Te amo, me amas

La muerte de un ser querido, puede ser también oportunidad para confirmar un sentimiento.

Te amo, nos amamos.

Uno

Vestida de negro te encuentras, compungida del dolor, dolida por la terrible pérdida, al pie de la tumba de tu esposo, mi hermano. El sol ya cae y las sombras de la noche se tornan aliadas en contra de tu fortaleza y a favor de esta terrible soledad que nuestras almas sienten.

La compañía de los deudos parece no sincera, todos los rostros se ven ajenos, sus ocasionales lágrimas se sienten fingidas, es verdad no comparten nuestro sentimiento; es verdad, estamos solos, solos los dos, solos contra el mundo y la fatalidad: yo, el hermano menor del difunto, tú, su adorada esposa, su fiel compañera.

A punto de desfallecer te siento, presuroso te ofrezco mi brazo derecho, tus frágiles manos al asirse, me transmiten la desesperación del náufrago en busca de la salvación ansiada, tu cuerpo busca cobijo y sin demora te lo ofrezco. Tu proximidad me cae bien, me identifico con tu dolor en forma plena y me fortalezco….. y enciendes en mí una vez mas la llama, aquella que desde tiempo atrás siento.

Siento brotar en cada sollozo el calor de tu cuerpo, que se transmite como una ráfaga en el mío. Cada sollozo acompaña un estremecimiento y cada uno de ellos es energía pura que inunda mi cerebro. En cada latido de tu dolido cuerpo, deseo febrilmente estrecharte y mostrarte mi leal apoyo……. Mi protección sin condiciones.

Te veo de reojo, toda de negro, el rostro cubierto por el velo de la muerte que maximiza tu singular belleza, tus bien cuidados dedos, manejando nerviosos el maltrecho pañuelo, tus castaños cabellos luchando con el estricto luto y con el viento. Tus labios carmesí en el vano intento de retener el llanto…. Tus hermosos ojos que a través del delicado velo fugazmente me miran y percibo en ellos un brillo intenso, una luz que con magia me atrae….. hacia la vida, porque es la luz de la vida.

Se ha dicho la última oración, el último discurso, el último adiós. La última rosa roja ha sido depositada por tus manos sobre la tumba del ser que amas, de tu esposo muerto. Damos una última mirada juntos, es la final despedida, mientras partimos rumbo a la casa, antes de ustedes…. ahora la nuestra.

Dos

Sobre la cama tendido, aún con el traje negro puesto, mi cuerpo reposa en el dormitorio que está junto al tuyo. Los acontecimientos así de agolpados no me dieron tregua, pretendo entender lo sucedido, es verdad, ahora mas que nunca, aún ya muerto, él de ti me separa, por la inmensa tristeza que te embarga y que a tu corazón no da descanso.

Del otro del otro lado de la ,pared físicamente te encuentras, pero tus sentimientos te llevan muy lejos, donde no logro alcanzarte. La muerte del ser que mas amaste, de tu eterno compañero nos separa y sé que no siento lo que tú sientes. Los dos lo queríamos, tú porque fue el hombre que te despertó al amor y con el quien formaste una familia, sin la bendición de los hijos por desgracia. Yo, el hermano menor desvalido que a la pérdida del padre, recibió fraternal acogida y protección sincera.

La noche es plena, la soledad también. Las ideas se agolpan, todo es confusión, siento tus sollozos, tus gemidos de dolor y consolarte no puedo. Sufres su partida y sufro con mi conciencia. En mis pecaminosos deseos, contaba también con su partida, lejos, muy lejos, incluso donde se esconde la muerte.

En mis largas noches de insomnio, en mis largas jornadas de tristeza en mi lecho, rodeado de mi soledad y de tus terribles jadeos, tus frágiles gemidos, tus incontables suspiros y tu tremendo placer; al hacer el amor con tu marido, mi hermano……. Arrepentido confieso que su muerte he deseado……pero no fue un deseo tan cruel, no calculé tu dolor, se me fue la mano. Murió enfermo, es mi único consuelo.

Ahora lloras amargamente, siento que el deber me llama, algo debo hacer… ¿pero qué?, ideas no tengo. No encuentro siquiera palabras, ni ademanes inventar puedo. Estoy vacío, no tengo edad para esto, no sé consolarte, mentirte no pretendo. No es cierto que sufrimiento similar me embarga, confesarte quiero que mi amor por ti deseó este momento. Pero tengo ese argumento: era por amor.

Nervioso me incorporo, me dirijo a tu dormitorio, silenciosamente abro la puerta: tendida estás, dándome la espalda, tu rostro perdido entre tus manos, el frágil velo ahora abandonado, tu pelo alborotado sobre las almohadas, el elegante vestido negro un tanto suspendido, dejan libres tus hermosas piernas cubiertas por las finas medias de seda. La posición de tu cuerpo me deja ver lo que mas anhelo: tu hermoso y protuberante culo en la posición de "indefenso", sacudiéndose levemente al ritmo de tu llanto impreciso.

