Te Amo Tania (5): Frente a frente con mi corneador
Finalmente Tania me hace encontrar con Jorgito, mi joven corneador. En su casa y con la tanguita favorita puesta, me tienen donde querian.
- Prestame atención putito – Comenzo a decirme Tania, una vez que estaciono el auto frente al edificio de Jorgito – Ahora vas a conocer a Jorgito. Te vas a portar muy bien y lo vas a obedecer en todo, como una buena putita. Ok?
Permaneci sin contestar, frio como el hielo y con la mirada hacia abajo, muerto de humillación. Sus dedos tomaron mi barbilla y levantaron mi cara. Nuestras miradas quedaron frente a frente, a escasos centímetros. – Entendido putita? – pregunto nuevamente Tania con un tono que metia miedo. – Si… Si, tania. – conteste yo entre tartamudeos.
Baje del auto vestido de nenita, rogando que nadie conocido me viera. Me ardia la cara de la vergüenza. Tania se adelanto unos pasos solo para mirarme caminar y reírse de mi. Sentia por primera vez la brisa jugar con mis piernas entrando por debajo de mi faldita. El aire rozaba mis partes intimas limpias de todo pelo, y suave como la piel de un bebe. Los comentarios malvados de Tania me hacían sentir aun mas humillado, e increíblemente, mas luchaba mi pitito por liberarse de su jaula.
Fueron eternos esos pocos pasos hasta la entrada del edificio. Por suerte no había mucha gente mas que un par d curiosos que miraban la escena y reian entre ellos. Pensé que me calmaría una vez adentro, pero resulto peor la tensión de estar dentro del ascensor. Jorgito vivía en los últimos pisos, y tenia terror de que la puerta se abriera y tuviera que compartir ascensor con algún extraño vistiendo de nenita. – Mirate en los espejos, que putita que eres! – Me decía tania obligándome a mirarme en las paredes espejadas del elevador, mientras metia mano debajo de mi falda para jugar con mi ano y mi pobre pitito prisionero. Yo intentaba permanecer quieto pero me costaba mucho trabajo. Creo que de haber tenido mi pito en libertad hubiera tenido un fuerte orgasmo cargado de tensión liberada.
Finalmente llegamos al departamento. Tania coloco la llave en la puerta, pero antes de abrirla giro hacia mi, y renovo su advertencia. Asenti como buen sumiso y agache mi cabeza. La puerta se abrió lentamente y mi corazón se paralizó por unos instantes. Recobre el aliento cuando noté que Jorgito no estaba en el cuarto. Desafortunadamente mi alegría duro muy poco, ya que a los pocos segundos vi abrirse la puerta del baño, y un vapor denso salió hacia nuestra ubicación. Mi corazón volvió a detenerse, mientras Tania soltaba una pequeña carcajada de exitacion por lo que seguía. Lentamente, de entre las nubes de evapor, comenzó a aparecer la figura de Jorgito. A pesar de ser un niño estaba muy bien formado y su cuerpo mojado se acentuaba aun mas. Avanzo desafiante mirándonos a los ojos, y se detuvo a pocos metros de nosotros. Me miro, yo agache aun mas la cabeza. Yo esperaba resignado sus humillaciones, pero para mi sorpresa, el tan solo me ignoró.
- No te dije que me avisaras antes de llegar estúpida?! – Dijo en tono agresivo el pequeño cabrón. – Perdoname Jorgito, me olvide, no te enojes – Soltó Tania con un tono sumiso, muy extraño en ella. Tras una seña de el, Tania se acerco despacio, y le dio un tierno beso en la mejilla. El movio la cara y ese tierno besito se transformo en un violento beso en la boca, al que segundos después se le sumaron las manos de Jorgito. De un tirón bajó la musculosa de Tania, dejándola atrapada bajo sus pechos, que saltaron libres ante la vista de nosotros dos. Inmediatamente su boca se adueño de los tan hermosos pezoncitos que Tania tenia coronando esas perfectas tetas. Tania amagó a acomodarse la ropa cuando Jorgito la soltó, pero enseguida renunció a aquel movimiento al escuchar las palabras de Jorgito “quedate así”.
