Taxi..Libre?

Tatiana al descubrir la infidelidad de su esposo decide vengarse de el a toda costa, su oportunidad se presenta con un joven taxista con quien tuvo mucho mas que una mañana de placentero sexo.

Siempre fui una mujer de buenas costumbres, no una monja pero si era una dama. A pesar de ser joven me gustaba guardar la compostura, siempre tratando de guardar las apariencias. Sabía que para todo siempre hay un determinado momento y lugar. Mi nombre es Tatiana y tengo 32 años de edad; mi descripción física: estatura media, cuerpo esbelto, cabellera negra larga y ondulada, piel morena clara, ojos almendra y mi atractivo visual más llamativo: mis turgentes pechos.

Estuve casada por más de 3 años. Rodrigo, mi ex esposo es 4 años mayor que yo, nos conocimos en el trabajo ya que ambos somos publicistas. Llevamos una relación de noviazgo muy larga de casi 6 años todo fue perfecto casi no discutíamos ni tuvimos problemas de ningún tipo. Tiempo después decidimos que era el momento de dar el siguiente paso: unirnos en matrimonio.

¡El primer año de casados fue espectacular! Viajamos mucho, nos disfrutamos. Hacíamos el amor 3 veces al día antes de ir a trabajar, antes de la comida y poco antes de dormir, era maravilloso esperarlo desnuda en nuestra cama y que su mirada tan sensual se posara en mis pechos (la parte de mi cuerpo que más le gustaba) como me tomaba y nos fundíamos en un solo ser…

Esta historia comienza en los últimos años de mi matrimonio, hace exactamente 4 años. En esa época tenía 28 años de edad y atravesaba una situación difícil en mi vida marital.

Los últimos dos años de casada fueron terribles, mas el último año, después de tanto tiempo de trabajar en la misma compañía a Rodrigo le ofrecieron la gerencia de una de las empresas de publicidad más importantes del país, al principio me sentí muy contenta creí que sería el momento de incrementar nuestros ingresos y quién sabe, no pasaría mucho tiempo para poder encargar a nuestro primer bebé.

Pasaron los primeros meses del nuevo trabajo de mi marido, se me hacía muy normal que estuviera fuera muchas horas, que saliera de viaje y se ausentara por días, semanas y meses. Soporté todo eso en silencio por dos años, hasta que un buen día durante el desayuno le dije:

-Cariño mañana es nuestro tercer aniversario ¿Qué te parece si lo celebramos como lo hacíamos antes?

-L o siento Tati, tengo mucho trabajo, pero después de que pase lo de la campaña de lencería italiana te prometo que te llevaré de viaje a las Islas Caimán será mi regalo de aniversario ¿Te parece bien?

-Yo no quiero ir de viaje…

-¿Ah? Pero si hace poco era lo que más deseabas ¿Qué pasa entonces?

-He cambiado de parecer, ahora quiero otra cosa.

-Muy bien, ¿dime que es lo que quieres? Te daré todo lo que desees, mi vida.

-Quiero tener un hijo.

Rodrigo guardó silencio un momento, su semblante cambió a uno más duro, yo no sabía qué hacer ni que decir hasta que fue el mismo quien rompió tan desagradable momento:

-Es muy pronto para tener un bebé, querida.

-¿Muy pronto? ¡Rodrigo llevamos 3 años de casados! Cuando iniciamos nuestro matrimonio dijimos que encargaríamos un bebé en cuanto estuviéramos bien económicamente, ahora lo estamos. En lugar de gastar tanto en un viaje, deberíamos planificar nuestra familia, quiero ser mamá.

-Mi vida, yo se que dijimos eso y no te estoy diciendo que no lo vamos a hacer, es solo que ahora yo estoy muy ocupado con lo de la campaña, ¿dejemos que termine,  quieres?

-No te comprendo Rodrigo, de verdad, no sé por qué dices eso, no serás tú quien estará con la barriga, el que me embarace no interferirá con tus planes de trabajo ¡Eres un egoísta!

