Taxi Libre

Frecuentemente utilizo los servicios de taxis para desplazarme. Y es así como he encontrado todo tipo de ejemplares para tener pensamientos “pecaminosos” durante los trayectos.

Siempre he tenido una fantasía recurrente, no se si a alguno le ha pasado: tener sexo con alguien que te ofrece algún tipo de servicio. Con esto me refiero, por ejemplo a un mesero, al cajero del supermercado, al vendedor de la tienda de ropa, o, mí favorita: un taxista

A pesar de tener 25 años, no me animo a manejar, y frecuentemente utilizo los servicios de taxis para desplazarme. Y es así como he encontrado todo tipo de ejemplares para tener pensamientos "pecaminosos" durante los trayectos

Siempre platico con los taxistas, es como ir al psicólogo, como platicar con tu mejor amigo, puedes decirles todo, además de la ventaja de que probablemente no vuelvas a ver a esa persona en tu vida, y no divulgara nada de lo que le contaste.

Ese sábado fue extraño, agitado, caluroso y lleno de contratiempos. Harto de ese asqueroso día decidí no caminar un paso mas, por lo que me acerque a la avenida y le hice la parada a un taxi. Así conocí a Daniel: 36 años, moreno, ojos oscuros, barba de algunos días, brazos cubiertos de abundante vello oscuro, espalda ancha, piernas fuertes y un muy buen marcado paquete en la entrepierna. Enfundado en una camisa azul de manga corta y unos jeans bastante ajustados se convirtió en la nueva inspiración de mis fantasías. No es precisamente el más guapo, pero tiene ese "algo" que lo hace muy atractivo. Además, después de varios meses de "ley seca" me he vuelto menos exigente (Sin contar que yo no soy ningún Adonis)

Me atrajo desde el primer momento, simpático y amable, una mirada dulce, voz muy varonil, variados temas de conversación y confianza para platicar de todo.

Platicando de una y otra cosa, llegamos a temas personales, el comenzó a platicarme de sus aventuras, y fue entonces cuando me hizo una pregunta incomoda. -Y tu, tienes novia?

Después de unos segundos de incomodo silencio, y sin nada que perder, solo le conteste –No, no es precisamente lo que busco

No le di mas explicaciones, al parecer interpretó mi ambigua respuesta y ahora hizo la segunda pregunta incomoda -entonces, tienes novio?

Ese fue el detonador para iniciar una larga conversación cargada de sus numerosas experiencias sexuales con chicas, siempre reafirmando que el es "muy macho" y que nunca se le había ocurrido tener experiencias con hombres. Aunque mostraba mucha curiosidad acerca de cómo es el sexo entre hombres, cuales son mis posiciones favoritas, que es lo que me mas me gusta hacer, y que me gusta que me hagan. Yo, no tuve mucho de que platicarle, mi experiencia es bastante reducida, pero le hice énfasis en que me encantaría hacerle una rica sesión de sexo oral, a lo que solamente sonrió

Me cercaba inevitablemente a mi destino y le pedí estacionarnos en una calle arbolada cerca de mi casa, en la que hay muy poco transito, lo que nos permitió continuar con la charla, sin interrupciones. Además de que no perdía oportunidad de lanzarle miradas cargadas de lujuria hacia su abultada bragueta y, sin ningún pudor le pregunte que tan bien dotado estaba. El solo me contesto que estaba logrando "encenderlo" y continuó con su relato

Después de tanta charla, yo estaba demasiado cachondo, escuchando detalladamente lo que ese pedazo de macho le hace a sus amiguitas, y decidí hacer algo que en mi vida había intentado antes. Puse mi mano sobre su hombro derecho, y la fui bajando, lento, acariciando, casi saboreado cada centímetro que le tocaba sobre su camisa, bajado despacito por su pecho y su abdomen llegando hasta la frontera que marca el cinturón. Fue ahí cuando reaccione de lo que estaba haciendo, y me detuve, casi esperando un golpe, o un grito, o un reclamo, que afortunadamente jamás llegó. En su lugar, solo una cara de sorpresa, acompañada de una pregunta que no esperaba –Por que te detienes?

Mi reacción no pudo ser más idiota, intente disculparme, explicarle, quería que me tragara la tierra, hasta que él, al ver que no había entendido su pregunta, tomo mi mano y la coloco en su entrepierna, y me dijo –Continua!

Ya no necesitaba más explicaciones, hasta mi lento cerebro entendió esa invitación

Estuve masajeándolo encima de sus jeans algunos minutos y el comenzó a desabotonar su camisa, desabrochar su cinturón y bajar su bragueta. Debajo, un calzoncillo negro ajustado, era la última barrera antes de lo que llevaba minutos esperando. Un pene de buen tamaño (no me pregunten dimensiones) totalmente erecto, curveado hacia la izquierda, con una brillante gota de precum en la punta del rojizo glande. Justo lo que esperaba!!! Lo mire unos instantes y empecé a masturbarlo lentamente y a pasar mi lengua por todas las áreas de piel que estaban descubiertas, desde su cuello, su pecho cubierto de pelo pasando por su ombligo hasta llegar a su enorme pene comenzando a lamerlo desde a cabeza y lamiendo en toda su extensión y llenándolo de saliva. Tenía un sabor agradable, y un olor delicioso. Llegue a sus bolas y comencé a pasar mi lengua sobre ellas. Unas bolas de un buen tamaño, apretadas, casi sin vello, mientras apretaba sus pezones entre mis dedos y

Sus gemidos me indicaban que estaba haciéndolo bien, y metí su pene en mi boca. Poco a poco hasta llegar lo más profundo que permitió mi garganta. El parecía bastante satisfecho, gemía, empujaba mi cabeza hacia abajo y hacia movimientos de cadera. Mientras apretaba mis nalgas por encima de mis jeans, y dándome suaves nalgadas.

Tuvimos un ligero cambio de posición, para que quedara de frente a mi, lo que permitió que bajara sus pantalones a la mitad de sus muslos y así poder devorar su herramienta en toda su extensión, llegando incluso a meter mi lengua entre sus piernas llegando al inicio de sus perfectas nalgas. Así continuamos por un rato hasta que sentí como se le tensaban los músculos de las piernas y se aceleraba su respiración. A pesar de mis protestas saco su herramienta de mi boca y descargo varios chorros de leche que llegaron hasta su pecho.

Nuevamente tomo mi mano para embarrar todo su semen sobre su pecho mezclando con el sudor y la saliva y solo pude saborear un poco de lo que quedo en mi mano. Era un sabor agridulce, agradable

El tiempo había transcurrido casi sin darnos cuenta y tuvimos que despedirnos con la esperanza de volvernos a encontrar para repetir, y tal vez ampliar la experiencia

Tengo que aclarar que gran parte de mi relato, es producto de mi imaginación, algún día espero poder realizarlo, aunque no sea con él… Algún voluntario, cerca de Coyoacán, en la Ciudad de México???

Espero que les haya gustado mi relato y me hagan comentarios. Les envío saludos y un abrazo