Perdóname Dios mío, imploro angustiado, perdóname por desearla ahora y haberla deseado siempre. Piedad por este sentimiento malsano que me tiene dominado, misericordia por este infeliz pecador que ha caído en las fauces del deseo, del deseo de lo prohibido, de la mujer de su hermano. Perdóname tú mi reina por no respetar la intimidad de tu dolor, por entregarme a mis deseos e irrumpir en medio de tu llanto…… en busca de mi satisfacción. Entiéndalo todos de una vez: no es simple deseo, es amor sincero.

Tres

Han pasado ya dos meses que parecen siglos. Las jornadas son largas, las noches insufribles. Los momentos a solas impensables, tu condescendencia imposible.

Atrás han quedado los recuerdos de tus largas faenas de sexo con tu esposo: Al despertar para despertarme, al mediodía para confundirme, por la tarde para desesperarme y por las noches para despedazarme. Y en cada encuentro, tu fogosidad por delante, tus impulsos, tus deseos, tus jadeos, tus gritos, el ruido de tu cuerpo entregándose íntegro, tus pedidos de mas sexo, tus gritos del "ya casi", en fin tus incontables orgasmos.

Y en cada mañana, cada tarde y todas las noches, mi complicidad, mi respeto, mi resignación, mi bronca por no ser el dueño, mis deseos reprimidos al extremo del dolor agudo y mis pajas en silencio, acompañadas por el delirio de tus jadeos y coronadas por el ardor de tu deleite.

Pero eso es el pasado, el presente es distinto…..Una mañana de tantas, tímido me animo a pedirte que hablemos. Serena me contestas, que sí es posible, la curiosidad te inunda. "No es nada grave", te digo aún temeroso. Es simple: afrontar la vida a pesar de lo que perdimos, con valentía compartir la tristeza, de juntar fuerzas y vivir el futuro, es lo que siento.

Vuelven los recuerdos, de los días felices, de las tardes felices, solos tú y yo compartiendo las labores de casa mientras él (tu esposo) trabaja. Las faenas en el jardín, cuidando las plantas, tu cuerpo inclinado sobre el césped, tus cortitas faldas, tus hermosas piernas luciéndose ante mi mirada, tus diminutos calzones cubriendo aquel tesoro deseado. Tus turgentes senos sin protección del corsé al vaivén de tus habilosas manos, tus pezones duros del contacto directo con tus ropas, tu hermosa cabellera sobre tu arqueada espalda, tus labios, tus blancos dientes, tu jugosa lengua, tus brillantes ojos a manera de esmeraldas. Tu redondo culo sobresaliendo de todo y brindándose indefenso, rendido ante mi dura verga…. Pero claro, no es nada mas que un sueño.

Cada movimiento, cada gesto, cada cuidado y cada descuido por mis ojos aprovechados. Mientras soñaba tener tu cuerpo, mientras anhelaba tener tu alma y mientras deliraba con hacerte mía, mientras por tener tu culo por mi verga penetrada, me perdía en el abismo, de mis deseos.

Es eso lo que mas extraño, nuestra vida rutinaria. Tú como ágil danzarina por mi alrededor brincando, yo como perro guardián celoso cuidando de aquello que sé no es mío, pero que lo siento mío, aunque cuando llegada la noche, me demuestres lo contrario, al entregarte ansiosa a él, mi hermano.

Pero los tiempos han cambiado, la situación es contrapuesta, no hay risas, ni alegría, ni brincos durante el día. Y durante la noche, no hay gozo ni deseo satisfecho. Todo es silencio durante el día y llanto por la noche.

Apesadumbrada pasas por mi lado, vistiendo tu luto obligado. Pero la naturaleza no puede con esta farsa. Tus movimientos son sensuales, tu belleza indomable, tus ojos que brillan detrás del dolor, tus senos que brincan detrás de la oscura ropa, tus piernas que ágiles se mueven de un lado para otro, dejando en el camino una estela de deseo contenido, tu cabellera suelta en la espalda y tu hermoso culo que ni el mas estricto luto disimular puede su sensual meneo que hacia él me jala.

Curioso atisbo a la hora de dormir la siesta o antes de ir a la cama, a través de la puerta entreabierta de tu solitaria alcoba. Siempre triste, siempre sollozando, siempre de espaldas, siempre ofreciendo tu culo a este pobre pecador, siempre jugando con la lucidez de mi mente…… me arrastras tras el pecado, cual dócil cordero rumbo al sacrificio.

