Te espero en el metro
Si eres de esas chicas a las que les gusta sentir un pene o una mano en las nalgas, ten la certeza de que cualquier día te encontraré...
Te espero en el metro.
Si eres de esas chicas a las que les gusta sentir un pene o una mano en las nalgas, ten la certeza de que cualquier día te encontraré...
Tengo muchos años viajando en transporte público y de todo el existente el que más me gusta es el metro.
He tenido la suerte de tener los más hermosos traseros al alcance de mi mano y lo que es mejor recargados en mi pene. Hasta el momento no he sufrido por molestias o reclamos, todo lo contrario, se acercan más y me ayudan con total discreción.
Mi técnica es la siguiente: Llego al andén y comienzo la búsqueda de chicas de buen cuerpo, obvio que no llego hasta los primeros vagones, el que reservan para mujeres y niños. Luego son tantas las prisas que las nenas deciden quedarse en los vagones que llevan todo tipo de personas. No hay que asustarlas, hay que dar tiempo a que llegue el tren y entonces aprovechar la confusión que provoca la apertura de puertas para acercarse a la nena y dejar que te metan al tren a empujones y tu detrás de ella. Siempre me ha funcionado. Cuando de repente llegan a voltear a ver a quien traen atrás he tenido que ofrecer una disculpa y una ligera explicación, eso las tranquiliza un poco. Otras veces ni siquiera voltean, no hay que dar por hecho que eso es precisamente lo que iban buscando. Los primeros minutos hago una exploración del terreno que voy a pisar, trato de alejarla de mi anteponiendo mi brazo y si no se puede echo para atrás mi cintura para alejar mi pene de sus nalgas. Eso las hace pensar que llevan a todo un caballero detrás de ellas y se tranquilizan aún más.
Hay que esperar la siguiente estación porque seguramente va a entrar más gente y entonces cualquier intento que hagas por no molestar a la nena no va a rendir frutos. Hay que mentalizarse a lo que viene: un delicioso cachondeo en el que tendrás oportunidad de poner tu pene exactamente encima de unas deliciosas nalgas...
Ya había visto en varias ocasiones a esta chica, alta, de cabello largo, suelto y oscuro, de tez blanca, guapa, labios gruesos y sensuales, senos grandes y firmes, cintura estrecha y caderas prominentes, sus nalgas redondas y bien curveadas.
Muchas veces intente sin lograrlo quedar cerca de ella. Ya me había conformado con solo verla, pero esa mañana iba a ser diferente.
Ya sabía a qué hora y en qué lugar exactamente quedaba la puerta del vagón en el que ella se subia. En cuanto llegué al andén logré quedar hasta el frente del mismo lo que me iba a permitir entrar primero en cuanto abrieran las puertas( claro, después de dejar bajar a quien lo deseara ). Y así fue, llegó el tren y se abrieron las puertas, después de los segundos que transcurren para ver si alguien baja me introduje de manera tranquila buscando en las puertas de enfrente a la chica mencionada. Ahí estaba recargada en ellas, la vi más hermosa que siempre, me dirigí hacia ella y quedamos de frente. Llevaba un pantalón de mezclilla muy ajustado en color azul, una blusa igual de ajustada y una chamarra corta. Tuve que extender mis brazos hacia las puertas para no aplastarla ya que enseguida subió más gente. Ella vio mi esfuerzo y me sonrió tibiamente y yo hice lo mismo. Así transcurrió el trayecto hacia la siguiente estación. Subió más gente, no puede soportar más el esfuerzo y cedí un poco hacia delante; fue cuando mi pene quedó exactamente encima de su vagina, me sentí morir, mis piernas temblaban de la emoción, vi que ella ladeaba su rostro y cerraba sus ojos pero de una manera que denotaba placer, no molestia o asco.
Y el tren comenzó su marcha, ese delicioso vaivén de lado a lado me permitió simular una penetración, tuve que controlar mi respiración, sentía los senos de ella pegados a mi pecho, su respiración comenzó a notarse agitada. Fue cuando escondió su rostro en mi hombro. Me sentía dichoso y extasiado.
Cuando llegamos a la siguiente estación acerco sus labios a mi oído y me dijo en un susurro que deseaba voltearse de espaldas a mi. Volví a tratar de extender mis brazos apoyándome en las puertas y ese momento lo aprovechó ella para comenzar a girar su cuerpo. Su cadera, su nalga, comenzarón a pasar por encima de mi pene, hasta que quedo completamente de espaldas a mi, sentí mi pene en medio de sus nalgas y sus nalgas completamente pegadas a mi bajo vientre. Nuevamente el tren comenzó la marcha y no perdí la oportunidad de simular una penetración por detrás, Puede bajar uno de mis brazos y acerqué mi mano a una de sus nalgas, le empujaba el pene y le acariciaba la nalga. Ella lo iba disfrutando todo. Sentí que ella se empujaba a hacia atrás, lo que me permitia hacerle sentir mi erección en toda su magnitud.
Íbamos completamente ajenos a la demás gente, no nos importaba si alguien nos observaba, todos iban ensimismados en sus pensamientos, nosotros disfrutando de este acercamiento tan deseado.
Todo lo que duró el trayecto bastó para sentir cómo mi pene iba batido en el liquido seminal expelido por la tremenda erección que llevaba. Estoy seguro que ella iba igual de excitada que yo y no era para menos.
Pero todo lo que comienza se termina y llegó el momento en que ambos íbamos a descender del tren. Cuando eso pasó ella volteo a verme y me sonrió agradeciendo el rato, yo hice lo mismo. Y hasta ahí quedó todo. Ya no he vuelto a verla, pero estoy seguro que nunca olvidará ese dia como yo.
Aún tengo más historias parecidas a esta. Si quieres ser protagonista de alguna no dudes que te voy a encontrar.