- Y esta putita quien es? – pregunto finalmente el cabrón. – Esta putita es el mariconcito de mi novio, amor. Finalmente se dio cuenta que en el fondo es toda una mariconcita y quiere ser toda tuya! – dijo Tania. Se hizo silencio por unos segundos hasta que las palabras de Jorgito llenaron el aire: “Mirame putita”.
Levante la mirada con mucho miedo y vergüenza. La vi a Tania, tan hermosa y sensual, con una sonrisa complice llena de maldad y sus preciosos pechos a la vista. Junto a ella se encontraba la figura de Jorgito. Ese maldito niño que había estado humillándome durante los últimos días, ese que me enviaba fotos cogiéndose a mi amada Tania, ese que tenia en su poder infinidad de imágenes mias muy humillantes estaba finalmente frente a mi. Lo mire. Si bien una parte de mi lo odiaba, no podía evitar sentirme pequeño delante de el. Su postura era la de un dios del Olimpo. Dominante, agresiva. Su cuerpo de musculos marcados se encontraba aun húmedo por el baño y parecía aceitado. Su mirada clavada en mi me aterraba. Era un niño mas pequeño, pero no lo parecía en absoluto, y no solo por su cuerpo sino por su actitud, una actitud que me hacia insignificante y me llenaba de humillación. Mi pitito hacia fuerza por salir de su prisión de plástico. Era increíble, pero estando frente a frente al pequeño cabron al que debería odiar con todo mi ser, no pude hacer mas que ponerme colorado y exitarme. Su hermoso cuerpo permanecia desnudo, tan solo cubierto por una toalla atada a su cintura.
- Te vestiste así para mi putita? – Pregunto el maldito cabron. Mi cara volvió a enrojecer y mi mirada busco la de Tania, quien solo me sonrio y asintió, como indicándome la respuesta que debía dar. – Si… si señor. – conteste timido y humillado. – Da una vueltita corazón, mostrate para mi! – fue su siguiente orden.
Sabia que debía obedecer si no quería empeorar la situación. Por lo que levante la mirada llorosa y comencé a moverme lentamente como supuse que una nena haría. Note que a Jorgito no le gustaba mi actuación y comenzaba a molestarse. Cuando vi que tomaba agresivamente a Tania del cabello y la insultaba decidi sacar a mi putita interior. Comence a menear mi cintura, pasar mis manos por mi abdomen, meterme un dedo en la boca. No podía creer que estaba haciendo aquello por voluntad propia, y menos aun podía entender como mi pitito hacia fuerza por escapar de su prisión. Ellos dos comenzaron a reir y a disfrutar de mi triste y humillante espectáculo. –Mostrame ese culito goloso bombon! – Grito desaforadamente Jorgito entre risas. Obedeci al instante, y dándole la espalda a ambos comencé a menear como toda una zorra. Me agachaba lo suficiente para que la faldita se levantara y dejara a la vista mis depiladas nalgas. – Pero que hermosa tanguita bebe! Me volves loco! – Comento él al ver que llevaba puesta la bombachita de Tania. – Nalgueate! – me ordenaba constantemente, mientras yo golpeaba mis pobres nalgas cada vez mas fuerte, en una especie de auto castigo, o auto humillación. Me dolia cada vez mas, pero cada vez me nalgueaba a mi mismo con mas fuerza, y cada vez mi pitito luchaba mas fuerte.
Tania me observaba incrédula y divertida. Creo que jamás pensó que me sometería tan fácil y tan rápido. Jugaba con sus propios pezones y se tocaba la rajita sobre la ropa mientras yo, vestido de nenita, no paraba de menear el culo para Jorgito y de nalguearme cada vez mas duro
- Suficiente mariquita! – me ordeno Jorgito. En ese instante de susto me di cuenta cuan metido estaba en mi personaje de nenita, y cuanto estaba disfrutando de nalguearme para el, y me sentí muy mal. – parece que sos una buena putita. Ahora quiero que te acerques a mi…. Como la perra que sos!