Cuatro y último

Sobresaltado despierto en medio de la oscuridad de mi alcoba, otra vez tus gemidos. ¿Otra vez tu llanto acaso?. Sigiloso me dirijo a la puerta de tu dormitorio, sigiloso logro abrir la puerta sin seguro. Oscuro el ambiente, oscura tu ropa, oscuro tu rostro, oscuras las medias de seda que tus piernas cubren, oscura tu arremangada falda larga, oscuro el pelambre de tu cocho que sensualmente acaricias con ambas manos.

Mi cuerpo entero de miedo y deseo tiembla, mientras observo al tuyo dar vuelta en la cama, dejando a mi sacrílega vista tu hermoso culo en el sensual movimiento, simulando un mete y saca, con la lujuriosa zanja en el medio de tus blancas nalgas, por ratos abierta y por otros cerrada; a veces arriba y a veces abajo, abriendo las piernas para dejar ver tus ansiosos dedos tu cocho acariciando… y de repente, un último envión hacia el encuentro del placer buscado, un último impulso hacia la verga imaginada, tu culo muy cerca de mis ansiosos ojos, pero mas cerca de la verga figurada.

En silencio me alegro, en silencio mi solidaridad florece, en silencio observo, en silencio me retiro para hacerme una silenciosa paja. Respetando tu intimidad al milímetro, pero sin poder evitar la imagen de tu rostro mientras acaricio el tronco de mi verga, tus turgentes senos al sobar mis peludas bolas, tu hermosa concha mientras espero el chorro de mi semen expulsado y …… la voluntad me traiciona mientras en medio de violentas empujadas, dejo escapar en forma involuntaria, tu nombre mi amada.

Me abandono a la autocomplacencia, confiado en que la puerta está asegurada, pierdo los recatos, pienso en tus batientes senos, en tu jugoso cocho prisionero de tus propias manos, en tu pecaminosa mirada, en tus labios que dicen que "me amas"……. Y en medio de gritos te digo que también "te amo", que estoy loco por hacerte mía y solo mía (ahora que no hay obstáculos).

Y por fin, con la imagen de tu hermoso y blanco culo que caprichoso viene hacia mi y se me escapa, ahora no en pos de la verga imaginada, sino en procura de mi dura y latiente verga, de mi miembro que en verdad es tuyo; recibo el ardiente chorro anhelado, sin evitar que una vez mas tu nombre escape de mis labios, tu lindo nombre mi amada.

Una fugaz sombra se aleja de mi ventana….. "que descuido, las cortinas"…… siento apenas audibles pasos en el pasillo camino de tu alcoba, siento la puerta tras de ti cerrase, ……. Nuevamente "que descuido": sé que me observaste disfrutando.

Amanece y nos levantamos muy temprano. Es otro día pero no como los de siempre. Un ambiente de complicidad extrema se siente en el aire. Sé que me viste (y me avergüenza), pero también te vi (y es mi consuelo).

Las tareas de la casa de pronto de avivan, vuelve tu alegre ir y venir por toda la casa, me preparas un desayuno de esos de ensueño, me animo a sugerirte cambios en tu alcoba, "para que a olvidar te ayuden". Muy animada participas y nos dedicamos a los arreglos y cuidados del lugar donde duermes, donde sueñas.

Preparas un delicioso almuerzo y también me involucro, veo que llevas un hermoso delantal de colores sobre el estricto luto, te imagino con el mismo delantal pero sin nada mas encima y me entusiasmo nuevamente (y mi miembro también se entusiasma). Imagino tu hermoso culo sin ninguna tapadura y sin nada que te proteja de mi bestial arremetida y me falta el aire.

Por la tarde y como no ocurría desde hacen tres meses, al jardín retornamos. Esta vez tu vestimenta es diferente, aunque mantienes el riguroso negro, vistes unos pantalones de licra muy ajustados y me regalas con el mas bello espectáculo, tu cuerpo de rodillas sobre el césped, dando cuidado a las flores, tus espaldas levemente arqueadas, tus senos colgando muy difícilmente sujetados y tu hermoso culo sobresaliendo de entre todo.

Me pongo en mejor posición para deleitarme, y veo entre tus piernas, tu hermoso y abultado cocho que emerge cual almeja ahora completamente negra, por el luto que conservas.

Por la noche, te propongo preparar yo la cena y me complaces. Juntos en la cocina, nuestros cuerpos encontrándose a cada rato, nuestros nerviosos alientos que se confunden, nos llevan a una especie de vida en la muerte, del amor en medio del pecado, de las ansias en medio del miedo. La mesa está hermosamente decorada, no falta el candelabro con la velas de rigor. Silenciosos cenamos, mientras una romántica música por ti elegida llena el ambiente. No nos dirigimos palabra, en silencio disfrutamos.

