Te cobro en sensaciones
Reaparece él, quien sin decir nada un día no volvió a buscarme, siempre seguimos siendo amigos pero su cambio es evidente por temporadas. No importa! A la larga yo sé muy bien como cobrarle su intermitencia, solo a punta de sensaciones
He pasado larga temporadas en soledad, acumulando pensamientos y reprimiendo deseos mientras me consiento a mí misma, cosa que disfruto enormemente. Sin embargo, disfruto más cuando mi amigo Ray como le digo de cariño, me propone esos inolvidables encuentros que tal vez por su escasez se convierten en un doble placer, al fin y al cabo lo más esperado es lo más disfrutado.
Mientras termino un informe más en la oficina, de esos que crees que no terminarán nunca, escucho que timbra mi celular, pienso en no contestar para terminar más pronto, pero en el display veo claramente su nombre RAYAN. Mis ojos desorbitados no lo pueden creer, mientras en un impulso contesto automáticamente, y es que para él nunca me siento lo suficientemente ocupada. Un saludo efusivo y ameno como siempre, me hace pensar que requiere un favor o tal vez solo quiera conversar, pero me sorprendo cuando invita a un jacuzzi, que sé muy bien lo que implica, y ni corta, ni perezosa acepto su invitación mientras siento un corrientazo entre mis piernas que desencadena un breve pulso que solo yo puedo percibir en mi clítoris, ninguno de los presentes en la oficina podría imaginar las mil y una cosas que en ese momento por mi mente cruzan a velocidades inalcanzables, ya me siento más allá en el motel con él, que en mi sitio laboral.
Para los lectores nuevos quiero que sepan algo de mí, me llamo Blanca Luna y tengo 27 años, con 1,63mts de estatura y 53kls de peso tengo un cuerpo delgado pero muy atlético (93-65-95 son mis medidas), porque dedico buena parte de mi tiempo al deporte, piel blanca, cabello largo castaño ondulado, ojos cafés, bonitas facciones y sonrisa amplia que me han admirado en numerosas ocasiones, puedo considerar que poseo un nivel de belleza más alto que el de una mujer promedio, soy muy conversadora y también fuerte de carácter, no me gustan las meloserías porque no soy una mujer tierna, pero me fascina el buen sexo con una persona conocida, que se gane mi confianza correctamente. Por su parte, Rayan es un hombre de piel trigueña más bien oscura, alto, acuerpado, cabello castaño corto y ojos cafés llenos de orgullo , disfruta del deporte tanto o más que yo y sus hábitos arrojan resultados a simple vista, viste bien y posee una voz gruesa apta para dañarme la cabeza en el momento que así lo desea. Sus 34 años han sido vividos a plenitud, recogiendo experiencias que lo han hecho poseedor de un encanto hipnotizador donde una mujer cae con suavidad en una red difícil de romper, dolorosamente bien sujetada pero deliciosamente tratada como una dama, más nunca como una reina, porque eso no estaría nunca en su forma de ser tan altanero y libre, que siempre hace lo que a su parecer lo haga más feliz. Todas sus herramientas son puestas en funcionamiento a la hora del sexo, desde que pasa por mí a la oficina hasta que me deja en la puerta de mi casa, él me envuelve con un manto invisible de erotismo que siempre me deja motivada para una próxima. Y este día no es la excepción .
Termino apresuradamente dicho informe para poder salir en punto cuando termine mi horario laboral, 6:00p.m.; entonces corro cinco minutos antes al baño para retocar mi maquillaje y mi cabello, recibo otra llamada suya: Hola Blanca, ya vas a salir? Yo ya estoy esperándote afuera, tomo mi bolso y me dirijo a la puerta de salida, mientras mi corazón palpita cada vez más fuerte como si fuera nuestra primera cita o tal vez mi primera vez en el sexo, es curioso que siempre me pase cuando él me propone estas salidas. Cuando subo a su carro me percato de su pulcritud y no puedo evitar excitarme un poquito más de lo que ya estaba, al imaginar su piel bronceada y tibia en cada centímetro de piel, la firmeza que cada vez es más evidente por su entrenamiento físico y además su aroma personal que me obnubiliza. Cogemos camino para el motel mientras hablamos de cosas sin importancia, siempre tenemos tema para conversar y eso me encanta de estar en su compañía, porque estimula no solo mi cuerpo sino también mi mente que al final es el órgano sexual más poderoso del ser humano.
Llegamos al motel, nos bajamos del carro y yo ya comienzo a sentir mi tanga húmeda, es la reacción que espontáneamente desencadena mi cuerpo al compartir con él un lugar tan privado, alejados de todo y de todas las demás personas que podrían vernos o rodearnos en cualquier otro sitio, instintivamente la ropa nos incomoda, él siempre se desnuda más rápido que yo y se acuesta en la cama mientras yo termino de desvestirme lentamente, tomándome mi tiempo, he de confesar que lo hago de esa forma porque me gusta comprobar que sus ojos no evitan detallarme mientras lo hago, y cuando me acerco a la cama su rostro se transforma inconscientemente en una expresión de placer completamente satisfactoria, que compruebo rápidamente en su pene erecto a la espera de mi llegada, ¿con ese recibimiento que más podría yo pedir?