Entendi al instante lo que quiso decir. Me coloque a cuatro patas, y comencé a gatear hacia el, levantando bien mi colita y moviéndola exageradamente. Jamas entenderé porque, pero deseaba con toda mi alma gustarle a aquel niño, a aquel pequeño niño cabron que se cojia a mi novia con su descomunal verga y no tenia reparo alguno en humillarme cruelmente. Lentamente me acerque hasta quedar a sus pies, donde me arrodille y agache mi cabeza con respeto y temor. Desde ahí abajo se veía aun mas imponente, mas cercano a un Dios sexual con el cual yo no podía competir. – Saludame como debes marica! – me ordeno Jorgito. Con miedo y vergüenza acerque mi cara al suelo, y tímidamente bese sus pies mientras decía “Buenas tardes Jorgito… señor Jorgito”. El solo reia, al igual que mi hermosa Tania. Me ordeno continuar, y obedeci sin chistar. Lo mismo hice cuando me ordeno subir por sus piernas con mi boca. Lo hice hasta encontrarme con la toalla humeda que colgaba apenas debajo de sus rodillas. Me detuve, volvi a mi posición de rodillas y lo mire lo mas sumisamente posible. El me estaba mirando fijo con una sonrisa maligna de oreja a oreja. – Me vas a sacar la toalla bebita – comenzó mi Dios – Con la boquita! –
Lleno de vergüenza, y una extraña ansiedad, acerque mi boca al nudo de la toalla sobre su cintura, y lo desaté luego de varios vergonzosos segundos. La toalla cayo al suelo, y ante mi cara quedó expuesta la verga mas hermosa que yo había visto en mi vida. Apenas tenia vestigios de excitación, y en ese estado casi dormida, duplicaba el tamaño de mi pito erecto, en largo y en grosor. Era una poderosa verga humeda que colgaba orgullosa muchos centímetros, bamboleándose delante de dos enormes huevos que parecían pelotas de tenis al lado de mis carozitos de aceituna. Su vello púbico estaba recortado y cuidado a la perfeccion, simétricamente, y depilado a los costados. Se notaba un gran y cuidado trabajo que sin dudas esa hermosura se merecía. – te gusta bebe? Te gusta como me lo decoró esta trola? – dijo entre risas y dándole una nalgada a Tania, q reia nerviosamente. Y ahí estaba yo, vestido de nena, de rodillas ante el niño que me hacia cornudo, apreciando su enorme tranca. Todo el combo de aquella situación me provoco una infinidad de sensaciones extrañas y desconocidas. Tenia miedo, vergüenza, ansiedad, exitacion, humillación… aun hoy no podría describirlo.
Pocos segundos después me despabilaron las fuertes y sonoras risas de ambos, y me encontré a mi mismo babeándome, hipnotizado ante aquella enorme y perfecta verga. Me daba vergüenza el pitito que tenia entre las piernas ahora que estaba presenciando lo que significaba una verdadera pija.
-Parece que te gusta mariquita – dijo Jorgito entre risas – saludala, dale un besito!
Muerto de vergüenza y temblando, acerque mi boca a ese miembro y le di un timido besito sobre el tronco. Me retire de inmediato, sin poder creer lo que acababa de hacer.
-Eso te parece respeto, infeliz? – Se enojo el cabrón. – A mi verga la tenes que respetar entendido? Ya mismo la agarras con esa manito de nena que tenes y le das un buen beso en la cabeza! Y por tu falta de respeto quiero que le pidas perdón y le dediques algunas palabras, eh mariconcito?.