En ese momento me levante furiosa del comedor y me encerré en la recamara, estaba destrozada. Mi sueño más grande era ser mamá, tener un hijo del hombre que amaba ¿acaso era mucho pedir? En ese momento el móvil de Rodrigo anunció que estaba recibiendo un mensaje de texto, tome el aparato y revisé dicho mensaje: Bebé, te espero en mi departamento a las 8 me muero de ganas por volver a estar contigo, besitos. Tuya Johanna.

Sentí una rabia incontrolable, ¡mi propio esposo engañándome! Salí de la recamara y me dirigí al comedor donde seguía Rodrigo que ni se inmutó. Le arrojé el celular directo a la cara, pero el logro esquivarlo.

-¿Pero qué demonios te pasa Tatiana? ¿Te volviste loca? ¡Estuviste a punto de darme en la madre!

-¡Lo que debería es matarte maldito bastardo!- le dije al mismo tiempo que me le iba encima a cachetadas.

-¿Qué te pasa? ¡Suéltame, estás loca!- respondió Rodrigo arrojándome al  suelo de un empujón. Caí pero me puse de pié rápidamente.

-¡Eres un cínico, desgraciado! ¿O qué? ¿Me vas a negar que te estás revolcando con esa ramera que contrataste para la publicidad de los calzones italianos?

-¿Pero qué estupideces estás diciendo, Tatiana? Estás loca, deja de decir disparates ¿no tienes nada mejor que hacer que estarme jodiendo la vida?

-¿Joderte la vida? Si lo que hago es apoyarte en todo lo que has necesitado infeliz y ahora que quiero que tú me apoyes  en esta decisión me das la espalda, ahora entiendo todo ¡Te estás cogiendo a esa puta!

Rodrigo me respondió con una bofetada que hizo que me cayera de bruces al suelo. El golpe me dejó aturdida por un buen rato, sentí que empezaron a rodar lágrimas por mis mejillas y ya no tenía fuerzas para ponerme de nuevo en pié

-Amor, amor perdóname de verdad, no quise hacer eso, ¡pero es que tú me provocaste!- me dijo intentando ayudarme para ponerme de pié.

-¡Déjame en paz maldito hijo de puta! No me vuelvas a poner una mano encima desgraciado- respondí furiosa y a gatas logré ponerme de pie.

-Amor por favor, perdón. Es que tú dices cosas que no son, te juro que entre esa mujer y yo no hay nada.

-¿Sigues queriéndome ver la cara de pendeja verdad? Tu amante te mandó un texto de que te espera hoy a las 8 para coger como unos desgraciados y tu diciéndome que” tienes mucho trabajo” has de trabajar bien duro follándote a esa zorra ¿verdad?

-¡Tatiana ya cállate o no respondo!

-No respondes…a mi no me vas a volver a poner una mano encima desgraciado, porque no me vas a volver a ver en tu puta vida.

Inmediatamente tomé mi bolso de mano y salí de la casa, Rodrigo desesperado  fue corriendo tras de mí gritándome:

-¡Tatiana regresa! ¡Estas casi desnuda, que te pasa! ¡Vuelve aquí en este momento!

Yo no voltee a verlo y le hice parada al primer taxi que vi.

-¡Tatiana te lo advierto!- me amenazó Rodrigo, pero yo solo me limite a voltear a verlo y a hacerle una señal con el dedo medio, y me subí al taxi.

El tipo del taxi arranco y nos alejamos de mi casa, me sentía tan furiosa, tan decepcionada y confundida, necesitaba tiempo para estar a solas y reflexionar sobre lo sucedido, pensar muy detenidamente si realmente valía la pena soportar todo lo que Rodrigo venía haciéndome. Unos minutos después el chofer del taxi me pregunto:

-Disculpe señora, ¿me podría decir a donde quiere que la lleve?