Entonces me siento a su lado mientras grabo su desnudez como una fotografía en mi mente para no olvidar cada detalle de él, le doy un beso que siento como el agua fresca, deliciosamente húmedo pero lleno de una calidez especial que hace que se detenga todo alrededor y me veo inmersa en una burbuja donde solo está él, donde puedo tocarlo como yo quiera mientras hacemos el amor, me siento libre de acariciar su miembro con una mano a lo largo del falo, mientras recorro su cuello, su rostro y su pecho con mi lengua y mis labios, y mi otra mano acaricia su cabello, regreso a sus labios y los muerdo lentamente para mi deleite, en ese momento es cuando él siente la necesidad de comenzar a penetrarme, sentándome sobre su regazo cabalgo lentamente mientras su pene comienza a entrar en mi vagina húmeda pero estrecha por tanto tiempo de abandono, a mi ritmo lo introduzco sintiendo ese dolor placentero que se produce cuando las paredes vaginales se ensanchan de nuevo, amoldándose a su ingrato visitante. Poco a poco acelero la marcha mientras pienso en todo el tiempo que me debe mi amante ocasional y sintiendo como se desliza su carne dentro de mi cuerpo, cierro los ojos mientras sostengo mis manos de la cabecera de la cama, inclinándome hacia adelante para acelerar más y más, el con sus caricias me enciende y me recorre, se aferra con sus labios a cada uno de mis senos, desconcentrándome en misión de jinete, él sabe que me encanta verlo entretenido con mis senos, que me apreté con sus manos las nalgas y que cuando yo estoy llegando al orgasmo, se mueva debajo de mi bombeando mi sexo con furor, yo no puedo evitar gemir más fuerte mientras siento que una corriente cosquillosa me invade hasta hacerme temblar a tal punto que pierdo mis fuerzas, él cierra sus ojos y emite un sonido sutil, mientras se queda muy quieto cuando eyacula, yo voy desacelerando mis movimientos hasta que él descansa y se relaja cerrando los ojos, me acuesto a su lado sobre su hombro y subo una de mis piernas sobre una de sus piernas, en esta posición de descanso encendemos el TV, mientras ponemos cualquier tema que se genere de la programación. Entonces, al cabo de un buen rato yo decido poner a llenar el jacuzzi, con el agua lo más caliente que se pueda soportar, regreso a descansar a su lado mientras termina de llenarse y cuando está listo nos introducimos en el agua relajados, hablando y mirándonos desnudos el uno al otro por un tiempo prolongado, entonces es cuando decido hacerle un masaje en el cuello porque sé cuánto le agradan los masajes, se relaja y se entrega del todo a mis caricias, pero como aquí el que está en deuda es otro entonces después de 15 o 20min termino mi masaje y me dispongo a sentarse sobre él, frente a frente para besarlo por todo su rostro, incluidas sus orejas las cuales muerdo con mucho cuidado y bajo con mis labios y lengua por su cuello, así regreso a sus labios mientras compruebo que su miembro ya está en condiciones de nuevo de una segunda corrida y me lo introduzco hasta el fondo, esta vez con rapidez para sentir más nítidamente como mis carnes se abren con él. Cabalgo mientras lo beso y él busca mi clítoris para acariciarlo, eso hace que con rapidez yo alcance un primer orgasmo, pero entonces él decide tomar el control de la situación, para ese momento el agua ya se ha enfriado y me pide que regresemos a la cama, nos secamos rápidamente y me acuesta debajo de él adaptando su posición frente a mí, sube mis piernas a sus hombros y me penetra con fuerza y firmeza, tal como me gusta porque siento que su miembro entra en mi más profundamente, casi que hasta lo siento en mi estómago, esa fricción me enloquece en otro orgasmo que grito con toda las ganas y así comienza a alternar la penetración con una masturbación a mi clítoris, yo no puedo más y termino descompuesta en la cama en medio de temblores, pero para él no ha sido suficiente y me pide que adopte la posición del perrito con lo que opta por penetrarme a gran velocidad mientras acaricia mi ano, y yo siento que me esto derritiendo poco a poco y que de mi poco queda en medio de la energía que tengo concentrada pero que no da espacio a moverme, estoy realmente invadida por las sensaciones de placer y pasión que Ray me otorga, para cuando él se viene dentro de mi yo siento como libera sus deseos en un suspiro hondo y sonoro. Nos relajamos de nuevo en la cama, mientras yo recupero mis fuerzas y calmo los temblores que me produce la corriente que generaron los múltiples orgasmos que tuve, nos relajamos a tal punto de casi caer en el sueño, pero al cabo de 1 hora nos percatamos que ya hemos pasado 4 horas en nuestra burbuja erótica, ya es hora de salir de ella hasta una próxima ocasión, entonces nos disponemos a vestirnos con la sensación de liviandad en el cuerpo, como si nos quitáramos un peso enorme de encima, sin embargo nos sentimos realmente exhaustos con toda la disposición para recuperarnos en un sueño reponedor, son tantas cosas las que nos quedan recién terminamos de hacer el amor, que prefiero dejar mi mente en blanco, mientras salimos del motel en el frio de la noche que apenas roza mis mejillas sin afectarme en lo más mínimo porque la calidez de su cuerpo me deja impregnada junto con su aroma para todo el resto de la noche, así cuando él me deja en casa y me dispongo a dormir puedo incluso sentir que sigo en el motel durmiendo a su lado.
Y que conste que solo cobré una pequeña cuota de la deuda, espero pronto recibir de Ray la próxima cuota de sensaciones