Cada palabra de aquel niño me revolvía el estomago y me daba aun mas ganas de derramar una lagrima. Y mas cuando me encontraba buscando la piedad de Tania en su mirada, y al cruzarla solo encontraba diversión y perversión. Me acerque a su pene de nuevo. Con vergüenza lo tome con la mano, era la primera vez que tenia en mi mano una verga ajena, y acostumbrado a la mia, su peso me sorprendió. Eso era un miembro de verdad, grande y venoso, con peso propio que lo hacia apuntar al suelo. Jorge me retó, pidiéndome que me apure, cosa que me dio aun mas vergüenza, ya que me di cuenta que continuaba hipnotizado con aquel trozo de carne. Lo levante, lo apunte hacia mi y eche su piel hacia atrás. Ante mis labios quedo una gran y deliciosa cabeza. De nuevo la hipnosis. De nuevo los retos de aquellos dos, esta vez acompañado de un tiron de cabello por parte de tania. A cada segundo me sorprendia un poco mas lo sumiso, dócil, y putita que me estaba volviendo. Muy lentamente acerque mi boquita a la verga de Jorgito. Esos segundos se me hicieron eternos, mi corazón latia fuertísimo hasta que por fin mis labios hicieron contacto con la carne. Fue la eternidad, tuve tiempo de pensar en todo. De verme a mi mismo de rodillas, vestido de nena, dándole un beso a la enorme verga del pequeño ex novio de Tania, mientras ella se reia de mi y se tocaba disimuladamente. Pude sentir en mis labios el sabor de aquel niño, que a pesar de ser niño era todo un hombre, mucho mas que yo. Procure que mi beso fuera tierno y apasionado, que sintiera que realmente lo hacia con amor. Puse todo mi empeño y logre sentir su sabor generándome cosquillas en todo el cuerpo. Cuando finalmente separe mis labios de el, un hilo de liquido pre seminal continuo uniéndonos. Ambos rieron. Tania apretó la cabeza de la verga con dos dedos, haciendo que el liquido saliera por completo. Lo recogió y llevo sus dedos a mi boca. Sin mediar palabra ella, y sin emitir protesta o desgano yo, cumplimos con la tarea. Jorgito se me quedo mirando fijo, enojado. Tarde varios segundos en entender lo que quería, y procedi:
-perdón por haberle faltado el respeto, y gracias por dejarme besar con mis labios tan hermosa verga.
Ambos rieron a más no poder, y se fundieron en un acalorado beso . ante mis ojos, la verga de Jorgito comenzó a ponerse dura, alcanzando proporciones enormes. La miraba fijamente, de nuevo hipnotizado. – que esperas? – me despertaron las palabras de aquel crio – si te moris de ganas bonita, chupala dale.- me puse colorado por la vergüenza, pero sabia que el tenia razón, moria de ganas de metérmela en la boca y sentir por primera vez el sabor de un verdadero hombre. Porque eso era para mi Jorgito. Ya no era un niño, ni un pequeño cabron, era un hombre, un poderoso hombrecito, y yo su putita. La tome por la base, pero el me inidco hacerlo sin manos. Al no estar ciento por ciento erecta, tuve que buscar su cabeza con mi boca. Cuando finalmente la encontré comencé a succionarla hacia el interior de mi boca. Mi pitito hacia fuerza por escapar y mi corazón se salía de mi pecho. Estaba metiéndome la verga de mi corneador en mi boca, como buena putita y sin usar mis manos. Cuando finalmente lo logré, comencé a pasarle la lengua lentamente desde mis labios hacia el interior de mi boca donde se ocultaba su enorme cabeza. Mi lenguita recorrió con fuerza su largo y comencé a sentir realmente su sabor a macho, y a entender porque a mi novia le gustaba mas Jorgito. Yo era un bebito al lado suyo, y el era un dios del Olimpo. Su gusto a hombre comenzó a invadirme al igual que su olor. En el preciso momento en que mi lengua comenzó a envolver su cabeza, (y Jorgito a lanzar un suspiro de placer) el timbre sonó. Por el tremendo susto que sentí, saque de mi boca aquel pedazo de carne y me aleje mirando al piso. La reacción de Jorgito no se hizo esperar, me tomo del cabello levantando mi cara, y con su mano libre me puso un fuerte cachetazo. – quien te dio permiso para dejar de chupármela putito?- grito enojado. Yo solo podía balbucear perdones y lamentos, sin levantar la mirada. – anda a abrir la puerta mariquita!!!! – siguió gritando. Yo dude varios segundos, moria de vergüenza y humillación al imaginar que alguien pudiera verme así, vestido de nena y con la cara roja por el cachetazo, mientras Jorgito aparecia desnudo detrás de mi, y tania semi desnuda y exitada. Finalmente, entendí que lo mejor era no enfadarlo mas. Me levante y fui hacia la puerta.