-¡Oh por Dios! Discúlpeme, señor. Es que no se…la verdad, no se a donde ir. Mejor deme un paseo por la ciudad, yo tengo el suficiente dinero para pagarle, así que por eso no se preocupe, por favor siga su camino.

-De acuerdo, como usted guste.

No aguanté más y rompí en llanto, ¡me sentía tan mal! El chofer estiro su mano para ofrecerme un pañuelo, ahí fue cuando pude ver más o menos su rostro: era muy joven, le calculé unos 23 años, blanco, delgado, bien parecido. Tomé el pañuelo que amablemente ofrecía dándole las gracias.

-¿Puedo preguntarle porque está llorando? Oh que tonto…ya se lo estoy preguntando.

-Jeje descuide, pues acabo de tener una discusión horrible con mi marido, le descubrí en una infidelidad, estoy destrozada- volví a llorar.

-Señora, por favor intente tranquilizarse, no vale la pena que se ponga así por culpa de ese hombre que no la valora.

-Tiene razón, no vale la pena- miré hacia el espejo retrovisor y me encontré con su mirada, ¡tenía unos ojos preciosos!  Grandes, y expresivos, color miel, unas pestañas largas y rizadas, el rápidamente apartó la vista y miro hacia adelante, yo me deslicé en el asiento para sentirme más cómoda.

Inconscientemente entre abrí un poco mis piernas mientras miraba por la ventana, los arboles que parecían moverse, estaba haciendo mucho viento esa mañana.

-¿Ya se encuentra mejor?- me dijo el chico con un tono de voz muy dulce.

-Sí, creo que sí, disculpe la escenita, no quiero arruinar su mañana con mis problemas

-No diga eso, si en algo la puedo ayudar solo dígamelo- contestó al mismo tiempo que sonreía, sentí que me derretía y le devolví la sonrisa.

Entonces pude notar por el retrovisor como la mirada del muchacho se dirigía a mis piernas, y en ese momento caí en cuenta de que había salido de casa ¡en camisón! El que traía puesto era uno muy sexy, casi transparente, que dejaba entre ver mis senos sin sujetador. Me quedé inmóvil unos segundos y después volví a ver por el espejo, el chico seguía contemplando mis piernas.

Sus miradas eran lascivas, cargadas de deseo y sensualidad, sentí como mi tanga se iba empapando cada vez mas….miles de pensamientos me atacaron en ese instante, ¿Qué me estaba pasando? Me estaba excitando con un hombre que no era mi esposo, ¡pero qué más da! Rodrigo me había sido infiel quien sabe por cuánto tiempo, y lo único que podía quitarme este coraje que sentía era pagándole con la misma moneda.

Seguí notando su mirada, y entonces abrí mis piernas de par en par. Pude ver que puso los ojos como platos, al observar mi tanga empapada, a continuación le dije:

-¿Te gusta lo que ves?

El chico no me respondió, estaba anonadado. Decidí darle un poco mas de confianza, me incorporé y me acerque un poco más a él, soltándome los tirantes del camisón para dejar mis tetas al descubierto.

-Dime ¿Esto te gusta?

-Se…Señora por favor cúbrase, alguien podría verla- dijo el joven poniéndose cada vez más nervioso. Me limité a sonreír.

-Vamos, llévame a un lugar lejos de aquí, tengo muchas ganas de divertirme.

-Señora, no sé si sea buena idea…yo, podría perder mi trabajo por esto.

-Tranquilo, no pasará nada que tu no quieras- le dije colocándome el camisón nuevamente- pero tu dijiste que podrías ayudarme en lo que yo quisiera, que solo tenía que pedírtelo- me acerque un poco mas y puse mi mano sobre su polla, sentí que estaba durísima, a punto de romper su pantalón- ¿ves que tu también quieres? Anda..Vamos.

-Está bien señora, lo que usted diga.

-Y deja de decirme “señora” que no soy tan vieja.

-Disculpa, pero no me has dicho tu nombre…

-Mi nombre es Cecilia- mentí.

-Mucho gusto, soy Armando- respondió.

