Te doy a mi hija

yo estaba enomaradisimo de la madre de mi mejor amigo, y un día, descubrí su pequeño secreto.

Hola, mi nombre es Javier y tengo 22 años, la verdad es que no se como he reunido fuerzas para contar esta historia, pero realmente necesito desahogarme, me siento terriblemente mal aunque reconozco que saco un benificio de todo esto: Placer. Pero a veces me siento arrastrado a una espiral de vicio y perversión y no soy capaz dellevar una vida normal.

cuando empieza esta historia, yo tenía 18 años, acababa de terminar el instituto y viajé hasta Coruña a estudiar Derecho y Empresariales, para ello, alquilé un piso con un amigo (su nombre no importa) en un bloque de edificios muy cerca del campus universitario, en ese mismo edificio vivían muchos compañeros de estudios, un día, me sorprendió ver a la hermana de un amigo del instituto, Judith, que era un año mayor que yo y estudiaba Sociología. Ella era delgada, rubia y con ojos color miel, pero lo que mas me llamaba la atención era su culito que tanto le gustaba marcar con la ropa y menear mientras caminaba, mi interés por ella no era más que el que se puede tener por cualquier otra mujer tan seductora que ves pasar ante ti, no habia nada entre nosotros ni nunca lo hubo, pero habia un secreto que escondía muy dentro de mi, y que, por aquel entonces creía que nadie lo sabía.

La madre de Judith era Angela, era igual de hermosa que su hija pero con el pelo rizado y mucho más simpatica, siempre que iba a casa de mi amigo, Angela era muy amigable conmigo y yo, reconozco que le empecé a coger un cariño especial y se convirtió en la musa de mis prácticas onanistas. Creo que ella se dió cuenta porque soy muy timido y me ponía colorado cada vez que me trataba tan bien, tenía el sueño de que algun dia iría a buscar a mi amigo y el no esaría, y ella me abriria la puerta y me pediria que lo esperase dentro, para luego comenzar una noche de pasión con mi amor prohibido.A todo esto, ella era viuda, por un terrible accidente, su marido habia muerto al poco nacer mi amigo, en el mar, con lo cual no llegó a conocer a su hijo. Lo cierto es que Angela hacía honor a su nombre y era una belleza muy bien conservada, quizás por haberse casado tan joven. Además, era pediatra y tenia un particular amor por los niños.El caso es que comenzó a ser frecuente encontrarme a Judith en el ascensor y en los pasillos, pero no habría pasado ser encuentros casuales y miradas furtivas hacia su maravilloso y dulce trasero si Angela no se hubiese pasado a visitar a su hija.

Me chocó mucho encontrarmela en el pasillo, cerca de la puerta de mi piso, y me saludó y me preguntó que tal, me contó que venía a ver como estaba Judith (su otro hijo estaba estudiando en Santiago, de donde éramos todos) y que ahora se sentía muy sola en casa, me despedí con mi timidez y me guió un ojo, me quedé observando como se alejaba por el pasillo y timbraba varias veces en el piso de Judith, pero no habia nadie, ella se me quedó mirando y me di cuenta que habia quedado en la puerta de mi casa, mirandola como un bobo y ella lo habia notado.

  • Veras, Javi, es que tengo que ver a Judith y ahora mismo no quiero bajar a Coruña, por aqui no conozco a nadie, ¿te importa si espero en tu piso?

yo tragué saliva y la dejé pasar, mi compañero no estaba, como siempre, lo más probable es que se hubiese ido a fumar porros, con lo cual no volvería en un dia o dos, porque era viernes y no habia más clases. Como buen anfitrión, la llevé al salón y preparé un café, me contó lo raro que se le hacia estar sola en casa y yo no le hacia ni caso, solo miraba ese rostro divino con el placer de saber que aquella misma noche me iba a masturbar pensando en ella. Cuando me quise dar cuenta, era ya de noche y me fijé que ella se habia ido acercando a mi poco a poco, dejó la taza de café encima de la mesita y me tocó un muslo, yo estaba fuera de mi. Me miró a los ojos y me dijo.

  • Ay, Javi, Javi, dime si me equivoco pero creo que estas muy colado por mi

Yo lo negué, pero me fallaban los nervios y tartamudeaba, ella se me acercó lo suficiente como para poder oler su perfume, luego me dió un beso en la mejilla y yo ya estaba en el cielo.

  • Pues si no te gusto, ya me dirás que hace tu amiguito levantado.

A ver como le explicaba lo salido que estaba. tenía unas ganas enormes de cogerla de la cintura y tirarla sobre el sofá, pero no hizo falta porque me comenzó a acariciar el pelo y la besé porque no podía más. No se cuanto tiempo estuvimos asi, pero comenzó a quitarse la blusa y yo mi camiseta y pude ver esos preciosos pechos de los que Judith había mamado al nacer, con esa imagen en la cabeza, comencé a lamer sus pezones mientras ella me abrazaba con el cariño de una mujer solitaria.

