Te entrego mi cola
...me siento toda una putita, una barata, le digo que le amo, mientras me abro de piernas alzando mi culo; quiero entregárselo esta noche: mi ano virgen será desflorado,...
Respiro agitadamente, con todo mi cuerpo totalmente tembloroso; mi piel vibra al sentir la deliciosa sensación que me regala el contacto de la seda del baby-doll de encaje negro que visto, el liguero en mis caderas, el delicioso airecito nocturno que siento en mis piernas enfundadas con pantyes a media pierna: me siento toda una putita, una barata, le digo que le amo, mientras me abro de piernas alzando mi culo; quiero entregárselo esta noche: mi ano virgen será desflorado.
No dice nada, permanece en silencio, mientras yo, toda desvergonzada, recojo mis piernas para luego alzarlas. Ve mi estrecho agujero ante sus ojos, y me regala esa mirada, mitad excitación, mitad turbación: disfruto con loco placer el que vea como lo que soy; una puta, una zorra, una cualquiera,
Mis sollozos contenidos aumentan al sentir cómo sus manos, que primero tímidamente, pero luego con más firmeza, me toman por los tobillos, alzando mis piernas, dándole más acceso y panorama a mi culito de puta; volteo el rostro, fingiendo vergüenza, al sentir su mirada clavada en mi agujero. Me llevo un dedo a la boca y lo muerdo, lo chupo con desespero; cierro mis ojos, suspiro y sollozo, casi me puedo ver a mí misma, tirada boca arriba en la cama, apenas vestida de zorra, luciendo una ondulante peluca rubia. Estoy pintarrajeada en exceso, y mientras chupo mi dedo, disfruto también del delicioso sabor de mi rimel rojo fuego con sabor a frutas: en mi mente repito sin cesar, "soy una puta, soy una sucia callejera, soy la putita que siempre quise ser, y me va a dar por el culo hasta que desfallezca, mmm, "
Mi estrecho ano sin lubricación siente finalmente la punta de ese grueso aparato, negro y duro como roca, tratando de abrirse paso hacia mi interior; mi cuerpo por instinto hace que se contraiga mi agujero, y aunque yo no lo quiera; trato de relajarme, lo quiero adentro, no paro de sollozar, incluso ahora lo hago con más ímpetu. Con mis dos manos me tomo las nalgas con fuerza, hasta clavarme yo misma las uñas postizas rojas que luzco; separo mis pequeños globos, quiero darle paso: mi culo es pequeño y apretado, pero quiero esa vergota dentro mio, sin importarme que el dolor me parta.
Mmmmghmmm, aghhhhh!, ahhhhhh,
¡Está entrando, ESTÁ ENTRAAANDOOOO!!!!; ¡el corazón se me va a salir del pecho!, el dolor es insoportable, mientras la punta se va abriendo paso dolorosamente, dilatándome, haciéndome llorar de gusto. Esa barra maravillosa, conforme va avanzando, convierte mi cabeza en un torbellino de emociones: sufrimiento, angustia, ansiedad, la sensación del miedo por la intrusión, aunada a la mezcla de placer y dolor, mmm, . el sentirse abierta por completo y mi incontrolable vergüenza también la siento altamente placenteras.
De pronto, un chasquido dentro de mí me sacude, haciéndome tirar la cabeza con fuerza contra la almohada mientras grito: la cabeza de la verga ha entrado por completo, dando paso ahora a ese delicioso aparato de 20 centímetros, ¡Dios, me dueleeeee!!!!; las lágrimas se me saltan de los ojos, mientras ahora sí me siento violada por completo: lacerándome lentamente, esa verga negra y divina, se adentra en mí más y más. Sin parar de gemir como una virgen, siento mi cuerpo recorrido por latigazos de dolor y gozo, mientras veo cómo su duro pene aún no termina de introducírseme; quiero decirle a la vez que pare y que siga, mientras mis nalgas son así dolorosamente separadas. Mi cuerpo cruje por dentro cuando siento el golpe que me avisa que toda esa barra de placer está ya por completo dentro de mí: siento que toda mi pelvis me duele, pero no me importa; ya me le he entregado por completo.
No me deja tomar un aire: con un vaivén de cadera, la hace retroceder, y sin sacarla, me la entierra de nuevo; ¡Ohhhhh, Diooossssss!!!!, ¡qué gozooooooo!!!!; esa sensación de algo duro e inmenso, que sube y baja rápidamente por mi intestino, me está enloqueciendo!!!!, mis piernas ya están entumecidas, y mi culo me regala oleada tras oleada de placer. Me imagino lo que ve mientras me clava: una putita rubia, de baby-doll negro, con el maquillaje corrido por las lágrimas y el culo sangrante y penetrado sin parar, gritando y jadeando como una cerda:
- .¡Más rápidoooo!!!, ¡maaasss fuerteeee!!!, . ¡aaaahhh!!!, ¡no pareees, sigueeee!!!!, .¡Ahhhh!!, ¡ahhhhhhh!!!!,
Sin no poco esfuerzo, mi mujer empuja sus caderas con fuerza, clavándome el dildo con fuerza en el culo, apenas sosteniendo mis piernas en el aire, prendida de manos a mis tobillos, y haciendo saltar frenéticamente mi verga medio muerta y chorreante de semen de un lado para otro. Jadeo como una loca, como una zorrita, mi mujer es la mejor esposa del mundo,