Hay vino, del tinto por las circunstancias, te propongo un brindis "por un nuevo comienzo" y te sonrojas. Y me animo: "Por los dos y por nuestro futuro", te digo y me miras mas nerviosa; "porque me des la oportunidad de llenar el vacío que ahora sientes", te digo, y bajas la mirada mientras una lágrima traicionera se te escapa.

Sin levantar la mirada me tomas de la mano y de la mesa te levantas. Mis tiernos 18 abriles perecen ante tus 34 expertos años. Me dejo llevar al sacrificio, sin mirarte a los ojos, sin decir palabra, para no entorpecer el mágico momento. Enfilas los pasos hacia tu alcoba, aquella que por la mañana preparamos, cerrar la puerta tras de nosotros intento, me lo impides y la dejas completamente abierta, no dices nada mas entiendo: "no hay nada que esconder, nadie que nos mire, nadie que viva para ser obstáculo: para amarnos".

Me dejas sentado sobre la cama, silenciosa te diriges hacia el vestidor y al cerrar la puerta corrediza tras de ti me diriges una mirada y entiendo…..Solo atino a recostarme, nervioso espero a que tú salgas. Vestida de negro apareces, hermosa seda cubre tu dolido cuerpo, pero tu alma es blanca, blanca como en el altar, blanca y pura para mí, para tu dueño.

Me ayudas a quitarme la ropa, toda de un solo esfuerzo, descubres las sábanas y me ordenas recostarme. Haces lo mismo a mi lado, te apoderas de mi miembro que está listo para la lucha, me acaricias lentamente y siento que me amas…."te amo" me dices precisamente. Respondo con un beso y fundimos nuestros cuerpos en la caricia mas esperada, por largos años.

Entreabres las piernas y me invitas a penetrarte, dudo, tengo una mezcla de temor y de deseo. Temor por el muerto tan reciente y deseo, deseo ardiente de incursionar en tu bello cuerpo y hacerlo mío, mío de veras y mío e una vez por todas, ¡¡¡¡Mío a todo grito!!!!

Mi instinto puede mas que nada, beso tus labios, tu cuello, tus turgentes senos, tu ombligo, tu cintura y decidido me dirijo a tu peluda concha donde me pierdo mientras tú, al borde del éxtasis suspiras.

Saboreo ese tesoro, mi tesoro, ahora mío ya que no es de nadie, solo mío. Exploro su interior con mi tímido dedo y te estremeces del puro gusto. "Hazme tuya", me ordenas y me apresto a cumplir tu deseo. Siento un tono autoritario en tu pedido y me gusta, me traes a la memoria las órdenes tajantes de mi madre al imponerme algún castigo producto de mis travesuras de niño y, con mayor convencimiento obedezco.

Verificas si mi verga está lubricada y la acaricias otro tanto y la diriges hacia tu oscuro hueco, y me dejo llevar arrastrado por esta vorágine del pecado. Te penetro, una y otra vez, gozo de tu cuerpo, de tu concha peluda que me aprisiona entre gritos, de tus batientes senos que se mueven a mi entero capricho. De tu hermoso rostro ahora poseído del mas sublime gesto de placer, de tus hermosos ojos que de vez en cuando me miran y parecen quemarme, en fin de todo tu cuerpo que ahora estoy convencido: ya es mío.

Te estremeces, te desesperas aumentando el ritmo de tus movimientos, gritas mientras tu concha somete a sensual tortura mi verga, gimes como cuando lo hacías con mi hermano muerto, "te amo" me dices y te vienes en un sonoro orgasmo que sabe a gloria.

Me siento hombre y me deleito con tan bello espectáculo. Cesan mis movimientos, guardo silencio y en medio de ese sagrado silencio, respetuoso tu éxtasis observo, y siento que te amo aún mas, porque eres lo que tanto he soñado.

Me invade un tremendo deseo de hacerme dueño de lo más íntimo de tu cuerpo, de lo mas profundo de tu sexo y pienso en tu hermoso culo, del espectáculo que me regalaste anoche, cuando pude ver sus exquisitos movimientos. "Date vuelta" te imploro temeroso de que no te guste, "Si mi amor, te lo entrego" me respondes y con ágil movimiento tu culo me entregas. Te penetro aún de costado y el golpeteo empiezo, ese sonido tan especial llenan mis oídos, mi vientre contra tu culo en franco golpeteo, te estremeces nuevamente, te mueves cual culebra, la del pecado.

Te disfruto al máximo y con un suave movimiento a ponerte boca abajo te impulso. Me obedeces. Te penetro nuevamente en tu ardiente cocho, sensualmente expones tu indefenso culo ante mi viril verga y te disfruto, grito y te estremeces, me vacío en ti y con fuerza empujas para muy dentro recibirme.

Estoy al borde del llanto y mirando para atrás me besas, "te amo", te susurro, "nos amamos" me respondes. "Quiero casarme contigo" te pido entre sollozos, "aún eres un niño" me respondes.

Fin