  • Si, Javi, mi cielo, mi amor, lame mi cuerpo, es todo tuyo.

comencé a bajar y desabroché sus pantalones, la gloriosa imagen de sus bragas mojadas transparentando el tesoro que albergaban sus claientes muslos es una imagen que me acompañará el resto de mi vida. Comencé a comerle su coñito con pasión y amor y ella me rodeó con sus piernas pidiendo más y más. Harto de tanto calentamiento, la besé con sus jugos aun en la boca y nuestras lenguas fueron una. entonces ella se sentó sobre mi pecho y me quitó el pantalón, sacó mi pene y comenzó a lamerlo picaramente como un colegiala con su caramelo, me dirigía miradas de niña mala y luego se lo tragó entero y me hizo disfrutar como nunca.

  • Angela, por favor... no puedo más. - decía yo al borde del éxtasis.

  • Oh si, si puedes, vas a tener que ser un buen chico y darle a tu nueva amante lo que te pida.

Dicho esto, se sentó sobre mi mojado miembro erecto y comenzó a cabalgar como una amazona. Siempre mirandome con el mismo amor con el que me miró siempre, la abracé y comencé a morderle la oreja, cuando ya estaba a punto de terminar, se dió la vuelta y me puso el culo a mi disposición, aunque sus nalagas no eran tan gloriosas como las de su hija, he de decir que eran de infarto, y ni corto ni perezoso, comencé a bombearla por detrás mientras ella a cuatro patas gritaba y gemía pidiendo más.

Aquella noche dormimos juntos entre besos y caricias, tal fue la fuerza de nuestro amor que se habia olvidado a su hija. Por la mañana nos duchamos juntos, y su amor maternal me excitó más y acabamos teniendo otra buena sesión de pasión desenfrenada bajo las gotas de la ducha y con el jabón recorriendo nuestros cuerpos. Finalmente, decidió ir ver a su hija, la despedí en la puerta con un beso y le pregunté si vendría a verme más.

  • Claro que si, amor mio, ahora tu eres mi nuevo amante, y lo serás siempre. Quiero estar ocntigo desde que eras solo un niño, quería esperar a que fueses todo un hombre para hacerme feliz, pero por todo lo que has hecho, te mereces una recompensa, y como yo no puedo venir todos los días, he pensado en darte algo que creo que te hará feliz.

Le pregunté a que se refería pero me volvió a besar y se marchó. Cerré la puerta y suspiré acordandome de sus gemidos y su hermosisimo cuerpo bañado por pequeñas gotas deslizandose entre sus curvas. No habñia terminado de desayunar cuando sonó el timbre de la puerta, abrí y alli estaba Judith, con un vestido totalmente negro y gótico y un collar de perro al cuello, la niña estaba que crujía de buena, pero lo que me dejó con la boca abierta es que detrás de ella estaba Angela. Las dejé pasar y vi en la cara de Judith un gesto de repulsión, asco y desgana.

  • Judith, dile a Javier lo que te he dicho. - le dijo Angela.

  • Javier, como mi madre, ama y señora de mi vida, ha deseado, a partir de ahora seré tu esclava y haré cuanto me mandes. siempre que lo desees, claro, y si alguna vez te desobedezco, llamarás a mi madre y le hablaras de mi mala conducta para que venga a azotarme en el culete como la niña mala que soy.

Yo ya estaba al borde de un ataque nervioso. No sabía que hacer ni que decir.

  • Bueno, ¿la quieres para divertirte mientras yo no esté? - dijo Angela.

Miré a Judith, la verdad es que le tenía ganas de culearla, por lo borde que era muchas veces conmigo y por ir siempre de mujer madura cuando no es más que una niña puta. la acepté. Pasó el tiempo y hablé con Judith, al principio ella tenía asco de la situación, aunque no de mi, ella acabó cogiendome mucho cariño aunque yo no sentía nada por ella, le empezó a gustar sentirse humillada, que la obligase a tragar mi semen y a vestir provocativamente, pero sobre todo a ser "mi perrita" que era lo que le gustaba a Angela, Judith me explicó que al morir su padre, su madre se habia sentido muy sola y habia empezado a pervertir a sus hijos, poniendoles videos porno desde pequeños y tocandolos indebidamente, nunca tuvo sexo con ellos pero si que obligaba a Judith a ser la esclava de su hermano, como su hermano acabó teniendo novia, Angela ya solo ejercía poder en su hija, que sentía verdadera devoción por su cariñosa madre, Angela se habia enamorado de mi y yo de ella, y pensó convertirnos en una pareja feliz ocn una hija esclava que me diese diversion en su ausencia,a mi todo aquello me parecía horrible, pero el fin acabó por justificar los medios. Se que es horrible, pero no puedo negar que disfruto, Angela y yo nos amamos y Judith siente lo mismo por mi y de vez en cuando le doy un poco de polla para chupar que tanto le gusta. Judith sigue siendo borde conmigo fuera de mi piso e incluso se mete ocnmigo y se burla de mi, pero lo hace porque sabe que cuando lleguemos a casa, le voy a dar lo que se merece.

Dedicado a Ángela, por darme un mundo de placeres.