Tire del picaporte, con la mirada al piso para no tener que cruzar miradas en mi estado. Lo que vi fueron dos pares de piernas flaquitas y lampiñas. – y esta nena quien es? – escuche decir a una voz finita, aniñada. Cuando escuche que Jorgito me presentaba, levante la mirada dando educadamente las buenas tardes. Me encontré con dos niños idénticos, flaquitos, rubios y de ojos claros. No tenían ni un vello en todo el cuerpo salvo en la cabeza. Los adivine varios años menores que Jorgito, lo cual me hacia sentir aun mas humillado. – hace una reverencia, que son mis primos y les debes obediencia marica!- dijo Jorgito desde atrás. Cuando voltee a mirarlo, se encontraba aun desnudo, manoseando la cola de Tania, que se encontraba casi desnuda y visiblemente excitada. Ante tamaña situación, solo atine a obedecer. Me tome la falda con los dedos, y me agache levantándola, al ritmo del “buenas tardes señoritos”. Pude notar que me había excedido en educación cuando escuche las risas de ambos y uno pregunto – quien es este putito Jorge? Y que tiene puesto en la verga?- las risas de Jorgito y tania estallaron divertidas mientras mi cara enrojecía. – este putito es el novio de Tania, se acuerdan que nos habíamos separado? Bueno, este imbécil estaba saliendo con ella y no fue lo suficientemente hombre para satisfacerla, y ahora esta pagando por ello, es algo así como el perrito de Tania. Eso que tiene en el pitito, ya que no se lo puede llamar verga, es un cinturón de castidad. Ya que no puede satisfacer a Tania tampoco podrá tener satisfacción el! Eso no permite erecciones y mucho menos masturbaciones y orgasmos – explicó mi corneador mientras yo miraba el suelo casi llorando. Ambos niños rieron a carcajadas y me dedicaron insultos y vulgaridades.
- Yo estoy muy caliente! – comenzó a decir Jorgito – así que si me disculpan me voy a coger a esta putita linda a mi habitación. Siéntanse como en casa, esta putita esta a sus ordenes!
Dijo entre risas mientras se retiraba con Tania. A esta altura, ella se encontraba en bombachita y parecía no importarle. Es mas, parecía disfrutarlo, ya que se dirigió a la habitación moviendo ese precioso culazo, disfrutando de las nalgadas que le propinaba Jorgito.
Así me quede yo, vesitdo como nenita y mirando al piso mientras dos niños atrevidos se reian de mi. Yo estaba navegando en mis pensamientos mas profundos, que me avergonzaban de sobremanera, sobretodo porque me daba cuenta que había sentido lastima cuando sono el timbre, mas lastima que miedo. El miedo era a ser visto en esa situación, pero la lastima era por no haber podido disfrutar el sabor de la vergota de Jorgito en mi boca.
- Ey marica! – me despertaron de mis sueños los llamados de aquellos niños – nuestro primo dijo que estas para servirnos, así que empeza.
Mi primer reflejo fue el de arrodillarme y bajar la mirada, como una buena sirvienta sumisa. Aquella posición tenia la ventaja de impedirme mirar a los ojos de aquellos niñitos. Mirando sus pies pude ver como sus pantalones caian al suelo, se estaban poniendo comodos los malditos. Sus voces dominantes me hicieron levantar la mirada y pude ver a ambos de pie , mirándome desafiantes y divertidos, ya sin pantalones. Usaban calzoncillos slips, y tenían un bulto considerable.
- Primero veni a presentarte como es debido – dijo el que tenia el cabello mas largo – y luego vas a prepararnos algo para comer!
Se puede decir que ya estaba entrenado en el arte de ser sumiso, ya que ni siquiera amague a ponerme de pie. Me dirigi hacia ellos en cuatro patas y me arrodille a sus pies. Sus risas e insultos eran constantes. Con toda la vergüenza del mundo dirigi mis manos hacia el primer slip y lo baje lentamente. Ante mi se disparo una verga de tamaño considerable, sin pelos. Me quede contemplándola unos segundos. Mi corta experiencia solo me había permitido conocer de tan cerca la verga de Jorgito, y esta era muy distinta. Se veía casi tierna, lampiña y jovencita, de piel clarita y una cabeza rosada que asomaba y birllaba con una gota de liquido preseminal. Me sentí mal conmigo mismo al darme cuenta que me estaba exitando esa verga, que a pesar de su juventud era mas grande que la mia, cuando las palabras “dale putito” me hicieron reaccionar. Tome ese pedazo de carne semierecta entre mis dedos, jalé su piel hacia atrás y libere así una linda cabecita rosada y brillante, a la cual acerque mi boca y con mucha humillación regalé un beso cariñoso que esperaba dejara contento a mi amo circustancial. Cuando despegue mis labios, un hilo de liquido continuo uniendo la verga con mi boca, hasta que el dedo de aquel niño lo recogió desde su miebro y me lo pego en mi cara entre risas. Solo pude bajar mi mirada para ocultar mi cara enrojecida por la humillación, y pronuncie las palabras “buenas tardes amo, soy su putita, estoy a su servicio”. Me dispúse a hacer lo mismo con mi otro nuevo amito, pero este me interrumpió cuando puse mis manos sobre su ropa interior. – con la boquita, marica! – dijo en tono seco. Me resigne. Acerque mi boca a su entrepierna y mordí el elástico de su slip. Comencé a bajarlo por sus piernas, su verga, mas dura que la anterior, salió como resorte pegándome en la cara. Escuchando sus risas continue con mi tarea, baje el calzon hasta sus tobillos y repeti la operación anterior. Luego me dirigi a la cocina a prepararles algo.