-El gusto es todo mío- le dije al mismo tiempo que me abría de piernas y hacia a un lado el tanga para empezar a masajearme la conchita con mis dedos….la tenia súper empapada.

Armando aceleró de repente y se dirigió hacia una de las salidas de la ciudad a toda velocidad. Su acción me excito de manera impresionante, y comencé a masturbarme con mucha fuerza, cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras introducía dos dedos en mi interior, comencé a gemir y a jadear cada vez más fuerte…

Mi nuevo “amigo” me miraba de reojo a través del retrovisor y cayó en cuenta de que era la velocidad lo que me ponía tan cachonda, pisó el acelerador y tomó la autopista que llevaba a la ciudad vecina. Yo sentía lo rápido que íbamos y no dude en seguir mi faena con más intensidad, ahora me introduje tres dedos en la vagina y comencé a gritar de placer, jamás había sentido algo igual.

Como había cerrado los ojos, solo sentí que el auto se detuvo. Al abrirlos pude ver que estábamos en una especie de terreno verde, no era un baldío ya que estaba lleno de arboles y pasto, era un paisaje hermoso que no pude reconocer, quizá por lo excitada que estaba esos sentimientos que había experimentado me había desubicado por completo. Mire por el espejo y vi sus ojos, destellantes de deseo.

-Ven aquí y tómame- le dije.

Armando salió del automóvil y abrió la puerta trasera, donde yo estaba, entro en el auto nuevamente y por fin pude ver su rostro completamente: parecía un ángel. De repente sentí temor ¿Cómo me había atrevido a hacer algo así? Ni siquiera conocía a ese tipo y ya me había ofrecido a él y peor aún me había tocado delante suyo. Me arrinconé en el asiento y quedé viéndolo un buen rato.

-Cecilia, se que está desesperada, pero creo que lo que estamos haciendo no está bien.

Sentí la madurez de sus palabras, tenía razón. Pero volvió a mi mente el mensaje textual que delataba la infidelidad de mi marido y la rabia se apodero de mí y entonces le dije:

-No importa si está bien o mal, quiero hacerlo ¿O es que acaso no te provoco nada?

-¿Bromeas? Eres una mujer hermosísima, me dejaste sin aliento desde que te vi haciendo la parada….me muero de ganas por…

-¿Por?

-Hacerte mía- me dijo mientras se acercaba a mí y me tomaba entre sus brazos para atraerme a él. Comenzó a besarme despacio muy delicadamente mientras colocaba sus manos en mi cintura, sus besos eran lentos, suaves, deliciosos. Con un ademan me indicó que me sentará sobre él, así que obedecí.

Me coloqué sobre sus piernas, tomé su hermoso rostro entre mis manos y comencé a besarle con pasión, sus manos que estaba en un principio en mi cintura fueron bajando y bajando poco a poco hasta mis nalgas, esas manos tan suaves y tersas se colaron bajo mi camisón y por primera vez tuvieron contacto directo con mi trasero…yo me sentía en el cielo.

Nos besamos por un largo rato, hasta que se me ocurrió que sería buena idea quitarle la chaqueta y la playera que llevaba puesta, me quedé impresionada con el abdomen que poseía mi amante, comencé a besarle el pecho lentamente, pase mi lengua por sus tetillas y su bien formado lavadero. Pero regresé a sus labios, carnosos y sensuales. Sus manos se dedicaron a acariciar mi espalda y mis caderas.

Decidió quitarme el camisón y se quedó un buen rato contemplando mis grandes tetas, cuyos pezones estaban erguidos por la excitación que me estaban provocando sus caricias.

-Eres hermosa, Cecilia- me dijo con ternura.

Comenzó a lamer suavemente uno de mis pezones, sentí su lengua rasposa recorrer primero mi pezón y después todo mi seno, me estremecí y arquee mi espalda, me estaba matando de placer. Repitió el procedimiento con mi otro seno, lamia y mordisqueaba con delicadeza mi pezón mientras con su mano jugaba con mi otra teta.

