reservando para él, para hartarse de follar con él. Y a mí todo eso me excitaba de una manera bestial, ver cómo estabas de salida, como te corrías, y saber que era porque en tu cabeza estabas recordando cómo él te folló en los servicios, que era porque estabas recordando lo gorda y dura que tenía la polla y lo fuerte que te la clavaba, los empujones que te daba y cómo te hacía correr una y otra vez. Y todo esto que cuento me provoca unas sensaciones muy fuertes, es algo para lo que un marido no está preparado y que puede hacerle perder el juicio, ya sea por celos, o, como en mi caso, por excitación.

Y ahora, otra vez, de nuevo, no me dejas que te folle porque quieres estar en plena forma para el sábado, para que otro te de un placer multiplicado, para que sean horas las que te pases follando, para que otro te empale bien empalada, porque sabes que la polla para la que te reservas, bien se merece unos días en los que te prives de mi polla, al fin y al cabo más pequeña, menos dura y con menos aguante. Es una decisión simple por tu parte, muy sencilla de tomar, una decisión que sabes que compartirían el 100% de las mujeres, de las mujeres libres como tú, me refiero.