Cuando regrese los encontré tirados en el sillón, desnudos ambos, mirando una película porno y riendo. Me oyeron llegar y comenzaron a silbar y aplaudir. Les entregue una bandeja con sándwiches, y cuando me disponía a arrodillarme me ordenaron permanecer de pie.
- Estas muy bonita así vestida corazón, desfila para nosotros –dijo el mas atrevido, que llevaba el cabello mas largo que su hermano.
- Dale putita, hacelo con ganas.
Comencé a hacerlo muriendo de humillación, e intentando obedecer sus ordenes como la de menear mas la colita, meterme los dedos en la boca e incluso quitarme la ropita. Quede bailando desnudo, mientras ellos se reian a carcajadas del tamaño de mi pitito, y del hecho que estuviera encerrado. Eso era, según ellos, lo mas triste y lo que mas putito me hacia, haber sido despojado de mi masculinidad, y sabiendo que la llave la tenia el niño que me hacia cornudo. Cuanto mas los escuchaba, mas me daba cuenta que tenían razón. Mientras Jorgito se cogía a mi Tania y yo escuchaba sus gemidos, las llaves de mi liberación colgaban de sus cuellos, y ahí estaba yo, desnudo delante de dos niños con mi pitito aislado y con todo tipo de placer anulado. Lagrimas comenzaron a caer por mi rostro, aunque no detuve mi baile. Comenzaron a reir mas fuerte cuando notaron mi llanto, y me hicieorn acercarme. Me detuve de pie frente a ellos, y a su orden, abri mis piernas. Ambos comenzaron a juguetear con mi pitito y a hacer comentarios maliciosos que les causaban carcajadas. Mi desespereacion y dolor iba en aumento a medida que mi pitito intentaba reaccionar a sus caricias y jugueteos. Esto solo les causaba mas gracia. Pronto ellos mismos comenzaron a exitarse y a profundizar sus caricias, que se expandieron también a mis huevos y a mi culo. Al cabo de unos minutos ellos se encontraban de pie y yo había sido arrojado contra el sofá, aplastando mi pito contra el tapizado y exponiendo mi culito ante ellos. Sentía las nalgadas de ambos, mezcladas con las risas y los insultos que vociferaban con odio y calentura. Obedeciéndolos, yo continuaba meneándolo mientras recibia el castigo. A su vez, el meneo me provocaba un roze constante contra el sofá que me volvia loco, pensé que los huevos me explotarían. Pronto comencé a sentir como sus dedos se introducían en mi ano, y risitas se generaban ante mis quejas.
Manos apretando mis huevos, manos nalgueándome, dedos penetrándome, era un combo explosivo que me estaba volviendo loco de exitacion y humillación. Yo continuaba meneándome y agradeciendo el castigo. Fue cuestión de minutos para empezar a sentir como las nalgadas eran reemplazadas con vergazos que dolían de la misma manera. Sus vergas azotaban mi culo y ocasionalmente mis huevos, y yo era obligado a agradecer y pedir mas. Me sentía lo mas bajo del planeta recibiendo ese maltrato de parte de dos niñatos en aquella situación, pero verme obligado a agradecer y a pedir mas con frases como “por favor, péguenme mas fuerte, me encanta ser su putita” o “quiero sentir esas vergotas mas duro!” me hacían sentir mucho pero mucho peor.