Me estaba empapando a mil, y en mi coño pude sentir su polla durísima, aprisionada bajo su pantalón. Los lengüetazos que le daba a mis senos me hicieron concentrarme nuevamente en el acto, le acaricie el cabello, de tono castaño y lacio. Finalmente se detuvo y me pidió que me sentara al lado suyo, accedí.

Vi como se desajustaba el cinturón y se bajaba los jeans, llevaba puesto un bóxer blanco donde sobresalía un miembro algo grande.

-Es todo tuyo, hermosa…-me dijo con una mirada cargada de erotismo, una mirada de fuego.

Sonreí y le baje un poco el bóxer, su miembro saltó al instante ¡Casi me pica un ojo! ¡Era enorme! Mucho más grande que la polla de Rodrigo. Comencé a jalarla con mis manos, Armando hecho su cabeza hacia atrás y cerró sus hermosos ojos, yo seguí jalándole la polla cada vez más rápido, se me antojaba tanto que comencé a lamer la cabecita de su pene.

-Owwwwwww- soltó un gemido que me puso más cachonda de lo que estaba- oohh si nena, sigue, ¡lo estás haciendo muy bien!

-¿Te gusta?- le dije sonriéndole, el me miró a los ojos.

-Me encanta- me respondió con una mirada tierna- seguí por favor, bonita.

Me pedía las cosas de una manera ¡tan dulce! Que no podía negarme. Comencé a mamarle la verga cada vez más rápido y sentí como su respiración se agitaba más y más a cada segundo.

-Oh si cariño, mámala, mámala toda, mami ufffff

Cada vez que me decía algo así yo aceleraba mis movimientos la chupaba, la mamaba, la mordía, me quería tragar esa deliciosa polla completita.

-Ufff espera espera, no quiero correrme tan rápido, hermosa ven, ven hacia a mi por favor

Me aproximé a él y comenzó a besarme, me recostó a lo largo del asiento y termino de quitarse el bóxer y los jeans, ahora estaba completamente desnudo. Se colocó sobre mi y comenzó a besarme mas y mas, sentí sus labios recorrer mi cuello, mis pechos, mi estomago y seguía bajando hasta llegar a mi parte intima.

Apartó el tanga que estaba empapadisimo y comenzó a tocar mi cosita muy lentamente y suavecito.

-¡Mmmmmm! Awww..que delicia…tócame tócame así- le dije enloquecida

-¿Así te gusta preciosa?- me contesto mientras seguía frotando mi cosita cada vez más rápido.

-Ohhh así guapo dale un poco más rápido, mmmm que placer!

Armando comenzó a frotarme más rápido aún e introdujo un dedo en mi vagina.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!- solté un gemido tan grande que debió haberse escuchado por todo el lugar

-Ohhh nena que rica conchita tienes, ¿te meto otro dedito amor?

  • Si si si papi méteme otro mmmm que rico me tocas bebé.

Introdujo un segundo dedo en mi interior y comenzó a moverlos rápidamente

-Mmmm mmm mm ooohhh así cariño que delicia!!

-ohhh nena ¿te gusta, te gusta?

  • ¡Me encanta! Sigue por favor.

Pero en lugar de seguir comenzó a lamer mi vagina muy despacito, después pasó toda su lengua por mi coñito, yo no pude resistir y comencé a gritar y a gemir como una puta en celo. No podía respirar, no podía pensar en otra cosa que no fuera el placer que ese hombre me estaba dando. Armando siguió con su tarea y continuó comiéndome el coño cada vez más rico, me lamia el clítoris de una manera que jamás antes había sentido, ni siquiera con Rodrigo.

Me lamia, chupaba, mordía mi clítoris y yo jadeaba, pataleaba del puro placer, le decía “no te detengas, papi, sigue sigue” y él me complacía, eso fue lo más bello, siempre se esmeró en darme placer sin importar nada más…

CONTINUARÁ…