Cuando se fueron aburriendo de aquel castigo, uno se puso delante mio y acerco su verga a mi cara. – besala bonita, quiero sentir esa lengua – me ordenó, manteniéndola a cierta distancia. Le causaban mucha gracia mis esfuerzos por obedecerlo. Estiraba mi cuello, sacaba mi lengua lo mas posible, hacia lo mejor que podía, pero solo lograba rozar su pito para que el lo alejara nuevamente y continuara insultándome y ordenandome chupársela. Que putita sucia me sentía buscando tan desesperadamente su verga con mi boca!
Finalmente su exitacion pudo mas y tomandome del cabello me la introdujo completa en la boca, hasta la garganta. Su violencia era algo nuevo para mi, me estaba cogiendo por la boca mientras su hermano gemelo no paraba de meterme dedos, darme vergazos e insultarme. Bajo estas circustancias hice lo mejor que pude, hasta que el se tranquilizo y me dejo chupar con mas comodidad. Fue un alivio, y me permitió esmerarme para demostrarle que buena putita podía ser cuando no eran agresivos conmigo. En aquel momento también cesaron los vergazos, y comenzaron suaves caricias sobre mi ano. Comencé a preocuparme (aunque sin detener mi chupada) cuando sentí saliva cayendo sobre mi agujero mas intimo.
Sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, la cabeza de su vergota se posó sobre mi ano, y lentamente comenzó a hacer fuerza para ingresar a mi interior. Mis lagrimas comenzaron a caer a mares, y aun con una verga en mi boca, intentaba pedir por favor que no lo hicieran. Todo lo que recibi fueron burlas e imitaciones sobre como sonaban mis suplicas, “mmmgggfavorr, ggfavor!!” además de alguna que otra cachetada y varias nalgadas y apretones de huevos.
Sentí que mi ano cedía, y aunque no sentía su verga en mi interior aun, notaba como su cabeza ya era abrazada por mi cerradito ano. Mis lagrimas ya eran de resignación. Resignación a ser violado por dos pequeños niñatos que llevaban toda la tarde haciendo conmigo lo que querían. Resignación a recibir una lampiña verga adolescente en mi virgen colita, mientras una verga idéntica llenaba mi boca y el culo me ardia por las nalgadas. Resignación a sentir mis huevos llenos y adoloridos, y mi verga intentando explotar dentro de un cinturón de castidad. Cuando me disponía a dejar de llorar y aguantar la enculada como una buena putita, escuche como se abria la puerta de la habitación.
-que están haciendo? – vociferó Jorgito, a quien pude ver aparecer en el living, en pelotas y bamboleando un inmenso rabo semidormido.
-me lo iba a coger primo, como dijiste que era nuestro yo….
-vos nada! se los deje como putita, pero ese culito lo voy a romper yo antes que nadie! Me lo voy a coger bien cogido y delante de su novia!! Ahora terminen como tengan ganas y vayan para su casa, que mañana están invitados a ver como me cojo a esta mariquita!
Se me helo el corazón del miedo ante estas palabras. En el medio de mi paralisis por el miedo y la desesperación, sentí como mi cara y mi boca, y mi ano y mis nalgas, eran bañadas en leche tibia al unisono. Sus gemidos de placer se mezclaron con violentos insultos. Comenzaron a refregar sus vergas por mi cuerpo, embarrando bien su leche en mi cara, en mi boca, en mis nalgas. Eran dos animales salvajes. Tuve que lamer sus vergas en esa misma posición hasta que estuvieron limpias. Luego de esta humillante tarea, y después de algún que otro escupitajo que cayo en mi cara, los niños comenzaron a vestirse. No me atrevía a moverme, y solo podía ver frente a mis ojos la dormida verga de mi corneador Jorgito, que me miraba desde arriba. Cuando pude conectar con sus ojos entendí todo, y suvamente estire mi cuello y busque con mi boca la cabeza de aquel trozo de carne. La introduje en mi boca y pude sentir el sabor tan delicicoso de la conchita de tania. Volvi a llorar. Jorgito reia mientras me contaba como me iba a coger al día siguiente, como me iba a transformar definitivamente y para siempre en una putita deseosa de verga. En el fondo pude ver como tania, desnuda, reia ante las palabras de Jorgito, y como se tocaba su conchita y luego se llevaba los dedos a la boca, repetidamente.